LA DICTADURA EN 1927.

Conceptos clave: relaciones con la Iglesia en 1927, relaciones con el ejército en 1927, relaciones con los sindicatos en 1927, relaciones con Cataluña en 1927, relaciones con los socialistas en 1927, crisis bancaria de 1924-1926, escándalo del ferrocarril, escándalos financieros, José Sánchez-Guerra Martínez, impopularidad de Primo de Rivera en 1927, la Asamblea Nacional Consultiva, las finanzas españolas en 1927,

Relaciones con la Iglesia Católica.

     En 1927, el Gobierno de Primo de Rivera propuso como arzobispo de Toledo a Pedro Segura Sáenz, y se le hizo cardenal esperando encontrar un buen apoyo de la Iglesia al régimen político español. Segura era el antiguo obispo de Coria que había acompañado a Alfonso XIII en el viaje a Las Hurdes de noviembre de 1922, lo cual cambió su suerte. Era tremendamente autoritario y duro, y podía ser el hombre más conveniente para la dictadura.

     Pedro Segura Sáenz 1880-1957 había nacido en Carazo (Burgos) y era hijo de maestros. Estudió en Comillas (Cantabria) con los jesuitas, y se hizo sacerdote en 1906. En 1916 era obispo auxiliar de Valladolid. En 1920 fue nombrado obispo de Coria. En 1927, fue nombrado arzobispo de Toledo y cardenal, pues era considerado el hombre ideal para servir al Dictador. En 15 de junio de 1931 sería arrestado por la República y expulsado de España por sus posiciones integristas y antirrepublicanas. El régimen de Franco también le consideraba el hombre ideal para su dictadura de 1936-1975 y le hizo arzobispo de Sevilla, pero sucedió lo que tantas veces había sucedido con el Papa y otros obispos católicos: los regímenes autoritarios trataban de utilizar a la Iglesia, y los dirigentes católicos más honestos se dieron cuenta de la manipulación. Más tarde, Segura chocó con Falange, y con el franquismo y con el mismo Franco más tarde. Sus críticas al sistema provocaron que el palacio episcopal de Sevilla apareciera lleno de pintadas, y la reacción de Segura fue excomulgar a los políticos que querían manipular a la Iglesia Católica. El Nuncio intervino y evitó la excomunión de un régimen que se decía baluarte del catolicismo, el franquismo. Segura siguió criticando al franquismo en las pastorales de los sábados, a la vez que hacía alarde de intolerancia, como ataques continuos a los bailes populares, que le parecían pecado. En 1954, el franquismo, en colaboración con Roma, logró apartarle del protagonismo político, poniéndole al lado un obispo auxiliar que, en realidad, era quien gobernaba la diócesis. Moriría tres años más tarde.

     Las consecuencias de esta política “antiliberal” de la Iglesia española fueron la persecución cerrada de las ocasiones y personas que practicaban el sexo, y la condena del liberalismo en la escuela: En 1927 un catecismo español rezaba que votar a los liberales era pecado mortal. Los catecismos llevaban la supervisión de los obispos.

     Nuevas relaciones con los militares.

     En 1927 se reabrió la Academia General Militar en Zaragoza. Esta academia había funcionado desde 1882 a 1893 para que los aspirantes a oficiales en los distintos Cuerpos del Ejército estuvieran juntos los primeros años de estudios. En 1893 funcionaban 5 academias diferentes: Toledo (infantería), Valladolid (caballería), Segovia (artillería), Guadalajara (ingenieros), Ávila (administración-intendencia). La Academia General Militar se refundó en 1927, en Zaragoza, y fue dirigida por Francisco Franco. Se suprimiría en 1931, funcionando en Toledo infantería, caballería e intendencia, en Madrid sanidad, y en Segovia ingenieros y artilleros. Se volvería a refundar en 1940 en Zaragoza.

         Relaciones de la Dictadura con sindicatos.

     En 1927 hubo grandes cambios en CNT: Ángel Pestaña se ofreció varias veces al Gobierno para participar en los Comités Paritarios, cosa que el Gobierno no aceptó.

     En julio de 1927, en Valencia, Durruti constituyó la Federación Anarquista Ibérica FAI, que era un ejército revolucionario que pretendía llegar a ser capaz de imponer el anarquismo por la fuerza. La CNT se rompía así en dos fracciones, los moderados de Ángel Pestaña, y los ultraviolentos de FAI.

     En Sevilla, casi todos los anarquistas se pasaron al PCE. Uno de sus líderes más destacados era José Díaz Ramos.[1]

     En 1927, las relaciones entre el Gobierno y UGT se ponían muy difíciles, pues los patronos mineros impusieron ampliación de jornada de los mineros de fondo de pozo, desde siete horas antes, a ocho horas diarias, y los socialistas no querían hacer huelga para no romper las relaciones con el Gobierno. El resultado fue que muchos mineros se borraron de las listas de UGT.

     Los estudiantes fundaron en 1926 un sindicato no católico, Federación Universitaria Escolar FUE, que se oponía a Primo de Rivera y a la Asociación de Estudiantes Católicos, AEC. Estaban en contra de que las universidades privadas, que en España eran de curas y frailes, dieran títulos iguales a las estatales, porque ello significaba un coladero por el que los religiosos obtenían titulaciones sin el debido contraste frente al resto de la sociedad. Unamuno, expulsado de la Universidad, se convirtió en uno de sus profesores preferidos por FUE. Primo de Rivera encarceló estudiantes, canceló cursos y escribió despectivamente de profesores y estudiantes, abriendo una brecha insalvable entre él y los intelectuales españoles. FUE fue legalizada en 1930 por Berenguer.

         Relaciones con Cataluña en 1927.

