La Guerra de España en abril de 1937.

Ideas clave: intervención extranjera en abril de 1937, acuerdo Gran Bretaña-Italia de abril de 1937, Santander y Asturias en abril de 1937, remodelación política republicana en Madrid en abril de 1937, ataque rebelde sobre Vizcaya en abril de 1937, remodelación política en Cataluña en abril de 1937, maniobra fallida de distracción en Extremadura en abril de 1937,

Intervención extranjera en abril de 1937.

En abril de 1937, las potencias internacionales habían decidido el cierre de los puertos y fronteras españolas: Italia se encargaba de bloquear las costas de Barcelona Tarragona y Castellón; Alemania de bloquear las de Valencia, Alicante y Cartagena; Gran Bretaña del bloqueo de Cádiz, Sevilla, Huelva, Gijón, Santander y Bilbao; y Francia del de Almería, Málaga, Vigo y La Coruña.

El 6 de abril de 1937, el buque rebelde “Almirante Cervera” se dispuso a inspeccionar el vapor británico “Thorpehall”. En ese momento aparecieron los destructores británicos “Brazen”, “Beagle” y “Branche” que se opusieron al registro del mercante británico. Argumentaban que estaba a más de tres millas de la costa, mar que se consideraba neutral. Con ello, se demostraba que Gran Bretaña estaba protegiendo el tráfico de armas para los republicanos.

El Gobierno de Salamanca comunicó al de Londres que se opondría a la entrada de armas en Bilbao.

El Comité de No Intervención venía discutiendo desde hacía tiempo el tema del control marítimo y fronterizo en España, pero no se ponían de acuerdo en la fecha de entrada en vigor de las normas. Los británicos enviaron al mar Cantábrico al crucero “Shropshire” y al crucero acorazado “Hood”, para reforzar a los destructores que ya estaban allí. El conjunto constituía ya una flota de guerra respetable. El 11 de abril, Sir Henry Chalton telegrafió a Franco, en nombre de Ministerio de Asuntos Exteriores británico, que no toleraría interferencias en los barcos británicos que se dirigieran a Bilbao. Cuando lo supo la Cámara de los Comunes el 12 de abril, hubo una agria discusión: los laboristas no estaban de acuerdo con el intervencionismo británico en la Guerra de España y pedían actuar con energía contra los rebeldes españoles. Eden dijo en aquel debate que, de haberse concedido derechos de beligerancia a ambos bandos de la Guerra de España en los dos casos, hubiera sido legal la detención de barcos en alta mar, y concluyó diciendo que la posición británica en ese momento era no aceptar el bloqueo que Franco quería imponer a Bilbao, pero que el bloqueo era un hecho real que estaba ocurriendo.

Ante estos hechos, cinco mercantes que iban a Bilbao cambiaron su puerto de destino a San Juan de Luz o a Bayona, porque entendieron que Bilbao no era ya puerto seguro, y tres mercantes decidieron ir a Bilbao de todos modos. Uno de estos, el “Hordena”, fue apresado y los franquistas encontraron en él 22 aviones. Otros dos mercantes entraron en Bilbao sin haber sido localizados por los franquistas.

El 18 de abril salió de Bilbao el destructor “Císcar” para asistir a una parada naval en honor de Jorge VI de Gran Bretaña. El 19 de abril, salió de Bilbao el vapor “Nasancahall” y le interceptó el acorazado rebelde “España”, cuyo comandante era López Cortijo.

Y a las 24:00 horas del 19 de abril de 1937, entró en vigor el tratado de control naval y control sobre las fronteras francesa y portuguesa con España. Con ello, Europa se sintió descargada de todo pecado en el tema de la Guerra de España y manifestó con todo descaro que hacía lo que podía por evitar la guerra. Todos vendían armas a los contendientes españoles, todos estaban de acuerdo en controlar las fronteras españolas y todos decían que trataban de evitar la guerra.

