GOBIERNO ALLENDESALAZAR DE DICIEMBRE DE 1919.

Conceptos clave: comunismo en 1920, PSOE en 1920, Andalucía en 1920, Situación socioeconómica española en 1920,

     Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar nació en Guernica en 1856. Era ingeniero agrónomo e ingresó en el Partido Conservador en 1884, lo que le permitió ser Gobernador del Banco de España, Alcalde de Madrid, Presidente del Senado en años sucesivos, Ministro de Hacienda en 1900 con Azcárraga, Ministro de Instrucción Pública en 1902 con Silvela, Ministro de Agricultura en 1903 con Maura. Era maurista. Presidente del Consejo de Ministros en 1919 y en 1921. Murió en Madrid en 1923.

     Llegó Allendesalazar a la Presidencia del Gobierno, cuando habían rechazado este nombramiento Dato y Bugallal, y es que nadie veía posibilidades a los Gobiernos españoles. Su Gobierno fue llamado el “ministerio taracea” por ser “de concentración reducida”.

     El Gobierno  Manuel Allendesalazar, conservador.

               12 diciembre 1919 a 29 abril 1920.

  Presidencia del Consejo, Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar

  Gobernación, Joaquín Fernández Prida, maurista.

  Estado, Salvador Bermúdez de Castro O`Lawlor, marqués de Lema.

  Guerra, Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar, interino / 21 de diciembre de 1919: general José Villalba Riquelme[1].

  Marina, almirante Manuel de Flórez Carrió / 17 de marzo de 1919: Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar.

  Fomento, Amalio Gimeno Cabañas, romanonista  / 14 de febrero 1920: Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar / 17 de febrero 1920: Emilio Ortuño Berte.

  Hacienda, Gabino Bugallal Araújo, conde de Bugallal.

  Instrucción Pública y Bellas Artes, Natalio Rivas Santiago, del grupo de Alba.

  Gracia y Justicia, Pablo Garnica Echeverría, garcíaprietista.

  Abastecimientos, Luis Rodríguez de Viguri, interino / 15 diciembre 1919: Francisco Terán Morales, un ingeniero.

              El catalanismo en 1920.

     En 1919, Cambó abandonó su línea política tradicional de “Per Catalunya i l`Espanya Gran” y se pasó a reivindicar una autonomía para Cataluña, y a promover reformas sociales. En lo primero encontró que, en ese campo político, había surgido un grupo más radical por su izquierda, y lo segundo le hizo perder la simpatía de algunos patronos catalanes. Cambó aguantaría hasta 1923, pero ya en fase de debilitamiento político constante.

     El 12 de diciembre de 1919, Allendesalazar nombró Gobernador Civil de Barcelona a Francisco Maestre Laborde Boix conde de Salvatierra (en realidad marido de la condesa de Salvatierra, Dolores Gómez-Medevieja Pocurrut), un hombre duro que debía cerrar los sindicatos, detener a sus dirigentes y poner fin a la situación de violencia social. Se mantuvo en el cargo hasta junio de 1920.

     La patronal catalana pactó con el Capitán General de Cataluña, Miláns del Bosch, una fuerte represión de las huelgas y un acoso a CNT, que se destacaba por el planteamiento sistemático de la huelga general revolucionaria. Miláns apresó a todos los huelguistas más destacados, lo cual impedía la aceptación del acuerdo de Madrid por parte de CNT.

     Inmediatamente ilegalizó CNT, pero no fue capaz de acabar con el lock out, ni con el barón de Koenig (un mafioso), ni con el terrorismo del Sindicato Libre, ni con el de los Sindicatos Únicos. Koenig trabajaba para la patronal y para el general Miláns del Bosch, y hacía atentados para ellos.

