La crisis de las agrupaciones gubernamentales en 1937.

Ideas clave: el PSOE de Negrín de mayo de 1937, la crisis anarquista de mayo de 1937, el programa comunista de mayo de 1937, el final del POUM en julio de 1937.

     El PSOE de Negrín en mayo de 1937.

Negrín tenía una idea inicial de una alianza de republicanos de izquierda con pesoístas moderados prietistas. Era la misma idea que tenía Azaña y que se había ensayado en la República de 1931. Se necesitaba una conciliación entre partidos democráticos, pero no hubo voluntad de hacerla. Y se pasó a otro plan sin Prieto y con la colaboración de comunistas y anarquistas.

El caballerismo era fuerte en 15 Federaciones Provinciales del centro, sur y levante español. El norte era prietista, pero era un territorio a punto de ser perdido militarmente por la República. De los seis delegados del PSOE en el Comité Nacional del PSOE, sólo uno era caballerista.

El 26 de mayo de 1937, tuvo lugar una reunión decisiva del Comité Central del PSOE: Largo Caballero todavía tenía apoyos en Castilla-La Mancha y Levante, y votó por 24 votos a 14, el rechazo a la alianza con los comunistas. Ante esta decisión, o se marchaba Negrín o dimitía la Ejecutiva en pleno, y sucedió lo segundo. Negrín eliminó inmediatamente a Largo Caballero, cambiando a todos los que le apoyaban. UGT quedó en una posición difícil, pues siempre había sido caballerista y su líder estaba fuera de juego a partir de 26 de mayo. En adelante, Largo Caballero colaboró con el Gobierno, aunque siempre criticando todo lo que hacía Negrín. Incluso se negó a hacer actos de apoyo al Gobierno, como tan frecuentemente venía haciendo el PSOE cuando gobernaban Largo Caballero. Se decía que UGT aspiraba a derribar al Gobierno de Negrín.

Juan Negrín incluía en el Gobierno a Indalecio Prieto, que asumía la cartera de Defensa. Con ello, trataba de sumar a la mayoría de los pesoístas. Prieto sería eliminado por Negrín en mayo de 1938.

Indalecio Prieto todavía después de mayo de 1938, intentaría ser el líder del socialismo, pero siempre en oposición a sus compañeros Besteiro, Largo Caballero y Negrín. En 1940 creó el Centro Pablo Iglesias para intentar unir a los republicanos contrarios a Negrín pero fracasó. En agosto de 1948, Pacto de San Juan de Luz, intentaría una alianza contra Franco con los monárquicos, pero Don Juan de Borbón se opuso y se lo contó a Franco y fue  un nuevo fracaso. En noviembre de 1950, Prieto dimitió de la presidencia del PSOE en el exilio, cargo en el que había permanecido desde 1948 y la dirección del PSOE pasó a Rodolfo Llopis. Indalecio Prieto falleció en México en 1962.

En 1937, surgió el viejo problema del concepto mismo de UGT, un sindicato constituido para servir a un partido político, la misma idea que tenían los comunistas y los fascistas sobre el sindicalismo. Los líderes discutían si el sindicato se debía limitar a los problemas laborales y ser un verdadero sindicato, o el sindicato debía redimir al proletariado e intervenir en política. Comunismo, socialismo de clase y fascismo eran partidos hermanos en el tema de usar el sindicato y los trabajadores para la revolución.

Ramón Lamoneda Fernández, Secretario General del PSOE, lo expresó en el Comité Nacional celebrado del 17 al 21 de julio de 1937, en una ponencia que se aprobó por unanimidad: No querían ni el movimiento sindical revolucionario, similar al fascista, que es nacional-sindicalismo, ni la idea socialdemócrata de hacer sindicatos puramente laborales, sin intervención en el partido. Se dijeron marxistas leninistas, y para ellos, esa afirmación significaba la renuncia a la socialdemocracia. Con ello se perdía la ocasión de progreso que España necesitaba. La democracia se consideraba burguesa y se prefería la dictadura del proletariado, aunque por medios “democráticos”, pero llamaban democrático al hecho de votar, y no al hecho de conseguir el máximo de derechos para el máximo de personas, como decía el liberalismo social y la socialdemocracia. La aproximación a las teorías comunistas era muy grande, pero la idea pesoísta era una revolución nacional, y no el sometimiento al Comintern internacional.