     En 1922 había nacido, entre la juventud nacionalista de Lliga Catalana, una agrupación política que se llamó Acció Catalana. Nunca fue partido, pero quería una acción más nítidamente catalanista que la de Lliga. La encabezaba Jaime Bofill, y participaban en ella: Luis Nicolau d`Olwer, Antoni Rovira i Virgili, Carles Jordá, Ramón Abadal y Leandro Cervera. Adquirieron el diario La Publicitat como órgano de expresión.

En 1927, Antoni Rovira i Virgili decidió ir más allá y tener un partido más republicano y más nacionalista, y creó Acció Republicana de Cataluña, que se distinguía de Acció Catalana porque estos últimos eran accidentalistas y no eran partido político. Compraron el periódico La Nau, y el partido se constituyó oficialmente en 1928. Sus dirigentes eran Leandre Cervera, Maciá Mallol i Bosch, Eusebi Isern i Dalmau, Ambrosi Carrión, Josep Dencás, Nicolau Bettestini, Pere Lloret Ordeix.

En 1928, Francesc Maciá reunió a los suyos en La Habana, y redactaron la Constitució Provisoria de la República Catalana.

En 1927 había en Barcelona 3 grandes periódicos que eran La Vanguardia, primer periódico de Barcelona en ventas, seguido de El Noticiario Universal, y quedaba en tercer lugar El Diario de Barcelona, que era el periódico de Cambó y la Lliga, el cual en 1936 se hizo partidario del levantamiento y fue incautado pasando a convertirse en “Diari de Barcelona. Portanveu d`Estat Catalá” que se escribía en catalán, pero se cerró en mayo de 1937.

Es decir, el efecto de la dictadura sobre Cataluña fue fortalecer entre los jóvenes nacionalistas el deseo independentista.

          Relaciones con los socialistas en 1927.

     La separación entre los socialistas y el régimen de la dictadura no era fácil, pues Largo Caballero estaba entusiasmado en su papel de salvador de España, y Julián Besteiro estaba obstinado en la colaboración con el poder. Los socialistas tenían que hacer caer a Julián Besteiro y a su colaborador, Largo Caballero, lo cual implicaba que Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos tomaran las riendas de PSOE-UGT.

     En 1927, el grupo mayoritario socialista se negó a participar en la Asamblea Nacional propuesta por Primo de Rivera con caracteres corporativos. Los socialistas pidieron Democracia Parlamentaria, y Primo de Rivera se negó a ello. Primo de Rivera quería un sistema político más personal, que pudiera ser manejado por él. Entonces, se alcanzó el clima de ruptura entre PSOE y Primo de Rivera.

     Pero Julián Besteiro insistía en seguir colaborando con el régimen dictatorial, lo cual era una dificultad dentro del PSOE, y fue la desgracia de Besteiro, este personaje que podría haber sido muy importante en acontecimientos españoles futuros. Julián Besteiro creyó que colaborando con el Gobierno se podían hacer progresar los derechos de los trabajadores, tal y como lo habían planteado los laboristas británicos, pero no se daba cuenta de que Gran Bretaña era una democracia dotada de sufragio universal desde 1918, y España era una dictadura militar, con querencias al fascismo. La cooperación no era lo mismo. La postura de Besteiro, no sólo rompió el PSOE, sino que dio paso a posturas intransigentes como la de Largo Caballero, cuyas leyes fraccionaron la sociedad española en 1931.

         La crisis bancaria de 1924-1926.

En 1924 quebró el Banco de Castilla y no se le dio mayor importancia. Pero había un problema de fondo importante a resolver: los negocios especulativos de tiempo de la Gran Guerra estaban fracasando por haber inflado los precios desmesuradamente, lo cual significaba que se perdían los mercados a medida que los beligerantes reemprendían sus iniciativas empresariales. Y si las empresas españolas quebraban, los bancos fracasaban, sobre todo los catalanes, que eran los que más habían especulado. Los empresarios españoles lo sabían y comenzaron a retirar fondos de los bancos desde 1924, arrastrando a muchos particulares que se iban enterando de que se avecinaba una crisis. En 1926 quebró el Banco de Sabadell, y entonces amenazó de quiebra el Banco Central, uno de los grandes. Carlos Vergara Cailleux informó de la situación crítica de la banca, y específicamente del Banco Central, y el Gobierno decidió inyectar dinero del Estado en el Banco Central para evitar su quiebra.

     Se puso de manifiesto la falta de legislación sobre banca en España, pero ni se hizo lo conveniente, ni se haría en el resto del siglo XX. En 1920 había quebrado el Banco de Barcelona, uno de los grandes de España, y se hizo una ley ad hoc, Ley de Suspensión de Pagos, que fue aprobada en 26 de julio de 1926. Y suspender pagos se hizo algo sencillo en España, por un procedimiento en el que el causante presentaba en el juzgado un informe de activo y pasivo de su empresa, y se declaraba en quiebra. Presentaba además una lista de acreedores y el importe de la deuda con cada uno. El juez nombraba unos interventores que comprobaban lo declarado, mientras el banquero o comerciante seguía administrando su negocio bajo supervisión de esos interventores. Mientras tanto, nadie podía solicitar la quiebra de la empresa. El sujeto era declarado insolvente y se procedía a repartir entre los acreedores los bienes que se encontraran. El procedimiento era muy ventajoso para los empresarios, y causaba mucha desconfianza en el resto de los españoles. Y se decidió que el Estado fuera quien sacara de los problemas a los bancos grandes cada vez que éstos tenían dificultades, lo cual se mantuvo en adelante como sistema español. Los banqueros estaban encantados con este régimen bancario.

         El escándalo del ferrocarril.