     El general Miláns del Bosch, Capitán General de Barcelona, pedía de continuo poderes excepcionales para acabar con la violencia cenetista y, en el momento en que en diciembre de 1919 obtuvo la colaboración del nuevo Gobernador de Barcelona, Francisco Maestre Laborde Boix[2], consorte de la condesa de Salvatierra de Álava, disolvió CNT, clausuraron los locales anarquistas y detuvieron a los principales líderes. La patronal catalana pactó con el Capitán General de Cataluña, Miláns del Bosch, una fuerte represión de las huelgas y un acoso a CNT, que se identificaba por el planteamiento sistemático de la huelga general revolucionaria.

     El 26 de enero de 1920, Francisco Maestre conde consorte de Salvatierra ordenó reabrir las fábricas, y acabar con el lock out, cumpliendo la orden de intentar liquidar el conflicto mediante el diálogo. Los empresarios estaban al límite en su resistencia empresarial, y los obreros estaban al límite de su resistencia en la huelga. Nadie ganaba dinero. Los obreros volvieron masivamente al trabajo, a pesar de los piquetes del Sindicato Único anarquista, que trataban de impedirlo.

     Miláns del Bosch pidió plenos poderes para luchar contra el Sindicato Único, lo que suponía poder matar a líderes obreros violentos, y exigió volver a la situación del estado de guerra que se lo permitiera. El Rey y el Gobierno se negaron, y cesaron a Miláns el 10 de febrero de 1920.

     La actitud agresiva de Miláns del Bosch empeoró mucho la situación catalana: CNT era, en efecto, muy radical. Pero los líderes anarquistas Salvador Seguí y Ángel Pestaña eran más bakuninistas, más moderados que el grueso de los militantes, y se estaba perdiendo la oportunidad de negociar con gran parte de los anarquistas. La actitud belicosa de la patronal y del Gobierno catalanes estaba erosionando el liderazgo de los líderes moderados de CNT, para dar fuerza a los kropockinianos, los violentos.

     Ante la actuación del Capitán General Miláns del Bosch los patronos aplaudían, y los liberales protestaban. El Gobierno, muy deteriorado en su popularidad, consultó con las Juntas de Defensa si podía destituir a Miláns y, obtenida la conformidad, se nombró capitán general a Valeriano Weyler.

     Los empresarios de Barcelona recibieron a Weyler con un lockout de un día, y un manifiesto por escrito en el que firmaban los empresarios de Barcelona, la Lliga y los empresarios de Madrid. Weyler, amenazado por los empresarios, era una figura patética en el poder. Los empresarios catalanes sentían perder a Miláns, quien les hacía el trabajo sucio, y decidieron pagar grandes cantidades a Koenig para “eliminar libres”. La guerra de terrorismos, sindical y patronal, se relanzó en 1920.

         Las Comisiones Informativas Militares.

     El 30 de diciembre de 1919 se cambió el nombre de las Juntas de Defensa por el de Comisiones Informativas. En teoría, las Comisiones Informativasdebían aconsejar al Estado en materia de economía y personal del ejército, lo cual no cambiaba nada las cosas en la realidad.

     El 8 de enero de 1920, un grupo de soldados y obreros asaltó en Zaragoza el Cuartel el Carmen, cuartel de artillería situado en la calle Hernán Cortés. El golpe lo dirigía el anarquista Ángel Chueca, con colaboración de unos 15 soldados. Chueca mató al capitán y al sargento de guardia, y se hizo con el cuartel de forma sorprendente. El día 9, se declaró estado de guerra, se envió a la Guardia Civil a tomar el cuartel. Chueca resultó muerto en el asalto. Y al otro día, fueron fusilados siete soldados tras un juicio sumarísimo.

     Así empezaba el año 1920, el de mayores conflictos laborales de la época que estamos estudiando. Los conflictos serían duros en Madrid, Asturias, Vizcaya y Jaén. El Gobierno captó el mensaje de que una revolución de tipo soviético, era posible en España.

              El comunismo en 1920.

     En enero de 1920, la Tercera Internacional envió a Mijail Markovich Gruzemberg, alias Mijail Borodin, a España, y éste se entrevistó con los terceristas del PSOE a últimos de enero de 1920. Venía de México, donde había organizado una célula comunista, e iba de paso para Gran Bretaña.

