GOBIERNO CANALEJAS EN 1910.

Conceptos clave: Canalejas, Residencia de Estudiantes, “El Debate”, Ley del Candado, CNT.

         El Gobierno José Canalejas Méndez[1], liberal.

              9 febrero 1910 a 12 noviembre 1912

  Presidente del Consejo, José Canalejas Méndez / 12 de noviembre de 1912: Manuel García Prieto, interino en funciones.

  Gobernación, Fernando Merino Villarino, / 26 junio 1910: Juan Fernández Latorre, interino / 16 julio 1910: Fernando Merino Villarino / 2 de enero de 1911: Demetrio Alonso Castrillo / 3 de abril de 1911: Trinitario Ruiz Vallarino / 29 de junio de 1911: Antonio Barroso Castillo

  Estado, Manuel García Prieto.

  Guerra, Ángel Aznar Butigieg[2] / 3 de abril de 1911: Agustín de Luque Coca /

  Marina, Diego Arias de Miranda Goytia, 1845-1929, cristiano liberal / 3 de abril de 1911: José Pidal Rebollo /

  Fomento, Fermín Calbetón Blanchón[3] / 23 junio 1910: Javier Gómez de la Serna, interino / 28 junio: Fermín Calvetón Blanchard / 13 julio de 1910: Tesifonte Gallego García, interino / 15 de julio 1910: Fermín Calvetón Blanchard / 19 agosto de 1910: Tesifonte Gallego García, interino / 28 agosto 1910: Fermín Calvetón Blanchard / 2 de enero 1911: Rafael Gasset Chinchilla / 12 de marzo de 1912: Miguel Villanueva Gómez.

  Hacienda, Eduardo Cobián Roffignac / 11 agosto de 1910: Alfredo Zabala Cames, interino / 17 agosto 1910: Eduardo Cobián Roffignac / 22 agosto de 1910: Antonio Martínez Tudela, interino / 30 agosto 1910: Eduardo Cobián Roffignac / 3 de abril de 1911: Tirso Rodrigáñez Sagasta / 12 marzo de 1912: Juan Navarro-Reverter Gomis.

  Instrucción Pública y Bellas Artes, Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones / 9 de junio 1910: Julio Burell Cuéllar / 22 agosto de 1910: Cristino Martos y Llovell, interino / 29 agosto 1910: Julio Burell Cuéllar / 22 septiembre de 1910: Eugenio Montero Villegas, interino / 26 septiembre 1910: Julio Burell Cuéllar / 2 de enero de 1911: Amós Salvador Rodrigáñez / 3 de abril de 1911: Amalio Gimeno Cabañas / 12 de marzo de 1912: Santiago Alba Bonifaz.

  Gracia y Justicia,  Trinitario Ruiz Valarino[4] / 3 de abril de 1911: Antonio Barroso Castillo / 29 de junio de 1911: José Canalejas Méndez / 12 de marzo de 1912: Diego Arias Miranda Goytia.

         Canalejas como personaje.

     El nuevo líder liberal de 1910 fue José Canalejas y Méndez, 1854-1912. Tenía 56 años. Era muy católico e incluso tenía capilla privada en su casa, por lo que las acusaciones que los integristas católicos hicieron de él, como ateo y anticlerical, deben ser valoradas en su justa medida. Dentro del Partido Liberal, representaba la opción de no pactar con los republicanos moderados. Tenía en su contra a Montero Ríos y a muchos barones del Partido Liberal con los que se negó a transigir, y dijo que, o le aceptaban, o tomaban las medidas que les parecieran oportunas. Trató siempre de consensuar y convencerles, cosa que no hizo ningún otro líder después de su muerte en 1912. Quien era verdaderamente anticlerical era Moret y éste estaba bastante distanciado de Canalejas. Canalejas se entendía mejor con Maura, pues ambos creían en la revolución desde arriba y en la monarquía, y Canalejas y Maura pactaron una recomposición del respeto entre partidos propio del Pacto de El Pardo entre Cánovas y Sagasta, pero este acuerdo se rompió después de las leyes de Canalejas consideradas anticlericales. De todos modos, Canalejas tuvo más apoyo de Maura, del partido de la oposición, que de Moret, de su propio partido. Ambos estaban de acuerdo en renovar las relaciones para con la Iglesia, y en perseguir a los subversivos.

     Se tenía a Canalejas como un hombre sincero, honesto, excepcional dentro de la multitud de arribistas que llegaban por entonces a la política buscando un puesto del que vivir, e incluso de hacerse ricos. Era cerebral y tenía la cabeza bien ordenada, y gozaba de talento para la oratoria. Y todo ello, a pesar de que se conocía que era un hombre que había pasado por muchos partidos y grupos políticos: empezó en el grupo krausista, y en 1883 opositó a la cátedra de Literatura de la Universidad Central, que no consiguió. Luego fue republicano en el partido de Castelar. Más tarde fue republicano del grupo de Ruiz Zorrilla. Se hizo monárquico en 1880. En 1881, dialogaba con Cascajares el proyecto de un partido católico, pero no aceptaba el integrismo. Estuvo en el grupo de Polavieja hasta noviembre de 1898, y en enero de 1899 se declaró enemigo de los polaviejistas. En diciembre de 1900 se declaró anticlerical y partidario de las ideas de Waldeck Rousseau. En 1901 coqueteaba con los republicanos y afirmaba que no se podía negociar con Roma lo que eran atribuciones del Estado. En 1902 fue Ministro para el Partido Liberal Fusionista, y aceptó el pacto con Roma llamado “del modus vivendi”.

     Pero Canalejas tenía más claro que Maura la diferencia entre lo religioso y lo puramente económico del catolicismo español.

     En 1901, Canalejas había dicho que era necesario democratizar la monarquía y hacerla representativa del pueblo español, para que la monarquía fuera perdurable. Para ello había que romper viejos métodos de hacer la política, y entrar a legislar sobre el contrato de trabajo, la jornada laboral, el mínimo salarial, seguros de accidentes, derecho de huelga, regulación del trabajo de mujeres y niños, leyes sobre sindicatos y sobre expropiación forzosa de la propiedad por motivos de interés público, sin miedo a ser calificados de “socialistas”.  Es decir, Canalejas tenía un sentido social propio de su época.

     Canalejas era una forma de pensar nueva entre los Presidentes de Gobierno españoles: quería un servicio militar obligatorio por cuotas; una actuación del Estado en las huelgas no de parte del empresario, sino como mediador; quería el castigo de las subversiones militares, como fue el caso de la fragata Numancia; una Ley de Mancomunidades que permitiera la realización de las ideas de Lliga; tomar posturas en política internacional, como cuando se opuso a Francia en su progreso hacia el norte en Marruecos, exigiendo fijar los límites del protectorado; era partidario de llegar a acuerdos con Pablo Iglesias, por entonces muy radicalizado, pero ya en proceso de evolución hacia la necesidad de pactos con otros grupos políticos.

     Canalejas era consciente de la necesidad de un programa para el Partido Liberal, pero las distintas facciones del Partido Liberal no tenían nada en común, salvo su anticlericalismo, su oposición a un integrismo ultramontano. Eso era seguir «a la contra», era sustituir el “Maura, no”, por Iglesia integrista no, pero seguía siendo falta de programa.