El proyecto de ferrocarril Ontaneda-Calatayud pretendía unir por ferrocarril los puertos de Sagunto y Santander, con pasos intermedios en Soria, donde conectaría con la línea Castejón-Torralba, en Burgos, donde conectaría con la línea Miranda de Ebro-Valladolid, y en Cidad, donde conectaría con la línea minera Bilbao-La Robla (León). Se trataba de una línea de 367 kilómetros, que discurriría por Calatayud-Soria-Cabezón de la Sierra-Burgos-Peñahorada-Traspaderne-Cidad de Valdeporres-Ontaneda-Santander. Eso significaba conectar Castilla-León, Aragón y el Mediterráneo. El tramo Sagunto-Calatayud se concedió a la empresa Ferrocarril Central de Aragón, filial de Norte, y se construyo sin mayores problemas en 1901. El tramo Calatayud-Santander se adjudicó en 1924 a la Compañía Santander Mediterráneo, constituida expresamente para esta obra.

El problema fue que se le concedieron unas subvenciones del Estado altísimas, que llamaban la atención por su cuantía, y que se rumoreaba que el beneficiario era el Rey. Se construía al amparo de la Ley de Ferrocarriles Secundarios de 26 de marzo de 1908, y de los Decretos de aprobación de la línea en 1912 y 1913. En 1918, se decidió cambiar el proyecto en el sentido de abandonar la vía estrecha y darle ancho ibérico, y el proyecto nuevo se aprobó en 1921. La mayor parte de los tramos fueron abiertos entre 1927 y 1930 y se podía circular de Sagunto a Cidad. Faltaban 63 kilómetros cuando se pararon las obras. Se acusó a la compañía de estafa y corrupción, pero el Tribunal Supremo sobreseyó la causa, que apuntaba a Alfonso XIII.

En 1936-1939, Franco utilizó mucho la línea para el transporte de soldados y armas entre Castilla-Aragón y Valencia. Ello perjudicó al prestigio de esa obra. En 1941 se empezó el Túnel de La Engaña, de 7 kilómetros de longitud, que se terminó en 1959. Faltaban 35 kilómetros por construir y nunca se hicieron. Se culpabilizaba al Gobierno vasco de querer llevar el ferrocarril a Bilbao, y no a Santander. Pero lo cierto era que el ferrocarril ya no era rentable en 1960, y que España estaba en un Plan de Estabilización que significaba ahorros y supresión de gastos. De todos modos, el escándalo fue grande durante la Segunda República.

         Otros escándalos financieros.

     También se comentaba por ese tiempo que Transmediterránea, empresa creada en 25 de noviembre de 1916 para coordinar todos los transportes marítimos españoles, era un negocio del Rey. E igualmente, se decía que las apuestas en los canódromos españoles eran gestionadas por empresas que daban beneficios a la Corona.

     Otros temas en los que se gastaba mucho dinero y corrían rumores de corrupción sobre ellas eran: Canalización y Fuerza del Guadalquivir en donde se realizaron pantanos en 1927-1930; Electrometalúrgica Ibérica; Asociación de la Prensa de Madrid.

         José Sánchez-Guerra.

     José Sánchez-Guerra Martínez, el jefe del Partido Conservador, dijo que la Asamblea Nacional Consultiva era una barbaridad antidemocrática y se exilió a París el 13 de septiembre de 1927. Desde París, estaba en contacto con el abogado Miguel Villanueva Gómez, Ministro en varias ocasiones a partir de 1901. A partir de su exilio, Sánchez-Guerra era el hombre de referencia de los monárquicos disconformes con Alfonso XIII.

José Sánchez-Guerra Martínez[2], 1859-1935, era hijo de un notario de Córdoba, donde hizo sus primeros estudios. Marchó a Madrid, estudió Derecho, y se puso a trabajar para el liberal Práxedes Mateo Sagasta en La Iberia, y se hizo del Partido Liberal Fusionista del que su protector era líder. Estaba en la derecha del Partido Liberal, junto a Gamazo y a Antonio Maura. En 1886 se presentó a Diputado por el distrito de Cabra. A fines de 1901 murió Gamazo, y Antonio Maura pasó a ser el líder de la facción. En 1902, Maura y Sánchez-Guerra se pasaron al Partido Liberal Conservador, o Partido Conservador, cuyo líder era Francisco Silvela. En el Gobierno de Silvela de diciembre de 1902, Maura fue Ministro de Gobernación. Entonces, José Sánchez-Guerra obtuvo el puesto de Gobernador Civil de Madrid. En el Gobierno de Maura de diciembre de 1903, Sánchez-Guerra fue Ministro de Gobernación. Su problema mayor era que los republicanos tomaran la calle, pues estaban envalentonados con su triunfo en las urnas, donde habían obtenido 36 diputados. Pero Sánchez Guerra les quiso hace frente desde la legalidad, desde la justicia impartida por los jueces y por los Gobernadores Civiles, siempre dentro de la Ley.

El 22 de febrero de 1904, Blasco Ibáñez fue herido de sable en una manifestación republicana, y retó a duelo a Sánchez-Guerra, el cual no aceptó, a pesar de que su carácter impulsivo le arrastraba a hacerlo. Pero los republicanos sabían que su punto flaco era la ira, y empezaron a llamarle “corrupto hijo de Cabra” hasta que lograron, tras muchos insultos, que Sánchez-Guerra aceptara un reto con el republicano Soriano. Por ello, Sánchez-Guerra dimitió un 5 de diciembre y se batió el día 6, hiriendo en una pierna con su espada al oponente. Los republicanos habían conseguido una dimisión.

     En 1908, Sánchez-Guerra fue Ministro de Fomento para Maura, momento en el que empezó una campaña feroz contra Maura, hasta que en 1909, Alfonso XIII cesó a Antonio Maura. El Rey había cometido otro gran error al cesar a quien le defendía, pues muy pocos españoles estaban de su parte. La actitud cada vez más radicalizada de Maura dividió al Partido Liberal Conservador entre los que querían seguir colaborando en el turno pacífico de partidos entre moderados y liberales, y Maura que se negaba a seguir pactando con ellos.