     En 1920 tuvo lugar el Segundo Congreso de la Tercera Internacional, donde se impusieron las 21 condiciones.

     En enero de 1920 se publicaron en España las 21 condiciones de adhesión a la revolución de Lenin, y se comunicó la formación del Comintern en el pasado marzo de 1919. El hecho dividió a los partidos socialistas europeos entre comunistas que aceptaban la conquista del poder mediante la fuerza, y socialdemócratas que querían hacer evolucionar a la sociedad hacia los valores socialistas. Hasta ese momento, socialista, “que tiene por valor primordial los valores sociales”, y comunista, “que tiene por valor principal los valores comunes”, eran sinónimos. Desde enero de 1920, ambos términos fueron antitéticos. Los unos aceptaban la revolución burguesa como un bien para la humanidad, pero un bien que debía ser perfeccionado por la revolución socialista hacia la dictadura del proletariado. Los comunistas pensaban que la revolución socialista solamente llegaría por la insurrección en la calle y en las fábricas, y si era preciso, por las armas, destruyendo el modelo burgués.

     En Francia, la mayoría de la Sección Francaise de l`International Ouvrier, SFIO, se unió al Comintern en el Congreso de Tours de diciembre de 1920, y constituyó la Sectión Francaise de l`International Comunista, SFIC, que a partir de octubre de 1921 se llamó, Partido Comunista Francés, PCF.

     En Italia, el Partido Socialista Italiano se escindió en el Congreso de Leghorn, celebrado en el Teatro Goldoni en enero de 1921. La mayoría de los socialistas italianos no aceptaba a Lenin, pero una minoría abandonó el Congreso y constituyó el Partido Comunista Italiano en el Teatro de San Marco. Sus líderes eran Amadeo Bordiga y Antonio Gramsci.

     En Alemania, el Sozialdemokratische Partei Deutschlans, SPD, se había dividido ya en 1917, y había aparecido el Unabhängige Sozialdemokratische Partei Deutschlands, USPD. En diciembre de 1918, dentro de este último grupo se constituyó el Kommunistische Partei Deutschland, KPD, cuyos líderes eran Rosa Luxembourg y Karl Liebknecht.

     En resumen, el comunismo había roto todos los partidos socialistas de Europa occidental. En España la ruptura fue traumática. Mientras en otros países los dos partidos resultantes tuvieron sus representantes en el Parlamento, en España el PSOE se hundió, y la Conjunción Republicana Socialista fue liquidada en diciembre de 1919. La pérdida de afiliados fue constante. El debate fue mínimo. Pablo Iglesias decidió que no se publicara en España la invitación de Lenin de adherirse a la III Internacional. Manuel Núñez Arenas editaba el periódico La Internacional, y estaba minando el PSOE desde dentro, y así los terceristas ganaban posiciones dentro del PSOE.

     En 15 de abril de 1920, la Comisión Ejecutiva de Federación de Juventudes Socialistas de España, FJSE, decidió reconstituirse en Partido Comunista Español, PCE (no es el Partido Comunista de España, PCE de 14 de noviembre de 1921). A ellos se sumaron los terceristas del PSOE. Pero el Partido Comunista Español fue un fracaso. Se afiliaron un millar de militantes en Madrid, de los 6.000 que estaban en el PSOE, y casi ninguno en provincias. Los socialistas que se mantuvieron en PSOE, a la vista de que los comunistas eran pocos y provenían de las juventudes socialistas, les llamaron “el partido de los 100 niños”. Destacaban en el Partido Comunista Español: Ramón Merino Gracia, Gonzalo Sanz, Rafael Millá, Vicente Arroyo, Dolores Ibárruri, Luis Portela, Juan Andrade, Vicente Arroyo, Eduardo Ugarte, Ángel Pumarega, Emeterio Chicharro, Ricardo María alias Alejandro González, Fernández Castillo, Juan Andrade[3], Antonio Buendía. José Díaz Ramos, y un grupo pequeño de simpatizantes, como mucho 1.000, que celebrarían congreso en abril de 1921.

