La Guerra de España en mayo de 1937.

Ideas clave: el incidente del telegrama en Falange, sucesos de Barceloan de mayo de 1937, independencia virtual del País Vasco, ataque rebelde sobre Vizcaya, incidentes en el Mediterráneo en mayo, la aviación republicana, la coronación de Jorge VI de Inglaterra, ataque gubernamental sobre Baleares, sumisión de los monárquicos a Franco, crisis del PSOE en mayo de 1937, dimisión de Largo Caballero en mayo de 1937,

Falange: El incidente del telegrama.

A primeros de mayo de 1937, a los Jefes Provinciales de Falange, les llegó un telegrama desde Salamanca, firmado por Hedilla, que decía que en adelante, sólo aceptaran las órdenes que les llegasen por los cauces reglamentarios. Con ello, Hedilla reclamaba que Falange se rigiese desde el Partido y no la dirigiese Franco. Es decir, reclamaba la vuelta a la falange fascista, y la no aceptación del franquismo impuesto por decreto en 19 de abril. A Franco le pareció muy mal. Hedilla por otra parte, se negaba  a aceptar cualquier cargo en la Administración de Franco. Hedilla fue detenido, juzgado y condenado a muerte por sedición. Fue indultado, metido preso y desterrado tiempo más tarde. Pilar Primo de Rivera, Agustín Aznar y Dionisio Ridruejo, se pusieron de parte de Hedilla en la decisión de defender la independencia de Falange respecto a Franco. Antiguos enemigos de Hedilla, pasaban ahora a aliados suyos frente a Franco. Franco ofreció cargos políticos bien remunerados a los jefes falangistas, y la mayoría aceptó la nueva falange franquista. Otro tanto pasó con los jefes carlistas. Muchos fueron integrados en la Junta Política y en el Consejo Nacional. Fal Conde, el líder carlista, se negó a aceptar cargos franquistas, al igual que Hedilla. Pero el franquismo acabó con el fascismo. Otra cosa distinta es que Franco utilizase métodos fascistas tanto para gobernar, como para su política económica, pero no lo hacía para la revolución fascista de realizar el destino de un pueblo colectivizando la agricultura y estatalizando la industria y los servicios, sino para conservar los valores católicos, la propiedad, las clases sociales de siempre, los privilegios militares, en orden a acabar con el liberalismo (masonería) y con el marxismo tanto en su vertiente socialista como en la comunista. Franco era la extrema derecha.

Los sucesos de Barcelona de mayo de 1937.

El 25 de abril de 1937, apareció muerto en Molins de Rei, Roldán Cortada Dolcet, un dirigente de UGT. Indicaba que la guerra entre catalanes había empezado. El 29 de abril, los carabineros mataron a un anarquista, Antonio Martín, porque se había presentado en la frontera pretendiendo adueñarse del puesto de control. Entonces, CNT se sublevó en la Torrasa (Hospitalet) y desarmaron a unos Guardias de Asalto. El 1 de mayo, no pudo celebrarse en Barcelona la manifestación de la Fiesta del Trabajo de forma unitaria. Los anarquistas no querían estar junto a los ugetistas ni junto a los comunistas.

El 2 de mayo de 1937, Barcelona aparecía llena de barricadas y los anarquistas intentaban tomar todos los edificios públicos en una guerra que duró 5 días, hasta el 7 de mayo de 1937, y causó más de 500 muertos y 2.000 heridos. El día 2 de mayo de 1937, el periódico comunista de Valencia El Frente Rojo, salió pidiendo que se cerrara La Batalla, periódico del POUM. El Frente Rojo estaba dispuesto a colaborar con los anarquistas “por solidaridad sindical”, pero exigía acabar con los de POUM, que eran comunistas no dogmáticos, opuestos al estalinismo del PCE.

Los sucesos del 3 al 7 de mayo de 1937 en Barcelona, representan la culminación de los enfrentamientos entre la revolución catalanista, la revolución comunista y la revolución anarquista que simultáneamente, se estaban intentando desde julio de 1936. Y también en menor medida se estaba intentando la revolución de POUM contra los comunistas estalinistas. La CNT desconfiaba de un partido marxista y minoritario como POUM, que pretendía imponer sus directrices al resto de las fuerzas políticas, pero tenían un enemigo común que era el PCE.

El 3 de mayo de 1937, el Comisario de Orden Público de la Generalitat, Eusebio Rodríguez Salas, del PSUC, de acuerdo con su jefe, el Consejero de Seguridad Interior, Artemi Aiguadé Miró, de ERC, fue a Telefónica de Barcelona para expulsar del edificio a los anarquistas que la habían ocupado en 19 de julio de 1936 y se habían quedado allí definitivamente. Parece que Rodríguez y Aiguadé no habían comunicado el plan al Consejo de Seguridad de la Generalitat, sino que actuaban por su cuenta porque creyeron que iba a ser una operación rutinaria. La mayoría de los ocupantes eran de CNT, pero había también algunos de UGT. Rodríguez Salas utilizó Guardias de Asalto para entrar en Telefónica. La justificación que daban para el desalojo era que debían retirar las armas de los que estaban haciendo “paseos” al margen de la justicia y del Gobierno. Pero si CNT perdía lar armas, también perdía el poder.

CNT, FAI y Juventudes Libertarias, salieron a la calle a combatir. Se les unió el POUM. El POUM defendía un comunismo bolchevique, pero no dogmático y estalinista, sino discutido y revisado dialécticamente. Barcelona se llenó de barricadas. El 3 mayo por la noche, POUM habló con CNT para estar unidos en la lucha.

El asalto a Telefónica costó tres días de lucha. Milicias comunistas entraron disparando en Telefónica y hubo muchos muertos. Pero el asunto no era tan simple como empezó, no era una operación rutinaria, porque representantes del Gobierno Republicano de Cataluña estaban en lucha entre sí. Y lógicamente, los políticos hicieron una llamada cada uno a sus seguidores, y la lucha pasó a las calles.

En la noche del 3 de mayo, se reunió el Gobierno de la Generalitat, y CNT exigió las dimisiones de Aiguadé y de Companys. Se negaron a dimitir y CNT convocó a huelga general, y las calles se llenaron de barricadas. PSUC, UGT, Lliga y ERC estaban en un bando, y CNT y POUM en el otro bando.

Pero el grupo anarquista, tras 10 meses de lucha, aparecía desmoronado en grupos diversos y enemistados, y el poder catalán, que había estado en sus manos hasta ese momento en Barcelona, pasó a manos conservadoras, los nacionalistas. El triunfador en ese torbellino de aguas revueltas, fue el PCE, que pasó de la insignificancia, a un protagonismo inesperado. Quizás los perdedores fueran los republicanos, que manteniéndose como mayoría ciudadana, no había sido capaces de reivindicar el poder antes de mayo de 1937, ni lo fueron después de mayo de 1937. Los nuevos protagonistas de la política catalana fueron los nacionalistas de ERC y los comunistas de PSUC.

El Consell de Gobierno de la Generalitat dimitió en pleno y Companys aceptó las dimisiones. Los nacionalistas Tarradellas y Companys comprendieron que se habían metido en un barrizal de arenas movedizas, y optaron por un compromiso con CNT para restablecer el orden público. Pero Rodríguez Salas y su PSUC pensó que se podía acabar con CNT, y con la agrupación anarquista “Amigos de Durruti”, como medio para poder intentar la revolución comunista. La situación era de guerra civil catalana.

Largo Caballero decidió intervenir en Barcelona, pero ello significaba que el Gobierno de España tomaba las riendas del poder y destituía al Gobierno de la Generalitat. Por su parte, los de la Generalitat, ni eran capaces de dominar a los anarquistas de la calle, ni querían el ejército de Largo Caballero en Barcelona.

Entonces los anarquistas y el POUM se hicieron fuertes en Barbastro (Huesca) y proyectaron ir desde allí sobre Barcelona e iniciar una guerra contra socialistas y republicanos. Juventudes Libertarias y Amigos de Durruti se aprestaron para la lucha.