     Montero Ríos logró que el nuevo Jefe de Gobierno fuera reconocido como jefe del Partido Liberal a cambio de un compromiso explícito de Canalejas de llevar a cabo el viejo programa del Partido Liberal: ley de asociaciones religiosas;  eliminación del impuesto de consumos; servicio militar obligatorio universal; intervencionismo del Estado en la cuestión laboral. Y con ello ya tenían un programa, aunque fuera mínimo.

Canalejas abordó los temas de la enseñanza, el religioso, el de Marruecos, el social (abandonar el liberalismo burgués y asumir la necesidad de intervención del Estado en lo laboral) y el catalanista (concederles una mancomunidad y pactar con Lliga). Estaban muy bien escogidos y respondían a los principales problemas de su época. No era un regeneracionismo utópico al uso de la España del siglo XX. El plan parecía racional.

              La enseñanza.

     Unas de las primeras decisiones de Gobierno fue la reapertura de las escuelas laicas, cerradas en 1909. Ello significó en inicio de una nueva campaña de manifestaciones procatólicas, pues los católicos no aceptaban que se legalizara a los colegios ácratas, los cuales se declaraban ateos. Con esa excusa, se trataba de eliminar a todas las escuelas que no enseñaban catolicismo.

              El integrismo católico.

En invierno de 1910, se multiplicaron los mítines procatólicos, y también en julio de 1911 se hizo la mayor campaña católica conocida por entonces, en la que participaban los carlistas, los católicos integristas, el Ayuntamiento de Bilbao, otros 110 Ayuntamientos de Vizcaya, el Partido Nacionalista Vasco, las asociaciones de Terciarios[5], el Apostolado de la Oración, los miembros de la Semana Devota, las Hijas de María, los Luises… hasta el punto de que Canalejas temió desórdenes públicos graves, y prohibió las manifestaciones en el País Vasco, lo cual originó una gran manifestación ilegal en San Sebastián. A esta gran manifestación se sumaron algunas provincias españolas con firmas de apoyo, otras mandaron representaciones a la manifestación, y otras organizaron su propia manifestación católica, más pequeña, en la capital de la provincia.

     Canalejas había declarado en L`Humanité, a poco de entrar en el Gobierno, que se proponía revisar las autorizaciones gubernamentales al establecimiento de comunidades religiosas en España, para dejar sentado que el poder civil es soberano, y no admite limitaciones impuestas por el poder religioso-eclesiástico. Ello significaba que pensaba hacer una nueva Ley de Asociaciones y pedir la reforma del Concordato, al menos en lo tocante al presupuesto de culto y clero. Inmediatamente protestaron los tradicionalistas, los cuales emprendieron series de mítines a los que acudían decenas de miles de manifestantes. Pero los resultados de las siguientes elecciones cambiaron poco. Ni los católicos avanzaron, ni Canalejas estaba en mejor situación para abordar esas reformas.

     La idea de Canalejas, un católico que se negaba al integrismo religioso, y que se negaba a negociar con Roma lo que creía que eran asuntos de Estado, era que había que acabar con los privilegios en general, y también con los privilegios eclesiásticos. Eran privilegios católicos la exención de servicio militar, la fiscalidad especial y las ventajas concedidas a la enseñanza religiosa, la celebración del matrimonio que monopolizaba al Iglesia católica, las visitas de inspección de los párrocos a las escuelas, y los cementerios católicos que excluían de enterramiento a los no católicos. Canalejas no se atrevió a hacer todo lo que pensaba. Simplemente permitió los signos externos de religiones distintas a la católica, y dio la Ley del Candado o prohibición de poner nuevas órdenes religiosas sin permiso previo del Estado. Sólo por ello, fue estigmatizado.

El 10 de junio de 1910, Canalejas dio una Real Orden que permitía letreros, banderas, anuncios y signos exteriores de todas las religiones, y exigió el cumplimiento del Real Decreto de 1902 de reducir el número de órdenes y congregaciones religiosas. El problema religioso consistía en que las órdenes católicas se negaban a considerarse “asociaciones civiles” como las demás, y a registrarse oficialmente ante el Estado, cuando estaban llegando muchos frailes de Francia y Portugal que estaban siendo expulsados de sus países, y los clérigos integristas se estaban haciendo fuertes en España. El 27 de diciembre de 1910 dio la Ley del Candado prohibiendo nuevas órdenes religiosas sin permiso del Estado.

         La disputa con la Iglesia en mayo de 1910.

     Canalejas le notificó al Papa que cualquier actuación del Gobierno en materia religiosa, le sería comunicada con antelación al Nuncio. No hablaba de negociar nada con El Vaticano, sino de que se limitaría a comunicárselo. Y poco después anunció la disolución de las comunidades religiosas que no habían cumplido el acuerdo del “modus vivendi” de 1902. Y por fin, le anunció al Papa que se proponía reducir el número de “institutos de perfección” (conventos) contemplativos, por lo que le pedía que dotara a los obispos de facultades para suprimir centros religiosos, monasterios y conventos, que no fueran indispensables a juicio del propio obispo de la diócesis. Como el Papa Pío X había dicho que había demasiadas fundaciones de regulares (de frailes y monjas), y había puesto trabas a que siguieran multiplicándose, Canalejas no creía tener inconvenientes a esa petición. De hecho, desde tiempos de Isabel II, todos los sacerdotes o monjas que querían promocionarse y alcanzar un obispado o un cargo de la Iglesia (tal vez la santificación), fundaban una congregación religiosa. Algunas veces se trataba de personas vanidosas, escondidas en palabras de humildad y servicio a Dios. Pero el Papa Pío X tomó a mal la propuesta de Canalejas, y se negó a su petición. El Secretario de Estado Vaticano, Merry del Val, entendía que había demasiadas monjas y demasiados frailes en España, pero también sabía que los Gobiernos españoles cambiaban con facilidad, y no convenía pactar con ninguno, pues los pactos no llegaban a nada, y sólo conseguían la enemistad del siguiente Gobierno. Con lo cual, si se aceptaba la propuesta de Canalejas, la Iglesia se enfrentaría a los frailes y a los conservadores, y luego quedaría mal, pues no se realizaría la reforma anunciada.

     El 30 de mayo de 1910, Canalejas ordenó a los Gobernadores Civiles provinciales que disolvieran las comunidades religiosas que no se hubieran inscrito en los Registros Civiles provinciales, y todas aquellas otras que se hubieran instalado en España después del acuerdo del “modus vivendi”.

              La paz en Marruecos.

     Una de las primeras preocupaciones de Canalejas fue la paz en Marruecos. Envió a Manuel García Prieto a negociar la paz con Francia y con Marruecos, lo cual se logró con éxito. El objetivo de Canalejas era empujar a los franceses hacia el sur, lejos de los límites españoles en el Rif. García Prieto recibió por ello en 1911 el título de marqués de Alhucemas.

          Elecciones a Cortes de mayo de 1910.

     El 14 de abril, Canalejas pidió disolución de Cortes, y convocó elecciones: del 8 al 22 de mayo hubo elecciones generales, y el 15 de junio se reunieron las nuevas Cortes.