Ramón Lamoneda Fernández, 1892-1971, fue un jienense que trabajaba en una imprenta y se hizo sindicalista de Artes Gráficas de UGT. En 1920, estaba en la comisión Ejecutiva de UGT. En 1921 se pasó al PCE, pero se decepcionó de la realidad de la dictadura leninista-estalinista, y regresó al PSOE. En 1932, estaba de nuevo en el Comité Nacional del PSOE, y en 1933 fue Diputado por el PSOE en el sector prietista. En 1936, fue Secretario de la Comisión Ejecutiva del PSOE, cuando el Secretario General del Partido era Ramón González Peña. No le gustaban las Juventudes Socialistas Unificadas, porque las veía entregadas al PCE, y apoyó a Negrin en 1937, porque creía en la idea de que era necesario ganar la guerra, para poder organizar el lío pesoísta. En 1939 se exilió a México, en donde creó el “Círculo Jaime Vera”, de ideas negrinistas.

El 29 de julio de 1937, hubo un pacto de la Comisión Ejecutiva del PSOE con la Comisión Ejecutiva de UGT. Se estaban jugando el futuro del PSOE y de UGT, tal y como estaban concebidos de servicio del sindicato al partido. La minoría socialdemócrata quería restringir al sindicato a su actividad sindical. Los sindicalistas de Largo Caballero querían dirigir ellos el movimiento socialista español hacia la revolución del proletariado. Los marxistas de Prieto seguían en la idea de unión del partido y el sindicato. Y las Juventudes Socialistas querían un sindicato al servicio de los líderes del partido y de la revolución y no descartaban la alianza con los comunistas.

La crisis en el PSOE, fue aprovechada por el PCE, que razonaba que, una vez eliminado Largo Caballero el líder pesoísta-ugetista que quería liderar la revolución obrera española, si los comunistas lograban introducirse en el sindicato UGT y tener el apoyo de CNT en el sindicalismo, podrían adueñarse también del PSOE. Pero los pesoístas se dieron cuenta de la maniobra comunista y desde entonces se esforzaron por eliminar a los comunistas del comisariado del ejército y de los cargos en la policía, pero ello fue imposible, porque muchas agrupaciones de milicias eran comunistas y porque las armas llegaban de la URSS.

Los caballeristas no entendieron qué estaba pasando, y acusaron a los dirigentes del PSOE de entregarse al PCE. Largo Caballero no era precisamente hábil en la interpretación de la realidad. La Agrupación Socialista Madrileña se encargó de explicar a los largocaballeristas que la política de unidad sindical que ellos defendían, coincidía con la política comunista de adueñarse del movimiento sindical y ello conducía a entregar el PSOE al PCE, y dijeron que “la unificación de las fuerzas marxistas del proletariado, cuando los comisarios del ejercito eran comunistas, significaba la entrega del poder a los comunistas”. Por tanto, no se debía romper con el PCE porque se les necesitaba, pero debían estar atentos a que el PCE no vetase a ningún dirigente pesoísta. Largo Caballero seguía sin entender el problema, y pidió la renovación de toda la Directiva del PSOE y la celebración de un Congreso Extraordinario en el que las bases eligieran una nueva Comisión Ejecutiva.

Julián Besteiro veía la crisis y el peligro de desaparición del PSOE, pero no sabía qué se debía hacer, como otras veces ya le había pasado en 1923 y en 1929. La mayoría de los pesoístas decía que la unidad de acción con los comunistas era necesaria mientras durase la guerra, y decían que mientras los pesoístas fueran mayoría y los comunistas fueran pocos, sería el PCE el que sería reformado por los pesoístas. Evidentemente desconocían la historia de 1903 y los bolcheviques frente a los mencheviques. La lucha se centró en Juventudes Socialistas, la organización de jóvenes socialistas que se habían inclinado hacia la Tercera Internacional, pero los pesoístas nunca lograron el objetivo de tener unas juventudes socialistas propias, no dominadas por el comunismo.