Alemania e Italia propusieron que las costas “republicanas” fueran vigiladas por ellos, mientras las costas “nacionales o rebeldes” fueran vigiladas por Francia y Gran Bretaña. Se había llegado al acuerdo en marzo y, para entonces, los italianos y alemanes ya estaban en España y les daba lo mismo cualquier sistema de vigilancia. La vigilancia era un paripé, pues las patrullas podían abordar los barcos, pero sólo para preguntar por su carga y su destino, sin derecho a registrar los barcos ni a incautar nada, por lo que una simple declaración del capitán del barco servía para continuar. También se vigilaban las fronteras de Portugal y de Francia, pero sin efectivos suficientes para una vigilancia efectiva.

El derecho de guerra se extendía en el mar a tres millas de la costa, porque lo habían decidido Gran Bretaña y Francia. Lo cual hacía fácil pasar cualquier barrera, pues los barcos podían esperar a poco más de tres millas (5 kilómetros) la ocasión de entrar en un puerto. El tiempo que se tardaba en recorrer esos cinco kilómetros se calcula en 15 minutos. Que los barcos no fueran atacados cuando estaban a más de tres millas, era vigilado por buques franceses y británicos y era peligroso desafiarles.

En estas condiciones, tanto el Gobierno de Burgos como el de Valencia, no reconocieron legitimidad a las patrullas de vigilancia extranjeras, y ambos decidieron atacar a los barcos que considerasen enemigos.

En la frontera de Portugal se pusieron 130 observadores británicos, y en la de Francia un número similar. El jefe de los observadores franceses era el coronel Lunn. En Gibraltar se pusieron 5 observadores. Los observadores eran como los espantapájaros de un huerto, pues tenían la misión de controlar 1.214 kilómetros de frontera en el caso de Portugal, y 656 kilómetros en el caso de Francia, lo cual era completamente imposible para 130 personas en cada caso.

En el mar, se pusieron 550 observadores, los cuales debían subir uno a cada barco que se acercase a costas españolas. Los buques de vigilancia comprobaban que cada barco llevase su observador, si estaba a menos de 10 millas de la costa (una milla marina son 1.852 metros), y en caso de no hallarle, se registraba el barco y sus documentos. Tras registrar el barco se levantaba un acta y el barco podía seguir su camino. Los barcos que portaban armas, simplemente eran molestados por el registro, y después, el capitán del barco y el país de bandera eran denunciados, lo cual no tenía más consecuencias.

El Cantábrico, desde la frontera francesa hasta Cabo Busto (Asturias, cerca de Luarca), era vigilado por buques británicos. Y desde Cabo Busto a la frontera de Portugal, estaban los franceses. El Atlántico sur, desde la frontera de Portugal hasta Cabo de Gata (Almería) también era vigilado por los británicos. Y desde Cabo de Gata, todo el Mediterráneo era vigilado por los alemanes e italianos. Resultaba así que los barcos mercantes que portaban armas por el Cantábrico eran franceses y británicos y sus vigilantes eran también franceses y británicos. Y en el Mediterráneo, los barcos eran italianos y eran vigilados por italianos y alemanes. Se puede colegir que el bloqueo era inoperante.

Por todo ello, el Estado Mayor rebelde ordenó que todos los buques encontrados a menos de tres millas (5,5 kilómetros) fueran hundidos. Y los británicos pasaron informes a sus mercantes para que navegaran a 10 millas de la costa hasta las proximidades de Bilbao, donde les esperaban los barcos de guerra británicos que les escoltaban hasta Bilbao. La artillería de costa de Punta Galea y Punta Lucero se encargaba de que no se acercara ningún buque de guerra rebelde a Bilbao.

El 20 de abril, entró en Bilbao el mercante “Seven Seas Spray”, escoltado por un destructor británico hasta tres millas de la costa, y por el “Císcar” y el “José Luis Díez” hasta dentro del puerto de Portugalete. Y los británicos comprendieron que no se podía organizar tanto despliegue cada vez que llegaba un barco, y desde entonces organizaron convoyes, de modo que los 7 buques de guerra allí presentes se iban relevando en la dura tarea de no hacer nada.

El 29 de abril, se firmó el Convenio Fagioli por el que los rebeldes compraban a Italia dos submarinos, que fueron bautizados como “Sanjurjo” y “Mola”. El objetivo de la compra era hundir barcos sin dar explicaciones.