El PSUC, comunistas catalanes, ordenó desarmar a los milicianos. El POUM, que era “trotskista” o más bien partidario del libre análisis dialéctico de cada momento, decidió entonces acusar al PSUC, que era leninista dogmático, de colaborar con los estalinistas. El PSUC acusaba al POUM y a CNT de indisciplina e ineficacia. POUM y CNT acusaban a PSUC de sacrificar los ideales revolucionarios con el fin de obtener el poder. El caos era enorme y acabó a tiros: POUM y CNT-FAI, dirigidos por el anarquista italiano Camillo Berneri, profesor de secundaria en la materia de filosofía que quería la acción conjunta de POUM y anarquistas, ocuparon el edificio de Telefónica en Barcelona y hubieron de ser desalojados por el Gobierno del 3 al 7 de mayo de 1937. Berneri fue asesinado el 5 de mayo por las fuerzas de UGT y de la policía que entraban en Telefónica. Hubo muchos muertos y muchos supervivientes de POUM-CNT fueron asesinados tras su rendición. Pero los milicianos fueron desarmados finalmente, y se organizó un ejército regular. La solución del problema de rivalidad entre partidos del bando republicano había costado casi un año, una ventaja muy grande para el bando nacional o rebelde.

Azaña estaba en esos días en Barcelona, concretamente en Pedralbes, completamente asustado por la gravedad de los acontecimientos y pidió una solución militar rápida como medio de evitar la guerra interna en Cataluña. Companys le contestó que lo que había que buscar era una solución negociada, y hablaba como si las balas se detuvieran con negociaciones. Hubo negociaciones desde el 3 de mayo, pero el acuerdo era imposible entre unos comunistas que querían la revolución del proletariado y estaban organizando comités de barrio, de municipio y de fábrica, y unos sindicalistas CNT que querían la destitución de Eusebio Rodríguez Salas. No había puntos de acuerdo sobre los que dialogar.

El día 4 de mayo, llegaron a Barcelona los anarquistas García Oliver, Federica Montseny, Mariano Rodríguez Vázquez (Secretario del Comité Nacional de CNT) y Diego Abad de Santillán, y los ugetistas Carlos Hernández Zancajo, Mariano Muñoz, Pascual Tomás, para intentar detener la lucha. La CNT de Valerio Mas, Federica Montseny y García Oliver, se negó a combatir junto a POUM. Su prestigio hizo que amainara la lucha anarquista en las calles.

El día 4 de mayo, Largo Caballero envió Ministros a parlamentar e intentar poner paz en las calles de Barcelona, pero no se atrevió a enviar Guardias de Asalto o soldados para imponerse.

El día 5 de mayo seguía la lucha. El general Sebastián Pozas Perea, simpatizante del PCE, se hizo cargo del mando militar de Barcelona, bajo la autoridad de Largo Caballero, lo cual ponía en peligro la autonomía catalana. Se cesaba a José Aranguren Roldán. Pozas, como Comandante del Frente de Aragón, tendría jurisdicción sobre todo Cataluña y Aragón, todo el territorio que dominaban los milicianos catalanes, la mayoría anarquistas. Pozas designó Delegado de Orden Público en Cataluña al coronel Antonio Escobar Huertas, que ya era Jefe de Policía de Barcelona, y le entregó 1.500 Guardias de Asalto. El Gobierno de España reclamaba las funciones militares y de orden público que la Generalitat le había usurpado, pues no estaban en el Estatuto de Autonomía. Al fin de los sucesos de mayo, la Generalitat perdió las funciones que había usurpado ilegalmente: la Consejería de Interior; la Consejería de Defensa; el Ejército de Cataluña; y su proyecto de una República Federal Española.

Pozas desarmó a las milicias aragonesas y previno sucesos más graves en Barcelona por si los anarquistas aragoneses iban sobre Barcelona. El PCE imponía disciplina en el ejército, pero ya era tarde en orden de imponerse a los rebeldes franquistas, porque Franco había tomado muchos recursos en el extranjero y disponía de más recursos que los republicanos.

El 5 de mayo Companys nombró un nuevo Gobierno de la Generalitat con un miembro de cada partido y de cada sindicato. Se nombró otro Consell de cuatro miembros, uno de ERC, uno de CNT, uno de UGT-PSOE y uno de Unió de Rabassaires. En el nuevo Gobierno de Companys, eran: Consejero de Economía, Sanidad y Asuntos Sociales, Valerio Mas, sindicalista de CNT. Consejero de Interior, Justicia y Trabajo, Antonio Sesé Artaso, y tras su muerte, Rafael Vidiella Franch, del PSUC. Consejero de Abastos y Agricultura, Joan Pous Viñeta, de Unió de Rabassaires. Consejero de Hacienda, Carlos Martín Feced.

El 5 de mayo, Companys negoció la paz con los anarquistas, pero aquella noche éstos asesinaron a Antonio Sesé Artaso, de UGT, en la idea de que estaba escogido para Consejero del Gobierno catalán. Los anarquistas exigían un Consejo Ejecutivo de Pacificación que estuviera integrado por CNT, UGT, Esquerra y Unió de Rabassaires, y que destituyera a Aiguadé y a Rodríguez Salas. Antonio Sesé Artaso, comunista y de UGT, representante de UGT en el Gobierno de la Generalitat, fue asesinado cuando iba a tomar posesión del cargo de Consejero en el nuevo Gobierno. Y el coronel Antonio Escobar se salvó por poco de la muerte, y sólo fue herido. Antonio Sesé fue sustituido por Rafael Vidiella Franch, también comunista.

El teniente coronel Antonio Escobar fue sustituido como Delegado de Orden Público Público, por el teniente coronel Alberto Arrando Garrido, luego sustituido por José Echevarría Novoa, y por el teniente coronel Torres (probablemente José Torres Martínez) en el cargo de Jefe Superior de Policía. El teniente coronel Torres había llegado esa misma noche a Barcelona, pero conocía el tema catalán y el ambiente que se vivía en Barcelona, e inmediatamente abrió conversaciones con CNT para restablecer el orden, mientras por otra parte iniciaba una represión de partes no dialogantes.

El 6 de mayo de 1937, el Gobierno de Valencia de Largo Caballero, envió 1.500 guardias de asalto en una columna motorizada, y 2.500 más en el barco “Ciudad de Valencia”, una vía más lenta. Esta fuerza armada republicana tuvo que luchar contra los dos bandos que se estaban matando en Barcelona, socialistas y anarquistas. Los aviones sobrevolaban Barcelona a baja altura para amedrentar a la gente, pero no dispararon ni bombardearon.

Los hombres de CNT y UGT hicieron llamamientos por radio para que se restableciera la calma y los obreros volvieran al trabajo, pero cuando se fue difundiendo la noticia de la muerte de Sesé, volvieron a las barricadas.

Los barrios de la periferia de Barcelona eran anarquistas, mientras el centro de la ciudad era de PSUC, UGT y ERC. La batalla de mayo en Barcelona era también una batalla entre barrios de distinta clase social. Domingo Ascaso, hermano de los también anarquistas Francisco y Joaquín, murió en estos enfrentamientos.

El Regimiento anarquista “Rojo y Negro” de la 4ª División de Ascaso, fue llevado a Barcelona, al tiempo que también fue llamada la comunista “División Lenin” de milicias del POUM. Aquello no prometía ser la solución, sino más guerra entre anarquistas y comunistas. Ambos debían llegar desde Aragón. Al llegar a Lérida, el 6 de mayo la aviación lanzó sobre ellos proclamas para que volvieran al frente de Aragón  y no se desmovilizara el frente aragonés.

Cuando POUM ordenó la vuelta al trabajo, y no hizo llegar a la “División Lenin” desde Aragón, lo cual les hubiera dado más fuerza en Cataluña, pero hubiera dado lugar a la guerra civil barcelonesa, dentro de la Guerra de España, se estaba suicidando políticamente.

El 7 de mayo de 1937 se acabó el conflicto de Barcelona. Otros conflictos espejo habían surgido en Tarrasa, Reus, Tarragona, y Tortosa, pero en Cataluña lo importante es siempre Barcelona. En Barcelona quedaban 200 muertos como fruto de los sucesos del 3 al 6 de mayo de 1937.

       Valoración de los sucesos de mayo.

Los sucesos de abril y mayo de 1937 en Barcelona, significaron un hito político en la Guerra de España. Muchas unidades militares anarquistas del frente de Aragón se desplazaron a Barcelona y muchos dirigentes del Gobierno de España se desplazaron desde Valencia a Barcelona. Todos intuían la gravedad de los hechos y la posibilidad de que se decidiera quién asumiría el poder en adelante en España.