     El organizador del nuevo Partido Comunista Español fue Andrés Saborit, de Asturias, que tenía más experiencia en el funcionamiento interno de una institución social. Su única labor fue intentar romper el PSOE, hablando mal en todo momento de los socialistas PSOE, lo cual no condujo a nada.

     En este Congreso Comunista de abril de 1920 decidieron no admitir en el PCE a ningún miembro del PSOE. Ni a nadie de los de Segunda Internacional, o minimalistas, ni a los terceristas del PSOE, a los que consideraban “centristas”. El PSOE tenía que decidir todavía si aceptaba la III internacional, y todavía ambas tendencias estaban dentro de él, cosa que no resolverían hasta abril de 1921. Enviaron a Ramón Merino Gracia a Moscú en julio de 1920 y se adelantaron a los terceristas en constituir un PC.

     El 19 de julio al 7 de agosto de 1920, se celebró en Moscú el Segundo Congreso de la Tercera Internacional en el que Lenin hizo un análisis muy lúcido de la situación política mundial, y dictó las 21 Condiciones de Adhesión a la Tercera Internacional.  En cuanto al análisis de la situación mundial, Lenin dijo que Estados Unidos había ganado la Gran Guerra por varias razones, porque no había sido bombardeado y sus fábricas estaban en perfectas condiciones, mientras las de sus competidores estaban destruidas, y porque Woodrow Wilson había impuesto sus condiciones en Versalles. Pero Wilson se había mostrado poco inteligente e iba a provocar una gran catástrofe en el capitalismo, porque había destruido las potencias amigas y las enemigas, y se había quedado sin mercado para sus industrias. La única salida que le quedaba era el imperialismo, pero eso significaría explotación y revoluciones antiimperialistas y anticapitalistas en todo el mundo sometido. Le estaba poniendo el mundo en una bandeja a la revolución rusa, pues todos colaborarían en la revolución. En el mundo no quedaban más que dos potencias independientes, Gran Bretaña y Estados Unidos, pues las demás estaban agobiadas por una Deuda Pública inabordable. Todas las poblaciones del mundo estaban soliviantadas pues durante la Gran Guerra, el capitalismo había subido los precios al menos un 30% por encima de los salarios. Los políticos capitalistas eran tan ignorantes que incluso no habían escuchado a John Maynard Keynes, representante del Tesoro Británico, que les había advertido del absurdo de reducir a los trabajadores a la miseria, y tampoco habían escuchado a Ramsay Macdonald, laborista británico, que había advertido que la situación se había hecho prerrevolucionaria, y se estaba animando a los obreros de todo el mundo a simpatizar con el comunismo.

     Lenin siguió diciendo que, teniendo en cuenta esta situación favorable a la dictadura del proletariado, la posición de socialdemócratas como Karl Kautsky de negociar con los capitalistas, era irracional. Al contrario, los comunistas debían apoyar todas las revoluciones anticapitalistas que aparecieran en el mundo.

     Y, de acuerdo con todos estos supuestos, Lenin dictó las 21 Condiciones de Adhesión a la Tercera Internacional: ningún comunista pactará con reformistas ni socialdemócratas; los comunistas harán un trabajo revolucionario en la legalidad y otro paralelo en la ilegalidad; los comunistas denunciarán el social-patriotismo (Francia) y el social-pacifismo (España); los comunistas crearán organizaciones clandestinas; los comunistas apoyaran todas las revoluciones de las colonias contra sus metrópolis; los comunistas atacarán a los sindicatos amarillos; los Partido Comunistas serán centralistas y no “asamblearios”; los Estados liberados apoyarán a todas las República soviéticas; todos los partidos comunistas se denominarán igual, Partido Comunista del lugar correspondiente.

              El PSOE en 1920.