     En octubre de 1913, Sánchez-Guerra fue Ministro de Gobernación para el conservador Eduardo Dato, supuesto enemigo de los mauristas. Maura hizo un partido aparte, y Juan de la Cierva hizo otro partido, facciones del Partido Liberal Conservador. Y los del Partido Liberal Fusionista, o Liberales, se dividieron entre el más demócrata Manuel García Prieto, y el más liberal tradicional Álvaro de Figueroa y Torres Mendieta conde de Romanones. La división de ambos partidos fue hábilmente aprovechada por Lliga y su líder Cambó, para prestar su colaboración al Gobierno a cambio de favores para Cataluña. Sánchez-Guerra se mostró enemigo de Maura y del maurismo, que había dividido al partido conservador.

     Por los años de inicio de la Gran Guerra, Sánchez-Guerra llegó a la idea de que la democracia española tenía fallos graves, pues en los distritos pequeños se podía imponer cualquier delincuente, torpe o inepto como diputado electo, y defendió que había que hacer distritos más grandes como la provincia, para que las posibilidades de los torpes fueran menores. Es decir, creía que la democracia representativa era mejor cuanto más grandes eran las circunscripciones electorales.

     En julio de 1917, Sánchez-Guerra fue Ministro de Gobernación para Eduardo Dato. Tuvo que afrontar el problema de la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona. Las Juntas Militares habían hecho caer al Gobierno liberal de García Prieto, y los parlamentarios catalanes y una amenaza de huelga general amenazaba con hacer caer al Gobierno conservador de Dato. La situación era muy grave, y Sánchez- Guerra suspendió las garantías constitucionales. El 5 de julio se reunieron algunos parlamentarios y convocaron Asamblea para el 19 de julio en Barcelona. Era un delito de sedición, pues se arrogaban poderes inconstitucionales. Acudieron a la llamada 55 diputados y 13 senadores, que eran republicanos, catalanistas y liberales. Se quiso evitar la violencia, porque sería la excusa para que los sindicatos convocasen inmediatamente la huelga general revolucionaria, como ya tenían preparado. Y se invitó pacíficamente a los parlamentarios a abandonar el Parque de la Ciudadela.

     La huelga general se produjo de todas formas del 12 al 17 de agosto de 1917, y se vio que el Estado no podía hacer frente a los huelguistas armados, así que se llamó al ejército. Hubo 80 muertos, 150 heridos y un par de miles de detenidos. El ejército se sintió imprescindible y más fuerte que el Gobierno, y pidió el cese de Francisco Primo de Rivera y de José Sánchez-Guerra. El Rey se solidarizó con los militares, lo que provocó la dimisión de Eduardo Dato, pues era una insensatez lo que el Rey estaba haciendo. Sánchez-Guerra se disgustó con el Rey, y ya nunca simpatizó con Alfonso XIII. El Rey promovió Gobiernos de concentración apoyados por Cambó. Era un nuevo error del Rey que fortalecía también a los catalanistas, además de a los militaristas. Sánchez-Guerra se retiró temporalmente de la política.

     En julio de 1919, Sánchez-Guerra volvió a la polñitica como Presidente del Congreso de Diputados. A la muerte de Dato en marzo de 1922, Sánchez Guerra resultó líder del Partido Conservador pues era la autoridad del Gobierno de más alto rango. Entraba a liderar un partido que nunca podría tener mayorías en el Congreso de Diputados pues estaba dividido en facciones. Además, estaba enfrentado a los militares pues no compartía los modos de actuación de Severiano Martínez Anido, el cual utilizaba en Barcelona pistoleros contra los terroristas.

     El 6 de junio de 1922, el Consejo Supremo de Guerra juzgó a 70 militares por negligencia y abandono del deber en los sucesos de Marruecos. El 18 de julio, el expediente llegó al Congreso de Diputados, y se constituyó una Comisión Informativa. La oposición pidió al Gobierno su opinión sobre los militares implicados, lo cual era una trampa, se contestara lo que se contestara, pues se quedaría mal con algunos grupos militares o con algunos grupos políticos. Sánchez Guerra entendió la trampa y se negó a contestar. Dio a entender que, en todo caso, era un asunto de un Gobierno anterior, el de Allendesalazar. La Comisión del Congreso hizo tres dictámenes diferentes, pues los conservadores dijeron que los responsables eran los militares y no el Gobierno, y los liberales, republicanos y regionalistas dijeron que sería responsabilidad del Gobierno Allendesalazar, y luego del Gobierno Maura que no había querido juzgar los hechos a su tiempo.

     El 30 de noviembre de 1922, el Gobierno cayó en la trampa que le tendía la oposición. Maura dijo que sólo el Senado podía juzgar a los miembros del Gobierno. Y Sánchez- Guerra tomó la decisión de secundar la afirmación de Maura, porque las circunstancias eran difíciles. Pero con ello, se ponía en contra a todos los que habían colaborado con Allendesalazar, y se condenaba a sí mismo a no poder seguir gobernando, pues éstos se pasarían a la oposición. Cambó aprovechó para acusar al Gobierno. Y dos Ministros que habían colaborado con Allendesalazar, así como Gabino Bugallal, Presidente del Congreso de Diputados en iguales circunstancias, dimitieron. Y Sánchez-Guerra tuvo que dimitir.

     Tras la caída de Sánchez-Guerra en 1922, los militares pensaron que ellos serían las víctimas de las próximas acusaciones, y sus nervios estaban a flor de piel. La ocasión de ruptura se produjo en una disputa entre Francisco Aguilera, Presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina, y Sánchez de Toca, un senador. Aguilera retó a Sánchez de Toca, pero éste no aceptó, sino que denunció a Aguilera ante la justicia y ante el Presidente del Senado, Álvaro de Figueroa y Torres Mendieta. Sánchez-Guerra se dio cuenta de la gravedad del acontecimiento y quiso solucionarlo haciendo que Aguilera se disculpara. Pero Aguilera se negó. En el transcurso de la conversación y ante las insinuaciones injuriosas de Aguilera, Sánchez-Guerra le soltó una bofetada. Romanones puso paz entre los dos y les hizo pedirse disculpas. Pero el asunto ya no tenía marcha atrás, y el ejército se enfadó con Aguilera. El general Francisco Aguilera era el presunto líder para un golpe militar, y quedó descartado por sus compañeros por no haberse defendido y vengado de la bofetada. Y Sánchez-Guerra fue declarado enemigo de los militares.