    Las elecciones de 8 de mayo de 1910 dieron estos  resultados:

En el Congreso de Diputados:

  Liberales, de José Canalejas   215 ó 229 escaños

          (119 escaños obtenidos por el Art. 29),

  Conservadores, de Antonio Maura,      106 ó 115 escaños

  Republicanos:

Conjunción Republicano Socialista, de Benito Pérez Galdós, 27 escaños (entre los que estaba el socialista Pablo Iglesias, diputado por Madrid);

Unión Federal Nacionalista Republicana, de Josep María Vallés i Ribot,  11 escaños.

Unión Republicana Autonomista, de Félix Azzati Descalci,   1 escaño.

Nacionalistas Republicanos, de Francésc Macià,             1 escaño.

     Lliga Regionalista, de Enric Prat de la Riba 10 escaños.

  Católicos:

     Comunión Tradicionalista de Juan Vázquez Mella, 10 escaños.

     Católicos independientes, del Marqués de Santillana,         3 escaños.

     Partido Integrista, de Manuel Senante Martínez, 2 escaños.

  Independientes,  6 escaños

     En cuanto al Senado:

  Canalejas obtuvo 178 senadores, para el Partido Liberal Fusionista.

  Los conservadores, 117.

  Los regionalistas, 5.

  Y había 28 católicos, independentistas y carlistas, algunos de ellos, obispos.

     Canalejas no tenía mayorías de dos tercios y necesitaba pactos para las grandes reformas.

               Catalanismo.

     En mayo de 1910, los republicanos y socialistas catalanes habían ganado 37 escaños. Era un aviso para los partidos monárquicos, pues en el programa republicano catalán estaba acabar con la monarquía.

     En diciembre de 1911, Prat de la Riva le había entregado a Canalejas las bases para una Asamblea de las Cuatro Diputaciones de Cataluña, haciendo uso del Proyecto de Mancomunidades de Maura de 1907. Prat proponía que Cataluña fuese toda ella una Mancomunidad, lo cual era un camino para lograr la autonomía. Moret se opuso a Prat porque entendía que la Ley de 1907 hablaba de mancomunidades de municipios, y no de provincias. Montero Ríos opinaba que España debía ser un Estado unitario, y no cabían juegos como el de Prat de la Riva. Se sobreentiende que las Mancomunidades se hacían para que los Ayuntamientos pequeños se unieran para tener mayor capacidad de financiación, pero una interpretación laxa de la Ley daba oportunidad a la Autonomía de Cataluña si se mancomunaban todos los Ayuntamientos catalanes. Hay que tener cuidado cuando se legisla, y se deben prever las interpretaciones posteriores, por muy absurdas que parezcan en principio.

     En mayo de 1912, Canalejas presentó un Proyecto de Mancomunidades Provinciales. Canalejas aceptó la Mancomunidad de Cataluña con gran escándalo de los conservadores y de gran parte de su propio partido. El escándalo era acaudillado por Moret, quizás como venganza personal por lo acontecido en 1909. (El Decreto de aceptación de la mancomunidad catalana fue aprobado en diciembre de 1913, un año después de la muerte de Canalejas).

     En 1914, el principal interés de Cataluña parecía ser la consecución de un puerto franco, y también pedían competencias en educación. Ante el intento de 1916, de poner impuestos a las exportaciones, los burgueses catalanistas hicieron una campaña de hablar catalán y solidarizarse con Prat de la Riva. Cambó exigió un Gobierno catalán, que no se aceptó, y entonces exigió que los funcionarios de Cataluña usaran obligatoriamente el idioma catalán, y tampoco se aceptó.

         La Residencia de Estudiantes de 1910.

     Por Decreto de 6 de mayo de 1910 se creó en Madrid, calle Fortuny nº 14, una residencia para 15 estudiantes, regentada por la Junta General de Estudios. En 1914, pasó a los Altos del Hipódromo. El director entre 1910 y 1936 fue Alberto Jiménez Fraud 1883-1964, un malagueño doctorado en Derecho que, en 1914, creó la sección de enseñanza secundaria, germen del posterior Instituto Escuela organizado en 1918. El patronato que financiaba esta institución lo presidía Ramón Menéndez Pidal. La idea era preparar una minoría selecta de intelectuales, mediante un conjunto de actividades científicas y humanísticas que dieran una formación integral a los escogidos. La Residencia se financiaba con las pensiones de los estudiantes, de los cuales 4 eran becados y no aportaban nada, y con actividades y cursos de verano que aportaban fondos para el resto del año, más las aportaciones del patronato. Se invitaba a personalidades extranjeras a dar conferencias a esa minoría de estudiantes, y acudieron nombres como Keynes, Wells, Chesterton y Joyce. En 1913, la Residencia se amplió, y se trasladó a terrenos del hipódromo. La idea se abandonó en 1936.

     Cuando las Universidades adoptaron las enseñanzas de las ciencias al nivel actual, y las nuevas enseñanzas filosóficas, históricas y literarias, sin censura eclesiástica, se consideró que ya no era necesaria la formación de una élite intelectual. Pero era una idea equivocada, pues las élites son las que mueven los países, y muchos Estados europeos cultivaron sus élites. Franco se procuró una élite en el CSIC, y posteriormente se aceptó que debía haber atención a las élites, al igual que hay atención a los menos capacitados. Y la España democrática conservó el CSIC para licenciados, pero no un bachillerato de élites como el que Italia mantiene en Pisa. Los bachilleratos de élite en España se han dejado en manos de la iniciativa y empresa privada, muchas veces católica.

     Remodelación del Gobierno Canalejas, de 9 de junio 1910:

  Instrucción Pública, Julio Burell Cuéllar[6].

  Guerra, Ángel Aznar Butigieg

  Marina, Joaquín María Cincúnegui Marco

              Las Cortes de junio de 1910.

     El 15 de junio, Canalejas abrió las Cortes. El Rey leyó el Discurso de la Corona con el programa de Canalejas: Habría una Ley de Asociaciones; las órdenes religiosas debían reducirse en número; se eliminarían de las escuelas los dogmatismos y las coacciones a los alumnos; el ejército debía tener servicio militar obligatorio; los impuestos debían evolucionar hacia el impuesto progresivo, la supresión de exenciones y la supresión del impuesto de consumos (lo cual dejaba a los Ayuntamientos sin ingresos y debía pensarse en dotarles de otra manera); se anunciaba un amplio programa social con contratos de aprendizaje, habitaciones obreras, cooperativas de producción y de consumo, oficinas de colocación, seguridad e higiene en la industria, reforma de leyes de tribunales industriales, de accidentes de trabajo y de descanso dominical, fomento del ahorro, y parcelamiento de la tierra. Era un guiño al socialismo pues nunca se había anunciado un programa tan de izquierdas y quizás el objetivo era arrebatar intelectuales a los movimientos de izquierdas.

     El Discurso de la Corona indignó al Papa, y El Vaticano anunció que suspendía cualquier negociación sobre la Reforma de los Institutos de Perfección (conventos), hasta que el Gobierno español declarara que no iba a seguir legislando unilateralmente, y retirase el Proyecto de Ley de prohibir nuevas comunidades religiosas (Ley del Candado).