El 15 de agosto de 1937, las federaciones regionales de PSOE celebraron congresos provinciales, y en octubre de 1937 se llegó a un Congreso General Extraordinario. En ese congreso, la Comisión Ejecutiva descabezó las organizaciones regionales, empezando por destituir al Comité de la Federación Provincial Valenciana. También cerraron Adelante, el periódico largocaballerista. A Largo Caballero todavía le quedaba La Correspondencia, periódico valenciano de UGT. En noviembre de 1937, La Correspondencia también le fue quitada a Largo Caballero. Sólo quedaba quitarle UGT.

El 30 de agosto de 1937, 22 vocales del Comité Nacional de UGT, exigieron la convocatoria de Congreso Extraordinario. Inmediatamente, la Comisión Ejecutiva de UGT dio de baja a 10 federaciones provinciales de UGT, de las 14 que había, con el pretexto de que estaban atrasadas en el pago de las cuotas. Calificaron a Largo Caballero de “escisionista”, y el Comité Nacional se puso a trabajar para que no hubiera Congreso cuando supo que Largo Caballero todavía tenía muchos apoyos populares. Se convocó a la Comisión Ejecutiva de UGT para el 1 de octubre de 1937, con el objetivo de liquidar esa Comisión Ejecutiva largocaballerista. Pero la Comisión Ejecutiva dio de baja a 30 federaciones nacionales de la industria de las 42 que había, y las expulsó de UGT, así como al Secretario de UGT en Cataluña. La lucha por el caballerismo era muy dura.

Quedaban en UGT la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra FNTT, las federaciones del Transporte y Hostelería y la de Metalurgia, y seis Federaciones más. Y eligieron una nueva Comisión Ejecutiva presidida por Ramón González Peña, el cual también era Presidente de la Comisión Ejecutiva del PSOE. En la nueva Ejecutiva no había largocaballeristas y los comunistas controlaban cuatro puestos de la Comisión Ejecutiva.

UGT quedó rota. Los militantes caballeristas eran la mitad de UGT, pero estaban fuera. Pidieron la destitución de los comunistas que estaban en la Ejecutiva, para poder recomponer la unidad de UGT.

El 29 y 30 de septiembre de 1937, se reunió el Grupo Parlamentario socialista con motivo de la apertura de las Cortes, y todavía los caballeristas eran 27 de un total de 63 Diputados. Todos los dirigentes caballeristas fueron removidos de sus cargos en la Comisión Permanente de las Cortes y en el Grupo Parlamentario. Los caballeristas expulsados se reunieron en las escaleras del local de la UGT, en el hall y en los pasillos, para ponerse de acuerdo en su siguiente actuación, y fueron denominados “los de la escalera”.

En octubre de 1937, Ramón González Peña trataba de ocultar que Anastasio de Gracia e Indalecio Prieto habían dimitido en la Comisión Ejecutiva, hartos de tanta manipulación y engaño a los militantes.

Largo Caballero descartó formar un grupo parlamentario independiente, lo que significaría reconocer la ruptura del PSOE, pero creó una “Comisión Delegada” que figuraba como del PSOE, pero que actuaba como independiente. El principal objetivo de esta Comisión Delegada, fue negociar con González Peña la unificación de PSOE y de UGT. González Peña nunca aceptó negociar. Al contrario, González Peña se dedicó a boicotear a la Comisión Delegada de Largo Caballero, a la que bloquearon las cuentas bancarias y la posibilidad de organizar actos públicos.

Largo Caballero culpaba de su expulsión virtual a los comunistas, y apeló a la Federación Internacional Sindical para que resolviese el conflicto entre el caballerismo y el negrinismo. La Federación Internacional Sindical se reunió el 7 y 8 de diciembre de 1937 con representantes de las dos Ejecutivas ugetistas, y propuso la reunión del Comité Nacional de ambas tendencias con los delegados de FIS, a fin de tomar decisiones. Todo fue un fiasco, pues la FIS sólo envió un Delegado, León Jouhaux, a la reunión que se celebraba en Barcelona. En esa reunión, los caballeristas propusieron crear una comisión de cinco caballeristas y cinco no caballeristas, y uno más de común acuerdo entre las partes. Jouhaux se mostró contrario a los caballeristas y decidió que gobernase González Peña, y el 3 y 4 de enero de 1938, entregó los archivos y fondos que poseía el PSOE a González Peña, con lo cual quedaba eliminado Largo Caballero. Los caballeristas se negaron a someterse a González Peña, excepto Ricardo Zabalza. Y ese fue el final del caballerismo.