     El 13 de septiembre de 1923 tuvo lugar el golpe de Primo de Rivera. El Rey consultó a Sánchez-Guerra y éste consideró que si el ejército y el pueblo estaban de acuerdo con los golpistas, que lo lógico era que tomaran el poder, pero respetando la Constitución y la democracia, es decir, que solucionaran los problemas, y se retiraran del Gobierno una vez resueltos. Por su parte, el 17 de septiembre, Sánchez-Guerra se retiró de la política activa, pues no quería tener parte en un Gobierno alegal. Percibió que el Rey estaba entusiasmado con los militares y ello decepcionó aún más a Sánchez Guerra sobre la persona del Rey. Pero la crisis política en España era tan profunda, que no veía solución alternativa.

     En 1925, al empezar el Directorio Civil, Sánchez-Guerra denunció que Alfonso XIII había impuesto la monarquía absoluta en España. La situación ya no era transitoria para regenerar el país, como había prometido Primo de Rivera, sino que el Dictador pretendía perpetuarse en el poder y eliminar definitivamente la Constitución. Sánchez-Guerra acusó al Dictador y al Rey de estar culpabilizando a los partidos y Gobiernos anteriores, igual que lo hacía Mussolini. Y se negó a volver a Palacio Real. Ante el vacío en el Partido Conservador, Gabino Bugallal se hizo jefe del partido. Pero una facción de los conservadores dijo que seguiría fiel a Sánchez-Guerra, porque era un hombre coherente con lo que pensaba.

     En septiembre de 1926, Primo de Rivera anunció la Asamblea Nacional, unas Cortes de tipo corporativo, y Sánchez Guerra comprendió que era el final del liberalismo y de la democracia parlamentaria. Entonces, negó la autoridad de Alfonso XIII, y dijo que la Asamblea Nacional Consultiva era un despropósito porque aceptaba el partido único en contra de la posibilidad del pueblo español de manifestarse periódicamente en elecciones, y diariamente en Cortes representativas. Y cuando en 12 de septiembre, la Asamblea Nacional Consultiva se puso en marcha, Sánchez-Guerra se exilió a París. Era el 13 de septiembre de 1927. Allí creó un grupo político constitucionalista y abogó por unas Cortes constituyentes que eliminaran los excesivos poderes que había tenido Alfonso XIII. Permaneció en París dos años. Su hombre en España era Miguel Villanueva, mientras él dialogaba con Niceto Alcalá Zamora, Manuel Burgos Mazo, Melquiades Álvarez, Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, y hasta con el anarquista Ángel Pestaña.

     En agosto de 1928, la policía detuvo a varios partidarios de Sánchez-Guerra, que empezaba a tener popularidad en España. Se creía que Sánchez-Guerra era el líder de una conspiración, en la que estarían el general Castro Girona en Valencia, el general López Ochoa en Barcelona, el general Cabanellas en Madrid y el general Queipo de Llano en Murcia. En enero de 1929 tuvo lugar la rebelión, pero salió mal. Sánchez-Guerra llegó un día tarde a su cita porque fue en barco desde Francia a Valencia y había mala mar. Los artilleros de Ciudad Real se habían sublevado en la fecha convenida y habían sido detenidos, y habían cantado los detalles de la operación. Sánchez-Guerra se entregó y fue apresado. Se le hizo Consejo de Guerra en octubre de 1929. Y fue absuelto. La sentencia indignó a los militares y al dictador.

     En enero de 1930 cayó el Dictador, y tomo el Gobierno Dámaso Berenguer. Pero el sistema era inestable porque ya nadie creía en los militares ni el Rey. Sánchez-Guerra pidió el restablecimiento de la Constitución de 1876 y la convocatoria de Cortes, las cuales debían acabar con el “gusano” de Alfonso XIII. Manifestó que él era monárquico, constitucional y liberal parlamentario, pero no de Alfonso XIII.

     En febrero de 1931, Sánchez-Guerra volvió a la política, cuando Berenguer preparaba unas elecciones “a la española”, con los diputados escogidos desde días antes de las elecciones. Sánchez Guerra lo hizo público y denunció la corruptela, lo cual le granjeó la simpatía de los republicanos, socialistas y liberales y significó la caída de Berenguer. Alfonso XIII propuso a Santiago Alba que formara Gobierno, y Alba rehusó. Y el 16 de febrero de 1931, llamó a Sánchez-Guerra para lo mismo. Sánchez-Guerra exigió Cortes Unicamerales constituyentes y supresión de las prerrogativas regias, y habló luego con Ortega y Gasset, con Marañón, y con el Gobierno Provisional Republicano que estaba en la cárcel. El 17 de febrero de 1931 Sánchez-Guerra presentó al Rey su lista de Ministros. El Rey vetó a Burgos Mazo, y mandó incluir a García Prieto y a Romanones. Ante la insolencia del Rey que se atrevía a usar las prerrogativas que habían hablado que debían ser suprimidas, Sánchez-Guerra rehusó formar Gobierno. El 14 de abril de 1931, Alfonso XIII estaba en situación desesperada y llamó de nuevo a Sánchez-Guerra, un hombre popular entonces, igual que llamó a Miguel Villanueva, y a Melquiades Álvarez, para que le solucionaran el problema. Sánchez-Guerra le contestó “no hay más solución que marcharse”. Sánchez-Guerra juró la Constitución de 1931 y se retiró de la vida pública para siempre.

