Gobierno Martínez Barrio,

          8 octubre 1933 – 16 diciembre 1933.

conceptos clave: Diego Martínez Barrio, Gobierno Martínez Barrio de octubre de 1933, el manifiesto antimarxista de CEDA, Luis Araquistáin, Falange Española, CEDA, Manifiesto de Mola, elecciones de noviembre de 1933,

     Diego Martínez Barrio nació en Sevilla en 1883. Era masón, Gran Maestre de la Masonería Española, con el sobrenombre de Vergniaud, el girondino que dijo “antes la muerte que el crimen”. En 1903 entró en Unión Republicana, hasta que ésta se rompió en 1907. Admiraba a Lerroux, y se hizo del Partido Republicano Radical. Estuvo en el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930. En diciembre de 1930 estuvo implicado en el levantamiento de Jaca, por lo que tuvo que huir a Gibraltar, y desde allí a Francia, regresando a España en 1931. En 1931 fue Ministro de Comunicaciones del Gobierno Provisional. En 1933 fue Ministro de Gobernación con Lerroux.

     En 1934, Martínez Barrio era Ministro de Guerra, y creyó que Lerroux se estaba haciendo de derechas. Martínez Barrio fundó “Unión Republicana”, y colaboró con el Frente Popular en febrero de 1936. Se le nombró Presidente de las Cortes. Fue Presidente de la República en abril y mayo de 1936, entre Alcalá-Zamora y Azaña. Colaboró con Azaña durante la Guerra Civil, y presidió varias veces las Cortes. Se exilió en 1939 a México y a Francia. Fue Presidente de la República en el Exilio en 1945. Murió en París en 1962.

 El Gobierno Martínez Barrio de 8 de octubre de 1933.

  Presidente del Consejo de Ministros, Diego Martínez Barrio, 1883-1962, PRR.

  Gobernación, Manuel Rico-Avelló y García de Lañón, 1886-1936.

  Obras Públicas, Rafael Guerra del Río 1885-1955, PRR

  Instrucción Pública y Bellas Artes (educación), Domingo Barnés Salinas 1879-1940 Partido Radical Socialista.

  Agricultura, Cirilo del Río Rodríguez,  PRP.

  Industria y Comercio, Félix Gordón Ordás, 1885-1973 PRS.

  Hacienda, Antonio de Lara y Zárate 1876-1939, PRR.

  Trabajo y Previsión Social, Carlos Pi i Sunyer, 1888-1971, ERC.

  Justicia, Juan Botella Asensi, 1884-1978, IRS / 29 de noviembre 1933: Domingo Barnés Salinas

  Guerra, Vicente Iranzo Enguita, 1889-1961, independiente.

  Estado, Claudio Sánchez Albornoz Menduiña, 1883-1984, AR.

  Marina, Leandro Pita Romero, 1898-1985, ORGA.

  Comunicaciones, Emilio Palomo Aguado, 1898-después de 1941,  PRS.

     Martínez Barrio presidió este Gobierno desde el 8 de octubre de 1933 para hacer las elecciones y gobernó con el Decreto de disolución de las Cortes ya dado desde el momento de su designación. El 9 de octubre disolvió las Cortes Constituyentes y convocó elecciones para el 19 de noviembre de 1933.

     El Presidente de la República, Alcalá-Zamora, estaba preocupado: Izquierda Republicana provocaba el rechazo general reflejado en el grito de «¡Asesinos!, ¡Casas Viejas!». El PSOE se negaba a aceptar su responsabilidad de gobernar, aunque les correspondiera hacerlo en minoría y en coalición, porque decían que ello sería colaborar con burgueses. Los republicanos radicales no obtenían mayoría en la Cámara, porque ni la derecha ni la izquierda votaba con ellos, y es que Lerroux hablaba de “radicalismo” contra la Iglesia y contra la burguesía, pero era conservador y de derechas. CNT había pasado la consigna de no votar, lo cual significaba un triunfo de la derecha, pero un triunfo que no reflejaría la realidad social de España, sino solo la realidad de las urnas. La derecha y extrema derecha, hicieron un pacto, el 12 de octubre de 1933, por el que gobernarían juntos en caso de ganar. El pacto se llamó Unión de Derechas. Eran: CEDA, Agrarios, Renovación Española y Comunión Tradicionalista. Si la derecha se le escapaba a Lerroux, los republicanos no le aceptaban, y los socialistas estaban en su contra, podía ganar las elecciones, pero con minorías mayoritarias.

     Y la gran incógnita era que tenían derecho a voto, por primera vez, 6.716.557 mujeres, un número mayor que el de hombres con derecho al voto. Y muchas de ellas eran analfabetas y católicas. Todas ellas iban a misa los domingos, y confesaban y comulgaban gran parte de ellas.  Nadie sabía qué votarían. La derecha decía que tal vez votaran socialista porque eran trabajadoras de hecho, aunque no se las reconociera como tales. La izquierda decía que votarían derechas porque se dejarían aconsejar por sus confesores católicos. Habían sido educadas en la obediencia ciega, primero a su padre y al cura párroco, y más tarde a su marido cuando estaban casadas. Los socialistas iniciaron una gran campaña de captación del voto femenino.

     De cara a las elecciones de 1933, no había unidad en ninguno de los grupos políticos. Ya hemos hablado de la dispersión de ideas en la derecha: Tenía progresistas como Alcalá-Zamora. Tenía republicanos conservadores como Miguel Maura. Tenía republicanos de derechas como Lerroux. Tenía agrarios como Martínez de Velasco. Tenía liberales demócratas como Melquiades Álvarez. Tenía a Lliga catalana. Y tenía al PNV.

     La izquierda había fracasado en su gestión del Gobierno en 1931-1933, el PSOE estaba en retroceso pues la izquierda burguesa lo había abandonado, lo cual había provocado una radicalización ideológica del grupo violento y populista. CNT se mantenía en el abstencionismo político.

         El manifiesto antimarxista de CEDA.

