LA DICTADURA EN 1924-1925.

Conceptos clave: Conferencia de París de 1923, Reformas políticas de 1924, El Consejo de Estado, Economía española de 1924-1925, Cultura española de 1924-1925, El PSOE en 1924, El tema de Marruecos en 1924-1925, Acción Patriótica, El estatuto Provincial de 1925, Muerte de Pablo Iglesias, Crisis económica de 1925.

         La visita del Rey a Italia.

     En 15 de noviembre de 1923, Alfonso XIII y Primo de Rivera viajaron a Italia en barco. El 19 de noviembre fueron recibidos por Víctor Manuel III de Saboya. El 20 de noviembre tenían audiencia con Pío XI, en la que Alfonso XIII se dirigió al Papa llamándole “Vicerregente de Dios”, y se ofreció para una cruzada contra los enemigos de «nuestra sacrosanta religión», a lo que el Papa les contestó que él también amaba a las personas no próximas a Dios. Alfonso XIII hablaba en términos fascistas, y el Papa le contestó en términos democráticos. El 21 de noviembre vieron a Mussolini que les habló de la degeneración de los sistemas democráticos y liberales. Alfonso XIII, mirando al Rey de Italia, y teniendo al lado a Primo de Rivera, dijo de éste: “Éste es mi Mussolini”.  Y Mussolini, en la entrevista de 21 de noviembre se refirió a Primo de Rivera como jefe del fascismo español. El 1 de diciembre regresaron a España. Entonces se puso de moda la petición de una “España Nueva” que sería más tarde una expresión de José Antonio Primo de Rivera y de Franco. Volvían entusiasmados por lo bien que habían hecho en imponer una dictadura, y convencidos de que se necesitaba avanzar hacia el fascismo, mediante la consecución de más orden e imposición de más disciplina en el país. Desde entonces, quedó prohibido en España criticar al Duce, Mussolini.

Pero ningún sistema político de los simpatizantes del fascismo era un populismo como el de Mussolini. Ni Metaxás de Grecia, ni Stojadinovic de Yugoslavia, ni Primo de Rivera de España, habían llegado al poder tras la formación de un movimiento social civil que les empujara a tomar el poder, sino que se habían impuesto por la fuerza de una minoría. Los otros dictadores, distintos a Mussolini, no tenían un “partido político” que les apoyara. Y se encontraron ante una contradicción política: por una parte, odiaban las grandes concentraciones populares, pues generaban desorden, y por otra parte, soñaban con tener masas aclamando las realizaciones del líder. Y todos decidieron crearse un partido a su medida, pero más o menos artificial. Así se generarían: Frente de Renovación Nacional, de Calinescu en Rumanía. Uniao Nacional, de Oliveira Salazar en Portugal. Bloque No Partidista de Cooperación, de Josef Pilsudski en Polonia. Campo de Unidad Nacional, de Rydz en Polonia. Organización Nacional de Juventudes, de Metaxás en Grecia. Unión Patriótica, de Primo de Rivera en España.

     El fascismo en España se aplicaba de un modo limitado y controlado por el dictador. Se observaba lo que se hacía en Italia y se copiaban algunas cosas, adaptándolas a la realidad española. La mayor parte de estas dictaduras pseudofascistas desconfiaban de la derecha radical tanto como de los liberales y de los socialistas. Se definían por ser antiderechas, antiliberales y antisocialistas. Esa idea estaba muy clara. Lo que no estaba tan claro es qué eran ellos mismos aparte de antis. Llamaron a sus sistemas “fascismo institucionalizado”.

         La Conferencia de París de 1923.

     En diciembre de 1923 se celebró una Conferencia en París entre Francia, Gran Bretaña y España sobre el tema de Tánger: se reconoció la soberanía del sultán de Fez sobre todo Marruecos, aunque no estaba definido el territorio que comprendía este Estado, incluyendo la soberanía sobre Tánger: se acordó poner un administrador francés asistido por un adjunto inglés “para beneficencia e higiene” y otro adjunto español “para hacienda”, y se acordó que hubiera una asamblea legislativa compuesta por 6 musulmanes, 3 judíos, 4 franceses, 4 españoles, 3 ingleses, 2 italianos, 1 belga, 1 portugués y 1 holandés. Se suprimió el Tabor (ejército colonial) y se creó una gendarmería indígena mandada por belgas, franceses y españoles. La supervisión militar le correspondía a Francia. Luego la ejerció Bélgica.

     En 1927, la Sociedad de Naciones admitiría a Italia como otro de los administradores de Tánger, y concedió la supervisión de la policía, mientras el control militar correspondía a España.

              Reformas políticas en 1924.

     El 12 de enero de 1924 se cesó a todos los diputados y se les sustituyó por otros nombrados por los Gobernadores Civiles. No se abolió, de momento, el régimen de la Mancomunidad de Cataluña y se nombró presidente de la misma a Alfonso Sala el 30 de enero de 1924. El señor Sala y 1.100 alcaldes de Cataluña agasajaron a Alfonso XIII el 19 de mayo de 1924 en un momento en que se presumía que se evolucionaba al fascismo.

     El 13 de enero de 1924, el régimen de Primo de Rivera cometió su primer error grave que dañaba su popularidad: sus grandes apoyos eran la burguesía catalana de Lliga, y el ejército. Se enemistará con la primera. Con el segundo lo hará en junio de 1926. El Decreto de 13 de enero de 1924 cerró las Diputaciones Provinciales y puso a militares en los puestos de Gobernadores Civiles. Estos militares designaban a los nuevos miembros de las Diputaciones. Esta forma de hacer, rompía el sentido de la Mancomunidad de Cataluña, aunque no la suprimía directamente.

Nombró Presidente de la Mancomunidad de Cataluña, ya sin funciones, a Alfonso Sala, presidente de Unión Monárquica Catalana. José Calvo Sotelo cayó en la cuenta de la contradicción de decir que se apoyaba al regionalismo, pero se suprimían las competencias regionales, y se lo manifestó al dictador, que no le hizo caso. Incluso más adelante, en 22 de octubre de 1925, Primo de Rivera negó la posibilidad de que existieran “regiones” políticas y las acusó de ser la careta del separatismo, con lo que la Mancomunidad se quedó en una comisión gestora de servicios coordinados. Alfonso Sala estaba disgustado, y se exilió.

En 1924, apareció en España la primera oposición organizada contra Primo de Rivera. La represión en Cataluña estaba superando los límites de la libertad y la justicia democráticas, y un grupo de intelectuales españoles, encabezados por Pedro Sáinz Rodríguez[1], firmaron un manifiesto a favor de la lengua y la cultura catalana, que no debía ser destruida en aras a criterios políticos. Inmediatamente, Pere Rahola escribió en Cataluña un segundo manifiesto en el mismo sentido. Y Ángel Guimerá redactó el tercero. La oposición de los intelectuales fue creciendo hasta el punto de que en 1927, Ernesto Giménez Caballero creyó necesario hacer en Madrid una exposición del libro en catalán.

     En octubre de 1924, el santanderino Pedro Sainz Rodríguez, catedrático de Universidad en Madrid, discrepó públicamente de la necesidad de un “cirujano de hierro”, esa idea de Joaquín Costa extendida y creída popularmente en esos días. Algunos intelectuales se solidarizaron con él. Fue llamado por el Rey que, hasta entonces, creía que el golpe era muy popular y creía que no había discrepancias de ningún tipo con la dictadura.