     Canalejas no cedió, sino que llamó al embajador Ojeda a Madrid. Pero dio instrucciones precisas al Encargado de Negocios de España en Roma sobre los criterios del Gobierno en materia religiosa: los criterios religiosos no se impondrían por ley, ni los adoptaría el Gobierno por su cuenta, ni permitiría que los adoptara la Iglesia católica. Se harían por amplio consenso social. El Gobierno mantendría relaciones con la Santa Sede, y el Encargado de Negocios así lo cumpliría, a no ser que recibiera instrucciones en contra. Mientras tanto, el Encargado de Negocios debía hablar con el Secretario de Estado de El Vaticano sobre un posible acuerdo sobre las congregaciones religiosas.

     El 23 de julio se cerraron las Cortes, y se dio orden a los Gobernadores Civiles de que no admitiesen nuevas asociaciones, órdenes o congregaciones religiosas hasta que se dictara una nueva Ley sobre ello. Nunca deberían dar permiso si más de un tercio de los solicitantes eran extranjeros. A esto se le llamó Ley del Candado. El Vaticano protestó alegando que se estaba negociando y eso interfería la negociación, y dijo que rompía las negociaciones. Canalejas contestó que haría lo que tenía que hacer, y que de momento retiraba el Embajador en El Vaticano, o sea, no se asustó. Los católicos se sintieron muy ofendidos y dijeron que el Rey era culpable de anticatolicismo puesto que no echaba del poder a Canalejas y a Romanones.

         La agresividad de PSOE-UGT en 1910.

     Pablo Iglesias Posse era por entonces muy agresivo, y en su primera intervención en el Congreso, el 2 de julio de 1910, dijo que contra Maura era lícito hasta el atentado personal, lo cual causó el lógico escándalo, y más cuando Maura recibió tres tiros que le afectaron brazos y piernas el 22 de julio, 15 días más tarde de las invectivas de Pablo Iglesias. Pablo Iglesias, que en la teoría se proclamaba enemigo de la violencia en manifestaciones de 1909, había incitado de hecho al asesinato político en 1910. El PSOE era un partido violento. La renuncia al marxismo, o a que el partido aspirara a la revolución que pusiera a los obreros en el Gobierno, es de 1979. Antes de esa fecha, el PSOE era una cosa muy distinta a lo que fue después de 1979.

     Y en esos días, otro destacado pesoísta de UGT, Francisco Largo Caballero, dirigía una huelga de los mineros de Vizcaya pidiendo la jornada de 9 horas. La huelga afectó a Bilbao, Gijón y Santander, y la respaldaba la Conjunción Republicana. Pedían la jornada de 9 horas (se trabajaba 9 horas de noviembre a febrero, 10 horas en marzo-abril y en septiembre-octubre, y 11 horas en mayo-agosto). Indalecio Prieto también animaba a la revolución en esas fechas.

Canalejas trató de rebajar tensiones, y envió a Bilbao a Gumersindo de Azcárate y a Francisco Mora, miembros del Instituto de Reformas Sociales, y éstos prometieron bajar la jornada laboral a 10 horas durante el verano, y a 9 horas en el invierno siguiente cuando estuvieran reunidas las Cortes. La patronal dijo que no.

Facundo Perezagua Suárez, otro pesoísta ugetista, lanzó la huelga general el 31 de agosto de 1910 en Bilbao. La huelga duró 77 días. No hubo enfrentamientos con la policía, ni hubo muertos, debido a la posición pacífica de Canalejas. Y el 27 de diciembre de 1910, Canalejas impuso la jornada de 9 horas como había prometido.

         El Debate, un diario católico.

     El 1 de octubre de 1910 apareció un diario católico fundado por Guillermo de Rivas y dirigido por el sacerdote Basilio Álvarez, que se llamaba El Debate. En junio de 1910 lo compró Santiago Mataix, y éste nombró como director a Luis Antón de Olmet. Antes de acabar el año, el periódico se vendió a Editorial Vizcaína y a Asociación Católica Nacional de Jóvenes Propagandistas, ACNJP, y pasó a ser director Ángel Herrera Oria. Por entonces, Fernando Bauer y Vicente Llaguno crearon Editorial Católica para ACNJP y contrataron un equipo de gente para El Debate: Juan Álvarez, José Gallo, Jorge de la Cierva, José de la Cierva, Justo de la Cierva, Luis González Herrera, el sacerdote Manuel Graña, Emilio Carrascosa, Fernando de Urquijo, Miguel Herrero García, Fernando Martín-Sánchez, Juan Gandullo, José de Medina Togores, Francisco Martín Llorente (comandante del ejército que firmaba con el pseudónimo Armando Guerra). En 1920 pasaría a vender 150.000 ejemplares diarios, y tenía 4 páginas de gran formato. En 1925 introdujo la novedad de crear un Consejo de Redacción, y en 1926 una Escuela de Redactores. El equipo de 1930 era: Manuel Graña, Luis Ortiz Muñoz, Pedro Gómez Aparicio, Agustín Retortillo, Antonio Álvarez Solís, José María de la Torre y Fernando Urquijo. En 1931, El Debate acató la República, lo que no gustó a la derecha de entonces. A pesar de ello, el Gobierno cerró el periódico varias veces. En enero de 1932, Herrera abandonó la dirección para presentarse a Diputado, y dejó en el puesto a José María Gil Robles. Ángel Herrera volvió al periódico y lo abandonó definitivamente el 8 de febrero de 1933, pasando a dirigirlo Francisco de Luis y Díaz con un equipo integrado por: Pedro Gómez Aparicio, José Larraz, Rafael Luis Díaz, Fernando Martín-Sánchez, Alberto Martín-Artajo, Luis Ortiz y Nicolás González. Este equipo defendió posturas posibilistas y no dogmatismos ni integrismos como la mayoría católica de aquel entonces. Fue el apoyo más importante de CEDA en temas de información y propaganda. El Debate fue cerrado en julio de 1936 el PCE. En 1939, Ramón Serrano Súñer no quiso tener dos periódicos católicos, y defendió “Ya”, pero no “El Debate”.

               La República de Portugal.

     El 5 de octubre de 1910, se proclamó la República en Portugal. Manuel II fue el último Rey portugués. El pueblo portugués se había cansado de la sumisión de los gobernantes portugueses a los burgueses británicos, de los excesivos y muy lujosos gastos de la monarquía, de la falsedad de la alternancia de Gobiernos entre el Partido progresista y el Partido reaccionario, y de la falta general de progreso económico y social. Hubo una rebelión militar de unos 2.000 soldados, y el resto del ejército se negó a combatirles. Se hizo cargo del Gobierno el Partido Republicano Portugués, con un programa que se oponía a la monarquía, a los privilegios de la Iglesia católica y a la corrupción social. El primer Presidente del Gobierno Provisional fue Teófilo Braga. El programa aplicado fue: amnistía para delitos políticos, delitos de religión y delitos por uso de armas; aprobación del divorcio; aprobación del matrimonio civil; igualdad de derechos entre el marido y la esposa; derechos iguales de todos los hijos, los habidos dentro del matrimonio y los extramatrimoniales; protección a la infancia y la vejez; creación de la Guardia Nacional Republicana en sustitución de las Guardias Municipales; autonomía para las colonias; creación del escudo con un valor de cien reales antiguos; se suprimieron los estudios de Teología y Derecho Canónico, que sólo afectaban a la Iglesia y no creían que debiera subvencionarlos el Estado.