Estados Unidos se sentía confuso. En diciembre de 1936 tenía un gran pedido de motores de aviación para Bilbao, y no quiso perder el negocio. Pero el 6 de enero de 1937, cuando ya había zarpado el barco “Mar Cantábrico”, prohibió la exportación de armas a España y así lo dijo la prensa americana. El “Mar Cantábrico” fue capturado por los rebeldes o nacionales antes de llegar a Bilbao. De la prohibición, quedaron exceptuados los materiales no militares entendiendo por ello petróleo, camiones y ayuda médica, que Estados Unidos vendió a los nacionales.

Acuerdo Gran Bretaña-Italia de abril de 1937.

Gran Bretaña negoció un acuerdo naval con Italia por el que Italia renunciaba a las Baleares y se retiraría de España en cuanto Franco ganase la guerra, cosa que se daba por segura. El acuerdo se anunció el 16 de abril de 1938. El día anterior, el rebelde Camilo Alonso Vega había llegado a Vinaroz, en la costa del Mediterráneo y la guerra estaba decidida a favor de los rebeldes.

Los “nacionales” o rebeldes, bombardearon entonces sistemáticamente a todos los barcos que llegaban a puertos republicanos, ejerciendo de hecho el derecho de beligerancia, que Franco ya no quería, ni le importaba, ni deseaba y que las potencias exteriores le negaban. Este reconocimiento, en 1938, hubiera podido llevar a reconocer que estaba siendo ayudado por Alemania e Italia, y a indemnizar a los barcos dañados, muchos de ellos británicos, cosa que ya no interesaba una vez que se estaba ganando la guerra. Simplemente se negaba la evidencia.

     Santander Y Asturias en abril de 1937.

A mediados de abril de 1937, Santander aceptó la reorganización de su ejército en brigadas y divisiones, es decir, aceptaba la autoridad del Gobierno de la República, y a finales de abril, Asturias también aceptó esto mismo, lo que acarreó que en mayo fueran suprimidas las Consejerías de Guerra de Asturias y de Santander, y se integraran en el ejército español, pero el País Vasco ya estaba dominado por los rebeldes y no se sometió nunca al Gobierno de España.

Remodelación política republicana en Madrid.

El 21 de abril de 1937, se disolvió la Junta Delegada de Defensa de Madrid. El ambiente político anunciaba enfrentamientos entre comunistas y anarquistas. Las funciones de la Junta de Defensa pasaron al Ayuntamiento de Madrid.

   Remodelación política en el País Vasco.

El 26 de abril de 1937, el Boletín Oficial del Gobierno Vasco publicó un Decreto por el que se creaba el Ejército Regular de Euzkadi, y un Departamento de Defensa de Euzkadi que tendría potestad para nombrar cargos en ese ejército, para organizarlo en brigadas y divisiones. Estaba asumiendo funciones soberanas por propia iniciativa, sin contar con el Gobierno de Valencia ni con las Cortes españolas. José Antonio Aguirre se autoproclamaba Jefe de las tropas vascas. El 5 de mayo se lo comunicó oficialmente por telégrafo a Largo Caballero.

Largo Caballero, Presidente del Gobierno y Ministro de Defensa, debía reaccionar ante la iniciativa vasca. Ramón González Peña, Comisario General del Ejército del Norte, justificaba la decisión de Aguirre en el hecho de que la situación era extraordinaria, pues el enemigo estaba muy cerca de Bilbao y los vascos no recibían ayuda del Gobierno de España. Aguirre había comprobado la ineficacia del ejército español y había solicitado la sustitución de Llano de la Encomienda, al que creía militarmente incapaz, por Asensio, o por Pozas, pero Largo Caballero no había atendido la petición. Por ello, El Gobierno Vasco asumía la capacidad de tomar decisiones militares.

Ataque rebelde a Vizcaya en abril de 1937.

El siguiente paso en la guerra que inició Franco fue la conquista del Norte, es decir, de Asturias, Cantabria y País Vasco.