     Las reformas políticas propiamente dichas empezaron con un Estatuto Municipal de 1924, y con el Estatuto Provincial de 1925, ideas de Calvo Sotelo que intentaban regular las elecciones y acabar con el caciquismo. Fue un gesto un tanto inútil puesto que nunca se convocaron elecciones (por miedo a la democracia) y no se supo si eran efectivos los estatutos.

     El Estatuto Municipal de 8 de marzo de 1924, de José Calvo Sotelo, continuaba la vieja idea de Maura de 1907-1909 de dar sufragio más amplio, pero de controlar desde el Gobierno a las autoridades municipales. Primo de Rivera sabía algo de esto, puesto que venía de ser Gobernador Militar de Barcelona. La idea había sido madurada y alterada por Calvo Sotelo, un católico a ultranza, creando Ayuntamientos corporativos que permitieran un «catolicismo social», o vida de acuerdo con el magisterio de la Iglesia.

El Estatuto Municipal de 1924 definió el municipio como una realidad natural y social anterior al Estado y anterior a la ley, realidad en la que cada municipio debería tener derecho a definir su propia estructura sin más limitaciones que el respeto a la soberanía del Estado (la similitud con el fascismo es obvia). Proponía Concejo Abierto como el tradicional medieval, para municipios de menos de 500 habitantes y Ayuntamientos para los mayores, pudiendo votar los hombres mayores de 23 años y las mujeres mayores de 25 que estuvieran emancipadas o fueran cabeza de familia. Un tercio de los concejales eran propuestos por las corporaciones locales, de forma que se evitaba la presencia de elementos no deseados en las Corporaciones Municipales. Los otros dos tercios se elegían por votación directa.

Se abolía la desamortización de fincas municipales. El Ayuntamiento tenía jurisdicción sobre la totalidad del territorio municipal y sobre todos los aspectos de la vida vecinal, incluso decretar impuestos y recaudarlos. Se les daban a los municipios mayores competencias en servicios, tales como construcción de ferrocarril, constituir empresas urbanísticas y municipalizar servicios. Se les permitía abordar presupuestos extraordinarios para poder tomar iniciativas de interés público, presupuestos que se financiaban emitiendo deuda y poniendo nuevos arbitrios sobre terrenos incultos o deficientemente cultivados (que es una idea que practicaron los socialistas durante la Segunda República). Se contemplaba la posibilidad de que expropiaran sociedades de la municipalidad. Se desbrozaba el contencioso administrativo a fin de que no se pudiera paralizar fácilmente la acción municipal. Se podía renovar al Alcalde por referendum municipal. Se permitía que los municipios se mancomunaran libremente, incluso perteneciendo a provincias diferentes, con la facilidad de fusionarse o separarse de su provincia, siempre tras el permiso de la Diputación Provincial. Se permitía que el Ayuntamiento pudiera poner recurso de abuso de poder contra el Gobernador Civil, si éste intervenía en cuestiones municipales. Porque los Gobernadores no podían revocar acuerdos municipales, cuestión que quedaba reservada a los jueces.

Se trataba de algo revolucionario en cuanto que se le concedía el voto a la mujer española por primera vez. José Calvo Sotelo era Director General de Administración Local, y había sido antes un hombre de Maura. Una disposición transitoria dejaba en suspenso la aplicación del Estatuto hasta que el Gobierno convocara elecciones. Nunca se convocaron.

         Estabilización de Marruecos en 1924.

     En febrero de 1924 se juzgaron las responsabilidades de Tizza, siendo condenado un general de brigada y dos coroneles a prisión militar correccional leve. Fue absuelto Cavalcanti.

     Primo de Rivera hizo una visita a Marruecos, acompañado de Sanjurjo, en la que constató que los militares no querían abandonar Marruecos, que era la idea que Primo de Rivera había captado en 1923.

     Primo de Rivera hizo una segunda visita a Marruecos, esta vez acompañado por Francisco Gómez-Jordana Sousa y por Mario Muslera, y decidió abandonar casi toda Yebala excepto las carreteras de Tetuán a Tánger y Larache, y la de Tetuán a Ceuta. La retirada tendría efecto en noviembre de 1924 y ello permitió concentrar los efectivos militares en poco espacio y hacer más fuertes a los españoles. Primo de Rivera se había declarado a sí mismo Alto Comisario en Marruecos. Al general Berenguer, núcleo de las críticas por Annual, le nombró Jefe de Casa Militar del Rey.

              El Consejo de Estado.

     En junio de 1924 se abolió el Instituto de Reformas Sociales y fue sustituido por un Consejo de Trabajo. Tampoco era un mero cambio de nombre. El Ministro de Trabajo, Eduardo Aunós, quería un sistema corporativo de relaciones laborales, y el cambio les era preciso. Los socialistas aceptaron participar en el Consejo de Trabajo y se prestaron Largo Caballero, Manuel Núñez Tomás, Lucio Martínez Gil y Santiago Pérez Ynfante. De momento, parecía que el Consejo de Trabajo ayudaría al Directorio Militar en la vuelta a la normalidad.

     Pero todo cambió de aspecto el 13 de septiembre de 1924, cuando se creó el Consejo de Estado, y éste empezó a manifestar cambios. Los socialistas empezaron a ver que el sistema de Gobierno había cambiado. El Consejo de Estado estaba integrado por obispos, militares del ejército, militares de la Armada, y líderes sindicalistas UGT. Otros socialistas recibieron el encargo de gestionar el Consejo Interventor de Cuentas y algunos despachos del Ministerio de Trabajo, con lo que PSOE-UGT eran considerados como plenamente integrados en el sistema.

     En septiembre de 1924, el dictador amplió el Consejo de Estado con un representante de la patronal y otro de los sindicatos. Primo de Rivera pidió al PSOE un representante para el Consejo de Estado, y el PSOE designó a Francisco Largo Caballero (25 de octubre), pero empezaron las críticas internas en el PSOE. La Comisión Ejecutiva de UGT ratificó el nombramiento de Largo Caballero a fines de septiembre de 1924. Se opusieron a la aceptación de esa colaboración: Teodomiro Menéndez, Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto. Pero Largo Caballero entró, argumentando que oponerse a la dictadura era un suicidio, mientras colaborar era sacar adelante las organizaciones socialistas.

     Fue un momento de locura de Largo Caballero, que perdió el sentido de la realidad y creyó que todos iban contra él. Dijo que había que estar dentro de un sistema para poder dominarlo. Y lo raro es que le apoyaron Julián Besteiro y Andrés Saborit, diciendo que no convenía provocar la ira del dictador contra los intereses obreros. Y esta fue la opinión defendida por Pablo Iglesias, el hombre que decidía en el PSOE (murió en 1925).

Ahí se estaban equivocando los líderes de PSOE-UGT: argumentaban que el régimen de la dictadura no se diferenciaba demasiado del régimen canovista, pues dominaba la misma oligarquía. Y argumentaron que toda ventaja conseguida para los obreros era un avance hacia la revolución. Estos argumentos eran completamente inaceptables. Incluso Besteiro dijo que la Dictadura estaba siendo más favorable a los obreros que los regímenes anteriores, lo cual podía ser verdad, pero era oportunista. Esta teoría política se denomina “accidentalismo”, es decir, hay que aprovechar las circunstancias de cada momento. Eso significa que no hay ideas ni valores consolidados. La superioridad intelectual de Besteiro sobre el resto de PSOE-UGT, puede ponerse en duda.