     La crisis anarquista de mayo de 1937.

Las diferencias internas al anarquismo habían aparecido tras decidir cooperar en el Gobierno de Largo Caballero, aceptando Ministros anarquistas. Tanto el anarquismo CNT como el anarcosindicalismo FAI, acusaron la crisis.

Pero Federica Montseny había tomado esa decisión pensando que el sindicato CNT podía cooperar con el sindicato UGT y lograr la revolución sindicalista. La Montseny tampoco estaba muy segura de lo que estaba haciendo, y en los días de tomar la decisión, fue a casa de sus padres a consultar qué debía hacer.

La salida del Gobierno de los Ministros anarquistas agravó la crisis, porque ni se había conseguido la cooperación de UGT, ni se mantenían el poder. Al contrario, los anarquistas aparecía enfrentados al PSOE y al PCE, y la revolución anarquista estaba más lejos que nunca. Tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, la reconciliación con socialistas y comunistas era imposible.

Negrín ofreció a los anarquistas dos Ministerios y CNT reaccionó diciendo que no querían más Ministerios, pero tampoco menos de los cuatro que tenían con Largo Caballero. Y como mínimo, querían tres, los mismos que tenía UGT, un sindicato en el que consideraban que había menos militantes que en CNT. Concretamente se conformaban con Justicia, Sanidad y Asistencia Social, e Industria y Comercio.

El PCE tenía reticencias sobre FAI, porque FAI eran grupos de guerrilleros que se oponían al dominio del PCE en el ejército, y a una toma del Estado por el PCE. FAI quería la revolución anarquista en ese mismo momento, y no en el futuro, y la quería sin compromisos con otros partidos políticos que recortaran aspiraciones anarquistas.

El 23 de mayo de 1937, los anarquistas decidieron no cooperar en absoluto, ni directa ni indirectamente, con el Gobierno de Negrin. Dijeron que Negrín era contrarrevolucionario. La única vía era el entendimiento de CNT con UGT para hacer la revolución sindical. Los anarquistas estaban dispuestos a colaborar con los republicanos, pero no con los comunistas. Habían aprendido del PCE que resultaba muy positivo atraerse a los republicanos e introducirse en las fuerzas armadas, de cara a hacer una revolución.

Pero había tres ramas anarquistas diferentes: el sindicato CNT, las guerrillas FAI y las Juventudes Libertarias. La teoría de CNT era que el sindicalismo sería la vía para la transformación social hacia la sociedad anarquista.

La teoría FAI era que el sindicalismo era una desviación de los dogmas revolucionarios anarquistas, y que la revolución no se podía posponer, sino imponer por la vía de la fuerza. Según FAI, no se podía esperar a que el azar crease condiciones favorables, como proponía CNT. La participación anarquista en el poder había demostrado pérdida de tiempo y de oportunidades. Se tomaban medidas, pero los sindicalistas eran libres de adoptarlas, o no. El anarquismo era espontaneidad, y no juego político. Antes de la Guerra de 1936, se había decidido que el camino era el apoliticismo, y la participación en el Gobierno se había mostrado como un error. La guerra lo había cambiado todo y había desconcertado a los anarquistas, hasta el punto de opinar algunos que se debía participar en política.

CNT no era una agrupación que dominase el campo como se suele decir en algunas publicaciones, porque el campo era FNTT-UGT. Era una agrupación con muchos seguidores en el campo, pero no lo dominaba. Tenía muchos seguidores en el campo y también en las grandes ciudades.

A finales de mayo de 1937, se reunió Pleno de Federaciones Anarquistas para coordinar los Sindicatos de Labradores CNT y las Federaciones de Industria CNT, y se creó Federación Regional de Industrias Agrícolas, organismo que tenía secciones de: riego, mercado central, aprovechamiento de desperdicios, reparación de maquinaria agrícola, ingenieros agrónomos, veterinarios, y otras.