El plan de ataque sobre Vizcaya estaba diseñado por Mola desde 26 de enero de 1937: habría tres líneas de ataque, la primera desde San Sebastián sobre Vergara y Bilbao, la segunda desde Vitoria sobre Villarreal de Álava y Bilbao, y la tercera desde Burgos sobre Orduña y Bilbao. El primer objetivo sería Durango (la salida sur de Bilbao) y para conseguirlo, antes se tomarían Guernica, Amorebieta y Yurre (la carretera alternativa de la salida sur de Bilbao).

En febrero de 1937, la 6ª División rebelde preparó un plan de ataque diferente: se harían dos ataques confluentes, el primero por Monte Murumendi y Albertia, y el segundo por Campuzar y Elgueta. Es decir, por carreteras secundarias. El razonamiento de la 6ª División era que el plan de Mola requería muchos hombres, que los vascos no tenían. Pero si se bombardeaba Durango y Elorrio, se avanzaría por el campo por sorpresa con facilidad.

A finales de marzo de 1937, Franco ordenó llevar los aviones de guerra al norte. Sus intenciones estaban claras. Los bombarderos italianos fueron llevados a Soria, desde donde podían bombardear tanto Vizcaya como la Sierra de Madrid, e incluso Aragón. Dos escuadrillas de caza Fiat fueron llevadas a Logroño, y una fue llevada a Vitoria. En Tablada (Sevilla) sólo quedaron 3 escuadrillas de caza. La Legión Cóndor fue llevada a Burgos, aeródromos de Gamonal y Villafría (23 Junkers-52 y 3 escuadrillas de bombarderos) y a Vitoria (monoplanos Me109-B biplanos de bombardeo en picado, y biplanos de reconocimiento). Los aviones pilotados por españoles, que antes estaban en León y Logroño, fueron enviados a Vitoria. Igualmente Franco trasladó a Vitoria los cañones antiaéreos, 4 pesados y 3 ligeros. Y en Vitoria se situó el Jefe de las Fuerzas Aéreas del Norte teniente coronel Julián Rubio, y el Jefe del Estado Mayor del Norte comandante Francisco Iglesias. La coordinación de misiones de la aviación era gestionada por Hugo Otto Sperrle y por Manfred von Richthofen.

El 29 de marzo de 1937 se redactó la Orden de Operaciones definitiva. Empezarían con un bombardeo simultáneo previo a la primera ofensiva, el cual estaría a cargo de los italianos. El momento sería en cuanto se pudiera volar. El 31 de marzo, la previsión meteorológica era favorable, y se dio la orden de empezar el ataque sobre Vizcaya a las 06:00 horas: los aviones saldrían a las 8:45 en cadencia de despegue, de modo que el último saliera a las 9:15. Los aviones alemanes debían atacar las trincheras vascas. Los italianos debían atacar las ciudades de Elorrio y Durango. Se sabía que los vascos habían puesto los cuarteles militares en las iglesias y conventos, y que era preciso bombardear estos edificios religiosos, pero Franco consideró que no debía ser problema el que los curas vascos trataran de confundir a los católicos. De hecho se había comprobado que los curas decían misa al tiempo que en la iglesia se distribuían bombas y cartuchos a los soldados que teóricamente estaban en misa. Y en los bombardeos de abril de 1937 hubo curas y monjas muertas, lo cual era completamente lógico, pero fue utilizado como propaganda por los católicos. Los que bombardeaban también eran católicos. La ofensiva duró hasta el 7 de abril, cuando ya Franco dominaba la carretera de Villarreal de Álava (Legutiano) a Mondragón, el embalse de Gorbea y la cumbre de Peña Gorbea de 1.475 metros de altitud.

El ataque era simultáneo en todos los frentes rebeldes a fin de despistar al enemigo sobre cuál era el verdadero objetivo, y los republicanos contestaron con ataques en todos los frentes para que Franco también dudase. El 16 de abril de 1937, el gubernamental Miaja dio por finalizados estos ataques de desorientación al enemigo.

El Gobierno republicano tenía muchos menos aviones que los rebeldes en el norte: sólo 15 Chatos rusos y 8 cazas Letov checos en aeropuertos secundarios, y en la cabecera del aire que estaba en Santander, el Mayor Antonio Martín Lunas disponía de 16 cazas, 20 aviones diversos, y una escuadrilla de hidros. O sea que la superioridad rebelde era de tres a uno.