     Teodomiro Menéndez, Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto, llamaron a los caballeristas “oportunistas” y les avisaron de que no se podía colaborar en ningún momento con una dictadura, porque se vulneraban derechos humanos superiores. Además, decían que el PSOE se estaba jugando su prestigio futuro.

     El 17 de octubre de 1924, se reunió el Comité Nacional del PSOE para hablar de las opiniones de Indalecio Prieto y de Fernando de los Ríos, y se pusieron un poco en contra de ellas, pero no tomaron decisiones en ningún sentido.

              Victoria Kent.

     En 1924 llamaba la atención de los españoles la licenciatura en derecho de una mujer, Victoria Kent Siano 1898-1978, nacida en Málaga y trasladada a Madrid en 1917 para estudiar en la Universidad, aunque en una residencia de señoritas como era preceptivo en la época. Su ideología de izquierdas la llevaría a ser Directora General de Prisiones de 1931 a 1934, puesto en el que aumentaría la ración de comida de los presos, concederá libertad de culto en la cárcel, daría permisos por razones familiares y quitaría a las monjas guardianas para crear un Cuerpo Femenino de Prisiones. En 1939 se tuvo que exiliar a París y México y en 1949 a New York. En 1931, su nombre era tan conocido en España, que era mencionado en la muy popular revista musical Las Leandras, en el “Pichi”.

         Economía en la Dictadura.

     En 1924 empezaba “la prosperity” en el mundo occidental, y ello le venía estupendamente al nuevo sistema político de Primo de Rivera. Esperaba vender mucho: El Gobierno subvencionaba el carbón español, y el ferrocarril lo utilizaba con exclusividad, lo cual suponía revitalización del sector carbonífero. El mineral de hierro se exportaba de nuevo porque Inglaterra padecía muchas huelgas de mineros y necesitaba mineral. El cobre aumentaba exportaciones. La siderurgia tenía garantizada las ventas debido a los altos aranceles a la importación, y elevó su producción hasta el millón de toneladas. El cemento multiplicó producción por 2,5. La energía eléctrica multiplicó por 2. Pero más se multiplicó el optimismo económico de los gobernantes españoles, que se crearon en su imaginación el mundo de “Alicia en el país de las Maravillas”.

     La política económica de Primo de Rivera, de grandes inversiones estatales, revitalizó la economía española. Aunque el dictador la hiciera con ánimo megalómano, acertaba en el sentido de poner una locomotora que arrancara la economía, tal como otros economistas y políticos estaban propugnando en esos años, casos de Keynes y Roosevelt. El defecto español, era que los criterios eran arbitristas, de tipo político y caciquil, y ello llevaría al fracaso de 1927, a la corrupción y a la caída del régimen. Pero la construcción de carreteras y de pantanos, era una pieza básica en las infraestructuras económicas, que nadie había logrado hacer con eficacia desde tiempos de Floridablanca y resultaba muy positivo, para este momento y para el resto del siglo XX. El aspecto negativo de la cuestión era que los beneficios para España a corto plazo no eran sostenibles a medio y largo plazo, pues se estaba gastando por encima de las posibilidades del Estado español. Las contradicciones comenzaron a verse en 1927. La crisis de 1929 sería terrible, cuando incidió en España en los años siguientes, pero para entonces, Primo de Rivera ya no estaba en el poder.

     De 1923 a 1930 se produjo una importante mecanización del campo español comprando los agricultores unas 70.000 segadoras y 4.000 tractores, lo cual es importante para entender el clima de descontento de los jornaleros y su sindicación y tendencias a la revuelta durante la República de 1931. Las primeras segadoras y sembradoras de España habían llegado en 1876, pero su número era más bien anecdótico, hasta que en estos años de principios del XX, significaron la pérdida de trabajo de miles, o millones de jornaleros. El segundo impulso de la mecanización española del campo se producirá en 1950-1960, lo que hará necesaria la apertura de las fronteras a la emigración de algunos millones de españoles. Esta vez, la mecanización sería subvencionada por el Estado a fondo perdido, y fue definitiva en la transformación de España.

     Para dirigir la economía se crearon: el Consejo Superior Ferroviario, Consejo de Economía Nacional y Consejo Superior del Trabajo, Comercio e Industria. El Consejo Superior del Trabajo sustituía al antiguo Instituto de Reformas Sociales. En ese Consejo entró un vocal por los obreros, y fue Francisco Largo Caballero. Indalecio Prieto protestó por la colaboración con la dictadura, y él y Fernando de los Ríos dimitieron de sus cargos en la ejecutiva del partido en protesta por la actitud de Largo Caballero.

     En 8 de marzo de 1924 se creó el Consejo de Economía Nacional, un organismo que estudiaba los problemas de producción y consumo nacionales, redactaba proyectos de desarrollo económico y aconsejaba la política comercial y régimen aduanero.  hacía estadísticas de comercio exterior, valoraba oficialmente las mercancías, proponía aranceles, proponía Tratados de Comercio, controlaba las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, las asociaciones productivas, las patronales y los sindicatos. Dependía directamente de Presidencia de Gobierno, es decir, del dictador. De esta manera, Primo de Rivera daba el permiso para implantar nuevas industrias a través del Comité Regulador, lo cual permitía un cierto control estatal del factor producción. Para regular el consumo, se estableció un control del comercio exterior, muy proteccionista, y se restringió la competencia, lo cual ya no era la política moderna acertada, sino la vieja política proteccionista a machamartillo.

     Quedaron suprimidos otros muchos organismos como la Comisión Protectora de la Producción Nacional, el Centro de Información Comercial del Ministerio de Estado, la Sección de Estudios Arancelarios y Estadísticos de la Dirección General de Aduanas, el Negociado de Comercio Exterior y Asesoría de comercio del Ministerio de Trabajo, la Comisión de Estudio y Preparación de Convenios de Comercio, la Junta de Aranceles y Valoraciones, el Instituto de Comercio e Industria, y otros.

El Consejo de Economía Nacional estaba compuesto por las secciones de Aranceles, Valoraciones, Estadística, Información Comercial, Defensa de la Producción, Tratados de Comercio. El 3 de noviembre de 1928 pasó a depender del Ministerio de Economía. En 4 de junio de 1940 se retomó la idea de un Consejo de Economía Nacional como organismo autónomo adscrito a Presidencia del Gobierno. En 1957 fue reformado y se manifestó como conservador, proteccionista y autárquico, opuesto a la apertura que se realizó en 1959. En 1977 pasó a depender del Ministerio de Economía, y poco después se disolvió.

     Frente al progreso de la obra pública y la agricultura, la rama económica que no crecía era la textil, y es que era muy difícil vender más en un mercado interior reducido y pobre.

     En 1924 se inauguró la primera línea de metro de Barcelona, Plaza de Cataluña-Lesseps, 2,5 kilómetros.

     El 31 de enero de 1924 se constituyó el Consejo Superior de Ferrocarriles. Este Consejo proponía planes de construcción y de mejora de las compañías ferroviarias. Desapareció en 1931. Primo de Rivera aportó diversas ayudas financieras a los ferrocarriles a fin de renovar infraestructuras y materiales que modernizaran el ferrocarril español.