     En el Congreso del PSOE de diciembre de 1919, se debatió la adhesión a la Tercera Internacional, decisión que se aplazó hasta el regreso de unos delegados que debían acudir a la Conferencia de Rotterdam de febrero de 1920. Julián Besteiro y Daniel Anguiano fueron enviados a Rotterdam a informarse sobre la reconstrucción de la Internacional llamada “segunda y media”, porque querían una dictadura del proletariado, pero por evolución natural y no mediante la fuerza de la revolución. Era una decisión complicada, sabiendo que Besteiro estaba a favor de mantenerse en Segunda Internacional, y Anguiano en contra, pues era tercerista. Anguiano fue detenido en Bélgica al poco de llegar. Besteiro informó favorablemente a la Segunda Internacional argumentando que el Labour Party estaba en ella con más de tres millones de afiliados. Anguiano informó en contra y defendió la Tercera Internacional. Ambos habían vuelto con las mismas ideas que ya tenían antes de salir hacia Rotterdam.

     En febrero de 1920 hubo elecciones municipales y el PSOE obtuvo 518 concejales en 183 ayuntamientos, destacando: Cáceres con 83, Jaén con 63, Asturias con 49, Vizcaya con 42, Córdoba con 41 y Badajoz con 33. Rufino Laisera fue alcalde de Bilbao, primer alcalde socialista en la historia de España.

     Por entonces, principios de 1920, el PSOE elaboró un programa que le era sumamente útil en el momento que tocaba poder: Creación de un Consejo técnico económico; nacionalización de ferrocarriles, aguas y minas; presencia de los sindicatos en las juntas de accionistas; reconocimiento de los fines sociales y puesta en práctica por el Estado de las iniciativas oportunas para ello; salario mínimo; seguro contra el paro; acceso a la propiedad para los arrendatarios; reconstrucción de comunales; expropiación de fincas de más de 250 hectáreas y organización de cooperativas de campesinos en esas fincas; oficinas públicas de subsistencias; exención fiscal para los que ganaran menos de 3.000 pesetas al año; 5.000 escuelas primarias y mínimo de sueldo al maestro de 3.000 pesetas al año; derechos de asociación, reunión y libertad de prensa; fin de la guerra de Marruecos.

     En marzo de 1920, Antonio Fabra Ribas accedió a la subdirección de El Socialista y, como Iglesias estaba enfermo, Fabra Rivas se hizo con el control del periódico. Por tanto, la ideología PSOE la daba Fabra Rivas.

                   La Voz.

     En 1920 abrió el periódico La Voz, Diario Independiente de la Noche, del grupo El Sol, propiedad del industrial papelero Nicolás María de Urgoiti y dirigido por el granadino Enrique Fajardo (alias Fabián Vidal), que dedicaba sus números a atacar a ABC y a hacer crónicas de la Guerra de Marruecos, desde Madrid, sin corresponsales en la zona. Allí trabajaron Javier Bueno, Tomás Borrás, Ángel Galarza, Gutiérrez Abascal, Maximiliano Clavo, Díez Canedo, José Joaquín Sanchís, Serrano Anguita, alias Tartarín. El periódico cerró el 27 de marzo de 1939 y sus talleres sirvieron para publicar el franquista Arriba.

              Andalucía en 1920.

     La situación de Andalucía era violenta. Los sindicatos agrarios se habían organizado en torno a un periódico, «La Voz del Campesino«, y tenían un programa que se resumía en tres puntos: abolición del trabajo a destajo, negociación salarial y legalización de los sindicatos.

     La popularidad del movimiento campesino era máxima. Sus convocatorias de huelga eran seguidas hasta por las criadas y las amas de cría de los señoritos. Los propietarios rurales decidieron arrendar las tierras, y marcharse a vivir a la ciudad. De esta forma los movimientos obreros campesinos se producían contra esos arrendatarios, simples labradores que pretendían salir de la pobreza.