     Naturalmente, protestaron los religiosos católicos por la política de separación de la Iglesia y el Estado, principalmente los jesuitas, y varias órdenes religiosas fueron expulsadas del país. También protestaron algunos obispos, e incluso incitaban al pueblo a la revuelta, por lo que también fueron expulsados de Portugal. El 20 de abril de 1911, Portugal conoció el Decreto de separación Iglesia-Estado, el cual fue ratificado por el Parlamento en 1914.  Casi todos los expulsados de Portugal se iban a España.

     Francia había aprobado su Ley de Separación entre la Iglesia y el Estado el 9 de diciembre de 1905, cuyo Proyecto había sido aprobado por Emile Combes, y gestinado posteriormente por el Presidente del Consejo de Ministros Maurice Rouvier. También muchos sacerdotes y monjes franceses se refugiaron en España a partir de 1906. Con lo cual España, que ya tenía un exceso de congregaciones católicas, se encontró con más religiosos, y más integrismo.

         El arma militar de la aviación.

     El 21 de octubre de 1910 se creó el Servicio de Aeronáutica del Arma de Ingenieros, con sede en Cuatrovientos y con tres biplanos. Las clases de vuelo empezaron en 1911. Este servicio se llamaría en febrero de 1913 “Servicio de Aeronáutica  Militar”, y el 22 de octubre de 1913 tendría su primera escuadrilla de combate. Pero en 1914 desapareció, por no tener aviones, pues se fabricaban en el extranjero. El servicio fue reabierto el 29 de junio de 1918 con el nombre de Servicio de Aviación Militar, y fue utilizado por primera vez en la Guerra de Marruecos. Se desarrollaría definitivamente con motivo de la guerra de 1936.

         Ley del Candado de octubre de 1910.

     El 26 de octubre de 1910, la Ley de Prohibición de Nuevas Órdenes Religiosas (Ley del Candado) entró en el Senado y empezaron las discusiones. Constaba de un solo artículo, y decía que los Gobernadores Civiles Provinciales debían denegar el permiso de establecimiento de nuevas órdenes religiosas, asociaciones de órdenes, o congregaciones, mientras éstas no obtuvieran la autorización del Ministerio de Gracia y Justicia, consignada en Decreto autorizado por el Consejo de Ministros, y publicada en La Gaceta de Madrid. Y nunca tendrían permiso para establecerse, cuando más de un tercio de la nueva asociación fueran extranjeros.

     Era una Ley provisional, hasta que hubiera en España una nueva Ley de Asociaciones que regulara el tema. Pero la Iglesia católica entendió perfectamente que no habría autorizaciones a partir de entonces. Y el 3 de noviembre de 1910, el Senado le había añadido al Proyecto una enmienda por la que, si pasaban dos años sin aprobarse la Ley de Asociaciones, el Decreto quedaba sin efecto. El Senado lo aprobó por 149 votos contra 85. La oposición a la Ley estaba capitaneada por los 17 obispos que eran senadores.

     En la actuación de los obispos-senadores, hay algunos puntos oscuros: si ellos se hubieran abstenido en la votación, el Proyecto de Ley hubiera decaído por falta de quórum, pero se empeñaron en votar en contra, y ello aportó el quórum suficiente para validar la Ley ¿El fanatismo era mayor que el sentido práctico?

La finalidad de la ley era garantizar la independencia del Estado frente a un grupo de presión tan fuerte como la Iglesia Católica. Canalejas expuso al cardenal Vives Tutó, colaborador de Pío X, la conveniencia de separar la Iglesia del Estado, y de seguir ambos en buenas relaciones. El Estado renunciaría a su “derecho de presentación” sobre beneficios mayores y menores de la Iglesia, y la Iglesia recuperaría su libertad económica. El Vaticano se negó, y la ley se votó sin consenso entre las partes: Gobierno y católicos españoles.

     La discusión en el Congreso de Diputados fue dialécticamente violenta. Los carlistas recurrieron a todos los métodos obstruccionistas, y cortaron las relaciones de Canalejas con el arzobispo Cascajares, de modo que no hubiera un Partido Católico. La intención de los carlistas, fue convertir el tema de las asociaciones religiosas en un problema personal de Canalejas. El 22 de diciembre se convocó la sesión final que debía aprobar la Ley. Las discusiones se prolongaron por la noche y acabaron a las 09:25 horas del día 23. La Ley se aprobó el 23 de diciembre de 1910.

     La Ley del Candado no tenía ningún efecto, pues prohibía la entrada de religiosos extranjeros, pero no era retroactiva para expulsar a los que ya estaban dentro de España, que eran miles, ni afectaba a los religiosos españoles.

     Y sobre el proyecto de fondo, la Ley de Asociaciones, el Gobierno dilató los plazos, los sometió a consultas, pidió informaciones diversas sobre cada duda, y no se había llegado a nada cuando el Gobierno cayó en 1912. Además, la Ley de 23 de diciembre de 1910, decía que transcurridos dos años sin la aprobación definitiva de la Ley, ésta quedaba sin efecto. Así que, todo fue para nada. Y ya se llevaban 10 años discutiendo sobre el tema. El problema quedó pendiente, y se retomó en 1931. Y todavía quedaría pendiente para la democracia de 1978.

     La presión contra la Iglesia no era tan grande como a veces se sugiere, pues muchos sacerdotes y religiosos estaban creando órdenes, colegios y otras instituciones católicas. Era un tema más político que social.

     Al tiempo que se aprobaba la Ley del Candado, el Gobierno se propuso reformar la Ley de Asociaciones, que era el núcleo del problema y tocaba el tema religioso, pero sin mencionarle siquiera: Se autorizaban todas las asociaciones económicas, profesionales y laborales, se limitaban las órdenes religiosas católicas, Canalejas autorizaba cultos distintos al católico, lo que provocó una protesta formal de Roma. Como esa materia no estaba prevista en el Concordato, la protesta no tenía ningún valor jurídico. Llegaría al Congreso en junio de 1911, y se paralizó porque los obispos lo pidieron por no haber sido negociada con Roma.

     El 25 al 28 de julio de 1911 los obispos celebraron Congreso Eucarístico en Madrid y decidieron llevar solemnemente la hostia a Palacio Real en multitudinaria procesión. Las izquierdas se escandalizaron.

     Los anticlericales hablaban por entonces de la asignatura de religión intentando liberalizar la enseñanza. Apoyados en un ambiente krausista, en pleno auge de la Institución Libre de Enseñanza, los liberales creyeron que un tema importante en la sociedad era la enseñanza y, dentro de ella, el tema religioso. La lucha por que la asignatura de religión no fuese obligatoria en los institutos, y porque los profesores de los colegios de frailes y monjas fuesen titulados por las Universidades del Estado, les parecía urgentísimo, cuando objetivamente, no era un tema fundamental por entonces. Los liberales llamaban a esta política neutralismo.