     En 1924, la International Telephone and Telegraph ITT, del grupo Morgan, se había quedado con las líneas telefónicas españolas. El Gobierno de Primo de Rivera compró la Compañía Telefónica Nacional de España, CTNE, a ITT para que el sistema fuera un monopolio español, monopolio que sólo se romperá en 1995 con motivo de la entrada de España en la Unión Europea. La idea de disponer de una red de teléfonos propia, había partido de una iniciativa catalana de 1915 de unificar todas las líneas de Cataluña para crear una red importante, y Compañía Teléfonica Peninsular lo hizo. En 1924 Primo de Rivera pensaba en hacer una red única para toda España y, para ello, le dio el monopolio de explotación a CTNE, aunque quedó fuera del monopolio San Sebastián hasta el año 1971. CTNE dependía de International Telephone and Telegraph Corporation, ITT, que poseía la mayoría de las acciones de CTNE y suministraba los equipos. En 1945 el Estado compró las acciones de ITT y pasó a tener el 41% de CTNE, siendo las demás propiedad de las Cajas de Ahorro y de accionistas particulares.

     Otras compañías norteamericanas llegadas en este momento a España fueron: Standard Eléctrica, General Motors, y General Eléctrica.

     También llegaron empresas europeas como Nestlé, Potasas Ibéricas, Sociedad Ibérica de Nitrógeno, Nacional Pirelli, Philips Ibérica, y Aluminio Español.

     En 1924, Juan de la Cierva Codorniú, 1895-1936, presentaba su autogiro en la Exposición Internacional Aeronáutica de París llamado la atención. Juan de la Cierva era murciano, pero estudió en Madrid desde 1904, desde los 9 años de edad. En 1910 consideró las posibilidades de un helicóptero, pero le pareció demasiado complicado, y pensó en un avión con rotores en el fuselaje que le permitieran el ascenso vertical y el vuelo convencional de los aviones, mucho más rápido que el del helicóptero, al que denominaba autogiro. En 1920 hacía las primeras pruebas. En 1923 obtuvo el éxito. Tras la exposición de París, se interesaron los británicos que lo observaron en 1925 en Londres. En 1928 un autogiro cruzó el Canal de la Mancha. Entonces se interesó el americano Pitcairn y fabricó autogiros en Estados Unidos. El 9 de diciembre de 1936 se estrelló el avión Londres-París en el que viajaba La Cierva.

     La racha económica buena se cortará a partir de 1929. Tras los sucesos de octubre en Nueva York, los capitales extranjeros se retiran, la peseta baja en su cotización debido a la retirada de estos capitales, y las obras públicas se detienen dando lugar a un considerable paro obrero.

     La política de puertos francos: En 1924, Bilbao y Santander fueron autorizados a almacenar hidrocarburos y carbón. En 1926, se autorizó a los puertos francos a vender todo tipo de mercancías a los barcos que ya no tocaran otros puertos españoles. En 1929 se autorizó a Santander a almacenar mermeladas, almíbares, y conservas en dulce.  En 1929, la Ley de Zonas Francas, creó tres de estas zonas, una en Barcelona, una en Cádiz y una tercera por determinar. Cada zona tendría puerto propio independiente del puerto aduanero normal.

     Inmediatamente los catalanes se dieron cuenta de las inmensas posibilidades de los puertos francos. Aprovecharon para pedir al Estado español subvenciones y créditos a la exportación, pues prometían captar los mercados europeos y los de las colonias de países europeos en guerra. Invitaron a asturianos y a vascos a participar en el gran negocio de exportación que pensaban montar. Las campañas de propaganda de esas empresas comerciales fueron desorbitadas, y completamente fuera de la realidad. Se decía en Cataluña que el catalán era una persona ahorrativa y trabajadora, y que gustaba de una independencia que le hacía triunfar en todos los negocios. En 1925, los catalanes hacían proyectos inabordables para ellos en esos momentos, como un ferrocarril de ancho europeo hasta Francia (llegó en 2013), una autopista hasta Bilbao (la primera gran autopista privada, que se abrió en 1980) y una carretera de Barcelona hasta Vigo, que nunca se hizo. Pusieron al Estado español como obligación, subvencionar estos proyectos catalanes.

          Ambiente cultural. Ortega y Gasset.

     Spengler había lanzado la obra La Decadencia de Occidente en 1918 y 1922. El filósofo alemán Oswald Spengler, 1880-1936, creía que la cultura era un ser vivo que nacía, crecía envejecía y moría. Europa estaba en la fase final de su vida cultural, lo que venía sugerido por los síntomas negativos del materialismo, la democracia, el marxismo y el feminismo. Europa necesitaba renovarse mediante un cesarismo, un líder omnipotente que fuera capaz de actuar al margen de las constituciones y sistemas judiciales caducos, e impusiera la racionalidad.

     Y José Ortega y Gasset, 1883-1955, lanzó en 1923 en España la Revista de Occidente que recordaba el título de Spengler. Ortega trataba de debatir sobre la crisis de los valores occidentales. Pretendía ser “apolítico”, término que también repetía el dictador, con el que Ortega simpatizaba en principio, y decía que quería ser cosmopolita frente al nacionalismo pueblerino, portador de la cultura frente a los políticos, moderno frente a los tradicionales, y joven frente a los afamados en el tiempo. Por eso Ortega no aceptaba a los noventaiochistas consagrados, y lanzó a otros jóvenes que constituirían la llamada generación del veintisiete. Editaba cosas de Kafka, Rilke, Joyce, Dos Passos, Faulkner, Hemingway, Conrad. Trataba de sacar a España de un supuesto ensimismamiento.

     La Revista de Occidente editó 157 números hasta 1936. La reabriría en 1963 José Ortega Spottorno, hijo del fundador, con poco éxito, y volvió a abrir en 1981 dirigida por Soledad Ortega.

La Gaceta Literaria fue editada entre 1927 y 1929 por Ernesto Giménez Caballero, y era vanguardista, el órgano de expresión de la Generación del 27.

              El PSOE en 1924.

     El 1 de mayo de 1924 era una fecha difícil para el PSOE porque llegaba el día de la tradicional manifestación obrera, en tiempo de prohibición de las manifestaciones, cierre de locales y de la prensa de CNT, y de detención de los principales líderes anarquistas y comunistas, al tiempo que UGT había decidido la colaboración abierta con el Dictador: Francisco Largo Caballero y Manuel Cordero Pérez estaban en la Junta de Subsistencias. Lucio Martínez estaba en el Consejo de Administración de Información Telegráfica.  Wenceslao Carrillo, Manuel Cordero y Francisco Núñez Tomás estaban en el Consejo Interventor de Cuentas el Estado.

     El resultado era que los comunistas y anarquistas veían a los socialistas como traidores al socialismo. Resultaba que los tres querían el derribo del Gobierno burgués, para instalar el Gobierno proletario, y por ello los tres se denominaban “de clase”, pero estaban muy distantes en cuanto a la forma de lograrlo: los socialistas querían hacerlo por colaboración, de forma que se fueran infiltrando en las instituciones del Estado. Los comunistas y anarquistas querían hacerlo por vía revolucionaria violenta, pero con distinto modelo de sociedad a implantar. Muy pocos socialistas se planteaban la posibilidad de hallar valores superiores al del Gobierno obrero. La posibilidad de colaboración de todas las fuerzas sociales, iniciativa empresarial, fuerza de trabajo e instituciones del Estado, como hacía la socialdemocracia alemana o el fabianismo británico, no era contemplada en España.