     Los comités de huelga se hacían cargo de los Gobiernos Municipales de algunos pueblos y contactaron con sus colegas catalanes para ampliar el movimiento a todo el Estado español. Pronto lograron extenderse por Murcia y Valencia. El Gobierno de Madrid decidió enviar tropas a Andalucía.

     CNT consideró declarada la guerra contra el Estado español y declaró amarillista a UGT porque no se levantaba en armas. Algunos cenetistas eran partidarios de colaborar con UGT y no enfrentar a las masas trabajadoras entre sí, pero eran considerados traidores en los años 1920 y 1921. En 1921, CNT se planteó la alianza con el PCE. Inmediatamente, un grupo de comunistas, entre los que figuraban Andreu Nin y Joaquín Maurín, se afiliaron a CNT con el fin de atraerla al PCE y a la revolución proletaria marxista. Hacia 1922, CNT empezó a dar muestras de debilidad, de falta de acuerdo entre sus militantes. La contradicción entre el anarquismo, o toma de decisiones libres, y el comunismo o disciplina política total, era evidente.

         Las luchas internas obreras.

     En el conjunto de España las luchas de CNT contra UGT, de la UGT contra PCE, y de PCE contra CNT, tenían desorientada y fuertemente sensibilizada a la clase obrera.

CNT estaba bien implantada en Vigo, Gijón, Huelva y Zaragoza.     CNT quería la revolución proletaria directa. Le importaban bien poco los problemas salariales, excepto como motivo para iniciar las huelgas y atraer a los obreros a la huelga general. El objetivo final era la destrucción del Estado y la revolución anarquista.

El PCE quería la conquista del Estado para establecer la dictadura del proletariado.

UGT también quería la dictadura del proletariado, pero sin subordinación al Comintern.

     La policía sabía muy bien lo que ocurría, y tenía especial cuidado en eliminar cenetistas. UGT exponía ante los trabajadores que los fines de CNT eran espurios, y les decía que estaban siendo manipulados por unos pistoleros para iniciar acciones contra los patronos que no llevaban a la defensa del trabajador sino a la revolución protagonizada por ese grupo de pistoleros.

En 1920 el Gobierno aprobó la «ley de fugas» por la cual cualquier prisionero que intentara huir de las fuerzas policiales podría ser tiroteado y muerto en el acto de la fuga. La ley de fugas no sólo daba fuerza a la policía, sino que permitía muchos asesinatos de revolucionarios. De hecho, los españoles aprendieron a caminar hacia atrás. El terrorismo de estado quedaba legalizado.

     Por otra parte, el Gobierno decidió reactivar el Instituto de Reformas Sociales creado en 1903, para que sirviese como cauce de diálogo en las cuestiones salariales. El conjunto de todas estas medidas debilitaba a CNT.

     Quizás en respuesta a las represalias del Gobierno, los anarquistas decidieron asesinar al Presidente Eduardo Dato en 1921.

         La Iglesia católica en 1920.

     La Iglesia tomó partido por el conservadurismo. Como el lenguaje eclesiástico es críptico, hay que interpretar sus actuaciones: la consagración de España al Corazón de Jesús se interpreta como apoyo al Gobierno; la denuncia papal del peligro del socialismo, se interpreta como apoyo al conservadurismo; y la denuncia de la usura, como llamada a los obreros y campesinos católicos para que no pusieran sus ideales en la riqueza. Estas indicaciones llevaron a los militantes de sindicatos agrarios y sindicatos obreros católicos a la duda de si debían continuar sus reivindicaciones laborales o no, es decir, a la duda sobre su propia existencia como sindicato.

         Situación socioeconómica en 1920.

     En 2 de febrero de 1920 se promulgó la Ley del Descanso Dominical, obligando por ley a descansar los domingos. Había otra ley idéntica de 4 de marzo de 1904. Era una ratificación.