     A finales de octubre de 1933, CEDA entregó a la prensa un manifiesto de un “frente antimarxista” en el que se planteaba el sentido que las derechas debían dar a su campaña electoral, y el modelo de Gobierno que se debía buscar para España. Se declaraba antimarxista, porque el marxismo era materialista y anticatólico en su concepción de la vida y de la sociedad, era enemigo de los valores tradicionales de patria, de sentimiento nacional, y era un estímulo a la violencia social que empujaba a las clases bajas a la violencia, el marxismo era un desprecio al individuo, un aborrecimiento de la jerarquía, una destrucción de la riqueza. CEDA decía que no hacía falta más que contemplar la gestión del Gobierno en los tres últimos años, para comprender que el marxismo destruiría España.

     El Manifiesto Antimarxista seguía diciendo que en España eran fundamentales dos problemas, la cuestión religiosa y la política agraria. Los españoles eran católicos y se debía respetar su modo de ser. La mayoría de los españoles eran agricultores y ganaderos, y había que proporcionarles medios de vida dignos.

En estos argumentos se prescindía un tanto de la verdad, pues se suponía que todos los españoles de derechas eran de la misma opinión, católica y agraria, cuando la verdad era que había “agrarios”, de Renovación Española, Tradicionalistas, conservadores, monárquicos, republicanos, catalanistas… de los cuales no se decía nada.

              Luis Araquistáin.

     El 29 de octubre de 1933, Luis Araquistáin, ex-embajador de España en Berlín desde mayo de 1933, dio una charla en Madrid sobre la caída del socialismo alemán. Se lo había pedido Federación de Juventudes Socialistas de España, FJSE. Era el mismo día en que José Antonio había reunido a los suyos en el Teatro de la Comedia.

     Araquistáin informó de que el fascismo estaba creciendo en Alemania a ritmo alto. Y advirtió de que podía pasar eso mismo en España. En esas condiciones, los obreros españoles debían elegir entre dos dictaduras: la burguesa, o la socialista.

Dijo que, en Alemania, habían aparecido mitos que sólo servían para favorecer a Hitler. Dijo que la única defensa frente al fascismo era la unidad obrera, entendiendo por ello la unidad de acción entre socialistas y comunistas.

Ese discurso tenía un significado especial cuando Largo Caballero estaba llamando a la revolución obrera. Los pesoístas estaban negando el gradualismo tradicional del PSOE y de la democracia socialista, y se pasaban a la revolución del “socialismo de clase”.

              Falange Española.

El día y lugar de la fundación de Falange Española lo asignaron los falangistas a un discurso que hizo José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia en el Teatro de la Comedia de Madrid el 29 de octubre de 1933, aunque hay otras opiniones que citan otras fechas. Presidía el mitin de La Comedia Narciso Martínez Cabezas, y fueron oradores el Diputado Alfonso García Valdecasas, el aviador Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. Destacados militantes de primera hora eran Matías Montero, Raimundo Fernández Cuesta, Manuel Valdés, José Miguel Guitarte, José María Alfaro, Rafael Sánchez Mazas.

     Militantes falangistas fueron los empleados, algunos universitarios, algunos militares, maestros y profesores en Galicia, Castillas, Andalucía y Valencia.

     José Antonio Primo de Rivera habló de la historia de occidente, y calificó a Rousseau de nefasto creador del Estado liberal, Estado que había evolucionado posteriormente al Estado democrático, la ruina completa de las políticas con sentido de la moralidad, pues en el pueblo bajo, sin líderes que lo guíen, no se produce ese sentido moral. Y dijo que luego, el Estado democrático había evolucionado al socialismo, la unión de las clases más débiles para luchar contra las clases adineradas, una ideología de confrontación y violencias. El resultado de ello había sido un mundo amoral, de disconformidades y escisiones territoriales, lleno de odios, y sobrante de pugnas entre personas. Los partidos se habían generado para canalizar esas pugnas, pero lo que el mundo necesitaba eran “antipartidos”, asociaciones que no fueran ni de derechas ni de izquierdas. La derecha es amoral porque pretende consolidar órdenes económicos injustos. La izquierda es amoral porque pretende extender la confrontación violenta de los pobres contra los ricos, una subversión que no tiene final, sino en la destrucción de toda la sociedad. Y cuando la izquierda socialista o comunista triunfa, sus dirigentes se hacen con el dinero, las fábricas y el poder, y someten a los pueblos a la dictadura en medio de una completa falta de libertades. Lo pueden adornar con frases bonitas, pero no es más que sustituir las injusticias cometidas por la vieja burguesía, por las injusticias de una nueva élite política, la comunista. Según José Antonio, no quedaba más que una solución: que toda la sociedad reconozca la unidad de destino de los pueblos de España, que desaparezcan los partidos políticos, que se respete la libertad humana, que se conforme una nueva comunidad basada en principios morales más justos y universales, que se respete la religión, y que las personas adquieran el sentido universal de la historia y de la cultura española. Este ideario, debería ser defendido por los españoles conscientes, incluso con la violencia si ello fuera preciso.

     José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia difundía ideas como «la unidad de destino en lo universal» que se traducía en la unidad de los ciudadanos en torno a la realidad de ser un pueblo dotado de un destino, que todos debían realizar inexorablemente. El Estado dejaba de ser una simple institución de gobierno para convertirse en la patria de todos. La certeza de un destino común debía conllevar la defensa de los valores culturales tradicionales como valores universales en el tiempo y en el espacio, a conservar y a trasmitir a las demás culturas. Era el desarrollo de la idea de Volkgeist alemán. En la realización de este ideal, en el campo de la política, negaba el parlamentarismo y el socialismo, movimientos que no dudaban en cargarse la tradición en aras de una votación cualquiera, y estaban dispuestos a hacer una revolución, o eliminación de los valores tradicionales. Y en economía, negaba el liberalismo y el socialismo porque oprimían a los trabajadores, y les utilizaban para hacer revueltas, utilizando el interés revolucionario por encima del interés nacional. El trabajador debía colaborar con el empresario en la lucha diaria por conseguir el pan. José Antonio se enorgullecía de ser totalitario, es decir, de dar todos los derechos al Estado sin importar apenas el individuo en la toma de decisiones. A éste Estado totalitario lo llamaba «Estado Nacional».