Para llegar a modelos sociopolíticos más avanzados, había que admitir que el interés general que estaba por encima de los intereses de los burgueses y de los obreros, pero eso era la socialdemocracia y el liberalismo democrático y social, para lo cual España estaba muy verde. Los españoles preferían el enfrentamiento entre clases, lo cual llevaba indefectiblemente a la guerra civil. Sólo Gran Bretaña había dado el paso superador de los enfrentamientos sociales, y estaba sólo al principio del proceso. España y todo el arco mediterráneo preferían la violencia, y el PSOE quería una situación de violencia, el Gobierno del proletariado, aunque renunciando a imponerlo por la fuerza de las armas, mientras hubiera posibilidades de imponerse de otro modo. Pero no dejaba de haber grupos en el PSOE que sólo veían el camino de las armas. Por su parte, los empresarios, el ejército y la Iglesia, no querían abandonar sus parcelas de poder, y también preferían el enfrentamiento social, e incluso armado. Los empresarios españoles de principios del siglo XX estaban en el “liberalismo burgués”, o imposición de la clase empresarial sobre el resto de la sociedad, sin importarles tampoco el interés general. Las tensiones sociales y políticas eran muy grandes.

El 2 de junio de 1924 se suprimió el Instituto de Reformas Sociales, y se creó en su lugar el Consejo de Trabajo, pero los colaboradores del PSOE-UGT como Francisco Largo Caballero, Francisco Núñez Tomás, Lucio Martínez Gil y Santiago Pérez Infante, pasaron al nuevo organismo sin problemas[2].

     UGT y PSOE estaban en la Federación Sindical Internacional, FSI, de Amsterdam, y en la Oficina Internacional del Trabajo, OIT, de Ginebra.

     Todavía lo iban a poner más difícil los patronos mineros de Asturias, pues decidieron bajar los salarios mineros. Manuel Llaneza Zapico se trasladó a Madrid a protestar la injusticia y, en su ausencia, los patronos despidieron a 350 mineros provocando la huelga. El Gobierno decidió que los salarios se mantuvieran y la huelga cesó. Los patronos, entre ellos los muy católicos, estaban dispuestos a eliminar a todos los sindicatos obreros aprovechando la dictadura.

         Acontecimientos de 1924.

     El 6 de junio de 1924 llegaron a Barcelona los reyes de Italia, Víctor Manuel III y su esposa Elena de Montenegro, junto al príncipe de Piamonte, Humberto de Saboya, la familia que representaba el fascismo y fueron aclamados por las multitudes y autoridades de Barcelona.

     El 27 de junio de 1924 se juzgaron las responsabilidades de Annual. Dámaso Berenguer Fusté (Alto Comisario en Marruecos en 1921), quedó separado del servicio. Felipe Navarro Ceballos-Escalera, barón de Casa Davalillo, defensor de Monte Arruit en 1921, salió absuelto. La expulsión del ejército de Berenguer resulta inexplicable a no ser que se tengan en cuenta las denuncias que Berenguer se empeñaba en hacer sobre militares corruptos. El juicio se cerró con otras pequeñas condenas.

     El 4 de julio de 1924 se decretó una amnistía que afectaba a los militares y a los delitos políticos cometidos por civiles, entre los que estaban Soriano, Unamuno y algunos periodistas.

     El 16 de octubre de 1925 salió el diario madrileño La Nación, órgano oficioso del Gobierno Primo de Rivera dirigido por el teniente coronel Pedro Rico Parada, y soportado económicamente por el conde Güell, conde de Montalvo, marqués de Sotelo, y el conde de Guadalhorce. Estos personajes serían considerados de extrema derecha en 1931 y, efectivamente, en 1933 apoyaban a Falange Española con su periódico. En 1934 apoyaron el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. En marzo de 1936, los talleres fueron asaltados y arrasados por unos manifestantes.

         El tema de Marruecos en 1924-1925.

     En 10 de julio de 1924, Primo de Rivera se trasladó a Marruecos. Fue a ver los problemas sobre el terreno. La conclusión que obtuvo fue que el ambiente entre los militares era que retirarse era cobardía y deshonor. El portavoz de los que defendían permanecer en Marruecos era el Coronel Francisco Franco Bahamonde. Primo de Rivera llamó a Franco después de comer y le dijo que había que replegarse. El líder del Tercio de Extranjeros se negó, y Primo de Rivera volvió a Madrid. Opinaba por entonces que se debía abandonar Marruecos y aceptar la derrota de España. Pero los africanistas lo consideraban indigno.

     El 5 de septiembre de 1924, Primo de Rivera volvió a Marruecos y se autonombró Alto Comisario en Marruecos y ordenó el repliegue. La operación de suprimir 180 posiciones duró tres meses, hasta el 10 de diciembre, y se sufrieron muchas bajas en el proceso.

     La evacuación empezó a finales de 1924 en las posiciones más avanzadas. La retirada provocó muchos muertos, pues los rifeños rebeldes hacían carnicerías en los poblados abandonados por los españoles, acusando a sus compatriotas de colaboracionistas. El 24 de enero de 1925 se comunicó que se rompían las negociaciones con Abd el Krim.

     Francia se alarmó, pues la retirada de los españoles significaba la guerra contra los franceses, y declaró que España estaba cometiendo un error. No estaban desacertados, pues el 12 de abril de 1925, los rifeños atacaron Uarga, el 25 fueron sobre Yebel Mesaud, y apuntaban a Fez y Taza. Abd el Krim capturó unas 50 posiciones francesas y les arrebató a los franceses cañones y ametralladoras y miles de fusiles. Las risas sobre lo que les ocurría a los españoles se les congelaron en la cara a los franceses. Pero precisamente por eso, Abd el Krim se estaba equivocando. Porque Francia decidió acabar con Abd el Krim. Francia envió al General Philippe Pétain al campo de batalla, e inició conversaciones con España para coordinar sus fuerzas militares. Las conversaciones entre el francés Louis Jean Malvy y el español Francisco Gómez-Jordana Sousa conde de Jordana, tuvieron lugar en junio de 1925 en Madrid. Acordaron ofrecer una negociación a Abd el Krim.

En 17 de junio de 1925, las conversaciones alcanzaron más alto nivel, y se produjeron entre el General Primo de Rivera y el General Pétain en Madrid. Se propuso la colaboración de ambas potencias en Marruecos para luchar contra Abd el Krim. El principal punto a tratar era fijar con exactitud la frontera de los territorios protegidos por cada uno de ellos, el segundo era la concesión mutua del derecho de persecución en caliente en territorio del otro, y el tercer tema fue el de cooperación naval para vigilar las costas marroquíes y para preparar un desembarco conjunto.

     Era un cambio radical de la política de Primo de Rivera en Marruecos. La explicación que se da a este cambio es que Gran Bretaña no quería a los franceses en Ceuta, lo que significaría compartir el Estrecho, sino prefería mantener allí a los españoles, lo cual le garantizaba la exclusiva, pues España no tenía significado militar y naval apreciable.

     Abd el Krim pensaba en una República Independiente del Rif. En su interior, creía que Francia y España nunca llegarían a entenderse. Se permitió bombardear el Peñón de Alhucemas como desafío a un posible desembarco.

     El 21 de agosto de 1925 Primo de Rivera viajó a París a ver a Petain. Abd el Krim había cometido una imprudencia, puesto que una vez dominado El Rif, había decidido atacar a los franceses en Marruecos, más al sur de El Rif. Los españoles habían comprado a El Raisuli, jefe de la cábila de Yebala-Ceuta en 1924, y Abd el Krim había conseguido unir a todas las cábilas contra El Raisuli. Pero una vez lograda la victoria, los rifeños le pidieron que continuase la guerra y atacase a los franceses.