     Los obispos, curas, Acción Católica y católicos en general iniciaron una gran campaña contra Canalejas, campaña pagada en gran parte por el marqués de Comillas. Organizaron un Congreso Eucarístico en Madrid, al que asistió Alfonso XIII y en el que atacaron al Gobierno cuanto quisieron. El integrismo católico decía que un Estado neutralista era ateo. Canalejas les permitió manifestarse todo lo que quisieron, y después rompió relaciones con el Vaticano por haber organizado esa campaña contra un Gobierno español.

         El anarcosindicalismo en 1910-1912.

     Desde 1909, Solidaridad Obrera estaba ilegalizada y su responsable, José Román, estaba confinado en Barcelona. Los anarquistas catalanes deseaban su expansión por toda España y eligieron a José Negre Oliveras como Secretario General de Solidaridad Obrera para organizar el Congreso de Barcelona de 30 de abril de 1910.

A principios de siglo XX, el anarquismo de Pelloutier y Pouguet, y el socialismo de Arturo Labriola, Berth y Lagardelle, habían llegado a la idea de la necesidad de creación de un sindicato como el que tenían los socialistas, el cual acercaba la gente al Partido Socialista. Así se había creado la CGT francesa por la Carta de Amiens 1906, Solidaridad Obrera de Barcelona en 1907, y se creó CNT en 1910.

     En 1 de noviembre de 1910, Solidaridad Obrera creó Confederación Nacional del Trabajo, CNT, en el teatro de Bellas Artes de Barcelona. En el Congreso de Barcelona de 1910 se propusieron organizar una Confederación Nacional al estilo de CGT francesa, que estuviera organizada por oficios. También se discutió: si el sindicalismo es un medio o un fin para la emancipación obrera, y si la huelga general debía ser pacífica o revolucionaria. La confederación se llamó Confederación Nacional del Trabajo, CNT, y se definió como independiente de UGT, y preparada para pactar con ella para lograr la unidad obrera, pero el pacto sería de igual a igual, cuando ambas tuvieran el mismo número de afiliados. Muy pronto, el número de afiliados al anarquismo era mucho mayor, que el de UGT, pero no se podía demostrar. También se hizo una moción de desconfianza hacia los intelectuales, pues muchos de ellos prefieren su encumbramiento personal frente al verdadero objetivo que, según los anarquistas, debe ser la emancipación del trabajador. Por tanto, la CNT se definió como exclusivamente obrera. En cuanto a la huelga general, se dijo que debía ser siempre revolucionaria, y nunca se debía hacer por subidas salariales o reducciones de jornada laboral, cuestiones secundarias en las que se perdía tiempo y energías.

El objetivo final del anarquismo era lograr el “comunismo libertario” según las ideas de Pierre Besnard, Christian Cornelissen, Joan Peiró, Ángel Pestaña, Higinio Noja, Orobón Fernández, Martín Civera y otros. El sindicato sería la síntesis o lugar de reunión de las diversas tendencias anarquistas en la idea común del control obrero sobre todas las decisiones políticas, económicas y laborales de la sociedad.

     El punto fuerte del anarquismo era la teoría de que “el poder genera relaciones de dependencia que eliminan las libertades individuales”. Por ello, reclamaban que el Estado debía desaparecer inmediatamente, ya. La teoría la inició el clérigo inglés William Godwin, 1756-1836, en un libro de 1793 titulado Justicia y su influencia en la virtud y la dicha generales, en el que teorizaba sobre la libertad y el Estado. La idea la desarrolló Pierre Joseph Proudhon, cuyos libros tradujo al español Francesc Pi y Margall. Después la desarrolló Mijail Bajunin, y a últimos de siglo XIX, Errico Malatesta, Piotr Kropockin y Elisée Reclus.

Los anarquistas españoles más famosos son Anselmo Lorenzo, Rafael Lafarga Pellicer, Francisco Tomás, José Llunas, Joan Prats, Joan Montseny Carret alias Federico Urales, Teresa Mañé Miravet alias Soledad Gustavo (los dos últimos eran pareja de hecho).

     La organización de CNT era la siguiente: en la base estaban los trabajadores que se organizaban en comités de taller; los comités se integraban en consejos de fábrica; los consejos de fábrica, en sindicatos de industria; los sindicatos de industria en federaciones locales de sindicatos; las federaciones, en Confederación Regional de Industrias, y las Confederaciones Regionales, en Confederación Nacional del Trabajo CNT.

     El sindicalismo anarquista fue siempre dirigido, y nunca existió como independiente ni espontáneo, pues quedó en manos de unos pocos intelectuales. Ello era una contradicción con la teoría de la libre asociación y libre acción de cada individuo, y con la teoría de que los militantes debían ser obreros y no intelectuales, pero los dirigentes libertarios dijeron que era una contradicción imposible de resolver y se quedaron ahí, sin más teorías.

     En cuanto a la táctica, la idea anarquista sobre el sindicalismo es que éste es un arma de emancipación de la clase obrera, mientras que la ideología de UGT creía que el sindicalismo era un arma de reivindicación de ventajas para los obreros. Cuando UGT cayó en manos de Largo Caballero, y éste utilizó el sindicato para la revolución, los anarquistas se sintieron apoyados en su idea, cercanos a Largo Caballero. Para los anarquistas la única táctica posible era la huelga revolucionaria.

     En 30 de octubre a 1 de noviembre de 1910 se reunió el Congreso de Solidaridad Obrera en Barcelona, y allí se acordó crear la Confederación Nacional del Trabajo CNT e invitar a sumarse a ella a todas las asociaciones obreras no adheridas a UGT.

     En 1911, los distintos grupos catalanes se unieron en la Confederación Nacional del Trabajo CNT y ésta se convirtió en organización de masas hegemónica en Cataluña, y desde allí se extendió al País Valenciano, Murcia, Andalucía, Asturias, Aragón.

     En su ideología estaba la necesidad de destruir al Estado y al patrón, labor para la cual se necesitaba la solidaridad obrera. Creían firmemente que, tras la expropiación de los capitalistas desaparecerían todas las formas de opresión y de explotación. Su método lo denominaban «acción directa» y consistía en no admitir conciliaciones ni acuerdos con el Estado ni con los patronos, e ir solamente a la huelga, el boicot y el sabotaje como único sistema que acabaría con la opresión capitalista. Tras el triunfo de una primera fase de «resistencia» se podría llegar a una segunda fase de «organización de la producción y reparto de la riqueza».

     En 1916 CNT realizó un pacto de unidad de acción con UGT y llegaron a una huelga conjunta en 18 de diciembre de 1916 contra el alza de los precios, a un manifiesto de marzo de 1917 y a la huelga general de agosto de 1917.

     Distintos grupos anarquistas eran el de Salvador Seguí, contrario a la huelga sistemática y al atentado contra las vidas humanas (acabarán en UGT), el de Angel Pestaña y Buenacasa, el de Andrés Nin, Joaquín Maurín e Hilario Arlandis que acabarán en el PCE en 1921 y el de los dogmáticos puros que formarán FAI en 1927.

     En 1918, en el Congreso de Sans, acordaron los Sindicatos Únicos dirigido por Salvador Seguí y Angel Pestaña y se convirtieron en una fuerza muy considerable en Cataluña. El Sindicato Único reunía a todas las asociaciones de una misma rama o industria. La táctica era favorable a CNT, que siendo mayoría, en el Sindicato Único tenía el poder de decisión.