Se considera que José Antonio es el producto de la burguesía conservadora y católica española, no dispuesta a un “socialismo fascista” como el propugnado violentamente por Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, ni a un socialismo marxista como el propugnado por socialistas de clase y comunistas. Hay que advertir que el Fascismo también tiene su lado socialista, y defiende la explotación de la tierra por medio de cooperativas de producción, y la actividad industrial y comercial, organizadas desde el Estado.

La diferencia entre en Estado socialista, entendido  como estado obrero perfecto, gestionado por comisiones de obreros, en bien de toda la sociedad, y al servicio de un líder, y un Estado fascista al servicio de los obreros, gestionado por las élites del Estado dirigidas por un líder, como decían los teóricos fascistas italianos, es muy tenue. Hay que pensarlo un rato para entenderlo.

     Desde el punto de vista de su modelo económico, el fascismo puede considerarse también como una forma de socialismo: El fascismo, propone el control de la empresa por los sindicatos, por un sindicato único estatal, propone la nacionalización de la banca y la colectivización de la tierra en cooperativas de producción, y anuncia que no renuncia a la violencia si ello fuera necesario para conseguir sus objetivos.  El fascismo se declara un movimiento que no es de derechas no de izquierdas sino de ciudadanos al servicio de la patria. No atacaba a la República ni exaltaba la dictadura. Pero atacaba a los empresarios que estaban abusando de sus trabajadores, y a los sindicatos populistas que estaban utilizando a los trabajadores. Por esta razón, los pesoístas y comunistas, le tienen un odio especial al fascismo. Pero no es infrecuente que haya militantes de uno de los grupos, que se pasen al otro, del fascismo al comunismo o al anarquismo, y viceversa.

Los fines de estas agrupaciones políticas son diferentes: los fascistas tratan de cumplir el destino de la patria, ya escrito en la tradición, lo cual es una irracionalidad, y los socialistas tratan de hallar ese modelo social de futuro, en las votaciones de los trabajadores, lo cual es otra irracionalidad.

     José Antonio Primo de Rivera estaba emitiendo su doctrina en medio de un pensamiento propio de su época, en la que la violencia no era nada extraño. Los anarquistas la aceptaban y habían practicado el terrorismo sistemático en 1920-1923. Los comunistas la predicaban en nombre de una redención del proletariado. Los sindicatos llamaban a la huelga general revolucionaria y violenta cada poco. Culpabilizar a Falange Española de la violencia de aquel tiempo, era decir la mitad de la verdad.

Falange Española adoptaba el fascismo, como sistema político. En 22 de marzo de 1933, ABC había publicado unas declaraciones de José Antonio Primo de Rivera que defendían el fascismo como sistema político idóneo. Le había entrevistado José Antonio Luca de Tena, Director de ABC. Y José Antonio dijo que el fascismo no era una táctica, sino la realización de la idea de unidad, frente al marxismo y su teoría de la lucha de clases, y frente al liberalismo que estaba jugando a la lucha entre partidos. La unidad pedida por Falange Española se concretaba en una palabra: “Patria”. Patria era la unidad de todos al servicio de una misión histórica y un destino común, ante el cual cada individuo tiene una tarea a cumplir, unos derechos que reclamar, y el deber de asumir unos sacrificios. Decía que el Estado fascista estaba por encima de las clases sociales, y de los partidos políticos, y de las elecciones estúpidas, porque estaba al servicio del Estado Nacional. La diferencia esencial con el fascismo italiano es que Falange fue católica a ultranza, mientras el fascismo italiano era teóricamente ateo, y en la práctica, tolerante con el catolicismo.

     Una vez lanzada la idea de la necesidad de utilizar la violencia a favor de la cultura y de la historia, fueron inevitables el fortalecimiento de grupos paramilitares de JONS ya existentes, y la aparición de grupos de Acción Estudiantil Católica AEC, y su confrontación con otros grupos violentos de izquierda como Federación Universitaria Española FUE. Ninguno se escondía de los demás, y todos se provocaban los unos a los otros en el campus de la Universidad.

     Y enseguida, la violencia callejera pasó de la Universidad a los sindicatos, empezando por CNT, que decidió que había que luchar contra el fascismo naciente, y continuando en el resto de sindicatos mediante grupos violentos y armados.

         Desarrollo de Falange Española.

     José Antonio Primo de Rivera quiso publicar un periódico, El Fascio, para difundir sus ideas. El Gobierno se lo prohibió por no ser democrático.

El grupo falangista tuvo sus principales núcleos de simpatizantes entre los estudiantes de Derecho. Muchos de ellos llevaban en la cartera una porra, fabricada con alambres retorcidos, o una pistola y organizaban disturbios en las facultades enfrentándose a los grupos de PSOE, PC, UGT.

     Ramiro Ledesma y José Antonio Primo de Rivera unieron sus proyectos y constituyeron Falange Española y de las JONS en 1934. Ello significaba la unión de un grupo de estudiantes de clases medias que seguían a Ramiro Ledesma, con un grupo de “señoritos”, o clase alta de Madrid, que seguían a José Antonio Primo de Rivera. Trabajarán juntos para arrebatarle los obreros a los sindicatos marxistas. Su posición respecto a los demás grupos políticos, Ramiro y José Antonio la definieron así: El tradicionalismo carlista era absurdo. La CEDA era un grupo de capitalistas aterrorizados por los sindicatos y sin el valor suficiente para expresar su opinión. UGT era un sindicalismo en manos del marxismo. Sus aspiraciones, muy justas, como trabajo para todos y reforma agraria, no van a ser llevadas a cabo porque los marxistas sólo se interesaban por la revolución y las demás consignas sólo eran un cebo de enganche de incautos. CNT era un grupo magnífico, de hombres libres, pero con el defecto de ser ateos. Si fueran católicos, incluso podrían identificarse con ellos. PSOE y PC eran distintas caras del marxismo, es decir, de una aspiración a la revolución por la revolución, con el único fin de tener sometidas a las masas a una dictadura sin Dios.