El PCE y el PSUC culpabilizaron de los sucesos de mayo de 1937 a POUM. El 9 de mayo de 1937, José Díaz, en seguimiento de las consignas del Comintern, acusó a POUM de ser trotskistas golpistas. El 12 de mayo, Andreu Nin, de Partido Obrero de Unificación Marxista POUM, denunció que los sucesos habían sido una conspiración del PSUC, hecha por orden de Moscú a través del húngaro Geroe. El 13 de mayo, se acusó al POUM de fascismo, pues era ya habitual en el PCE y PSOE el que todos sus enemigos fueran acusados de fascismo, un insulto muy popular. El 15 de mayo, Federica Montseny y García Oliver pidieron la ilegalización de POUM en toda España, a lo que Largo Caballero se negó. Y el 17 de mayo, los comunistas y anarquistas forzaron la crisis de Gobierno de Largo Caballero, un error de CNT, que quedó fuera del Gobierno Negrín y perdió sus oportunidades. POUM no sólo perdió el poder, sino que sufrió una dura represión.

La CNT también perdió su poder en Barcelona, y una vez fuera del poder, los distintos Gobiernos fueron quitándole puestos de mando en el ejército desplegado en Aragón.

A partir de entonces se impuso el PCE, desapareció el POUM y sus proyectos de revoluciones, y se concentraron los esfuerzos en la guerra.

El balance final de los sucesos de Barcelona fue de unos 500 muertos. Había sido una batalla entre bandos republicanos, lo que ya se venía anunciando en esas coaliciones irracionales entre organismos políticos incompatibles que ahora llamamos Frankenstein.

En los siguientes días, algunos líderes de UGT asesinaron a los principales líderes anarquistas sospechosos de organizar asesinatos y revueltas contra PSOE-UGT.

Tras los sucesos de Barcelona, los comunistas decidieron acabar políticamente con Largo Caballero. Colaboraba con ellos el socialista Indalecio Prieto que estaba cansado de su compañero. Largo Caballero fue obligado a dimitir de la Presidencia del Gobierno de la República de España y el 8 de mayo tomó el cargo Juan Negrín López.

Independencia virtual del País Vasco.

En mayo de 1937, Vizcaya actuaba de hecho como país independiente. El 23 de abril había creado su propio ejército, y José Antonio Aguirre se había proclamado jefe de ese ejército. Los militares del ejército español, consideraban que la derrota de Vizcaya estaba próxima y era inevitable. Entonces, ante el abandono en que los vascos sentían que les había dejado España, apoyaron masivamente la decisión de Aguirre de resistir hasta el final. También el general soviético Goriev, aceptó ser el asesor militar de Aguirre. Incluso Llano de la Encomienda, el general Jefe del Ejército del Norte, felicitó a Aguirre por su decisión de tomar la jefatura del ejército en el País Vasco. Llano de la Encomienda no estaba captando que su país, España, estaba perdiendo la soberanía sobre el País Vasco. Aguirre prosiguió en su proyecto de defensa de Vizcaya, y el 10 de mayo de 1937, creó el Comisariado Político del Ejército de Euzkadi. En el ejército de Euskadi había soldados vascos y gudaris. Gudaris eran los soldados nacionalistas vascos voluntarios. Aguirre hizo un llamamiento a los gudaris, y aparecieron muchos.

Ataque rebelde sobre Vizcaya en mayo de 1937.

Como preparación al ataque sobre Vizcaya, el 2 de mayo empezó la ofensiva franquista sobre la carretera de Burgos a Santander, para cortar posibles suministros a Vizcaya desde el oeste. Duró tres días. Mola planificó un gran ataque sobre Vizcaya a principios de mayo de 1937, al que los vascos sólo pudieron resistir durante 12 días.

El 6 de mayo de 1937, el cardenal Isidro Gomá recibió un telegrama de la Secretaría de Estado Vaticana, para que gestionase ante el PNV la rendición de Bilbao. Gomá escribió ocho puntos en un documento, y Franco y Mola los aprobaron. Cuando los obispos vascos vieron el desastre que se les avecinaba, empezaron a decir que había que evitar una guerra entre católicos, los católicos de Franco y los católicos vascos, una guerra que ya existía y que parecía que no se habían dado cuenta en un año de lucha. Y se pusieron a negociar en nombre del pueblo católico, sin que nadie les hubiera nombrado ni elegido para ello. Pero se sentían con suficiente autoridad moral, pues los navarros y los vascos respetaban a las autoridades religiosas.

El cardenal Eugenio Pacelli comunicó a Franco por telégrafo las condiciones de los obispos vascos: no se dañaría la ciudad de Bilbao; se facilitaría la salida de Bilbao de todo tipo de autoridades; se garantizarían todas las vidas y todas las propiedades de los vascos; se libertaría a los milicianos que entregasen sus armas; sólo se juzgaría a los acusados de delitos comunes; se descentralizaría la administración y se establecería una justicia social progresivamente.

El telegrama del cardenal Pacelli fue interceptado por Largo Caballero: estaba siendo emitido desde Barcelona y había sido retenido en la oficina de Correos. Largo Caballero tampoco quiso notificárselo al Consejo de Ministros, pero se lo leyó a Giral, Giner de los Ríos, Álvarez del Vayo, Ángel Galarza y a Indalecio Prieto. La Santa Sede comprendió que se había metido en un lío, y pidió al Nuncio en París, Valerio Valeri, que le solucionara el desaguisado. Valeri llamó al padre Onaindía a las 17:00 horas del 10 de mayo de 1937, pero la cita nunca tuvo lugar.

Pacelli envió muchos más telegramas a Gomá, ofreciéndose como mediador en la rendición de Bilbao, pero no fue tenido en cuenta. Por último, Pacelli logró ponerse en contacto con Franco y apeló a su condición de católico para que no humillara a los nacionalistas vascos y para que evitase el derramamiento de sangre. Franco le contestó que obraría con benignidad. Pero los asuntos católicos se complicaron a partir de entonces, porque Pacelli y Gomá pasaron más allá y trataron de regular la asistencia religiosa en las fuerzas armadas franquistas, y eso provocó intranquilidad en el Cuartel General de Salamanca, porque no aceptaban que Roma se inmiscuyese en temas de Gobierno, y emitieron una nota diciendo que no era oportuna la intervención de la Santa Sede en España, cuando El Vaticano no se manifestaba en la cuestión de condenar la alianza del PNV con los comunistas, mientras exigía regular la vida de los soldados franquistas. Además, el Papa reconocía al Gobierno de Valencia, al que calificaba de comunista, pero tenía reticencias en reconocer al Gobierno rebelde de Burgos-Salamanca, del que sabía que era católico. Lo cierto era que El Vaticano no quería comprometerse y esperaba el desarrollo de la guerra, antes de tomar partido. El Marqués de Magaz lo puso de manifiesto en Roma, pero no obtuvo resultados.

A todo ello contribuía el que Europa entera empezó a decir que Franco era fascista, lo cual sólo era una visión muy parcial de la Guerra de España, en la que luchaban las potencias fascistas, Alemania e Italia, contra los demócratas, socialistas y comunistas. Pero el problema de España era mucho más complejo, había muchas revoluciones en proyecto, y Franco era un dictador antiliberal, antidemocrático y anticomunista, pero no fascista. El fascismo, como colectivizador de la tierra y estatalizador de la industria y los servicios, es de izquierdas, y el franquismo era de extrema derecha, pero utilizaba los métodos fascistas que eran muy similares a los comunistas. El fascismo y el comunismo tienen muchas similitudes entre ellos, y de hecho, muchos militantes se pasaban de uno a otro. Ambos son totalitarios antiliberales, ambos estatalizan la economía, ambos creen en una “democracia popular”, que ninguno cree en la democracia liberal social y representativa, que es lo que entendemos por democracia en Europa occidental. La “democracia socialista” y la “democracia orgánica”, son contradictorias con la “democracia liberal, social y representativa”.

Largo Caballero tenía muchos problemas en esos momentos: le estaban atacando en Bilbao; sufría los sucesos de Barcelona; y sufría el acoso comunista, que le consideraba un poco corto de entendimiento y creía posible arrebatarle la revolución socialista. La “democracia liberal social y representativa” es compatible con la democracia socialdemócrata, pero no con el “socialismo de clase”, y tampoco es compatible con la “democracia liberal burguesa” propia de la Europa del siglo XIX.

Largo Caballero todavía tenía muchos aviones a principios de mayo de 1937, y creía que podía mantener una defensa larga en Bilbao. Pensó en hacer una ofensiva aérea sobre Extremadura para que los aviones rebeldes fueran lejos de Bilbao y de Barcelona. Pero fueron los rebeldes los más listos: favorecieron los desórdenes en Barcelona, ante los que no supo reaccionar Largo Caballero. El rey de los desórdenes populistas, Largo Caballero, no esperaba que le dieran de su propia medicina.