     La impopularidad de Primo de Rivera en 1927.

     La impopularidad de Primo de Rivera empezaba a ser muy preocupante en 1927. En 1927, una vez terminada la Guerra de Marruecos, surgió entre los políticos la idea de que ya no era necesaria la dictadura. Pero la dictadura no estaba dispuesta a disolverse. Y las medidas adoptadas por ese Gobierno, que debía ser provisional, fueron cada vez más irracionales.

     Primo de Rivera combatía la impopularidad que empezaba a tener en 1927, con la organización de visitas a los pueblos, en los cuales se le tributaba un gran recibimiento, organizado desde el Gobierno a través de Unión Patriótica. El 1 de noviembre de 1927, Unión Patriótica le regaló un bastón con una piedra preciosa grande, y una casa en Madrid. Jerez de la Frontera le regaló la casa en la que había nacido. Los Ministros le impusieron la medalla al trabajo, y las insignias de oro y brillantes. Necesitaba muchos actos externos para intentar recuperar su popularidad de 1923.

         La Asamblea Nacional Consultiva.

     Primo de Rivera anunció que iba adelante la idea de una Asamblea Nacional Consultiva, y empezó a pedir firmas de adhesión a esa idea. Los rumores sobre una institución así, se venían escuchando desde finales de 1925, cuando Primo de Rivera volvió de Marruecos, tras terminar aquella penosa guerra. Se decían muchas cosas, pero sin fundamento.

     En 12 de septiembre de 1927 Primo de Rivera aprobó un Decreto para crear una Asamblea Nacional Consultiva, y convocó su primera reunión en 10 de octubre de 1927 en el edificio del Congreso de los Diputados. La idea era muy común en Europa en ese momento, pues Mussolini estaba de moda, e incluso Antonio Maura había hablado de una cosa así antes de morir en 1925. El Rey no firmó el decreto hasta 12 de septiembre de 1927 porque todos los políticos se negaban a aceptar lo que les parecía una farsa que no se sabía a dónde llevaba, puesto que las elecciones de miembros de la Asamblea no se hacían ni siquiera por la legalidad de 1924.

Las funciones de la Asamblea Nacional Consultiva eran fiscalizar la labor del Gobierno y preparar Anteproyectos de Ley para que el Gobierno los discutiese y en su caso los aprobase. Y preparar una “nueva Constitución”. Redactaron un Proyecto de Constitución que estuvo listo en 1929, pero que era difícilmente aceptable como tal Constitución por los liberales.

La Asamblea Nacional Consultiva estaba integrada por un representante de los municipios de cada provincia (50 representantes), un representante provincial de cada provincia (50 representantes), un representante de cada organización provincial de Unión Patriótica (50 representantes), varios representantes del Estado (Directores Generales, Arzobispos, Capitanes Generales, Fiscal de Reino, Presidente del Tribunal Supremo, Presidente de Unión Patriótica y otros nombrados por el Rey), representantes por derecho propio, y representantes de actividades de la vida nacional (sindicalistas y patronos, representantes de la cultura, producción, trabajo y comercio). Todos los representantes eran nombrados por el Gobierno (tenía algún parecido con el Estatuto Real de Martínez de la Rosa en 1834). Es decir, era una asamblea corporativa que rompía con toda la tradición liberal basada en los individuos (un hombre, un voto). El Gobierno resultaba soberano, y el pueblo sólo era consejero del Gobierno, todo lo contrario de un régimen liberal.

     Era una cámara única con la mitad de los miembros designada por el Rey, y la otra mitad elegida por sufragio restringido. No representaba la soberanía nacional ni respetaba la división de poderes, por lo que la calificamos de antidemocrática, desde el punto de vista liberal. No habría sufragio universal, sino un sufragio orgánico de cada una de las estructuras sociales, económicas y culturales que existían en España. Un hombre podría votar varias veces, cada una de ellas en una corporación distinta, para elegir al representante de esa corporación. No era el concepto liberal de un hombre, un voto.

El Gobierno nombraba presidente, dos vicepresidentes y dos secretarios (otros dos vicepresidentes y dos secretarios eran nombrados por la propia Asamblea). Además el Gobierno tenía la prerrogativa de fijar el orden del día, y de decidir si cada cuestión se votaba o no. La decisión de la mayoría no era de obligado cumplimiento para el Gobierno, sino sólo un consejo o recomendación a tener en cuenta.

     La Asamblea Nacional Consultiva era el reconocimiento de un fracaso de las ideas de Primo de Rivera: teóricamente, se pasaba de la dictadura personal de Primo de Rivera, al Gobierno de representantes del pueblo. Éstos debían proponer el sistema político que sucedería a la dictadura. Pero Primo de Rivera tuvo cuidado de vaciar de contenido la Asamblea Nacional Consultiva, a fin de que su actuación personal quedara intacta. La Asamblea sería estrictamente consultiva.

     Alfonso XIII no veía mal la nueva solución política, e incluso se sentía contento con esa idea en 1926, pero pronto cambiaría de parecer: llamó a Sánchez-Guerra, líder conservador, con la idea de que éste se sumara gustoso al proyecto de Primo de Rivera, y se encontró con un liberal de convicciones profundas que se negaba a colaborar en la extinción del parlamentarismo y del sistema constitucional. El Rey quedó muy impresionado y, de momento, no firmó el proyecto de Primo de Rivera, y la Asamblea Nacional Consultiva quedó pospuesta. Romanones, el líder liberal, también expresó por aquellos días su opinión, y explicó su idea de liberalismo, que también era moderada: existe un pacto entre el Rey y el pueblo por el que éste acepta la soberanía de aquel, aunque la soberanía viene representada en España por las Cortes (la idea recuerda el viejo pensamiento canovista).