     Cuando, en 1919, se vinculó a CNT la Federación Nacional de Obreros Agricultores FNOA formada por valencianos y andaluces, lograron hasta 600.000 afiliados, constituyéndose como el gran sindicato obrero, muy por encima de cualquier otro.

     Por entonces intentaron la experiencia del «sindicato único». Consistía éste en unir a todos los anarquistas de una región en un solo grupo, independientemente de que fueran de oficios distintos. Esta experiencia dio lugar a la radicalización anarquista por predominio de los miembros más activos de cada región sobre la asamblea de trabajadores y hubo de ser abandonada en 1930 para volver a un sindicalismo más moderado.

     La radicalización trajo consigo una escisión, la de los comunistas libertarios que buscaban el anarquismo como la meta final de la sociedad y ya no como medio para regenerar la sociedad. Eran partidarios de la Internacional Comunista, radicales en sus posturas y actuaban como pistoleros.

     Había anarquistas partidarios de negociar con los burgueses como Salvador Seguí y Juan Peirot, anarquistas cerrados a toda negociación a abiertos a la violencia como Durruti y Azcaso y anarquistas partidarios de colaborar con Moscú, con la III Internacional, como Andrés Nin y Joaquín Maurín. Angel Pestaña viaja a Rusia para conocer la revolución de Lenin y en su informe demuestra la incompatibilidad del anarquismo con el comunismo.

     En 1919 protagonizaron diversas huelgas. En noviembre, las huelgas fueron respondidas con loct out que duró hasta enero de 1920.

     En 1919 se aprobó el ingreso de CNT en la III Internacional y ello acarreó una gran crisis interna y debate. Como los dirigentes de CNT tradicionales serían deportados por Martínez Anido, triunfaron los terceristas.

     En diciembre de 1919, el II Congreso de CNT tuvo lugar el Teatro de la comedia de Madrid. Allí se rechazó la fusión con UGT o ingreso en UGT, como se les solicitaba, y en cambio, se pidió que UGT se adhiera a CNT.

     En noviembre de 1920 y hasta octubre de 1922, será gobernador civil de Barcelona Martínez Anido, que hará surgir los “Sindicatos Libres” o grupos de pistoleros que se enfrentaban a los “grupos de acción” anarquistas. La violencia generalizada y el asesinato de Dato el 8 de marzo de 1921, hizo que CNT perdiera afiliados.

     En 1922, en la Conferencia de Zaragoza, volvieron los viejos líderes, y la CNT expulsó de su sindicato a los Comités Sindicalistas Revolucionarios, debido a su ideología comunista. Se rechazó la pertenencia a la Tercera Internacional. El sindicato se reconstituyó.

     En marzo de 1923 fue asesinado Salvador Seguí.

     La CNT fue ilegalizada en octubre de 1923 por su tradición de violencia. La clandestinidad significó el auge de los más radicales entre los anarquistas porque el estado de excepción y el somatén tenían controlados a los cenetistas. Las polémicas las lideraban Peiró y Pestaña. Entonces surgió la Federación Anarquista Ibérica FAI en 1927 y se hicieron con la dirección de todos los grupos de CNT hasta 1930 fecha en la que los moderados recuperarán el control del sindicato. En 1930 se reestructuran las organizaciones legales.

     En 1930, CNT parece tener un millón de afiliados.

     Angel Pestaña intentaba reorganizar CNT que había caído en manos de una Federación Nacional de Grupos Anarquistas, fundada en Valencia en 1927. Pestaña se reunió con estos anarquistas en Blanes el 17-18 de abril y le autorizaron a restablecer CNT. Adame, en Sevilla, creó el Comité de Reconstrucción de CNT Revolucionaria, de tipo comunista libertario o violento.

     En junio de 1931, los dirigentes de CNT del Manifiesto de los Treinta, entre los que destacaban Peiró y Pestaña, piden en el Congreso Nacional la aceptación de la República. Pero se impondría FAI y la insurrección en el Llobregat, Cardonet en 1932, en Andalucía Valencia y Cataluña y Aragón en 1933.

     CNT se escindió en abril de 1932 entre los Sindicatos de Oposición, dirigidos por Peiró, y el grupo FAI que dirigía CNT.

     En octubre de 1934, los asturianos de CNT colaboraron en la insurrección de Alianza Obrera.

     En 1936 se produjo la reunificación de CNT. Los Sindicatos de Oposición volvieron a CNT en abril.

     En julio de 1936 se formó el Comité de Milicias Antifascistas en Cataluña y estos anarquistas decidieron colaborar con la Generalitat en septiembre, y con el gobierno de España en guerra en noviembre de 1936. Pero esta colaboración estuvo cuajada de discrepancias graves, como cuando CNT quiso imponer el colectivismo en Aragón o cuando resolvieron a tiros las disputas en Barcelona 1937.

     En 1939, al perder la guerra, CNT se volvió a escindir, de forma que la organización interior se integró en Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas y colaboró con el Gobierno de Giralt, mientras la CNT en el exilio, capitaneada por Federica Montseny y Esgleas, rechazaba todo compromiso con otros grupos de oposición al franquismo.

     En 1945 hubo una nueva escisión.

     En 1960 hubo una reunificación.

     En 1977 CNT fue legalizada, pero ya era un sindicato testimonial, que no tenía la importancia de otros tiempos.

     En 8 de septiembre de 1911, CNT celebró su Primer Congreso, también en Barcelona y se acordó invitar a UGT a los congresos de CNT, con voz pero sin voto. Para entonces, CNT ya era ilegal en España porque había organizado muchas huelgas en 1910 sin motivos laborales. Muchos toman este I Congreso de 1911, como el fundacional de CNT. En el Congreso, se repitió la teoría de la huelga general revolucionaria, pero unos minutos más tarde, en el mismo Congreso, se propuso convocar huelga general por la jornada de 8 horas. La contradicción era evidente: o huelgas revolucionarias, o huelgas por objetivos parciales. Y el Congreso se dio por terminado sin decidir, pero hubo sesión secreta posterior y se acordó una huelga general revolucionaria para ese mes de septiembre de 1911. Entonces CNT fue ilegalizada y sólo se legalizaría en primavera de 1914.

     El 17 de abril de 1913, se creó en Córdoba la Federación Nacional de Agricultores, con ideas próximas al anarquismo, y el lema “la tierra para los que la trabajan”. Entonces, fue muy evidente la diferencia entre los anarquistas andaluces y los anarquistas catalanes. Esta organización acabaría integrándose en CNT en 1919. Los nuevos líderes de CNT eran José Negre, Salvador Seguí, que apareció en 1911, y Federico Urales que se caracterizaba por no aceptar la CNT porque no dejaba de ser una organización que se imponía a la libertad individual.

     CNT se implantó principalmente en Barcelona, Zaragoza, Valencia, Alicante, Alcoy, Gijón, La Coruña, Vigo, y en núcleos menores en Málaga, Sevilla y Granada, que aunque con pocos afiliados, movían grandes masas de obreros.

     En 1914 se legalizó CNT. En 1914 se celebró el II Congreso en Valencia reivindicando el colectivismo, la acción directa y la huelga revolucionaria. CNT tuvo mucho éxito a partir de entonces.