     Los jefes de Falange Española de las JONS eran José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda. Ramiro era nacionalsindicalista, y pronto disintió de José Antonio, siendo expulsado de Falange.

     Con la jefatura única de José Antonio, Falange se declaró enemiga de la existencia de partidos políticos, del parlamentarismo, de la lucha de clases. Defendía la participación ciudadana a través de las corporaciones sociales naturales, como la familia, el oficio, el municipio, los estudios…

     A partir de 1933, los militares empezaron a interesarse por Falange Española, y ello provocó la desconfianza de José Antonio Primo de Rivera, porque si Falange se convertía en un grupo militarista no obtendría popularidad entre los trabajadores, lo cual era su objetivo final. En efecto, en 1936 los militares utilizaron Falange para hacer de ella el símbolo de su nuevo golpe de Estado. En realidad, Falange desaparecería entre las manos de Franco, una vez ejecutado José Antonio, y condenados a muerte los principales dirigentes que pretendían ser independientes. Surgió otra Falange, identificada con el franquismo. La importancia de Falange Española en la historia de España es haber sido el estandarte civil del nuevo golpe de Estado militar de 1936.

                        CEDA.

     En noviembre de 1933 apareció CEDA de cara a las urnas. Era una alianza de Acción Popular de Gil-Robles, y de Derecha Regional Valenciana de Luis Lucia, creada en marzo de 1933. Sus bases se habían preparado en artículos en “El Debate”. Sus ideas se inspiraban en la doctrina social de la Iglesia. Abundaban en ella los monárquicos.

     José María Gil-Robles Quiñones, 1898-1980, había nacido en Salamanca el 27 de noviembre de 1898 y había estudiado Derecho, doctorándose en Madrid en 1919. En 1922 era catedrático de Derecho Político en La Laguna, pero no fue a ocupar su plaza, sino se quedó trabajando en El Debate. En 1923 fue colaborador de Miguel Primo de Rivera. En junio de 1931 fue diputado del Bloque Agrario por Salamanca. En noviembre de 1931 era ya un líder de Acción Popular, y entonces concibió la idea de un partido grande, y en marzo de 1933 ofreció la alianza a Derecha Regional Valenciana, pero invitando a otros grupos de derecha a participar en CEDA. En noviembre de 1933 las elecciones dieron un éxito inesperado a CEDA pues obtuvo 115 escaños de un total de 472. De 1933 a febrero de 1936, fue el momento de esplendor de CEDA, y en febrero de 1936 retrocederá a 88 diputados. El día del levantamiento militar, 17 de julio de 1936, Gil-Robles huiría a Francia, de donde fue expulsado, y fue a Portugal, y ayudó a los sublevados en lo que pudo, pero Gil-Robles era demócrata y monárquico y entró al servicio de Don Juan de Borbón en 1940. En 1953 regresó a España para intentar reconstruir la Democracia Cristiana, pero Franco no admitía partidos, y le expulsó en 1962. En 1975, Gil-Robles fundaría Federación Popular Democrática pensando reconstituir un grupo de derechas cristiano, pero no tuvo ningún éxito. Murió en Madrid en 1980.

     Los católicos ya habían tratado de organizarse en partidos políticos desde 1923 con el Partido Social Popular, pero los partidos fueron eliminados por Primo de Rivera en septiembre de 1923, y se frustró el intento. Entonces algunos católicos se adhirieron a Unión Patriótica, el partido de Primo de Rivera, pero otros se negaron a afiliarse a lo que consideraban antidemocrático. En mayo de 1931, ante las nuevas elecciones, los católicos españoles estaban desorganizados, sin partido propio, y por ello obtuvieron pocos votos. Ángel Herrera, desde El Debate, trató de unirles, al tiempo que lanzaba Acción Católica para realizar obras sociales desde la Iglesia Católica. El resultado del esfuerzo del futuro cardenal Herrera Oria fue la aparición de Acción Popular, un nuevo partido católico que sustituía a Partido Social Popular. En la cabeza del nuevo partido, se colocó a Gil-Robles, un católico muy convencido.

     Acción Popular de Gil-Robles conectó con Derecha Regional Valenciana de Luis Lucia, y de ese acuerdo, nació CEDA. La CEDA procedía de los alfonsinos (partidarios de Alfonso XIII), pero no de los carlistas de Comunión Tradicionalista que eran antiliberales, ni de los Renovación Española que intentaba cargarse la República a toda costa, es decir, la mayoría alfonsina no extremizada.

Militaban en CEDA, los grandes terratenientes, los pequeños agricultores de la mitad norte de España, y muchas cooperativas y organizaciones católicas. Sus principios políticos eran religión, familia, orden, trabajo, propiedad y corporativismo social. Es decir, era de ideología conservadora. Tenía muchos votos entre los agricultores de las dos Castillas y Andalucía, y entre las clases medias de Madrid y de Valencia, y también eran de CEDA los latifundistas en general.

     CEDA nunca se manifestó republicana, y por ello las izquierdas acabaron pensando que era fascista o nazi. La razón por la que era considerada nazi, era porque contaba con una sección juvenil que era JAP, Juventudes de Acción Popular, que hacía frente a las organizaciones juveniles socialistas y comunistas del mismo pelo que ellos.

     José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma, consideraban a la CEDA como una derecha simpatizante, o al menos tolerante, con la coalición de izquierdas que gobernaba la República Española, o sea, no se identificaban con CEDA.

     Desde el principio, CEDA encontró muchas dificultades: Los empresarios católicos le negaron los fondos que CEDA necesitaba para desarrollarse, porque preferían a los que se oponían frontalmente a la legalidad republicana como Renovación Española y Comunión Tradicionalista. Los socialistas atacaron a la CEDA debido a una ignorancia bastante general que confundía a veces el socialismo con el anticlericalismo. Los socialistas llamaban fascista a Gil Robles, e incluso boicoteaban sus mítines con huelgas generales[1], con suspensiones gubernativas, y con cierres de periódicos. Esto nos muestra la cara totalitaria de la UGT de aquel momento. Lo cierto era que CEDA admitía la existencia de la República Española, mientras Comunión Tradicionalista y Renovación Española eran contrarios a esta forma de Estado.