El 3 de junio de 1937, el Pleno de Regionales de CNT, aceptó de nuevo la colaboración con Negrín, pero tras la elaboración de un programa anarquista que permitiera negociar con otras fuerzas políticas, pero que no debía ser tomado como un programa de partido, sino como una propuesta global de cooperación con ellos. La frase era difícil de interpretar.

Ese programa mínimo anarquista era: En Defensa Nacional, el mando y la dirección de la guerra serían únicos, con garantía de representación de los republicanos, los marxistas y los libertarios en cada Estado Mayor de cada unidad militar. En Gobernación, se formaría un Cuerpo de Seguridad único, y se crearía un Consejo de Orden en la Retaguardia, integrado por republicanos, marxistas y libertarios, con capacidad de intervenir contra organizaciones políticas y sindicales que incumplieran la ley; se reajustarían los Gobernadores Civiles, de modo que hubiera una proporción justa entre republicanos, marxistas y libertarios. En Economía, se crearía un Consejo de Economía con representación de UGT, CNT y los Ministerios afectados en el tema, el cual debía elaborar un plan de reconstrucción económica que superara los desastres de la guerra. El Estado tendría el monopolio del comercio exterior, a fin de poder revisar los aranceles, crear una Inspección de Trabajo, reconocer legalmente a las industrias colectivizadas, las intervenidas por el Estado y las controladas por sindicatos. En Política Exterior, no se reconocería nunca a la Junta de Militares sublevada, y no se aceptarían intermediarios para conversar sobre arreglos de paz, ni españoles, ni extranjeros. Las embajadas en el exterior serían repartidas equitativamente ente republicanos, marxistas y libertarios. En Justicia, se revisaría toda la legislación española anterior a 19 de julio de 1936, para adecuarla a las aspiraciones populares. En Educación, se crearía un Consejo Nacional de Enseñanza, y también un Plan de Educación, alejado del sectarismo. En Obras Públicas, se elaborarían planes de carreteras, de electrificación, y de construcción de pantanos que generaran energía eléctrica. En Administración, se crearían Consejos Asesores en Agricultura, Instrucción Pública, Trabajo, Asistencia Social, Obras Públicas y Comunicaciones, integrados por miembros de CNT y de UGT.

La CNT ofrecía negociar todos estos puntos con las demás fuerzas del Frente Popular. Pero CNT ya no era la fuerza que parecía dominarlo todo en julio de 1936, la unidad entre grupos libertarios era precaria, las discusiones internas hacían ver la posibilidad de múltiples formas de anarquismo, que no estaban previstas, distintas y contradictorias.

El 28 de junio de 1937, el Comité Nacional de CNT convocó a un mitin en el Teatro Apolo de Valencia. El Secretario del Comité Nacional, Mariano Rodríguez Vázquez, propuso la reincorporación de CNT al Gobierno en las siguientes condiciones: desaparecería la censura política; se revocaría el Decreto de Creación de Tribunales Especiales; se pondría en libertad a los detenidos gubernativos, y en todo caso, estos detenidos serían juzgados rápidamente, o puestos en libertad. Estaba haciendo alusión a los detenidos en mayo de 1937 en Barcelona.

Ni los republicanos, ni los comunistas, ni el PSOE de Negrín, aceptaron las condiciones de los anarquistas, porque ya no interesaba CNT como en octubre de 1936. La excusa fue mantener la paz y el equilibrio de fuerzas, pero la realidad es que los demás partidos ganaban lo que los anarquistas perdían.

Los anarquistas también habían sido eliminados del Gobierno de la Generalitat de Cataluña, la parte de España en donde eran más fuertes, porque no habían sabido tomar decisiones, y habían optado por la utopía de votarlo todo. Así que CNT, UGT, Rabassaires y Esquerra, aceptaron tener un Conseller cada una. La trampa política era que a un Conseller se le atribuían varias carteras, y a otro, sólo una. Valero Mas era Conseller CNT de Economía, Servicios Públicos y Sanidad; Rafael Vidiella era Conseller UGT; Josep María Pons Altés era Conseller por Rabassaires, sección anarquista; Carlos Martí Faced era Conseller por Esquerra.