     En 1920, había en España 21.338.381 habitantes, lo que demostraba un crecimiento demográfico más bajo del normal, pues sólo se había crecido un millón en los últimos diez años, con una natalidad altísima. Hay que pensar en la emigración y en la gripe de 1918 que mató a 200.000 personas. Las grandes ciudades seguían creciendo, y Madrid tenía 751.000 habitantes; Barcelona, 710.000; Valencia, 250.000; y Sevilla, 200.000.

     La población activa era de 7.516.232 personas, de las que 4.284.000 (57%) vivían de la agricultura, 1.653.000 de la industria (379.000 albañiles, 243.000 de textil, 230.000 de la confección, 228.000 metalúrgicos, 172.000 mineros, y otros) y 1.578.000 en servicios. Los obreros, empleados asalariados en la industria, los calcula Tuñón de Lara en unos 1.384.000, pues no todos los del sector industrial eran asalariados.

     De entre esta población trabajadora, más de 500.000 pertenecían a CNT, pero los sindicatos agrícolas anarquistas iban por libre y no seguían las consignas si no les parecían bien. 200.000 obreros estaban afiliados a UGT. 60.000 estaban en sindicatos católicos, y muchos de ellos eran pequeños y medios propietarios del campo y no exactamente obreros.

     Una familia necesitaba 8,50 pesetas diarias para comer, sin incluir vestido y calefacción, dinero del que sólo disponían los obreros cualificados. Pero un obrero debía atender también a las huelgas, a los periodos de lock out, a las enfermedades y despidos, lo cual hacía difícil sobrevivir a cualquiera.

     El problema económico de 1920 se debe enmarcar en los siguientes parámetros:

  Una bajada de precios en los mercados internacionales, que ya no permitía las gigantescas ganancias habidas en los cinco últimos años en la exportación. Estas bajadas de precios no serían por sí mismas alarmantes, pero la bajada de la peseta las hizo muy graves: en 1918 el dólar valía 4,17 pesetas, y en 1921 ya valía 7,37 pesetas, y en 1923, 6,95 pesetas. Las importaciones de tecnología eran muy caras, el doble que durante la guerra.

  Un nuevo horario laboral de 8 horas, que recortaba beneficios en general a todos los empresarios.

  Una fuerte emigración a la ciudad que provocaba, por primera vez, escasez de mano de obra en el campo en los momentos puntuales de máximo trabajo.

  Un problema en las exportaciones de carbón y de mineral de hierro, que eran de mala calidad y caros, y ya no interesaban en el extranjero, reduciéndose estas exportaciones a la mitad, hasta su recuperación en 1923. El problema del carbón lo intentará resolver Cambó en 1921 poniendo sobretasas a la importación y obligando a los ferrocarriles a consumir carbón español.

  Una falta de reinversiones en tecnología textil, en Cataluña, lo que significaba que las fábricas no eran competitivas y algunas empresas tenían que cerrar.

  Unas pérdidas de explotación en los transportes, las cuales fueron asumidas por el Estado concediendo anticipos sin intereses a los ferrocarriles (que no serán devueltos y acumularán deuda enorme del Estado), y concediendo subvenciones a Trasatlántica del marqués de Comillas.

  Unas malas cosechas de oliva en 1921 y 1922, y de trigo en 1922.

     No había problemas graves en la producción de cemento, sulfúrico, azúcar y energía eléctrica.

     Los obreros querían recuperar poder adquisitivo, pues los precios habían subido mucho durante la guerra y los empresarios dicen que no pueden. Los mineros de Asturias, León y Palencia habían visto bajar sus salarios en un 25%. Otros sectores debían subir los salarios, pero a costa de las ganancias empresariales.

     El 1921, la situación de crisis empeoró. En Cataluña habían cerrado 140 fábricas, y habían sido despedidos unos 20.000 obreros. En el País Vasco dejó de venderse el mineral de hierro que se extraía de Vizcaya y Cantabria, y todos los obreros que, por cuenta propia, extraían mineral para vendérselo a los grandes exportadores, se estaban quedando sin trabajo extraordinario, complementario a su actividad agrícola. La recesión de después de la Gran Guerra, alcanzo el 90% en 1921, respecto a la producción de 1899, sólo 22 años antes. Tampoco el sector naviero tenía compradores de buques, ni el carbón asturiano se vendía fácilmente.