El norte aparecía como un objetivo no difícil para los rebeldes. Era una franja alargada, aislada del resto del territorio republicano excepto por mar y dividida internamente: En el País Vasco estaban enfrentados los nacionalistas y los centralistas, y a su vez, el País Vasco no estaba muy unido a los cántabros y astures, ni éstos últimos entre sí.

El 20 de abril de 1937, las fuerzas rebeldes navarras atacaron Vergara desde el Puerto de Campazar y desde Las Tres Inchortas en la carretera de Vitoria. Mandaba los 63 batallones navarros José Solchaga Zala. En el ejército rebelde iban también Camilo Alonso Vega, el cual fracasó en su primer intento de avance, y Rafael García–Valiño Marcén. El ataque rebelde a Vizcaya se hizo con 12.000 navarros al mando de Mola, una división motorizada italiana, 200 aviones y 200 cañones. El avance de Mola fue detenido en Lemona, al sur de Bilbao. De pronto, Mola decidió que no tenía sentido avanzar sobre Guernica y dijo que ese pueblo no estaba en el plan de ataque hasta haber ocupado previamente Lequeitio (en la costa), Marquina (interior al sur de Lequeitio) y Durango, una línea norte-sur más al este de Guernica. Pero lo cierto era que el día era bueno y se podía haber ocupado Guernica sin esfuerzo especial. Y demás, Guernica era un objetivo militar interesante, lo cual hace más incomprensible que no se tomase. En cambio, al día siguiente se decidió experimentar nuevas armas y técnicas de guerra sobre Guernica.

Frente a ellos, el Cuerpo de Ejército Vasco tenía 74 Batallones. Los vascos pidieron ayuda a Santander, que envió 7 Batallones, y a Asturias, que envió 12 Batallones.

El 23 de abril García-Valiño logró entrar en el sector de Elorrio, al oeste de Vergara y los vascos trataron de pararle, porque estaba en la carretera de acceso a Bilbao. La aviación rebelde detuvo el contraataque vasco, y García-Valiño logró rebasar Elorrio, mientras Alonso Vega tomaba Udala (norte de Mondragón), Campázar, las Inchortas y Elgueta. El nuevo objetivo rebelde era Éibar.

El 25 de abril, el Gobierno vasco reorganizó su ejército como le venían recomendando desde hacía tiempo, y el 26 de abril apareció el Ejército de Euskadi, organizado en 4 Divisiones: la división Munguía constaba de 3 Brigadas a las órdenes del coronel Arturo Llarch Castresana; la división Galdicano constaba de 4 Brigadas a las órdenes del coronel Joaquín Vidal Munárrit; la división Yurre constaba de 3 Brigadas a las órdenes del mayor Juan Ibarrola Urueta; la División Amurrio constaba de 3 Brigadas a las órdenes del comandante Daniel Irezábal Goti. Y en reserva quedaban 3 Brigadas Vascas, 3 Brigadas Asturianas, y 1 Brigada de Santander.

Mientras tanto, el ejército rebelde hizo “limpieza” en el este de Vizcaya, labor que encomendó a la Brigada Flechas Negras de italianos y a los Batallones de la II Brigada de Navarra.

El 26 de abril, la I Brigada de Navarra tomó Monte Oiz, al norte de Durango, abriendo el camino hacia Guernica. Y ese mismo día, Von Richthofen bombardeó sobre Arbácegui y Guerricaiz por la mañana, y sobre Guernica por la tarde. En Guernica, el 26 de abril, los alemanes hicieron su primer ensayo de destrucción masiva de un objetivo desde el aire. Era uno más de los bombardeos previos a una invasión de la infantería, pero tuvo algunos matices que le dieron resonancia internacional: el principal, fue que se usaron bombas explosivas-incendiarias, que nunca se habían usado antes en guerra. Se escogió un día de mercado, cuando acudía más gente de los pueblos aledaños. El resultado era tan inhumano, que Franco negó que hubiera sido él y hasta dijo que los rojos lo habían incendiado antes de huir. Nunca el mundo se había enfrentado a una “guerra total”, es decir de exterminio completo de la población. Y los periódicos de todos los países se hicieron eco de la noticia. Se ha vendido en la prensa que era una villa pacífica y amable, agrícola y ganadera. Se suele ocultar que había dos fábricas de pistolas, la Astra, y la Alkartasuna, y que estas fábricas no fueron dañadas por el bombardeo, pues interesaba tenerlas a los vencedores. Guernica no fue el primer bombardeo alemán de destrucción, pues días antes había sido bombardeada Durango, pero sí fue el primer bombardeo con bombas incendiarias, lo cual fue divulgado por la prensa de todo el mundo, por la novedad.