     El desembarco de Alhucemas fue preparado con cuidado, y posteriormente hubo un poco de suerte en su realización. El 31 de agosto las fuerzas francesas y españolas estaban en Algeciras. Sanjurjo era jefe de las fuerzas españolas de desembarco. Las fuerzas de Ceuta y Melilla las mandarían Saro y Fernández Pérez.

España destinó al desembarco 2 acorazados y 4 cruceros, y 32 barcos de apoyo; y Francia puso 1 acorazado y 1 crucero y 6 barcos de apoyo. Desembarcaron en la playa de la Cebadilla el 8 de septiembre de 1925. Mandaban las tropas de asalto Franco por los legionarios y Muñoz Grandes por los regulares. Estaban apoyados por 200 aviones y un buque cisterna que llevaba el agua. Los barcos de apoyo llevaban un gran número de mulos y de forraje para que comieran las acémilas. El objetivo era desembarcar 20.000 hombres en las playas de Cebadilla, y Adrar Seddun.

     El 5 de septiembre se iniciaron las operaciones de un desembarco que tuvo lugar en Alhucemas el 8 de septiembre. Estuvo apoyado por barcos españoles y franceses durante 22 días, hasta el 3 de octubre. Desembarcaron los Tercios de Extranjeros de Francisco Franco, los Grupos de Regulares de Tetuán, y la harca de Muñoz Grandes. Posteriormente se incorporaron el comandante Varela y el coronel Goded. La derrota de los sublevados rifeños fue total.

     La operación empezó con un ataque aéreo sobre Tetuán, acompañado de otro ataque sobre Morro Nuevo y la playa de Adrar Seddun. Durante el desembarco murieron 116 soldados y 7 oficiales. El desorden de desembarco de las tropas españolas fue grande, y los soldados franceses tuvieron que asistir a las fuerzas españolas y recuperar posiciones. Francisco Franco, y Muñoz Grandes, durante 40 años ocultaron a los españoles el fracaso inicial, y sólo comunicaron la victoria final.

     Los rifeños aprovecharon la distracción de las fuerzas españolas, ocupadas en la acción de Alhucemas, para atacar Kudia Tahar, una posición ocupada por 130 hombres de la Comandancia General de Ceuta, que fueron aniquilados. Abd el Krim quería dominar el valle del Rio Martín y conquistar Tetuán. Planificó que mientras los españoles ganaban Melilla, él tomaría Tetuán.

     Una vez desembarcados, los españoles atacaron Monte Malmusi y Monte de las Palomas, abriendo el camino hacia Axdir. El 2 de octubre de 1925 el Tercio de Extranjeros tomó Axdir, la capital de Beni Urriaguel, el núcleo fuerte de Abd el Krim.

     El 10 de octubre de 1925, los españoles celebraron su victoria con un acto de homenaje a Primo de Rivera y al General Sanjurjo, que había sido el Jefe de Operaciones durante el desembarco. Fue celebrado en Melilla.

     El 9 de noviembre de 1925, Primo de Rivera abandonó la Alta Comisaría de España en Marruecos y dejó en el puesto a Sanjurjo.

     Cambó discrepó de la euforia generalizada entre los militares, dijo que era el momento de abandonar Marruecos, porque quedaban unas 40 tribus insumisas y sólo se dominaba a 26 tribus, lo que costaría muchos muertos.

     Todavía en diciembre de 1925, Abd el Krim pensaba en la victoria, y ofreció la paz a España y a Francia: si le reconocían el Estado Autónomo del Rif, él reconocería espiritualmente como su superior al Sultán de Fez, y autorizaría a los extranjeros a trabajar en Marruecos, siempre qu ele pagaran el 12% de los beneficios extraídos. Otra condición era que habría que revisar las fronteras del Rif, pues al igual que el Sultán pretendía tener autoridad sobre un territorio de fronteras indefinidas que llamaba Marruecos, Abd el Krim pensaba en otro territorio que sería la República del Rif. España y Francia no aceptaron.

     El 6 de febrero de 1926, Petain visitó Madrid, y firmó un acuerdo con España con la finalidad de acabar con los Beni Urriaguel. Tras ello, se reunieron representantes de los ejércitos francés y español, y decidieron que la ofensiva debía ser más amplia, comprendiendo la región de Kert (Nador); la de los Beni Tuzim, y la de los Beni Urriaguel, para posteriormente avanzar hacia Targuist.

     Abd el Krim comprendió que le llegaba el fin, y en abril de 1926 inició una serie de tentativas de paz con Francia, que le permitieran enfrentarse solamente con España. La primera fue el 18 de abril en Uxda, y luego siguieron Camp Bertaux, El Aiun, y Uxda otra vez. A las “conferencias” asistían conjuntamente los españoles y franceses, que no se dividieron como pensaba ABd el Krim, sino que le exigieron la sumisión al Sultán, su abandono del territorio, y el desarme de todas las tribus. Abd el Krim no podía aceptar, pues las tribus se levantarían contra él, y el 7 de mayo se dieron por finalizadas las conferencias.

     En 22 de mayo de 1926 se hizo una ofensiva española para unir las ciudades españolas en África y a finales de junio el territorio del Rif estaba dominado.

     Abd el Krim decidió entregarse a los franceses en 27 de mayo de 1926 y fue llevado a las islas Reunión. Allí vivió el resto de sus días cómodamente.

     En agosto de 1926, el comandante Oswaldo Capaz Montes tomó Xauen venciendo a las tribus Ketama y Senhaya. El 2 de agosto se atacó la Yebala (Tetuán), y el 10 de agosto se atacó Xauen. Los rifeños quedaron cercados en las montañas de Yebel Alam.

     En abril de 1927, el general Emilio Mola tomó la cábila de Ajmás, la última en rebeldía, declarándose finalizada la guerra en 10 de julio de 1927.

     Y Primo de Rivera se autootorgó la Laureada de San Fernando y la Gran Cruz del Mérito Naval, las más altas distinciones militares.

     En el cambio de política, Primo de Rivera pensó en la conveniencia de dominar Tánger. Tánger es la ciudad del oeste del Estrecho de Gibraltar, que ha sido siempre el principal mercado del norte de África. Ya se dieron cuenta de ello los romanos, que fueron los primeros en ocuparla por la fuerza, y luego lo hicieron los vándalos en el siglo V, y los benimerines en la Edad Media. En 1471 la conquistó Portugal. En 1661 lo hizo Inglaterra. En 1684 la tomó el Sultán de Marruecos y la hizo residencia de los representantes extranjeros. En 1925, ante la codicia de todos los países europeos por esa plaza, el Sultán tuvo la habilidad de proponer que fuera ciudad abierta a todos, la Zona Internacional de Tánger, un condominio de Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Portugal, Gran Bretaña y la URSS, a os que se unió Italia en 1928. En junio de 1940 fue ocupada por España, la cual se retiró en octubre de 1945 cuando Hitler fue derrotado y antes de que los aliados la tomasen al asalto. Tánger volvió a ser condominio de todos. En 1960, la recuperó Marruecos.

     Decíamos que tras 1925, España pensó en dominar Tánger, lo cual estaba en contra del acurdo de 1923 con Francia, que entregaba la zona occidental a Francia. España obtuvo el puesto de Jefe de Policía de Tánger, que era el dominio militar del condominio internacional. España hacía ese esfuerzo por una razón de prestigio, porque quería un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la Sociedad de  Naciones. El Acuerdo de Locarno, le concedió ese escaño a Alemania y ello encolerizó a los militares españoles, hasta el punto de amenazar con retirarse de la Sociedad de Naciones. Lo hizo durante dos años.