José Antonio Aguirre pidió ayuda a Largo Caballero, y Prieto se lo comunicó al Gobierno. Pero Smushkevich e Hidalgo de Cisneros dijeron que los cazas republicanos no tenían suficiente autonomía de vuelo para actuar en la costa del Cantábrico, pues debían partir de aeródromos en la mitad sur de España, o desde Barcelona, a 500 kilómetros del objetivo en ambos casos. Y para llegar a Bilbao, los aviones debían volar cerca de 300 kilómetros por cielos dominados por los rebeldes en la cuenca del Duero. Los expertos en aviación le dijeron que enviar aviones en pequeño número era un suicidio, y recomendaban que no fueran menos de 10 ó 20 aviones en cada patrulla, para tener opciones de defensa si aparecían los cazas enemigos. Los aviones del Gobierno despegaban de Valencia, Barcelona o de Madrid cuando podían, aeródromos alejados de Bilbao.

Prieto intentó que Francia permitiera utilizar aeropuertos franceses. Los aviones saldrían de Barcelona, repostarían en Francia cerca del País Vasco, y actuarían en el área de guerra. Por eso, Prieto llevó a Barcelona a gran parte de su fuerza aérea. Mientras hubo algaradas en Barcelona, los aviones no fueron utilizables.

El desgaste de ambos bandos combatientes era muy evidente en el País Vasco, y los vascos empezaron a comentar que Largo Caballero no les quería ayudar, justamente para castigar su independentismo. Lo cierto es que Aguirre les dijo que eso no era verdad y que Prieto les ayudaría en cuanto pudiese, pero los rumores populares antiespañoles se extendieron. Prieto había tomado unas decisiones discutibles, como abrir una ofensiva de distracción en Extremadura a primeros de mayo y la orden de atacar en Andalucía, lo cual resultó dispersión de sus propias fuerzas, de modo que tres docenas de aviones tenían que atender demasiados frentes muy alejados los unos de los otros, hasta de 700 kilómetros de separación entre ellos.

El 8 de mayo despegaron de Lérida 15 Chatos rusos y 1 Douglas DC-2 y se presentaron en el aeropuerto de Francazal (Toulouse). Llegaron a Toulouse, para repostar, simulando ser aviones comerciales y de turismo, y allí les descubrió el coronel Luuns, del Comité de No Intervención, y les hizo volver a Lérida. Por el contrario, la Legión Cóndor alemana, sí bombardeó Sollube ese 8 de mayo. El Gobierno republicano envió aviones directamente, desde Albacete, 600 kilómetros atravesando Castilla, pero los aviones fueron cayendo poco a poco en el tiempo. El 6 de junio no quedaba ninguno.

La guerra del País Vasco era sangrienta: el 8 de mayo los gudaris perdieron Sollube, y el montículo se convirtió en campo de batalla, en el que unos días prevalecían los rebeldes, y otros los gudaris, y cada asalto significaba muertos. Muy cerca, al sur de Sollube, apareció otra batalla en un monte similar en Santa María de Bizcargui, que también se perdió y ganó media docena de veces. Y al norte estaba el montículo de Jata, con iguales características. Y muy cerca Peña Lemona. Se trataba de unos montes de unos 600 metros de altitud, que separaban la ría de Bermeo de las ciudades de Munguía y Bilbao.

El 9 de mayo Aguirre tomó el mando del ejército vasco y nombró Jefe de Estado Mayor a Ernesto de la Fuente. Alberto Montaud Noguerol pasó a Comandante General de Ingenieros. Y Modesto Arámbarri Gallastegui pasó a asesor militar de Aguirre. Aguirre decretó la movilización de los reemplazos de 1937, 1938 y 1939, y creó un ejército muy numeroso, pero muchos de los nuevos soldados vascos eran niños de 18 años.

El 9 de mayo, Mola ocupó Sollube y empezó la campaña sobre la primera línea de defensa de Bilbao. En mayo de 1937, las defensas del “cinturón de hierro” habían caído, y Bilbao estaba sitiada. El párroco de Amorebieta salió a hablar con los sitiadores y fue fusilado.

El 16 de mayo, los vascos empezaron a emigrar masivamente hacia Santander, donde buscaban medios para huir más lejos. Los vascos emigraban con sus carros de labranza, sus animales y sus enseres. Al llegar a Santander se encontraban con que no había comida y faltaba el agua[1].   El 17 de mayo, Mola tomó Amorebieta, y la ciudad fue incendiada por los vascos en el momento en que se retiraban. Mola estaba a punto de contactar con el Cinturón de Hierro de Bilbao: Lemona y Galdiano al este, Miravalles al sur y Sodupe al oeste.

El 17 de mayo se reintentó la ruta aérea francesa y el día 20, cazas y bombarderos Natacha llegaron a Pau. En ese momento había una campaña internacional en contra de la implicación de Francia en la guerra. Esta vez utilizaron el aeródromo francés de Pont Log (Pau) pero también fueron localizados por los franquistas y el Comité de No Intervención les envió de vuelta a Lérida.

La solución ideada por Prieto, fue que los aviones llevaran menos bombas y en cambio portasen un depósito auxiliar de gasolina, y con esa modificación, el 22 de mayo, seis aviones salieron de Madrid y llegaron hasta Santander en vuelo directo. Era peligroso, porque en el Sistema Central había antiaéreos rebeldes, luego había que atravesar Castilla, que son muchos kilómetros en territorio enemigo, con antiaéreos en las ciudades importantes y cazas enemigos que podían atacarles en cualquier momento, y por fin había que superar la Cordillera Cantábrica con más antiaéreos. Los rusos decían que esas misiones no eran posibles, pero se intentó. Los aviones rusos llegaron a Santander el 22 de mayo. El 24 de mayo lo volvieron a intentar, pero sólo llegaron 4 aparatos y los demás se quedaron por el camino. En los nuevos intentos, todos los aviadores dependían de la suerte, e incluso hubo aviones que acabaron en Biarritz (Francia), porque no les quedaba más combustible.

El comandante Francisco Ciutat de Miguel, que defendía Vizcaya, se quejaba a Rojo de que los aviones rebeldes les ametrallaban y denunciaban sus posiciones al enemigo, con lo cual era imposible iniciar estratagemas de sorpresa, y les bombardeaban antes de marcharse, y que media hora más tarde otros aviones repetían la operación de acoso. Las quejas se divulgaron en la prensa, y hasta hubo un avión rebelde, que dejó caer en medio de las tropas vascas unos aviones de juguete en plan de guasa.

El 22 de mayo, los rebeldes entraron por tierra en el Valle del Río Ibaizábal, zona de Galdácano a Basauri, y tenían el Cinturón de Hierro a tiro. El 30 de mayo atacaron el Cinturón de Hierro más próximo a Bilbao.

El 30 de mayo, los gubernamentales atacaron Valsain y la Granja de San Ildefonso, en Segovia, otra maniobra de distracción al norte de Madrid. El coronel Domingo Moriones Larraga del I Cuerpo de Ejército, dirigía el ataque.

El 31 de mayo, respondieron los rebeldes bajo las órdenes del general José Enrique Varela Iglesias, que llevaba 7 batallones españoles y varios Tabores de moros. La escaramuza duró unos días y ocupó a algunos aviones gubernamentales, que bombardearon la zona de la Cordillera Central el 2 de junio. Era otra maniobra de distracción, para descongestionar Vizcaya. El 31 de mayo, 27 aviones alemanes bombardearon Orduña, para debilitar las defensas vascas. El 31 de mayo, los vascos atacaron Peña Lemona, donde estaba el rebelde Camilo Alonso Vega.

El 31 de mayo, el general Mariano Gamir Ulibarri llegó a Bilbao para hacerse cargo de la defensa de Vizcaya. Había volado hasta Santander, y se había trasladado por carretera hasta Bilbao. Le comunicó a Aguirre que el Presidente de la República, Azaña, autorizaba la existencia del “Ejército del País Vascongado” como ejército independiente del Ejército del Norte, el cual dependía del Gobierno de España. Y le comunicó que el nuevo jefe del Ejército del Norte sería él, Gamir Ulibarri. Azaña estaba cediendo la soberanía a los vascos, excediéndose en sus atribuciones como Presidente de la República. El 3 de junio, Prieto confirmó a Gamir Ulibarri como Jefe del Ejército del Norte en Vizcaya, de las fuerzas de tierra, mar y aire en Vizcaya. Llano de la Encomienda sólo mandaría sobre Santander y Asturias. Es decir, se reconocía el hecho diferencial vasco. En la práctica, Aguirre asumió el mando pleno sobre Euzkadi, en tierra, mar y aire. Para salvar la cara, y no reconocer la independencia vasca, Prieto dijo que el Estado Mayor Vasco sería nombrado siempre por el Gobierno de Valencia. Y Prieto también nombró a Aguirre, Comisario Político Jefe en el País Vasco.