Guernica era un pueblo de 5.000 habitantes. El motivo del bombardeo era que en el pueblo existían algunas industrias bélicas y había cuatro acuartelamientos de tropas. El efecto del bombardeo fue el deseado: destrucción prácticamente total con ningún riesgo para los atacantes. El bombardeo destruyó el 25% de las casas y provocó un incendio generalizado, que afectó al 70% de las casas. Los muertos fueron relativamente pocos, unos 100, pero el impacto fue la fotografía de la destrucción material de las casas.

El mundo se quedó horrorizado. Franco mismo, instalado en aquellos días en el Palacio Anaya de Salamanca, echó la culpa a los republicanos de la destrucción del pueblo, para negar la evidencia por la que la prensa internacional estaba poniéndole como un criminal sin escrúpulos. En realidad había mucho de una decisión alemana por terminar la guerra pronto.

Sobre Guernica se creó una leyenda, un relato no muy acorde a la realidad, que empezó diciendo que era un pueblo sin interés militar alguno, y que estaba en un día de mercado al que habían asistido los agricultores de los pueblos vecinos, cosas que son falsas, inventadas para un buen relato. Era día de mercado, pero el mercado se había suspendido a media mañana al conocerse el peligro de que se acercaban las tropas rebeldes. El bombardeo no fue hasta la tarde, cuando la población huía en dirección a Bilbao, y por eso los muertos solo fueron un centenar. El cine y Picasso deformaron mucho la realidad.

El 27 de abril, las Brigadas Navarras de los rebeldes tomaron Durango, el primer objetivo importante antes de Bilbao. Se cortaban las carreteras del interior en el este de Bilbao, mientras los italianos estaban cortando las carreteras de la costa al este de Bilbao. En Durango, de nuevo ocurrió algo incomprensible: Los rebeldes dejaron que el ejército vasco se retirara en orden y constituyese una nueva línea defensiva más cerca de Bilbao, la línea Sollube (la costa), Bircargui y Peñas de Mañaria (sur de Durango). Otra vez se buscaba el exterminio, y no los objetivos militares.

El 28 de abril, los italianos tomaron Lequeitio en la costa. Los vascos empezaron a defender Bermeo con rabia, e incluso fueron capaces de derrotar a un grupo de italianos y apresar a un batallón de Flechas Negras.

El 29 de abril, los vascos intentaron retomar Guernica, pero fracasaron, e incluso los jefes atacantes fueron fusilados. El ejército vasco se replegó a la línea de Jata (en la costa), Sollube (al norte de Guernika) y Bizcargui (al sur de Guernika). Las montañas eran las defensas utilizadas.

El 29 de abril, Mola ocupó Guernica y capturó al coronel Arturo Llarch que se había quedado a defender la posición. Fue fusilado inmediatamente. Su sustituto en el ejército republicano vasco fue Ricardo Gómez García, mayor de Carabineros.

El 30 de abril de 1937, la Brigada Flechas Negras fue sobre Bermeo sin permiso de Mola. Y cuando estuvo en apuros, pidió ayuda a Mola. Mola se negó a socorrerla, y los italianos lo pasaron muy mal.

    Hundimiento del “España”.