              Acción Patriótica.

     Otra idea de Primo de Rivera era acabar con los viejos partidos corrompidos a fuerza de estar formados por caciques interesados en negocios particulares y por vividores a costa de la política, y crear a cambio nuevos partidos con ciudadanos honestos. Tal vez pudiera gobernarse con un solo partido que sería Unión Patriótica o tal vez con alternancia de partidos entre UP y PSOE. El problema era que Unión Patriótica no existía y el PSOE era posible que no aceptara. Crear un partido no era fácil, pues al buscar gentes con carisma y gentes con preparación, se podía caer en el arribismo que se quería desterrar. En mayo de 1924 prohibió la libertad de expresión.

El 14 de abril de 1924 se anunció en Barcelona el proyecto de crear un nuevo partido que se llamaría Unión Patriótica. Se hacía un llamamiento a los que aceptasen la Constitución de 1876 y estuviesen dispuestos a colaborar con el Directorio, “gente de ideas sanas y hombres de buena fe, al margen de los partidos, que estuvieran dispuestos a gestionar la administración”. El 29 de abril de 1924 los Gobernadores recibieron la orden de reclutar gente para el nuevo partido.

Protestaron este comportamiento tan poco democrático  como era la formación de partidos desde el poder constituido, el marqués de Cortina (financiero e inversor en la compañía de coches Camas), Rodrigo Soriano, Miguel de Unamuno (catedrático de griego) que fueron desterrados, y los catedráticos Jiménez de Asúa, García del Real, de los Ríos, que fueron expedientados.

Estuvo de acuerdo con el nuevo proyecto, el catolicismo católico-social de Ángel Herrera Oria y algunos pequeños grupos parafascistas de Barcelona (del que destacaba La Traza). Era defendido por José María Pemán, argumentando que el cristianismo social se oponía al fascismo, pero que el sufragio universal era un error. En general, el maurismo, los católicos y los conservadores apoyaron el régimen. Intelectuales convencidos a favor del sistema eran Ramiro de Maeztu y Eugenio D`Ors.

En teoría, el Gobierno de 1925 sería de Unión patriótica, pero la institución apenas servía más que para organizar actos de adhesión al sistema. En 1927 se les concederían los Ayuntamientos y Diputaciones. En 1929 se pidió que colaborasen con la dictadura denunciando a los difamadores y enemigos del dictador. Nunca tuvo una ideología definida y precisa, y nunca se pudo diferenciar de otros partidos porque los demás fueron siempre ilegales. La única idea era la consigna de Primo de Rivera de defender la patria, la religión y la monarquía. Era un partido circunstancial al servicio del dictador, ni fascista, ni democrático, que incorporó a los caciques partidarios del régimen dictatorial vigente. Los caciques provenían del conservadurismo, de las filas católicas, de organizaciones empresariales de pequeños y medios empresarios, de pequeños terratenientes.

Los fascistas como Ernesto Giménez Caballero, consideraban que la dictadura de Primo de Rivera era demasiado prosaica y poco adaptada a los nuevos sistemas fascistas.

         Reformas en la enseñanza.

     En 1924 salió el Estatuto regulador de la enseñanza Industrial que creaba las Escuelas de Artes y Oficios para formar artesanos, y las Escuelas de Trabajo para formar oficiales y maestros de taller. Estas escuelas tendrían gran desarrollo en la etapa 1949-1970, hasta la aparición del BUP o bachillerato unificado polivalente. Serían reguladas por las leyes de 16 de julio de 1949 (Ley de Bases de la Enseñanza Media y Profesional), y de 20 de julio de 1955 de reestructuración de la enseñanza profesional.

              La radio.

     En 1924 apareció la radio en Radio Ibérica, y más tarde en Radio Barcelona y Radio España (Madrid). Una emisora de radio se abría previa solicitud al Gobierno. Las primeras emisiones experimentales se habían llevado a cabo en 1917 por la Compañía Ibérica de Telecomunicaciones. Por entonces, la utilidad mayor que se le encontraba eran las comunicaciones entre barcos militares. En 1920 se había hecho el primer intento de radio para el público transmitiendo un concierto desde el Paraninfo de la Universidad de Valencia. En 1922 se trasmitían óperas desde Madrid. La evolución posterior encontró atractivos mayores en las noticias, creándose “La Palabra” en 1926, un diario hablado que dirigía Nicolás María Argoiti. Ya en 1936 habría 68 emisoras, y la guerra se retransmitiría por radio a España y a todo el mundo, siendo en ello un hito en la historia mundial. Franco comprendería la importancia de la propaganda, y creó el 19 de enero de 1939 Radio Nacional de España, en Salamanca. La radio se popularizó a partir de 1945, cuando se dedicó a distraer al oyente con canciones, cuentos, noticias… que atraían a los posibles compradores de aparatos de radio

         El Estatuto Provincial de 1925.

     El Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925, de José Calvo Sotelo, concedía libertad a las Diputaciones frente a la autoridad del Gobernador Civil, y asignaba a estas Diputaciones una serie de competencias de la que la más importante era cuidar de los caminos vecinales. La libertad se concretaba en no ser presididas por el Gobernador, sino por un Diputado, y en no tener voto el Gobernador en sus decisiones. La mitad de los diputados provinciales se elegiría en un colegio único de propietarios, y la otra mitad sería elegida por los Ayuntamientos de la provincia. En resumen, las Diputaciones se concebían al servicio de los Ayuntamientos y no al del Gobierno del Estado.

     Los Municipios tenían derecho a mancomunarse mediante una “Carta de Intermunicipalidad” en la que se declarara el territorio mancomunado. Este derecho generaba la posibilidad de la supresión de la Diputación Provincial en algún caso, si se mancomunaban los municipios de toda la provincia. El tema de la posible asociación entre mancomunidades se les pasó por alto, pues ello podía dar lugar a la fractura de España en regiones autónomas, cosa con la que no estamos seguros que estuvieran de acuerdo en 1925.

     Pensaban que la provincia, sólo era un ente administrativo creado por el poder central, mientras que el municipio era un ente histórico con derechos propios. Esta idea será muy tenida en cuenta en la Ley Municipal de 31 de octubre de 1935, en la Segunda República.

     El Estatuto Provincial creemos que no fue madurado lo suficiente, y dejaba varios aspectos sin estudiar sus consecuencias.

     Los catalanistas interpretaron que el Estatuto Provincial se había hecho para terminar con la Mancomunidad de Cataluña. Pero también se sintió ofendido Alfonso Sala, al cual se le restaban competencias a favor de las Diputaciones Provinciales, y dimitió el 22 de abril de 1925. El 22 de abril de 1925, y a propósito del Estatuto Provincial, se abrió un conflicto que casi nadie esperaba: dimitió Alfonso Sala, presidente de la Mancomunidad de Cataluña. El Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925 permitía a las Diputaciones Provinciales asociarse entre sí para realizar las funciones que les fueran propias, y con ello los catalanistas pensaban que ya tenían su autonomía, pero Primo de Rivera no coincidía con los catalanistas en todo, pues les exigía el reconocimiento de la soberanía del Estado español.

La aplicación del Estatuto creó fricciones entre catalanistas y Gobierno de Madrid. Alfonso Sala fue nombrado conde de Egara, pero no se transigió. La explicación tal vez se deba buscar en su enfrentamiento con Calvo Sotelo. Como Presidente de la Mancomunidad de Cataluña se nombró a José María Milá i Camps, conde de Montseny, al que se le encargó liquidar la Mancomunidad. Una vez eliminada ésta, el conde de Montseny pasó a ser Presidente de la Diputación de Barcelona, y se nombró Vicepresidente a José Enrique de Olano Loyzaga conde de Fígols.