     Los partidos obreros declararán a Gil Robles el Hitler español y convocarán contra él muchas huelgas, 113 generales y 228 parciales, huelgas con violencia en enfrentamientos en los que murieron 269 personas. La violencia será mucha en 1933-1934, y no es imputable a un grupo concreto.

         El manifiesto de Mola contra Azaña.

     A fines de 1933, Emilio Mola escribió un artículo de prensa titulado “Azaña, el pasado y el porvenir”. Mola había estado encarcelado varios meses desde verano de 1931, y había sido separado del ejército en 1932, como condena al ejercicio de su cargo durante el Gobierno Berenguer. El artículo relataba los males del ejército en el pasado y en el presente. Lo peor para el ejército, según Mola, había sido Azaña. Alababa a los africanistas y mostraba todo su desprecio hacia los oficiales que pasaban su vida en oficinas de Artillería, Ingenieros y Estado Mayor, y nunca habían estado en un campo de batalla. Cuando Azaña privaba de sus méritos a los “africanistas” y premiaba a los “oficinistas”, trituraba la moral del soldado y favorecía la indisciplina, la delación entre compañeros, los chivatazos. Mola decía que odiaba la selección de personal que hacía Azaña hasta colocar a sus hombres en el Senado. Mola reconocía que había que reducir la oficialidad, pero eso no le daba derecho a Mola a ascender a los que habían vivido sin “trabajar”, más que como escribientes. Los que no sabían nada de la guerra, estaban formando una clase social dentro del ejército y se aseguraban de que los suyos disfrutaran del 100% de la paga. Eso no era abnegación ni patriotismo, las virtudes que debía poseer cualquier soldado. Eso no corregía ninguno de los males del ejército, sino servía a los fines de Azaña. Según Mola, el ejército debía ser profesional, pero no popular. El soldado debía estar dispuesto a defender al Gobierno con su esfuerzo y su vida, y no a hacerle la pelota para ascender y lograr subidas de sueldo. El artículo de Mola tenía mucho contenido.

         Elecciones de 19 de noviembre de 1933.

     La población con derecho a voto (12.913.000) era más del doble que dos años antes y el triple que en la época de Primo de Rivera porque votaban por primera vez las mujeres mayores de 23 años.

     Las elecciones habían sido convocadas el 9 de octubre de 1933, para elegir 473 escaños, con la condición de que el que sacara el 40% de los votos, ganaría y formaría Gobierno, y si nadie obtenía ese porcentaje, se votaría en segunda vuelta entre los que hubiesen obtenido un mínimo del 8% de los votos.

     Con estas condiciones, los que se presentaran en coalición, tenían más oportunidades que los que se presentasen por separado.

     Por eso, el 12 de octubre de 1933, la derecha decidió una coalición que se llamó “Unión de CEDA y Agrarios”, y en la que participaron CEDA (católicos), Agrarios, Renovación Española (monárquicos de derechas), Comunión Tradicionalista (carlistas), e independientes de derechas.

     Los pesoístas, más chulos que nadie, fueron solos a las elecciones, no quisieron alianzas con nadie, porque Largo Caballero quería desprenderse de los republicanos, a los que consideraba burgueses, y de ninguna manera aceptaba a los comunistas, que además eran muy pocos y muy exigentes. La Ejecutiva del PSOE consultó a las agrupaciones y federaciones locales, y ellas decidieron ir en solitario, como primer paso a la revolución socialista. Indalecio Prieto manifestó que eta decisión conducía al desastre, y que lo racional era seguir colaborando con los republicanos. Además decía que, si se concedía el voto a la mujer, ganarían muchos votos las derechas, y por ello era el momento de unirse los partidos de izquierdas.

Las expectativas de resultados permitían a cada uno fantasear con las cifras que pensaban obtener:

     José Calvo Sotelo afirmó en Radio París, que el Parlamento elegido en España pocos días después sería el último en muchos años elegido por sufragio universal, dado que la República había cometido el error de declarar el sufragio universal, permitiendo así que sus enemigos acabaran con ella.

     El 19 de noviembre, el número de votantes reales también se duplicó, llegando a los 8.727.000, lo cual significaba el 67% del censo. En 1931, había participado el 70,14% del censo, pero en 1933 se abstuvieron algunos votantes en Cataluña, Galicia y Andalucía, seguramente siguiendo una instrucción anarquista de no participar en elecciones.

     Hubo necesidad de una segunda vuelta que se celebró el 3 de diciembre. Los resultados, que se conocieron el 8 de diciembre, dieron una cámara extraña, que no era la más indicada para sacar a España de los problemas urgentes que tenía.

Los resultados son difíciles de precisar, pues los diversos autores discrepan, y algo tan sencillo como contabilizar votos, parece imposible de verificar. El problema es que unos autores nos dan las cifras de 19 de noviembre, y otros las de 3 de diciembre, tras la segunda vuelta en algunas circunscrpciones. El mayor problema de los historiadores es hacer clasificaciones de quién es de derechas, de centro, o de izquierdas, pues las visiones son muy subjetivas siempre: Historia General da 228 Diputados de derechas, 147 de centro, y 93 de izquierdas, que suman 468. Tuñón de Lara da 227 de derechas, 144 de centro, y 101 de izquierdas, que suman 472. Ninguno llega a los 473.

     CEDA obtuvo 115 diputados

El Partido Republicano Radical (derecha liderada por Lerroux) obtuvo 104 diputados según la Historia General, 102 según Wikipedia y Tuñón de Lara. Los había obtenido con tan solo 800.000 votos.