El 24 de junio de 1937, hubo Pleno Regional de Sindicatos de Catalunya de CNT y de Federación de Grupos de FAI. Y pidieron participar en el Gobierno de la Generalitat con las siguientes condiciones: que cesara la represión contra las colectividades agrícolas; que se repusieran las comunas eliminadas en mayo de 1937; que hubiera garantía absoluta de vida y libertad para los libertarios; que hubiera un programa de reconstrucción económica; y que se respetase el Decreto de Constitución de los municipios ya organizados. El Pleno también pidió que se organizara una campaña de propaganda en Cataluña para explicar las posturas del movimiento libertario, y también pidió al President de la Generalitat un reajuste del Gobierno de modo que se mantuvieran las carteras como estaban antes de los sucesos de mayo de 1937. El Pleno también acordó constituir un Consejo Asesor de Asuntos Políticos dentro del Comité Regional de CNT, y dicho Consejo tendría dos miembros de CNT, uno de FAI, uno de Juventudes Libertarias y uno de rabassaires. La finalidad de este Consejo Asesor sería estudiar los asuntos políticos que afectasen a los anarquistas en Cataluña, y proponer soluciones para cada uno de ellos. Este Consejo Asesor fue completamente ineficaz, pues los anarquistas no gobernaban en ningún lado, y sus soluciones no tenían repercusión ninguna. Y así se diluyó la CNT en la nada, después de haber tenido el poder en España durante casi un año.

El President Companys intentó formar nuevo Gobierno con la incorporación del profesor de Historia Antigua, Bosch Gimpera, del Grupo de Acción Catalana, en la derecha de ERC. Companys quería atraerse a la Universidad de Barcelona. Y cada vez que entraba una nueva personalidad en el Gobierno, CNT perdía un cargo.

El Comité Regional de CNT en Catalunya designó para el Gobierno de Cataluña de junio de 1937 a Roberto Alonso en Sanidad y Asuntos Sociales; a García Oliver en Servicios Públicos; y a Germinal Esgleas en Economía. El Gobierno de Cataluña empezó a ejercer en 28 de junio de 1937. Los anarquistas habían pasado por alto la incorporación de Bosch Gimpera, porque este aparecía “sin cartera”, y cuando se dieron cuenta de su error, pues perdían competencias, decidieron no presentarse en la toma de posesión del Gobierno de la Generalitat, y el 30 de junio de 1937, hicieron un Manifiesto en el que decían que los que representaban a grandes masas, como era el caso de los anarquistas, no estaban suficientemente representados, mientras los que representaban a minorías insignificantes, como Bosch Gimpera y la Universidad, alcanzaban los puestos más relevantes del Gobierno. Y CNT, que estaba siendo apartada del poder por Companys y Tarradellas, cometió el error más importante de toda la guerra, renunció a los cargos que se le atribuían, que era exactamente lo que buscaban los de ERC, que se hicieron con cuotas inesperadas de poder a costa de los anarquistas. Nunca volvieron a ser importantes los anarquistas en la Guerra de España.

El 12 de junio de 1937, se celebró en Valencia un Pleno Nacional de Regionales de Campesinos, con objeto de constituir la Federación Nacional de Campesinos, y generar unos Estatutos para esa Federación, y un plan de coordinación de la economía española que proporcionara tierra para todos los campesinos y pusiese la superficie cultivable al servicio de la nación. Razonaban que sus proyectos eran posibles porque había zonas con excedente de campesinos, y zonas españolas con déficit de mano de obra. No sabemos de dónde sacaban que sobraba tierra en España y faltaba en Cataluña, una idea difundida por la ILE en el siglo XIX, y por el regeneracionismo a fines del XIX, pero falsa.

La crisis también le llegó a FAI: el Ministro de Justicia, Manuel de Irujo Ollo, estableció que todas las fuerzas republicanas que formaran parte de Tribunales Populares, debían estar legalizadas. En esas condiciones, FAI o se legalizaba, o abandonaba los Tribunales Populares, su principal fuerza política.

FAI no era propiamente una organización, sino la asociación de muchas organizaciones libertarias, las cuales nunca llegaron a ponerse de acuerdo en puntos concretos sobre el ideario y el modelo económico y social.