Aguirre, como es natural, no aceptó un poder delegado, cuando de hecho tenía el poder real, y el Gobierno de Valencia quedó en ridículo, pero las circunstancias de la guerra hicieron que no se planteara una cuestión tan espinosa como ésta.

A partir de 17 de junio, los gubernamentales ya no dominaban ningún aeródromo en Vizcaya, y sólo disponían de los cinco aeródromos de Santander, siendo La Albericia el preferido, por estar mejor comunicado con la ciudad.

Incidentes en el Mediterráneo en mayo de 1937.

En la base franquista de Palma de Mallorca, desde enero de 1937 era jefe de la base Francisco Basterreche. Palma de Mallorca era utilizada para el descanso de los soldados italianos, alemanes y franceses que luchaban en el bando rebelde. También había un fondeadero en Ibiza, para descansar sin el agobio de una ciudad.

El trabajo de Basterreche fue bloquear los puertos del Mediterráneo, y fue muy efectivo, a pesar de tener la base republicana de Mahón tan cerca. Contaba con una escuadrilla de aviones que operaban al norte del paralelo 37 (norte de Cabo de Gata (Almería), pues al sur de ese paralelo, la misión le correspondía a la base franquista de Melilla. El crucero “Baleares”, el crucero “Canarias”, y siete cruceros más peor artillados que los dos citados, además de algunos submarinos italianos, patrullaban la zona.

El 29 de mayo de 1937, los republicanos atacaron el “Deutschland” en un puerto de Ibiza, y éste, en represalia, bombardeó Almería el 31 de mayo.

El 31 de mayo, Almería, a 800 kilómetros al sur de Bilbao, donde estaba el centro de la guerra en ese momento, fue bombardeada por barcos alemanes en una maniobra de distracción y de revancha. El acorazado “Admiral Scheer” y 4 destructores, lanzaron no menos de 200 bombas sobre la ciudad de Almería. El Gobierno de España en Valencia se reunió a considerar si debía declararse la guerra a Alemania. Prieto propuso bombardear sobre toda la flota alemana que estaba presente cerca de las costas españolas. Negrín arguyó que eso sólo era competencia del Jefe del Estado, el único que podía declarar una guerra. Y llamaron a Azaña, que vivía en Barcelona. Azaña se presentó por la tarde en Valencia. Giral dijo que las embajadas extranjeras recomendaban calma. Prieto dijo que España tenía derecho a responder a la violencia alemana. Los comunistas apoyaron la guerra a Alemania. Azaña dijo que la guerra a Alemania pondría las cosas todavía más difíciles de lo que ya estaban, que los rusos no querían esa guerra porque ya estaban presentes en España y se verían implicados contra Alemania, y que los franceses y británicos no querían una declaración de guerra que significaría que toda Europa entraría en guerra. El 31 de mayo de 1937, fue por ello una fecha muy importante para Europa, cuando España decidió no declarar la guerra a Alemania.

La aviación gubernamental en mayo de 1937.

El 16 de mayo de 1937, Largo Caballero creó el Arma de Aviación, en la que se integraban la Aviación Militar, la Aviación Naval, y la Aviación Civil. Se estaba empezando a valorar a la aviación como arma decisiva en la guerra. Cuando llegó Negrín al Gobierno, creó un Ministerio de Defensa con cuatro Subsecretarías, que eran Tierra; Marina; Aviación; y Armamento y Estado Mayor Central. Y en vez de tres Regiones Aéreas, creó siete Regiones, en las que contaba con 400 aeródromos. Ya se valoraba el arma de aviación.

El 23 de mayo de 1937, la aviación republicana alcanzó al “Baleares” y le hizo pequeños daños.

El 26 de mayo, la aviación republicana alcanzó al crucero italiano “Berletta”.

  La coronación de Jorge VI de Inglaterra en mayo.

A la muerte de Jorge V del Reino Unido, heredó la corona en enero de 1936, su hijo Eduardo VIII. Pero Eduardo tenía mentalidad racista y nazi, y no era simpático en el imperio británico, ni en Australia, ni en la India, ni en Canadá. Podía significar la ruptura del imperio y los gobernantes británicos decidieron prescindir de él. Utilizaron como excusa su disipada vida privada, tan frecuente entre los reyes europeos, pues siendo soltero, se acostaba con cualquier mujer que le apetecía, incluidas mujeres casadas conocidas. El incidente concreto por el que se le recomendó la abdicación, fue la pretensión de casarse con una americana divorciada y en proceso de segundo divorcio, Wallis Simpson. Renunció al trono en 10 de diciembre de 1936.

Le sucedió su hermano Alberto de York, el cual fue coronado Rey del Reino Unido de Gran Bretaña, con el título de Jorge VI el día 11 de diciembre de 1936. Alberto de York era tartamudo, y necesitó de un tratamiento psicológico para paliar su enfermedad. La ceremonia de coronación se celebró el 12 de mayo de 1937. A la ceremonia de coronación, acudieron Julián Besteiro y el general Francisco Matz, los cuales llegaron a Londres el 9 de mayo de 1937. Se entrevistaron con Eden, el Primer Ministro británico, y le pidieron que se involucrase en la suspensión de hostilidades en la Guerra de España, empezando por la salida de los voluntarios extranjeros que estaban llegando a la guerra. Los españoles se referían a los italianos “voluntarios”. Eden dijo que había que empezar por lo segundo, la retirada de voluntarios extranjeros. Azaña pensaba que había que empezar por negociar un alto el fuego, en el transcurso del cual se retiraran los voluntarios extranjeros. No se llegó a ningún acuerdo con los españoles.

 Ataque gubernamental sobre las Islas Baleares.

El 29 de mayo de 1937, el grueso de la flota republicana, animada por los éxitos de su aviación, decidió salir de Cartagena y dirigirse a Ibiza con la intención de adueñarse del fondeadero, paso previo a atacar Palma de Mallorca. Al mismo tiempo, la flota aérea republicana atacó al acorazado alemán “Deutschland” y le causó graves daños. Hitler se enfadó y propuso a sus almirantes bombardear Cartagena o Valencia, para demostrar el poder de Alemania. Le aconsejaron que no lo hiciese, porque sería una declaración de guerra. Le dijeron que era mejor bombardear el acorazado republicano “Jaime I”, que estaba en Almería. El “Jaime I” fue dañado levemente y se fue a Cartagena a reparaciones. El “Jaime I” se hundió en puerto el 17 de junio debido a una explosión dentro del buque mientras estaba siendo reparado. La explosión causó 300 muertos y 200 heridos. Era el buque más potente de la flota gubernamental, y el único acorazado que tenía.

Pero el proyecto alemán siguió adelante, y el 31 de mayo de 1937, se presentaron frente a Almería el acorazado “Almirante Scheer” y cuatro destructores alemanes, y abrieron fuego contra la ciudad, a las 07:30 horas. Ante la agresión, Prieto dijo que la aviación española debía atacar a todos los barcos alemanes a fin de que Hitler declarase oficialmente la guerra que estaba haciendo en España, lo que obligaría a los aliados a entrar en guerra, y ello salvaría al Gobierno de la República de España. Los consejeros de Prieto no lo consideraron oportuno. De todos modos, el 23 de junio de 1937, los buques de guerra italianos y alemanes abandonaron el control de las costas españolas del Mediterráneo. Soller (Mallorca) se convirtió en el puerto de los submarinos españoles rebeldes e italianos.

El 30 de mayo, el mercante “Ciudad de Barcelona”, fue hundido por un submarino en el trayecto de Marsella a Valencia. Llevaba material de guerra, y voluntarios comunistas de las Brigadas Internacionales. Era un buque de 4.000 toneladas y murieron 200 voluntarios comunistas.

En los días siguientes, los rebeldes hundieron el petrolero “Campero”, y el motovelero “Granada”.

La sumisión monárquica a Franco en mayo.