     Por eso, los obreros estaban dispuestos a salir a la calle y se afiliaban a CNT que les organizaba huelgas y manifestaciones.

         La dimisión de Allensalazar.

     El 8 de abril en el Congreso y el 21 de abril de 1920 en el Senado, se aprobó un presupuesto del Estado, cosa notoria porque era el primero aprobado desde 1914. Era el objetivo del Gobierno Allendesalazar. Resultó el canto del gallo del Gobierno. El 28 de abril de 1920, Allensalazar dimitió.

         Juegos Florales en Barcelona.

     El 3 de mayo de 1920, el mariscal francés Joffré presidió los Juegos Florales de Barcelona con el pretexto de que él era catalán, pues habían nacido en el Rosellón. Tuvieron lugar en el Palacio de Bellas Artes del parque de la Ciudadela de Barcelona. Era una provocación a España. El jefe de policía, Salvatierra, se puso nervioso y mandó a la guardia civil y a la policía a disolver a los congregados, y los barceloneses se consideraron agredidos y protestaron todos a una contra Salvatierra. Se había perdido el ambiente de concordia con los conservadores catalanes.


[1] José Villalba Riquelme 1856-1944 era hijo de militar y tenía 5 hermanos militares. Pertenecía a infantería desde 1870. en 1880 fue destinado a la Academia de Infantería de Toledo, donde fue profesor en 1892 y director en 1907. En 1912 el coronel Riquelme fue destinado a la Guerra de África y se llevó como ayudante a Francisco Franco, un alumno de la academia. En esa guerra, Riquelme ascendió a general de división en 1916, y Franco le siguió los pasos en ascensos. En 28 de enero de 1920 decidió fundar el Tercio de Extranjeros (la legión) y puso a su mando al hasta entonces gobernador militar de Oviedo, teniente coronel José Millán Astray. En 1923, Villalba defendió al general Juan Picasso González, acosado por muchos militares por su informe. En 1933 se retiró.

[2] Francisco Maestre Laborde Boix, 1872-1920, era un abogado valenciano que se casó con Dolores Gómez Medevieja Porcurull, condesa de Salvatierra de Álava, por lo que era conocido como “conde de Salvatierra de Álava”. Fue Gobernador de Barcelona entre diciembre de 1919 y junio de 1920. Fue asesinado por los anarquistas en Valencia, en agosto de 1920.

[3] Juan Andrade Rodríguez 1898-1981 era funcionario de Hacienda y periodista, pues dirigía, desde 1919, Renovación, el periódico de Juventudes Socialistas de España, partido al que se había unido en 1912. En 1920, tras la escisión del PSOE, dirigió El Comunista. En 1921 estuvo en la fusión de Partido Comunista Español con Partido Comunista Obrero Español, grupo que pasó a llamarse Partido Comunista de España, y en ese momento dirigió La Antorcha. En 1927 fue expulsado del PCE, acusado de defender la entonces llamada oposición de izquierdas, que nosotros conocemos como trotskismo. En 1930 cofundó Izquierda Comunista de España y dirigió Comunismo. En 1935 hizo la fusión de Izquierda Comunista de España con Bloque Obrero y Campesino, de lo que resultó el Partido Obrero Unificado Marxista POUM, en el que estaban Maurín, Julián Gorkin, Daniel Rebull y Andreu Nin, y Andrade dirigió La Batalla. En 1936 se fue a Barcelona a dirigir el POUM y en 16 de junio de 1937 fue apresado, permaneciendo en la cárcel hasta 1938. En 1939 se exilió a Francia. En 1940 fue internado en campos de refugiados. En 1944 fue liberado por Wilibrando Solano, militante del POUM. En 1978 regresó a España.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

Leave a Reply