El PSOE obtuvo 59 diputados según wikipedia, pero 58 según Historia General, y 61 según Tuñón de Lara. En otra página de la publicación de Historia General, da 60 Diputados. Tenían 1.627.472 votos, pero dispersos en muchas circunscripciones, lo cual les había dado pocos diputados.

El Partido Agrario Español, obtuvo 36 según la Historia General y según Tuñón de Lara, 30 según wikipedia.

Lliga Catalana obtuvo 24 Diputados.

Comunión Tradicionalista obtuvo 21 según Historia General, 35 según Tuñón de Lara y 20 según wikipedia.

Esquerra Republicana de Catalunya obtuvo 18 según Historia General, 17 según wikipedia, 19 según Tuñón de Lara.

Partido Republicano Conservador obtuvo 17 según wikipedia, 18 según Historia General y Tuñón de Lara.

Renovación Española obtuvo 16 según Historia General, 14 según Wikipedia, y Tuñón de Lara no concreta.

Independientes de derechas, obtuvieron 16 según Historia General, 14 según Wikipedia, 17 según Tuñón de Lara.

Partido Nacionalista Vasco obtuvo 12 según Historia General y Tuñón de Lara, 13 según Wikipedia.

Partido Republicano Liberal Demócrata obtuvo 9 escaños según Wikipedia y Tuñón de Lara, 10 según Historia General.

Partido Republicano Gallego obtuvo 6 Diputados.

Acción Republicana, obtuvo 5 diputados.

Republicanos de Centro Independientes, obtuvieron 5 Diputados.

Monárquicos Independientes obtuvieron 5 diputados.

Partido Republicano Democrático Federal, obtuvo 4 Diputados, pero Tuñón de Lara dice que 1.

Partido Republicano Radical Socialista Independiente obtuvo 5 según Tuñón de Lara, 3 según Wikipedia, y 1 según Historia General.

Partido Republicano Progresista, obtuvo 3 Diputados.

Unión Socialista de Cataluña obtuvo 3 Diputados.

Partido Republicano de Centro, obtuvo 2 Diputados, pero sólo aparece en Wikipedia.

El PCE, comunistas, obtuvo 1 Diputado.

El Partido Republicano Radical Socialista, obtuvo 1 Diputado.

El Partido Nacionalista Español, obtuvo 1 diputado.

Falange Española obtuvo 1 Diputado, pero Historia General da 2 falangistas elegidos entre los Independientes de derechas.

Unión de Rabassaires obtuvo 1 Diputado.

Partido Regionalista de Mallorca obtuvo 1 Diputado.

Independientes vascos por el Estatuto de Estella, obtuvo 1 Diputado.

En 19 de noviembre, ninguno había obtenido el 40% de los votos, que permitían formar Gobierno, pero la coalición de derechas, anunciada el 12 de octubre, obtenía el 40,2%, y cumplía las condiciones de ganador. La Izquierda exigió segunda vuelta en las provincias en las que la derecha no había obtenido el 40%, y 17 provincias repitieron elecciones el 3 de diciembre de 1933. De ahí que los resultados definitivos sean diferentes en las diferentes fuentes, según tengan en cuenta, o no, la segunda vuelta.

     El impacto de las elecciones en el PSOE.

     El PSOE no hizo autocrítica de lo ocurrido en las elecciones de noviembre de 1933, sino que decidió radicalizarse, y dijo que si se abolían sus leyes de 1931-1933, iría a la revolución armada.

     Los PSOE se habían negado a ir en listas conjuntas con PCE y con CNT, lo que parecía lógico, y también con los Republicanos afines, y ello les había costado la derrota en muchos distritos electorales. Por ello sus resultados en Diputados habían sido muy malos respecto a los votos conseguidos.

     Besteiro había obtenido 6.000 votos más que Largo Caballero en Madrid. Besteiro ganó en todos los distritos obreros y de clases medias madrileñas.

Largo Caballero tenía sus fieles lejos de Madrid. Los apoyos de Largo Caballero eran los trabajadores más jóvenes y los estudiantes, la gente con menos experiencia en política, y los más fáciles de moldear con discursos populistas.

     Largo Caballero estaba obsesionado por su fracaso en la Reforma Agraria de 1931. Y las ideas de Araquistáin, socialista reformista no violento, publicadas en la revista “Leviatán”, estaban conduciendo a Largo Caballero a posiciones extremistas de izquierda. Frente a la revolución incruenta desde arriba deseada por Azaña y Araquistáin, Largo Caballero se inclinó por la revolución desde abajo y violenta. Tenía poca formación intelectual y actuaba por maximalismos, lo cual le conducía a pedir la ruptura, el poder para los sindicatos, y para él que era el líder sindical, jefe de UGT. No aceptaría compromisos con la burguesía, lo cual significaba que ya no le interesaba la democracia burguesa, sino la “democracia socialista”.

El impacto de las elecciones en los españoles.

     Pero lo peor de esas elecciones de noviembre de 1933, fue la agresividad mostrada por todos durante las campañas políticas. Los patronos agrarios gritaban “comed república”, las milicias socialistas estaban en la calle imponiendo el terror, las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas MAOC, hacían otro tanto, las bandas fascistas de FE y de JAP, hacían lo mismo.

De 12 de septiembre de 1933, a 12 de diciembre de 1935, en 26 meses, hubo diez Gobiernos en España. En ellos hubo siete Ministros de Guerra: José Rocha García; Vicente Iranzo Enguita; Diego Martínez Barrio; Diego Hidalgo Durán; Alejandro Lerroux García; Carlos Masquelet Lacaci; José María Gil Robles. Estos Ministros anularon las reformas de Azaña de 1931-1933. Y conformaron un bloque con la derecha, lo cual fue un nuevo error militar, pues el ejército como institución no puede tomar partido político.

  Interpretaciones de las elecciones de noviembre.

La izquierda culpabilizó de su fracaso a las mujeres, pero no es creíble esta excusa pues las mujeres votaron en febrero de 1936, y ganó la izquierda. También culpabilizó al retraimiento predicado por los anarquistas, pero las cifras de retraimiento no fueron muy diferentes al resto de las elecciones. Se estaba buscando un chivo expiatorio.