El 30 de abril de 1937, resultó hundido el acorazado rebelde “España”, buque insignia de la escuadra franquista, en las playas de Langre, al este de la Bahía de Santander. Los franquistas estaban poniendo minas para el bloqueo y el acorazado chocó con sus propias minas. Había ocurrido que el buque republicano “Velasco” sorprendió a 5 Millas de la costa a un mercante que pretendía alcanzar el puerto de Santander, y el Velasco disparó 6 cañonazos de aviso y ello llamó la atención del buque rebelde “España”, que estaba a 3 millas de la costa. Al acudir al combate, El “España” chocó con una mina y resultó muy dañado, trató de huir y se hundió frente a la Playa de El Sardinero en Santander. El “Velasco” recogió a los náufragos del “España”, unos 800 hombres, y los llevó a Santander, como puerto más cercano. Los republicanos no aprovecharon el hundimiento del “España”, pues podían haber atacado a otros barcos rebeldes que estaban por la zona.

En 1913, se habían fabricado tres acorazados gemelos: El “Jaime I”, el “España” y el “Alfonso XIII”. El “España” embarrancó en Melilla en 1923, y quedó inutilizado. Y en 1931, el “Alfonso XIII” fue rebautizado como “España” para eliminar el nombre del Rey. En 1936, el nuevo “España” estaba en El Ferrol con destino al desguace, cuando fue rebotado para vigilar las costas del Cantábrico. Sus cañones eran anticuados y era de poco valor militar.

     Remodelación política en Cataluña.

     El 16 de abril de 1937 en Barcelona.

El 16 de abril se formó un Gobierno de la Generalitat con 4 Consejeros de CNT y 3 de UGT-PSUC. Y apareció la violencia entre anarquistas y comunistas.

Maniobra fallida gubernamental de distracción en Extremadura.

El coronel republicano Álvarez Coque le propuso a Largo Caballero un ataque sobre Extremadura con el fin de dividir el espacio rebelde en dos, el andaluz y el castellano-gallego. Alegaba que ello significaría menos fuerza de los rebeldes en la zona de Bilbao y en la de Madrid. Propuso a Miaja atacar Mérida y Badajoz, y una vez conseguidos estos objetivos, sería el momento de avanzar por Oropesa (Toledo), Valdemorillo, Brunete y Villaviciosa de Odón y liberar Madrid del ataque rebelde. Sobre la oportunidad del ataque referido, argumentaba que los rebeldes tenían casi toda su aviación, casi toda su artillería y casi todas sus fuerzas de reserva en torno a Vizcaya, y que si se atacaba Extremadura, tardarían cerca de tres semanas en acudir con todas las fuerzas que habían desplazado al norte. Cuando llegaran, ya tenían que estar tomadas las plazas señaladas en el plan. Y dijo que había que tener en cuenta que, hasta el momento, todas las operaciones militares republicanas habían fracasado, y que era hora de cambiar de estrategia y tomar la iniciativa sobre los rebeldes.

A Largo Caballero le gustó la propuesta de Álvarez Coque y, el 28 de abril de 1937, designó al teniente coronel Enrique Jurado Barrio como Jefe de esa operación militar. Las operaciones debían empezar el 7 de mayo con la 35 División del V Ejército, que disponía de 4 Brigadas de Andalucía, 1 Brigada de Aragón, 1 Brigada de Murcia, 2 Brigadas de reserva y 2 Brigadas de cobertura de frente. En conjunto eran 23 brigadas y podían llegar a movilizar hasta 100.000 hombres. Jurado estableció su cuartel general en Don Benito (Badajoz). De pronto, Miaja reclamó hombres para luchar en Brunete, hombres que debían salir de las fuerzas destinadas a Extremadura. Y por esos días, la URSS dio orden al PCE para que no obedeciera a Largo Caballero, sino que tratase de expulsarle del Gobierno y tomar la iniciativa política para el PCE. Luego se argumentó que no se podía viajar a Extremadura sin consolidar Toledo. Más tarde se dijo que la aviación republicana desplazada a Cataluña, no estaba en condiciones de volver sobre Extremadura. El resultado de estas discusiones fue que, el 20 de mayo, la operación “Extremadura” no había empezado. Y el 25 de mayo, Álvarez Coque se cansó y cedió la Jefatura de Estado Mayor del Ejército de Tierra al coronel Rojo, Jefe de Estado Mayor Central. Y Rojo canceló la operación “Extremadura”.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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