Los monárquicos creían que se podían hacer dueños del levantamiento franquista. Tenían un periódico, Acción Española, que decía que ellos serían la orientación ideológica del nuevo régimen político. En esa ideología, continuarían las ideas de José Calvo Sotelo.

Y el 22 de mayo, los monárquicos organizaron un acto en la Universidad de Salamanca en el que participaron José María Pemán, Eugenio Montes, y Pedro Sainz Rodríguez.

El régimen franquista contestó enseguida a los monárquicos, y declaró que Calvo Sotelo era uno de los ideólogos del franquismo, y que su viuda y descendientes gozarían de una paga del Estado vitalicia. Eugenio Vegas Latapié intentó defender la idea de que Acción Española había colaborado de forma substancial en el levantamiento franquista, pero no sirvió de nada.

La crisis del PSOE en mayo de 1937

El PSOE estaba roto desde la dictadura de 1923-1930, cuando no supo interpretar esa dictadura, ni tomar una postura unánime frente a ella. Pero la táctica interna fue ocultar las disidencias y actuar como si no pasase nada dentro del PSOE. En octubre de 1934, la ruptura interna era completa, mientras se negaban a reconocer en público las discrepancias. Y UGT, un sindicato de clase, es decir, un sindicato al servicio de un partido político por encima del servicio a los trabajadores que se le supone a un sindicato, estaba enfrentado a PSOE. En diciembre de 1935, se rompió la vinculación orgánica de UGT a PSOE, porque Largo Caballero, el líder de UGT, quería a los afiliados de UGT como soldados para su revolución y se negaba a aceptar las decisiones de PSOE democráticas. Creó una nueva idea de democracia, confundida con populismo, o voluntad de la mayoría al servicio de la revolución, en vez de extensión de los derechos humanos a cada vez más personas en servicio a la humanidad. Cuando Largo Caballero formó Gobierno en 1936, intentó un Gobierno sindicalista, no demasiado alejado de las ideas nacional-sindicalistas, nazis, vigentes en ese momento en Europa. Igual que el fascismo, cultivó el personalismo y adhesión a su persona. A eso, lo denominaba Largo Caballero “izquierda” del PSOE y es lo que se impuso desde entonces como significado del término “izquierdas” en ese partido, es decir populismo. El término izquierdas auténtico, como sentido de protección al obrero frente a los beneficios empresariales, se perdió casi por completo. El PSOE largocaballerista se fue acercando a las doctrinas del PCE, y ello provocó la crisis del PSOE de mayo de 1937. Como era natural, el PCE no le iba a dejar el campo libre, y trató de atraer al largoballerismo a su partido, y una vez fracasado el intento, rompió con Largo Caballero. En 1936, Largo Caballero intentó el pacto con el PCE, en la idea de que la inmensa mayoría que representaba UGT, se impondría siempre sobre la muy pequeña minoría que representaba el PCE. De hecho, Largo Caballero consiguió absorber en UGT al pequeño sindicato que habían intentado crear los comunistas. Los comunistas accedieron a entrar en UGT pensando infiltrarse y fagocitarlo desde dentro. Pero PCE nunca se avino a abandonar el Comintern, ni a someterse a la disciplina que intentaba imponer Largo Caballero. Y Largo Caballero fue perdiendo la partida: Juventudes Socialistas Unificadas se inclinaba por el comunismo; y el Partido Socialista Unificado de Cataluña era abiertamente comunista. En enero de 1937, Largo Caballero reiteró su oferta de fusión al PCE, y los dirigentes del PCE pensaron en la fusión con la izquierda pesoísta, y en la destrucción del centro político pesoísta, lo cual acabaría seguramente con el PSOE y crearía un PCE fuerte. Largo Caballero no tenía fondo teórico, ni intelectuales que le orientasen frente a los comunistas, y empezó a perder popularidad en 1937. En mayo de 1937, los partidos ya no aceptaban la pretensión de Largo Caballero de erigirse como líder sindical absoluto, y echaron abajo su Gobierno. La caída de Largo Caballero se prolongó hasta diciembre de 1937, pero fue completa e irredimible. Indalecio Prieto pactó con los comunistas la eliminación de Largo Caballero y de sus milicias ugetistas sometidas a su persona. Prieto pensaba con ello, que el PSOE moderado o centrista, saldría del aislamiento a que se veía sometido desde 1936, sin poder pactar ni con republicanos, ni con comunistas, ni con ugetistas. Pero el acuerdo con los comunistas llevó a que éstos se adueñaran del ejército, a través de los comisarios militares y de la gran organización del Quinto Regimiento en Madrid. Y la derrota de Aragón en primavera de 1938, hizo que PSOE se replanteara su alianza con PCE y que Prieto saliera del Gobierno. Muchos seguidores de Prieto se pusieron del lado de Juan Negrín. Pero cuando Negrín aceptó la alianza con los comunistas, los caballeristas, prietistas y besteiristas se unieron contra Negrín, bajo el liderazgo de Prieto. Ya no hubo opción a nada, porque la derrota frente a los rebeldes era completa.

La dimisión de Largo Caballero el 17 de mayo.

Los días 5, 6 y 7 de mayo de 1937, durante los sucesos de Barcelona, parecía inminente la caída del Gobierno de Valencia de Largo Caballero. Largo Caballero llamó a Juan Simeón Vidarte, Ramón Lamoneda Fernández y Manuel Cordero Pérez y les pidió el apoyo de la Comisión Ejecutiva del PSOE para su persona.

Juan Simeón Vidarte Franco-Romero, 1902-1976, era un jienense que llegó a Madrid en 1918 para estudiar Derecho, y se afilió a Juventudes Socialistas en 1930 y a la Agrupación Socialista de Madrid, integrándose en el grupo de Prieto y Negrín.

Ramón Lamoneda Fernández, 1892-1971, fue un jienense emigrado a Madrid en 1904, en donde encontró trabajo en la Escuela de Aprendices de la Asociación General de Trabajadores del Arte de Imprimir, es decir, PSOE-UGT. En 1913 le subvencionaron parea viajar a Francia y Bélgica a observar los partidos socialistas. En 1914, era Vicesecretario del Comité Nacional de Juventudes Socialistas, y Secretario Primero de la Asociación General del Arte de Imprimir, AGAI. En febrero de 1917, era Presidente de AGAI, y en febrero de 1918 Secretario General de AGAI, que es el cargo principal en las agrupaciones socialistas de España. En 1919, pasó a la Comisión Ejecutiva del PSOE y en 1920 era Vicesecretario del PSOE. En 1921, se radicalizó y pasó al grupo comunista, primero en PCOE y más tarde en PCE. Pero se decepcionó del comunismo internacional y volvió a UGT-PSOE. En 1936, era Diputado por el PSOE. Cuando Largo Caballero y los suyos dimitieron de sus cargos en la Comisión Ejecutiva, Lamoneda fue uno de los que ingresó en ella. En septiembre de 1938, llegaría a ser Secretario General del PSOE.

Manuel Cordero Pérez, 1885-1941, fue un lucense que se trasladó a Madrid en 1902 y trabajó en una taberna, una tienda de ultramarinos, una panadería y una imprenta. Le enseñó a leer la UGT-PSOE, y en 1905 ingresó en estas agrupaciones políticas. Llegó a ser redactor de El Socialista. En 1914-1918, fue vocal del Comité Nacional de UGT. En 1919-1923 fue concejal en Madrid. En 1923 fue Diputado. En 1928-1939, fue vocal de la Comisión Ejecutiva del PSOE, y en 1931 volvió a ser concejal por Madrid.

El nivel cultural de los dirigentes del PSOE era bajo, y Largo Caballero, con su facilidad de palabra era un líder destacado a pesar de su ignorancia. Los dirigentes de PSOE lo consultaron con Prieto, y éste les explicó lo que era el “socialismo de clase” de Largo Caballero: Un proyecto de Gobierno de los trabajadores, para imponerse sobre las otras fuerzas de producción, sobre la iniciativa empresarial y sobre el Estado, bajo el liderazgo personal de Largo Caballero. Se diferenciaba muy poco del comunismo, salvo que no admitía el leninismo ni el internacionalismo estalinista. Se diferenciaba muy poco del fascismo (nacional-sindicalismo), salvo que el fascismo creía en un destino marcado para cada pueblo bajo la autoridad de un líder populista. Largo Caballero denominaba a su proyecto “Gobierno sindical” en cuanto pretendía la asociación de UGT y CNT para imponer este régimen político, bajo su liderazgo personal. Pero Largo Caballero nunca llegó a proponer formalmente el Gobierno de los sindicatos, porque no encontró ocasión propicia para hacerlo. La CNT se negaba a aceptarle como caudillo, y al contrario, exigía una representación proporcional a los militantes de cada institución sindical, donde CNT era mayoritaria. Largo Caballero quería ser él el redentor español, y la CNT no le admitía en ese papel. Igualmente, Azaña se negó siempre a apoyar a Largo Caballero en ese delirio.