El conjunto de los republicanos había bajado de 224 a 142 escaños, pero si se unían, seguían siendo un grupo muy numeroso del Congreso teniendo casi el 30% de los escaños. La derrota de la izquierda, que de 273 escaños bajaba a 94, tal vez 101, era abrumadora, y no reflejaba la realidad política española. El sistema electoral, que beneficiaba a los grandes partidos, había favorecido a la derecha que, con 5 millones de votos se llevaba el 70% de los escaños, mientras la izquierda, dispersa en muchos grupos, con 3 millones de votos, sólo accedía al 30% de los escaños. El PSOE debió haber aprendido la lección de que, lejos de conseguir mayorías, su falta de colaboración podía expulsarle de la política. También pudiera haber influido en parte en contra de la izquierda, el abstencionismo propugnado por CNT. Los republicanos no fueron capaces de asumir que habían cometido errores muy graves en los últimos años.

La derecha ganaba en 22 provincias: en Castilla y León, Navarra, Aragón, parte de Galicia, Castilla la Nueva, gran parte de Andalucía y Baleares. Las derechas obtuvieron 3.400.000 votos.

El centro ganaba en Levante. El centro obtuvo 2.000.000 de votos.

La izquierda ganaba en Cataluña, pero Esquerra y ORGA habían perdido muchos votos respecto a las elecciones de 1931, y sólo el PSOE mantenía sus votos. Y la izquierda, republicanos y socialistas, obtuvieron 3.100.000 votos.

La Iglesia Católica dominaba en las Cortes, pero su mayoría no era de dos tercios, lo cual no le permitía reformar la Constitución. El Debate, periódico católico, dijo que el resultado de las elecciones era un voto de censura al Gobierno.

     Los derrotados en 1933 eran Manuel Azaña, Marcelino Domingo y el PSOE, pues manteniendo el mismo número de votos que en los comicios anteriores, perdían la mitad de sus escaños.

     Manuel Azaña en sus declaraciones, parecía sentirse el representante único del “espíritu de la república”. El resultado de las elecciones no le gustó, y manifestó su disgusto tajantemente con un “Se acabó la República”. No era capaz de concebir una República católica y de derechas, pues todos sus esfuerzos los había dedicado a hacer las leyes contra los privilegios católicos y burgueses. Azaña había pactado en 1931 con el socialista Prieto y con el catalanista Maciá, pero el PSOE estaba pasando a manos de Largo Caballero, y pactar con él era muy difícil, porque sólo pensaba en una revolución liderada por él mismo.

     Los pesoístas habían bajado desde sus 114 escaños de 1931, a sólo 59 ó 61 en 1933. Era una derrota en toda la línea. Largo Caballero decidió que era imprescindible la revolución, puesto que los votos les alejaban del poder. Besteiro cayó enfermo en diciembre de 1933 y ya no fue nunca relevante. Largo Caballero aprovechó la circunstancia, para echar a Besteiro también de la dirección UGT, y en enero de 1934, Largo Caballero propuso una Ejecutiva UGT nueva con: presidente, Anastasio de Gracia; vicepresidente, José Díaz Alor; secretario adjunto, Pascual Tomás; tesorero, Felipe Pretel; vocales, Ricardo Zabalza, Carlos Hernández, Amaro del Rosal, Marino Muñoz, Antonio Génova y Manuel Lois. Incluso cambió la directiva de la agrupación madrileña del PSOE para que no quedara ninguno de los de Besteiro.     En los días siguientes, PSOE-UGT largocaballerista, decidió declarar huelgas generales revolucionarias, que sólo eran pataletas del perdedor. Pero empeoraban mucho el clima de convivencia. En el fondo, sabían que se habían equivocado, pero Largo Caballero no tenía ni la inteligencia ni la humildad para reconocer que se había equivocado. Largo Caballero concibió la idea de que su misión era “salvar a España”. Y como la reforma gradual del mundo laboral le había resultado imposible en sus colaboraciones con el Gobierno desde 1923, se lanzó a la reforma total y revolucionaria, con manifiesto desprecio a la derecha política. Le empezó a gustar que le llamaran “el Lenin español”. y no le importó provocar una guerra interna en su partido el PSOE, ni en la sociedad española en general.

Santiago Carrillo, por entonces un joven exagerado en sus expresiones y decisiones, hablaba de “un derrumbamiento definitivo de la democracia española”, y en esa opinión le secundaban Serrano Poncela, y Carlos Hernández Zancajo. Carrillo escribió en Renovación, que la democracia y el parlamentarismo ya no servían para los nuevos tiempos, y no cabía más solución que la dictadura del proletariado. Era una afirmación juvenil, impulsiva, romántica, de la que arrepentiría en años de madurez. Federación de Juventudes Socialistas de España, el grupo de Santiago Carrillo, era un grupo importante en el PSOE, y se dice que tenía 50.000 afiliados, pero sobre todo, eran el futuro del PSOE. Si la Ejecutiva del PSOE iba en contra de FJSE, ponía en peligro todo el partido.

     Los comunistas habían obtenido su primer escaño.

     Las relaciones con Cataluña eran más difíciles porque el triunfo del centro derecha implicaba un retroceso en la voluntad de ceder competencias autonómicas. En Cataluña triunfaba la Lliga, nacionalista de derechas, mientras que la izquierda nacionalista perdía esperanzas de conseguir sus pretensiones revolucionarias. El 25 de diciembre de 1933 murió Macià, el hombre que aglutinaba a todos los catalanes. Fue sustituido por Lluis Companys. En enero de 1934, elecciones municipales, volvieron a triunfar las izquierdas de Esquerra Republicana en Cataluña. La Lliga pactó con la derecha el Gobierno de España, de derechas, un pacto difícil de comprender, porque el Gobierno no estaba de acuerdo con un partido autonomista como pretendía la Lliga. En abril de 1934 los catalanes aprobaron la Ley de Contratos de Cultivo, que permitía acceder a los arrendatarios a la propiedad, mediante una indemnización al dueño. Los propietarios exigieron a la Lliga, que denunciara la incompetencia del Parlamento catalán para dictar esas leyes. La izquierda catalana defendía que sí era competente, y el Gobierno de Madrid se encontraba ante un problema importante. Entonces, la burguesía catalana, que había jugado en su momento contra el Gobierno aliándose a los republicanos, decidió que había que acabar con el republicanismo español a cualquier precio. Sus intereses eran obtener ventajas del Gobierno de turno, pero una revolución socialista acabaría con todas sus expectativas políticas.