     Primo de Rivera estaba pues derrotado por los políticos, pero no se amilanó, sino que dijo que esas opiniones eran de los viejos políticos, y que el país necesitaba hombres nuevos que establecieran un orden político nuevo. Estaría entrando con ello en el pensamiento fascista, lo cual demuestra la ignorancia, en materia de teoría política, que tenía el dictador. Más grave fueron unas opiniones de Gabriel Maura, diez meses después de morir su padre, apoyando la idea del régimen nuevo, un orden que hiciera compatible la autoridad del que manda, con los derechos de los que tienen que obedecer. Este pensamiento tan cercano al fascismo, distaba mucho de las ideas políticas de su padre. Un sector de los conservadores se acercaba peligrosamente al fascismo. Mientras el sector conservador de Sánchez-Guerra optaba netamente por la democracia liberal parlamentaria.

     Presidió la Asamblea Nacional Consultiva, José Yanguas Messía, 1890-1974, un abogado andaluz que había obtenido un beca en París en 1913-1914 y se había especializado en Derecho Internacional, por lo que fue en 1918 Catedrático en la Universidad de Valladolid, y más tarde lo sería en Madrid. Había sido Diputado independiente en 1920, Diputado por el Partido Conservador en 1923 y Ministro de Estado de 3 de diciembre de 1925 a 20 de febrero de 1927. En 1922 había creado La Información, periódico fracasado en 1924, momento en que fundó Diario Regional, que sobrevivió hasta 1931. Y en 10 de octubre de 1927 pasó a ser Presidente de la Asamblea Nacional Consultiva, hasta 6 de julio de 1929[3].

     Una Asamblea Nacional Consultiva, necesitaba de un partido político de apoyo. Unión Patriótica debía ser la columna vertebral de la Asamblea Nacional Consultiva, y por ello se hizo un censo de los miembros de Unión Patriótica para elegir entre ellos a los 400 integrantes de la Asamblea Nacional Consultiva. Los miembros de esta Asamblea Nacional debían representar a los municipios, cuerpos provinciales, cuerpos de funcionarios, a los intereses económicos, a las mujeres, a la Iglesia, al ejército, a los ex Ministros, a las asociaciones culturales españolas, a las organizaciones obreras, a los magistrados… realizando la idea del Parlamento corporativo, o la democracia corporativa.

     La Asamblea Nacional sólo era un cuerpo consultivo, de ayuda al Gobierno. No representaba la soberanía del pueblo español. Primo de Rivera creía que el soberano era el Estado. El Rey Alfonso XIII rechazó desde el primer momento que la Asamblea Nacional tuviera poderes constituyentes, porque ello significaría plantearse una nueva Constitución, y no quería abolir la de 1876. Pero la Asamblea debía aportar ideas para hacer en su día una Constitución.

En contra de la Asamblea, se posicionó Sánchez-Guerra, líder del Partido conservador, y se exilió a París.

     Primo de Rivera ofrecía a los socialistas PSOE-UGT seis escaños en la Asamblea Nacional Consultiva, entre los que sugería a Largo Caballero, por ser el líder que colaboraba en los Comités Paritarios, a Llaneza por ser un líder moderado de los mineros asturianos, y a Fernando de los Ríos por ser un hombre de prestigio nacional.

     El hecho de que Primo de Rivera admitiese como diputados a algunos republicanos y socialistas, no cambiaba nada la realidad de una Asamblea corporativa no democrática liberal. Besteiro e Indalecio Prieto opinaron que no se debía participar. La mayoría, encabezada por Largo Caballero, Trifón Gómez y Andrés Saborit, creyó que sí se debía participar, y el asunto quedó aplazado con gran polémica interna en el PSOE. En principio, Besteiro estaba dispuesto a colaborar argumentando que así tendría participación en la elaboración de la Constitución. Indalecio Prieto se opuso tajantemente, y al final, Besteiro, Secretario General del PSOE, no colaboró.

     El Comité Nacional del PSOE dijo que los cargos que les ofrecía Primo de Rivera no serían aceptables mientras los miembros de la Asamblea Nacional no fueran elegibles. Pero ante la polémica suscitada, se acordó consultar a las distintas secciones regionales y locales de UGT, para conocer la opinión de las bases militantes. Y la cuestión no favoreció a los caballeristas, pues en septiembre, la mayoría de las secciones regionales habían votado no participar. Como los líderes del momento, caballeristas, querían participar, la crisis dentro de PSOE-UGT era evidente.

El final del año 1927 implicó el inicio de ruptura del PSOE con el dictador, pero las dudas se mantuvieron hasta 1929, cuando el dictador ofreció aceptar a cinco dirigentes UGT, elegidos por los obreros, para su nuevo proyecto de Asamblea Nacional, y el PSOE se declaró republicano y opuesto frontalmente a la dictadura.

El 7 de octubre de 1927 hubo Congreso de UGT, y se rechazó participar en la Asamblea Nacional Consultiva.

El 8 de octubre de 1927, hubo Congreso del PSOE y también se rechazó la participación.

El 10 de octubre de 1927 empezó el funcionamiento de la Asamblea Nacional Consultiva. Se hacía sin los socialistas. Y empezaban dos crisis, una entre el socialismo y Primo de Rivera y otra interna entre los socialistas.

En la lucha interna entre los socialistas, Largo Caballero se impuso en UGT, como era de esperar, e Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos se impusieron en el PSOE, con lo que el conflicto amenazaba con una separación del PSOE respecto a UGT.

     En 1928, la Asamblea Nacional Consultiva actuó como constituyente y no hubo disturbios, lo cual dio sensación de paz y de aceptación del dictador, pero no era real este clima político. Sánchez-Guerra estaba llamando al golpe de Estado desde su exilio, y el general Castro Girona (Capitán General de Tercera Región Militar, Valencia), y Francisco Aguilera Egea, y otros oficiales de artillería estaban dispuestos a darlo.