El PSOE no había querido analizar su situación política interna porque sabía que su propio partido estaba dividido y la crisis interna era grave. Los pesoístas no querían oponerse al Presidente del Gobierno pesoísta, para no perder el poder. La situación de partida de Largo Caballero en el Consejo de Ministros de 13 de mayo era de debilidad.

En cambio, el PCE estaba haciendo críticas demoledoras contra todos y contra todo: José Díaz le dijo a Manuel Azaña que era indispensable la formación de un nuevo Gobierno del Frente Popular, en el que estuvieran representados todos los partidos políticos y organismos sindicales. Pero lo que quería, era la caída de Largo Caballero. El PCE decía que para formar un nuevo Gobierno era preciso hacer una política consecuente con el estado de guerra, era preciso reorganizar los frentes, encuadrar todas las fuerzas en un solo “ejército popular”, hacer una depuración de los mandos militares y transformar la industria civil en industrias de guerra. Así mismo, era preciso tomar otra política económica, una nueva política en la que el Gobierno mostrara su autoridad sobre todos los recursos económicos del país, e hiciera una distribución adecuada de esos recursos entre el frente y la retaguardia. El Estado debería llegar a todo el territorio republicano e imponer un orden inflexible, no tolerando insubordinaciones.     Este programa del PCE, de tono estalinista, chocaba evidentemente con las ideas anarquistas de militarización generalizada, nacionalización de todas las industrias y restablecimiento del orden social según modelos anarquistas. El PCE, en sus declaraciones ante Azaña, se refería esencialmente a los anarquistas y al POUM. El PCE había colaborado con Largo Caballero en la esperanza de que levantara un Gobierno fuerte, pero los anarquistas habían luchado por fragmentar el poder en la comunas de campesinos, obreros y soldados, con autodeterminación en cada una de ellas. Largo Caballero no había reaccionado contra los anarquistas, y por tanto, debía cesar.

En mayo de 1937, la CNT repitió su propuesta de unión sindical de 26 de noviembre de 1936, una “alianza obrera revolucionaria”, y de nuevo lo planteó en mayo de 1937. Pero según CNT, Largo Caballero debía renunciar a su protagonismo, lo cual era prácticamente imposible.

Los comunistas estaban radicalmente en contra del proyecto de Largo Caballero, porque eso significaría renunciar a su revolución leninista. Decían que “el gobierno sindicalista” no era parlamentario, ni democrático. Y le dijeron a Largo Caballero que, si lo intentaba, romperían el pacto del Frente Popular y lucharían contra él. El sector PSOE moderado también estaba en contra del largocaballerismo. Y por supuesto, estaban en contra los republicanos.

Ninguna de las fuerzas dominantes, ni el PCE ni los anarquistas, quería a Largo Caballero. Y tras los sucesos de mayo en Barcelona, los socialistas moderados, los comunistas y los republicanos, dijeron que Largo Caballero era un inepto falto de autoridad y de capacidad de iniciativa, y que su Gobierno había fracasado. Largo Caballero intentó desviar culpabilidades hacia Miaja, Jefe del Ejército del Centro, del que dijo que se había negado a prestar hombres para la ofensiva en Extremadura, y que ello era la causa del fracaso ante los rebeldes.

Los comunistas no creían que Largo Caballero se fuera a marchar del Gobierno sin oponer resistencia, pues su locuacidad predominaba sobre la prudencia y la moderación, lo que  indicaba que no se iba a marchar. Largo Caballero no era ni prudente ni moderado, pero utilizaba esos conceptos en su discurso como medio para atraerse la opinión de los demás. Por eso, los comunistas pidieron el apoyo de los pesoístas moderados y de los republicanos, y el 7 de mayo, viernes, le pidieron a Largo Caballero que rectificase tanto la política militar como la de orden público. El Presidente del Gobierno llevaba bastante tiempo en el Gobierno y no había hecho nada por unificar las fuerzas “republicanas”.

Largo Caballero se marchó ese mismo día de Barcelona en avión, para tratar de evitar en Madrid su posible destitución. Pero en Madrid las cosas no le iban mejor a Largo Caballero: Miaja, Presidente de la Junta de Madrid y Jefe de la Defensa de Madrid, estaba en completo desacuerdo con la política de Largo Caballero. A Largo Caballero le pareció ese día que Miaja tenía demasiado poder en Madrid.

Miaja se había opuesto al proyecto de invasión de Extremadura, y Largo Caballero se enfadó y disolvió la Junta Delegada de Defensa de Madrid al igual que había disuelto la Junta de Defensa de Madrid a fines de abril de 1937. En mayo, Largo Caballero tampoco tenía el apoyo de Miaja ni del ejército de Madrid.

El 9 de mayo de 1937, domingo, se celebró un mitin comunista en Valencia en el que el Ministro de Instrucción Pública, el comunista Jesús Hernández, atacó al Gobierno republicano de Largo Caballero, a la CNT, y al POUM. Luego exageró sobre los sucesos de Barcelona de esos días, y contó muertos que nunca había habido. Y responsabilizó de toda esa violencia al POUM, al que llamó “agente de Franco”. Tambiñen hubo insultos para los anarquistas: terminó diciendo que CNT era un sindicato contrarrevolucionario. Los comunistas querían eliminar a los librepensadores marxistas, tanto a los trotsquistas como al POUM. Los PCE eran estalinistas y llamaban “fascistas” a los disidentes de POUM, e incluso decían que había que exterminarles. Todos los enemigos del PCE estalinista eran calificados de fascistas, porque el término “fascista” se había convertido en un insulto aceptado entre las masas, y porque el Comintern así lo había ordenado.

El Gabinete de Gobierno se reunió el 13 de mayo, y hubo un enfrentamiento entre Ministros. Hubo seis horas de discusiones: El PCE pidió la disolución del POUM, como “un castigo a los provocadores”, y también pidió cambios en la política militar y de orden público. Largo Caballero no quería dar importancia a los sucesos de Barcelona, y no quería que desapareciera el POUM. Decía que había que olvidar las rencillas entre comunistas y solucionar el problema real de España, como era el de la propiedad en Andalucía. Largo Caballero no podía prescindir de los comunistas porque, sin ellos, la URSS no enviaría armas a España.

Pero en un momento dado, Largo Caballero dijo de los comunistas que eran unos “embusteros y calumniadores”. Y ése fue el punto de ruptura entre los que insultaban a todos y no aceptaron un insulto contra ellos: Los comunistas pidieron la dimisión de los Ministros de Orden Público, Ángel Galarza, y el de Guerra, Francisco Largo Caballero, y la disolución del POUM, y pidieron que se suprimiera “La Batalla” (periódico del POUM). Largo Caballero se negó a concedérselo. Los Ministros acusaron a Largo Caballero de debilidad ante la rebelión catalana, de tener claudicaciones en lo que él llamaba diálogos, y de falta de autoridad en mantener sus decisiones.

Entonces, los comunistas Jesús Hérnandez Tomás, de Instrucción Pública, y Vicente Uribe Galdeano, de Agricultura, abandonaron la sala. Salieron a continuación los Ministros republicanos y los socialistas pactistas, y se quedaron los caballeristas Galarza, de Gobernación, y Del Vayo, de Estado, y los anarquistas Federica Montseny, Juan García Oliver, Juan López y Joan Peiró.

El 14 de mayo, Largo Caballero le consultó a Azaña sobre su posible dimisión. Largo Caballero dimitió formalmente en 15 de mayo de 1937, sábado. Azaña no admitió la dimisión de Largo Caballero en 15 de mayo, pero las posibilidades de que éste formara nuevo Gobierno eran muy pocas si no colaboraban los socialistas moderados ni los comunistas. Largo Caballero pidió apoyo al Comité Ejecutivo del PSOE, y Vidarte, Lamoneda y Cordero le dieron su apoyo, pero le ponían condiciones como que Largo Caballero abandonase el Ministerio de Guerra, hacer depuraciones militares y despedir a Galarza en Gobernación.