     Con esta última medida de represión catalanista, Primo de Rivera consiguió poner de acuerdo a casi todos los catalanes contra él. Y el 14 de junio de 1925, los catalanistas organizaron una pitada al himno nacional español, que sentó muy mal en el Gobierno de España. A consecuencia de ello, uno de los organizadores del acto, el suizo Joan Gamper, Presidente del Futbol Club Barcelona, fue expulsado de España. Los nacionalistas llevaron el caso ante la Sociedad de Naciones, que estaba en Ginebra. Le pedían un referéndum de independencia para Cataluña. Nadie les tomó en serio en Europa.

     Francésc Maciá, que veía complicada la rebelión armada contra España, viajó a Moscú en 1925 para pedir financiación y ayuda técnica para su levantamiento. Obtuvo muy buenas palabras, pero no resultados concretos.

         Muerte de Pablo Iglesias en 1925.

     Pablo Iglesias Posse murió el 9 de diciembre de 1925.

     En 1925 y 1926, UGT organizó una peregrinación a la tumba de Pablo Iglesias, lo cual era absurdo en un partido que se declaraba ecléctico. Se estaba sacralizando al viejo líder muerto. El 21 de enero de 1924, había muerto Lenin en la URSS y se había hecho lo mismo. Aquello tenía connotaciones religiosas, o tal vez estuviera denotando que el pesoísmo, y el comunismo, era una fe cuasireligiosa. Los socialistas españoles estaban manifestando que había que organizar una sociedad con valores morales nuevos, y entre esos valores estaba el proselitismo a favor de la República, y el deber de significarse ante los demás como socialista. Esas ideas eran más propias de una religión que de un partido político.

La posible explicación radicaba en que muchos socialistas provenían del krausismo. El krausismo era un modo de entender la vida, una nueva ética, una racionalización de la realidad social y política, que conducía a reformar los valores tradicionales cristianos, de modo que los católicos no incurrieran en errores de bulto como lo estaban haciendo. Muchos socialistas provenían del krausismo y eran fuertemente católicos, creían en la armonía del universo, y en la unidad de toda la realidad. Sin embargo, el catolicismo español condenó al socialismo español como enemigo de Dios y del catolicismo. En realidad, lo que se discutía era que el krausismo no consideraba infalible al Papa y se permitía criticarle, y el socialismo heredaba esta misma idea.

     El socialismo tradicional español era más bien seguidor de las ideas de Fourier y de Saint Simon, que de las ideas de Marx. Y creían que la sociedad debía transformarse de modo gradual y pacífico, empezando por la instrucción pública. Estos socialistas tradicionales eran ateos y, en 1899, llegaron a proponer que se expulsara del PSOE a todos los católicos, proposición a la que se opuso Pablo Iglesias, y fue derrotada.

     Hay que poner de manifiesto que muy pocos krausistas españoles, alumnos de ILE, ingresaron en el PSOE, y no debemos deducir que el PSOE se nutrió de krausistas. Lo que queremos advertir es que los pocos krausistas que fueron al PSOE fueron pensadores muy destacados, como era el caso de Jaime Vera, Julián Besteiro y Fernando de los Ríos.

     En conclusión, el PSOE era un órgano complejo e incluso contradictorio internamente, que tal vez necesitara un líder inamovible como era Pablo Iglesias, para no dividirse en múltiples facciones. No se encontró ese sucesor a Pablo Iglesias a partir de diciembre de 1925.

              Bandera Negra.

     En 1925 los catalanistas más radicales, próximos a Estat Catalá crearon un grupo terrorista denominado “La Bandera Negra”, dirigido por Jaume Compte Canellas, Miquel Badía, Daniel Cardona, Marcelino Perelló, Ramón Xanmar, Emili Granier, Jaume Juliá y Jaume Balins, que en mayo de 1925 estuvo listo para atentar contra Alfonso XIII en El Garraf, aprovechando que el tren debía pasar un túnel. Compte fue detenido, juzgado y condenado a muerte, que se le conmutó a cadena perpetua, y fue indultado en 1931. Jaume Compte se convirtió en un guerrillero que trabajaba para Francesc Maciá. Estat Catalá se negó a integrarse en Esquerra Republicana de Catalunya, y Compte decidió pasarse al socialismo revolucionario creando Estat Catalá, Força Separatista d`Extrema Esquerra. Jaume Compte Canellas vivió de 1897 a 1934.

              Acción Republicana.

     En mayo de 1925, Manuel Azaña, Ramón Pérez de Ayala y José Giral fundaron Acción Política. Manuel Azaña provenía del grupo Partido Reformista, al que consideraba demasiado conservador. José Giral era un profesor de química en Salamanca. El grupo de intelectuales decidió cambiarlo de nombre y denominarlo Acción Republicana.

         Crisis económica en 1925.

     En 1925 desaparecieron el Banco Agrícola de Pamplona, Banco de Castilla, Banco Comercial de Tarragona, Banco de Crédito de la Unión Minera, Banco de Sabadell, Banco Vasco, Banco de Vigo. Las alegrías de préstamos habidos durante el conflicto de la Guerra Mundial, tuvieron este final para muchos.

     En 1925 le dimitió a Primo de Rivera el prestigioso general Valeriano Weiler Nicolau, que era Jefe de Estado Mayor desde 1916. Posteriormente, Weyler estaría en la sanjuanada contra Primo de Rivera.


[1] Pedro Sainz Rodríguez, 1897-1986, era un abogado madrileño, hijo de un médico riojano establecido en Madrid. Se formó con el privilegio de tener dos profesores particulares en su domicilio paterno, lo cual le sacó de la vulgaridad de la enseñanza oficial. Estudió Letras y Derecho, y aprendió de Adolfo Bonilla San Martín, que le explicó el pensamiento conservador de Marcelino Menéndez Pelayo y de Luis Vives. Se integró entre los conservadores españoles.  En 1914, optó por el grupo germanófilo. En 1923, Sainz Rodríguez representaba por tanto a los escritores conservadores castellanos que defendían el catalanismo cultural. En 1931, estuvo en Acción Española, de Ramiro de Maeztu y Eugenio Vegas Latapié, enemigos de la República Española. En 1933 estuvo en Renovación Española, grupo monárquico Alfonsino, de Alfonso XIII y luego de Juan de Borbón. En 1937 fue miembro del Consejo Nacional de Falange Española y de las JONS, y se hizo colaborador de Francisco Franco. Pero, desde junio de 1942, se manifestó partidario de Juan de Borbón, y estaba en la oposición a Franco tolerada desde el régimen.

[2] Estos hombres no eran demasiado cultos: Santiago Pérez Infante, 1865-1948, era embaldosador madrileño; Francisco Núñez Tomás, 1877-1945, era un valenciano emigrado a Madrid en 1895; Manuel Cordero Pérez, 1881-1941, era un gallego emigrado a Madrid en 1898, que aprendió a leer en el sindicato UGT; Lucio Martínez Gil, 1883-1957, era un agricultor alcarreño emigrado a Madrid siendo muy niño. Como es propio de su nivel cultural creían en el “sindicalismo de clase”. Suponemos que ni siquiera habrían oído hablar de la socialdemocracia como revisionismo marxista.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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