Del 4 al 7 de julio de 1937, la FAI se legalizó en Valencia y aprobó sus Estatutos en un Pleno de FAI. En ese pleno, reconocieron sus deficiencias de funcionamiento y su necesidad de reestructuración. Decidieron eliminar del programa la finalidad de destrucción del Estado. Y los fines definidos en julio de 1937 fueron: defender la libertad y la coordinación entre los hombres, para poder hacer las transformaciones precisas a fin de acabar con el feudalismo todavía persistente sobre la tierra. La forma de organización del trabajo sería del sindicato, el cual organizaría el trabajo y los medios de producción. Es decir, FAI defendía el “sindicalismo revolucionario”. La FAI se estructuraría en organizaciones locales, que serían de barriada en las grandes ciudades. Lar organizaciones locales se asociarían en federaciones locales, federaciones provinciales, federaciones regionales y federación peninsular. Todas las organizaciones de todos los niveles celebrarían asambleas y congresos para designar un secretario, un tesorero y un contador en cada organización.   Del 5 al 7 de agosto de 1937, se reunieron muchas organizaciones anarquistas catalanas, y no aceptaron las “Normas FAI de Valencia” de julio pasado. La FAI catalana se dividió en los libres, que existían hacía mucho tiempo, y los partidarios de las normas FAI de Valencia. O sea, en vez de unificar, como se pretendía, el documento sirvió para dividir.

El 7 de agosto, hubo nuevo pleno de Regionales en Valencia, y se optó por que no hubiera enfrentamientos internos en el Frente Popular.

El 11 de agosto de 1937, La Gaceta de la República disolvió la organización anarquista aragonesa llamada Consejo de Aragón. En el Consejo de Aragón participaban los socialistas, comunistas, republicanos, aunque la mayoría era de los anarquistas. Pero tras los sucesos de mayo de 1937, los diversos grupos habían roto entre ellos y el resultado era la desaparición de todos.

En verano de 1937, los partidos políticos españoles se habían propuesto la desaparición del Departamento de Orden Público y plantearon la posibilidad de que los campesinos se desengancharan de las colectivizaciones, y volvieran al trabajo individual de la tierra. Y fueron los socialistas y republicanos los que pidieron la disolución del Departamento de Orden Público, mientras los comunistas se abstuvieron en esa votación. Pero los comunistas no estaban del lado de CNT, sino que eran sus peores enemigos, los que buscaban su erradicación completa. El comunista Enrique Líster, al frente de dos divisiones catalanas, entró en el edificio del Consejo de Aragón, y lo disolvió. Los soldados anarquistas que había allí, no se atrevieron a luchar contra Líster, dada su situación de inferioridad. Los soldados de Líster fueron pueblo a pueblo eliminando diarios anarquistas, cerrando locales y deteniendo a los dirigentes recalcitrantes, de los Comités Locales y Comités Regionales. Del 15 al 17 de septiembre de 1937, se reunió de nuevo el Pleno FAI de Valencia, y los ponentes insistieron en la necesidad de la unión de todos contra el fascismo. Incluso iban más allá en la unión, y dijeron que había que participar en el Gobierno, e incluso aliarse con UGT a fin de llegar a “la República Socialista Democrática y Federal”. El pleno propuso también la nacionalización de las grandes industrias del comercio exterior (muy importantes en Valencia), las de las minas, las de la banca,  y la municipalización de la vivienda, a fin de que el único propietario de las viviendas fuera el Ayuntamiento concernido, la municipalización de los servicios públicos, de los hospitales y la colectivización de la tierra. Rechazaron el Congreso de Zaragoza que había negado los beneficios de las colectivizaciones y los de la centralización económica. Y no admitieron llegar a ser un partido político hasta que se emancipase el movimiento libertario.

Los comunistas acusaron a los anarquistas de estafadores: habían encontrado unas monedas de plata en el Consejo Municipal de Alcañiz, y 200 jamones en un almacén cercano. Y utilizaron esos hallazgos para acusar a los anarquistas de ladrones. A Joaquín Ascaso le acusaron de haber robado unas joyas, por lo que fue detenido, llevado a Valencia y encarcelado hasta el 18 de septiembre. Ascaso fue expulsado de CNT en esa fecha.