Acción Republicana y Radicalsocialistas Independientes se unirían en abril de 1934 llamándose el nuevo partido Izquierda Republicana.

  Designación de Presidente del Consejo de Ministros.

     Alcalá Zamora debía haber encargado Gobierno a Gil Robles, líder de CEDA, la agrupación más votada, pero éste tenía poca popularidad porque, como abogado, había defendido a Sanjurjo últimamente, y porque todo el mundo sabía que representaba los intereses económicos de los jesuitas.

Alcalá-Zamora designó a Alejandro Lerroux para Presidente del Consejo de Ministros. Era el líder del segundo partido más votado.

     El que Lerroux fuera elegido Presidente del Gobierno no tenía sentido, sino como un parche circunstancial. La minoría mayoritaria de los Diputados pertenecía a CEDA, con 115 diputados, mientras los Republicanos Radicales de Lerroux sólo tenían 102. Pero el hemiciclo consideraba que CEDA era demasiado de derechas, y que estaba en contacto con la ultraderecha, y prefirieron al partido considerado de centro. Algunos miembros de CEDA se habían dicho monárquicos, y ello amenazaba con un cambio en la Constitución para restaurar la Monarquía. Gil Robles intentó pactos para ganar la mayoría en las Cortes, 236 Diputados, pero le era imposible. El conjunto de las derechas sumaban 227: entre CEDA, 115; Agrarios, 36; Renovación Española, 16; Tradicionalistas, 21; Independientes, 17; y Lliga, 24.

     Lerroux, un oportunista, se ofreció inmediatamente como el salvador. Le dijo a Gil Robles que le debería apoyar gratuitamente, sin exigir Ministerios para la derecha, o él apoyaría a la izquierda. Y Gil Robles aceptó el chantaje. Gobernaría Lerroux con sólo 102 diputados, en contra de los 101 diputados de la izquierda. El apoyo del Gobierno serían los diputados de la derecha.

     Los republicanos, y todos los laicistas, se aliaron contra Lerroux, y Largo Caballero optó por la posición de que era el momento de la revolución socialista que debía protagonizar UGT. Largo Caballero estaba cometiendo unos de los errores más importantes de la Historia de España, pues se negaba al diálogo con la burguesía, que había ganado las elecciones.

     Martínez Barrio presentó su dimisión, y el 16 de diciembre, formó Gobierno Alejandro Lerroux. Tres Ministros se declaraban católicos: Pita Romero en Estado; Cirilo del Río en Agricultura; José María Cid y Ruiz Zorrilla en Comunicaciones.

         Rebelión anarquista de diciembre de 1933.

     Unos días más tarde de las elecciones de noviembre de 1933, se produjo un intento de revolución anarquista:

     El 8 de diciembre de 1833 se produjo la segunda insurrección anarquista del año (la primera fue en enero de 1933). Esta vez la dirigía CNT, y no FAI. Triunfó en Barcelona y Zaragoza, pueblos de Aragón, La Rioja, Cáceres, Badajoz y Córdoba. Algunas iglesias fueron incendiadas en Granada. El Comité Nacional CNT que estaba en Zaragoza fue detenido. La insurrección quedó dominada el 13 de diciembre, pero había producido más de cien muertos, centenares de detenidos, cierre de centros y periódicos CNT… La mecánica de la insurrección consistía en apoderarse de los edificios públicos y sitiar el cuartelillo de la Guardia Civil, declarar que se había instituido el comunismo libertario, con abolición de la propiedad y de la moneda, y la creación de un Comité de Orden Público y Defensa de los Ciudadanos. A este Comité se le atribuía un poder omnímodo, sin restricción alguna, lo cual rechinaba con las teorías anarquistas de la libertad individual, pero las revoluciones tienen casi siempre contradicciones muy evidentes. En el caso de las ciudades, se intentaba tomar los cuarteles del ejército y se levantaban barricadas en los barrios obreros.

     Lo siguiente tras un levantamiento anarquista era la aparición de Guardias de Asalto y de soldados, normalmente a las 24 horas de conocerse el golpe, y el inicio de una lucha a tiros. Los tiros duraban algunos días y provocaban algunos muertos. Los anarquistas eran reducidos. Sus líderes eran deportados sin juicio, pues se aplicaba la Ley de Defensa de la República de octubre de 1931, que capacitaba al Gobierno para tomar medidas de ese tipo sin esperar los engorrosos trámites judiciales. Así, en enero de 1932, fueron deportados Durruti y Francisco Ascaso, y fueron liberados en octubre, y organizaron otra protesta anarquista.

     El 10 de diciembre de 1933, Alcalá-Zamora declaró el estado de alarma en toda España.

     La CNT no logró la revolución, pero sí que desacreditó a la República ante las clases medias y ante los trabajadores. Las clases medias empezaron a pensar en que no eran justos los continuos levantamientos anarquistas y que los Ministros de la República eran débiles y no sabían reaccionar adecuadamente. Los obreros empezaron a decir que los Ministros de la República eran agentes represivos.

     En diciembre de 1933, CNT se sublevaba contra el Gobierno de derechas. Para entonces, contaban cientos de muertos y miles de presos y deportados, e incluso el número de sus afiliados había caído a unos 800.000, habiendo perdido 200.000 a lo largo del año 1932-1933.


    [1] La huelga de UGT de Valladolid en contra del derecho de manifestación de Gil Robles, hay que calificarla de antidemocrática y, en el lenguaje de la época, fascista.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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