La Asamblea Nacional Consultiva se cerró en 15 de febrero de 1930.

Las finanzas del Estado en 1927.

     1927 se cerró con superavit financiero en el Estado. Era otro acto de propaganda. Era una ficción, pues lo que ocurrió en verdad es que se elaboraron dos presupuestos, uno sin tener en cuenta la deuda del Estado, que presentó superávit, y otro con la enorme deuda del Estado, que era impresentable. Los mercados internacionales no se creyeron las tonterías que se publicaban en España para consumo de los españoles, y cotizaron la peseta a la baja. El país se empobrecía paulatinamente y la popularidad del dictador estaba condenada a ir progresivamente a la baja.

     El intento de revalorización de la peseta en 1928.

     Desde 1927, la peseta estaba cayendo. Ello se debía al fuerte déficit en la balanza de pagos española y los altos precios de los productos españoles debidos a la política proteccionista. Los bancos especulaban con los cambios monetarios en todo el mundo, y por ello los capitales entraban y salían con facilidad de cualquier país. Los bancos españoles, sobre todo los catalanes, habían comprado monedas extranjeras por si se revaluaban. No ocurrió así, y la crisis de 1929 fue muy dura para ellos. Habían comprado muchos marcos alemanes que pasaron a no valer nada, y el descubierto fue grande.

     En 1926 y 1927, todavía se pensaba que la peseta se revaluaría, y los extranjeros compraron unos 700 millones de pesetas. Pero en 1928, estaban dispuestos a retirar sus inversiones en pesetas, porque supieron que no habría  reevaluación.

     Por eso, el 25 de junio de 1928, Calvo Sotelo creó un Comité Evaluador de Cambios integrado por representantes del Gobierno, representantes del Banco de España y el propio Calvo Sotelo como su Presidente. El objetivo era entrar en el mercado internacional con 500 millones de pesetas oro, la mitad de ellas puestas por el Estado, y la otra mitad por el Banco de España, y hacer subir la cotización de la peseta.

     Para hacer posible la operación, se pidió un préstamo de oro a bancos de Estados Unidos y Gran Bretaña. El Gobierno quería utilizar los fondos del Banco de España, pero el Consejo del Banco de España, que era una sociedad anónima de accionistas particulares, se negó a comprometer sus fondos en una operación especulativa poco segura. Los hombres de Banco de España consideraban que España no estaba atacando el fondo del problema, los déficits generados constantemente, y que tomar un dinero especulativo generaría nuevos déficits, la peseta bajaría de valor, y se perdería lo invertido. Por eso, aconsejaron pedir créditos a bancos americanos y británicos por un valor de la mitad de las reservas de oro del Banco de España.

     Pero todo se vino abajo en octubre de 1929, cuando la banca internacional se negó a seguir dando crédito a España (crisis del 29). España no podía seguir manteniendo artificialmente el valor de la peseta. Había que hacer frente al pago de los créditos ya obtenidos, y para ello, en diciembre de 1929 se anunció un empréstito interior en oro de 300 millones de pesetas.

     Los españoles estaban atontados con la propaganda de su Gobierno, y no vieron el problema en que se metían. Suscribieron el crédito. Pero para poder hacerlo,  pidieron créditos a bancos extranjeros, lo cual no solucionaba el problema real de fondo, sino lo agravaba. Entonces, Calvo Sotelo encargó a Antonio Flores de Lemus un estudio sobre las posibilidades de implantar en España el patrón oro. Flores de Lemus dijo que los precios españoles eran demasiado altos y ello hacía que el saldo de la balanza de pagos fuera muy negativo, por lo que no se podía implantar el patrón oro. Había que lograr la estabilidad de los precios, equilibrar la balanza de pagos, y entonces se plantearía esa posibilidad.


[1] José Díaz Ramos 1896-1942 era panadero y estaba en el sindicato de panaderos “La Aurora”, integrado en CNT, cuando dirigió la huelga de 1917. En 1925 fue detenido como alborotador, y en 1927 capitaneaba al grupo de anarquistas sevillanos que fueron al PCE. En 1932 era del Comité Central del PCE y llegó a ser Secretario General del mismo en septiembre de ese año. En 1936 luchaba por la victoria en la guerra y se oponía a los colectivistas anarquistas que deseaban la revolución previa a la victoria. En 1938 se fue a la URSS porque tenía un cáncer de estómago, y en 1942 se suicidó arrojándose por la ventana del hotel. Su hueco como Secretario General del PCE lo ocupó Dolores Ibárruri.

[2] Miguel Martorell Linares, José Sánchez Guerra: conservador a fuer de liberal. Revista Hispania, Revista Española de Historia. 2010. Vol. LXX, nº 234, enero-abril, pgs 75 a 100. Miguel Martorell es profesor de la Universidad Nacional a distancia.

[3] José Yanguas Messía, pidió la excedencia de su cátedra de Derecho Internacional en 1931, y huyó a Lisboa y desde allí a París, porque desconfiaba de los republicanos. Abandonó también el periódico El Día, que venía funcionando desde 1931. Regresó en 1934 aprovechando una amnistía, y hubo manifestaciones estudiantiles, dirigidas por líderes de derechas, pidiendo su restitución en la cátedra. El 15 de julio de 1936 protestó ante las Cortes por el asesinato de José Calvo Sotelo y retiró a su partido de las Cortes. Acto seguido, se marchó a Portugal y se llevó consigo a Fernando Suárez Tangil y Angulo conde de Valdellano, antiguo miembro de Acción Popular y creador, junto a Antonio Goicoechea, de Renovación Española, un partido Alfonsino católico (de Alfonso XIII). Se escondieron provisionalmente en Mozarvitos (Salamanca). El 18 de agosto de 1936, fue desposeído de su cátedra, pues se le consideraba simpatizante de los sublevados.  En 1938 fue embajador de la España franquista ante la Santa Sede, hasta 1942.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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