José Mantecón, de Izquierda Republicana, fue nombrado Gobernador General de Aragón, y se encargó de acabar con los libertarios: suprimió sus Consejos Municipales, y nombró Delegados Gubernativos que hicieran el papel de alcaldes. Suprimió las colectivizaciones anarquistas. Y encarceló a muchos anarquistas.

El último intento de revivir el anarquismo se produjo el 23 de septiembre de 1937, cuando algunos CNT, FAI y Juventudes Libertarias, constituyeron un Frente Popular Antifascista, para defender a los anarquistas que estaban siendo acosados y detenidos, pero no quisieron adoptar medidas de fuerza contra el Frente Popular. Y ahí, se agotó el anarquismo organizado en España.

    El programa comunista en mayo de 1937.

     El 28 de mayo de 1937, el PCE celebró un acto en Valencia, en el que intervinieron Dolores Ibárruri “Pasionaria”, y Jesús Hernández.

“Pasionaria”, acusó a Largo Caballero de haber hecho una política personalista y dictatorial, de no haber permitido fiscalizar a sus Ministros, y de no haber evitado la infiltración de quintacolumnista en el Ministerio de Guerra.

Jesús Hernández, Ministro de Instrucción Pública y Sanidad, y portavoz del Gobierno Negrín, afirmó que Largo Caballero no tenía apoyo ni en el frente ni en la retaguardia, y que tampoco había sido capaz de mantener el orden público. En cuanto a la guerra, dijo que Largo Caballero había prohibido a sus Ministros hablar del tema y se había autoatribuído la exclusiva de hacer declaraciones. Ello demostraba que Largo Caballero consideraba a sus Ministros como meros burócratas más o menos ineptos. Largo Caballero había fracasado en Málaga. Largo Caballero había estado haciendo una depuración en el ejército, en la que prescindía de las fuerzas que mejor le defendían, los comunistas. Largo Caballero era el responsable de las últimas derrotas ante los rebeldes. Continuó Hernández diciendo que Galarza era el responsable de la infiltración de fascistas en el Gobierno de Largo Caballero y en el ejército republicano. Acabó el discurso, con la amenaza de aplastar a los que se oponían a “nuestra obra”.

En el auditorio de Valencia había pesoístas como Ramón Lamoneda y Manuel Cordero. Estos hombres defendían la unidad de los pesoístas con los comunistas “en orden a la revolución”. Es decir, estaban a medio camino entre PSOE y PCE.

Largo Caballero se indignó con el discurso de Valencia. Pero sobre todo con el sector del PSOE que colaboraba con los comunistas y no le había defendido frente a los ataques comunistas.

     El final del POUM.

El 18 de julio de 1937, la prensa informó de que había sido detenido un grupo de políticos de POUM, y de que Andreu Nin había sido trasladado a Valencia. Casi toda la noticia era falsa, excepto que los del POUM habían sido detenidos. Los periódicos contaban que los del POUM habían sido detenidos cuando estaban “en medio de mujeres de singular belleza de nacionalidad extranjera” y les habían sido requisados equipos militares extraños. Lo de Nin, que había sido llevado a Valencia, también era mentira.

La detención de los POUM, y las mentiras de la prensa eran obra del Director General de Seguridad, el comunista Antonio Ortega Gutiérrez. El primero en reaccionar contra esta maniobra comunista fue el Ministro de Gobernación, Zugazagoitia.

Los POUM fueron juzgados en grupo, grupo en el que se había incluido a un falangista para poder decir que los POUM colaboraban con los fascistas.

El empecinamiento del PCE contra el POUM duró mucho tiempo, aproximadamente hasta octubre de 1937, fecha en la que todavía se culpó a POUM de organizar una red de espionaje en el ejército, red que estaba en contacto con los franquistas. El recurso a la mentira, demostraba que algo estaba pasando en el PCE. El PCE mandó hacer requisas en las casas de miembros del POUM y encontró algunas armas, lo cual era normal, pues todos los españoles tenían algún arma en alguna parte.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

Leave a Reply