Largo Caballero inició consultas para intentar eliminar a los Ministros de CNT y sustituirlos por ugetistas, comunistas, miembros de Izquierda Republicana, de Unión Republicana, miembros del PNV y miembros catalanistas. Pensó en crear un Estado Mayor Central para dominar las Fuerzas Armadas, que en ese momento eran la base de cualquier Gobierno. Un Consejo Superior de Guerra integrado por todos los partidos y sindicatos, y asesorado por cuatro técnicos militares, planificaría todas las operaciones militares. Y un Consejo de Economía Nacional integrado por todos los ministros y representantes de los sindicatos, planificaría la economía. Era populismo puro, un plan para salvarse él mismo de las iras de todos.

El problema era que Prieto no aceptaba tomar el Gobierno porque no tenía el apoyo de los comunistas ni el de los anarquistas. Entonces, se pensó en Negrín. Los reunidos dijeron que aceptarían a Largo Caballero en un nuevo Gobierno, si Largo Caballero abandonaba el Ministerio de Guerra.

El PCE presentó ocho condiciones para aceptar a Largo Caballero, entre las que destacaban que Largo caballero abandonase el Ministerio de Guerra, que se nombrase un nuevo Jefe de Estado Mayor, y que se cesara a Galarza en Gobernación.

Largo Caballero propuso un Gobierno con 5 Ministros de UGT-PSOE, 2 de CNT, 2 del PCE, 3 republicanos, 1 vasquista, y 1 catalanista. Pero CNT no estuvo de acuerdo en sacrificar dos de sus Ministros para satisfacer a otros grupos políticos, y Largo Caballero dijo que de ninguna manera abandonaría el Ministerio de Guerra. La discusión se mantuvo hasta el 17 de mayo.

Largo Caballero mientras tanto, estaba cometiendo graves errores políticos: Confiaba en su popularidad porque la había tenido a través de UGT a partir de 1932, y le bastaba hablar de que “el poder provenía del pueblo” para suscitar el fervor de las masas. De ahí, había pasado a creerse redentor de España, el hombre que guiaría a las masas, pues tenía facilidad de palabra, porte distinguido vestido de traje, y facilidad para provocar su aclamación en los mítines. Pero Largo Caballero no tenía fondo doctrinal alguno, era simple fachada, y estaba cayendo en impopularidad por la evidencia de que se perdía la guerra. No obstante, Largo Caballero no hacía crisis de Gobierno para no desgastarse. Cuando se provocó la crisis de mayo de 1937, le argumentó a Azaña que no se podía cambiar el Gobierno porque se aproximaba un ataque franquista en Extremadura, y dijo que sabía de una conspiración en Marruecos que debilitaría el poder de Franco. Por tanto, no era el momento de cambiar el Gobierno. Azaña le encargó nombrar un nuevo Gobierno, y Largo Caballero creyó que había vencido a Azaña. A mediodía del 15 de mayo de 1937, salió del despacho de Azaña eufórico, proclamando que se haría un nuevo Gobierno, tal vez sin comunistas.

La prensa sindicalista apoyó inmediatamente a Largo Caballero: Fragua Social, de CNT de Valencia, decía que Largo Caballero era el líder que España necesitaba; Adelante, de UGT, dijo que Largo Caballero era el líder indiscutible del pueblo; Solidaridad Catalana, de los catalanistas, dijo que Largo Caballero tenía su apoyo incondicional.

Pero la realidad iba por un camino distinto al de las proclamas de los periódicos. Largo Caballero no había hecho casi nada decisivo en su gestión de Gobierno, y los españoles se habían cansado del parlanchín inoperante por mucha retórica y buena imagen que presentara.

Largo Caballero proyectó un Gobierno en el que, además de Presidente del Gobierno y Ministro de Guerra, que lo era en el anterior, sería Ministro de Defensa, que englobaría los Ministerios de Marina y Aire. Era plantear la dictadura de hecho: Le daría a Indalecio Prieto todas las competencias económicas en Agricultura, Industria y Comercio, y con ello compraría a la oposición dentro del PSOE. Pero como en tiempos de guerra, la economía la gestionaba el ejército, en realidad, Indalecio Prieto no tendría poder frente a Largo Caballero. El PSOE-UGT tendría 5 Ministros, el PCE tendría 2, CNT tendría 2, y todos quedarían sometidos a la mayoría de Largo Caballero.

Largo Caballero estaba menospreciando a sus adversarios. Incluso Azaña se sintió molesto, y apoyó la sugerencia del PCE de que fuera Negrín el siguiente Presidente de Gobierno.

Prieto le dijo a Largo Caballero que debía dimitir. Pero Prieto no sabía qué candidato alternativo poner, pues Galarza, también del PSOE, era inconveniente y provocaría una nueva escisión en un PSOE ya dividido entre caballeristas y prietistas.

Azaña consultó a los distintos grupos políticos. Giral le dijo que los republicanos, socialistas y comunistas estaban en contra de Largo Caballero. Pero Azaña no quería imponer un Presidente, sino que saliera del Parlamento. Azaña se mostraba cortés y afable con Largo Caballero. Sabía que era un incapaz, falto de autoridad y falto de iniciativas, y que se rodeaba de gente todavía más torpe e incapaz que él.

Largo Caballero se resistía a dejar el Gobierno, y le manifestó a Azaña que tenía plena confianza en sí mismo y que, o él seguía en el Gobierno, o sobrevendría el caos en el Frente Popular. Azaña le encargo formar Gobierno, pero enseguida se puso a hablar con otras fuerzas políticas.

Largo Caballero no encontraba suficientes apoyos para formar Gobierno, y renunció. Azaña reunió a los comunistas  para que se recompusiera el Gobierno. Los comunistas dijeron que de ninguna manera con Largo Caballero. Y propusieron a Negrín como alternativa. Los españoles pensaban que el Presidente sería Prieto, pero Prieto tenía alzas y bajas de carácter, y repentes en los que hacía cosas radicales, y Azaña no le consideraba fiable. Prieto podía controlar los Ministerios militares, pero para relacionar a las diversas fuerzas políticas se necesitaba un hombre templado, enérgico, decidido, que acabara con la indisciplina, y Negrín lo era, además de inteligente y cultivado. Azaña se estaba equivocando, pero en ese momento, la impresión que tenía sobre Negrín era muy positiva. No preveía que Negrín quisiera asumir funciones tanto de Presidente del Gobierno como de Presidente de la República, como sucedió después.

Indalecio Prieto no dijo nada ante la elección de Negrín. Pero era de los pocos que sabía que tenía aspiraciones de acumular mucho poder. En 1939 Largo Caballero huyó a Francia, donde fue detenido por el Gobierno de Vichy e internado en el campo de concentración de Oraniemburg. Fue liberado en 1945, pero murió en París en 1946, poco después.

El 17 de mayo de 1937, Azaña reunió a representantes de todas las organizaciones políticas, y les pidió su apoyo para Largo Caballero. Los republicanos aceptaban la propuesta de Azaña. Los comunistas dijeron que tenían que consultarlo con el Comité Central del PCE. Largo Caballero dijo que, si los comunistas no le daban su apoyo incondicional, y los anarquistas se oponían a su Gobierno, que renunciaba. Largo Caballero sabía que tenía discrepancias dentro del PSOE y que Azaña no simpatizaba con él. No fue aceptado su plan, y el 17 de mayo de 1937, Largo Caballero renunció definitivamente, dando fin a su Gobierno.

Pero los comunistas no tenían un candidato para sustituir a Largo Caballero, porque eran un partido minoritario, que sin el apoyo de los republicanos, los socialistas y los anarquistas, no tenía ninguna posibilidad de gobernar. Entonces, pensaron en Negrín, como hombre del PSOE con el que se podía dialogar. Ya llevaban un tiempo promoviendo la figura de Juan Negrín en sus publicaciones, y no improvisaron cuando le propusieron el 17 de mayo. Para el resto de los españoles, Negrín era un desconocido. Pero el PCE tenía su propia estrategia, la de adueñarse del ejército a través de los comisarios de guerra, antes de intentar su revolución estalinista.


[1] La ciudad de Santander, y las de Torrelavega, Camargo, El Astillero y pueblos cercanos no han tenido abastecimiento de aguas en verano hasta la década final del siglo XX. Cantabria carece de pantanos en vertiente norte de la cordillera, y el único importante está en Reinosa, en el Ebro, y se hizo en 1950, y la captación de aguas no se hizo hasta cuatro décadas más tarde.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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