En 1919 se celebrará el III Congreso, en el que destacaron Ángel Pestaña y Salvador Seguí.

     Salvador Seguí i Rubinat, 1887-1923 nació en Lérida el 23 de septiembre de 1887. En 1889 su familia se trasladó a Barcelona. Fue pintor. En 1910 estuvo en la fundación de CNT. En 1914 sería presidente de la Federación de Obreros de la Construcción de Barcelona. En 1916 promovió el Pacto de Zaragoza con UGT para presionar al gobierno contra la inflación y el paro. En 1917 estuvo en la huelga junto a Pestaña, Quintanilla y Buenacasa. En 1918 estuvo en el Congreso Regional de Sans que suprimió las sociedades obreras de oficio y creó sindicatos únicos de industria, agricultura, comercio… y fue elegido secretario del Comité Regional de Cataluña. En enero de 1919 fue detenido al empezar la huelga de La Canadiense, salió en marzo, convenció a la gente de dialogar con la patronal, pero otros grupos anarquistas decidieron ir a la huelga general. En diciembre de 1919, los anarquistas se reunieron en el Teatro de la Comedia de Madrid para discutir sus relaciones con la revolución rusa, y Eleuterio Quintanilla hizo una crítica dura a los bolcheviques, y Salvador Seguí también se manifestó en contra de los bolcheviques. En noviembre de 1920, Seguí fue detenido y enviado a Castillo de Mola (Mahón) donde estuvo hasta 1922. En junio de 1922 estuvo en la Conferencia de Zaragoza y rechazó la adhesión a la III Internacional. El 10 de marzo de 1923 fue asesinado, junto a su compañero Francesc Comas en una calle de Barcelona.

     Ángel Pestaña Núñez, 1886-1937, nació en Ponferrada (León) y fue abandonado por su madre y criado por su padre, un obrero en continua búsqueda de trabajos. Murió su padre en 1900, y la vida se le hizo muy difícil a Ángel. En 1901, empezó a pensar en la justicia social, en el sentido de que los ricos debían compartir su fortuna con los pobres. Recibió su primera paliza de la policía en Sestao (Vizcaya) y emigró a Francia en busca de mejor suerte. En París encontró una situación similar y fue encarcelado. Y se marchó a Argel, donde aprendió los oficios de relojero y periodista. En 1914, acabó en Barcelona, donde había un auge económico importante. Organizó un sindicato anarquista de tejedores, huyó a Francia, y Francia le expulsó. Se ocultó en Barcelona. En 1916 fue encarcelado por organizar una huelga de albañiles y concluyó que era preciso pactar con UGT para organizar las huelgas y que tuvieran algún efecto. Fruto de sus conversaciones se llegó a la huelga general revolucionaria de 1917. En 1919 estuvo en la huelga de La Canadiense y fue detenido. En 1920 se planteó las relaciones del anarquismo con el comunismo, y fue a visitar Moscú, y habló con Lenin, Trotsky, y Zinoviev. Su conclusión fue que los acuerdos propuestos en el Congreso comunista estaban tomados de antemano y que el Congreso era una pantomima y que todo era una falsedad. De vuelta a España se opuso al terrorismo de CNT, pero los libres le hirieron y luego planificaron asesinarle a la salida del hospital, sin que el Gobernador, Martínez Anido, quisiera actuar preventivamente. En 1924, fue de nuevo encarcelado. Defendió la lucha sindical en la legalidad. En agosto de 1931, redactó “El Manifiesto de los Treinta” contra los anarquistas violentos. Durruti y García Oliver crearon FAI y expulsaron de CNT a Ángel Pestaña. Enseguida Pestaña captó que el enemigo era el fascismo, tras hablar con José Antonio Primo de Rivera. En 1936 defendió la postura de que ganar la guerra era prioritario a la revolución.

         El Partido Liberal traicionó a Canalejas.

     En diciembre de 1910, Montero Ríos decidió que el Partido Liberal Fusionista debía unificarse, e invitó a todos los liberales a aceptar la jefatura de Segismundo Moret. La invitación rompía el acuerdo de que el Jefe de Gobierno pasaba a ser considerado jefe del partido. Era un ataque a Canalejas.

Pero Canalejas tenía su propio Partido Democrático Monárquico, dentro pero al margen del Partido Liberal, y ello estaba coadyuvando a la crisis. Cada líder tenía su propio grupo, dentro del Partido Liberal.

Canalejas le respondió a Montero Ríos que el Partido no era un “consejo de familia”, ni él estaba dispuesto a ser un Presidente del Gobierno tutelado por Moret. Los líderes de las distintas facciones votaron por Canalejas, cumpliendo el acuerdo de partido, y no hubo más problemas. Parecía que la jefatura estaba solucionada, hasta que Canalejas fue asesinado en 12 de noviembre de 1912.

     Mientras tenían lugar estas discusiones internas, el verdadero problema de los liberales, el atraerse a los industriales y terratenientes por una parte, y a los obreros por la otra, no era abordado, e incluso se perdían militantes por ambos lados. La sociedad esperaba reformas y no disputas.

     El asunto tiene su complejidad: La cuestión es que Canalejas conocía perfectamente el problema capital de España, el problema social y laboral, y podía haber atacado por otra parte a los disidentes liberales. Sabía que los asuntos de interés para la sociedad eran los tribunales de arbitraje laboral, y que había que legislar sobre salarios y horarios de trabajo, accidentes de trabajo y pensiones. Trabajó en ello e incluso llegó a pedir ayuda a Maura para encontrar una solución de consenso. Maura, en 1910, estaba de un humor de perros y le llamó a Canalejas masón y ateo, negándose a colaborar en redondo. Maura era conservador, pero era un hombre inteligente, y Canalejas creyó que la inteligencia obraría en él. Y ambos eran católicos. Pero no llegaron a entenderse.

     Un Maura en horas bajas, y resentido por las campañas hechas contra él en 1909, decidió aprovechar el tirón populista e iniciar una campaña contra Canalejas. Utilizó el hecho de que que Canalejas insistía en su lucha contra el integrismo católico, calificada por los obispos como anticlericalismo, y que trataba de conceder el derecho a todas las religiones a hacer público su culto, y de prohibir la fundación de nuevas órdenes religiosas sin permiso del Estado (Ley del Candado), para hacer un poco de populismo en una feroz campaña contra Canalejas. Maura demostraba muy poco sentido de Estado y su figura decepciona a los historiadores.


[1] José Canalejas Méndez nació en El Ferrol en 31 de julio de 1854 y era hijo de un ingeniero industrial de ferrocarriles barcelonés llamado José Canalejas Casas y de una sevillana. En Madrid hizo estudios primarios, segunda enseñanza y Universidad. Estudió derecho y filosofía y se acercó al Partido Demócrata Progresista en el grupo de Cristino Martos. Era abogado licenciado en Derecho en 1871, y en Filosofía en 1872 y periodista y auxiliar de Cátedra en 1873, aunque fracasó en las oposiciones de 1878 y 1882. En 1873, militaba en el Partido Republicano, pero lo abandonó y se integró en el grupo de Cristino Martos. También abandonó la enseñanza y se fue a trabajar en ferrocarriles (línea Madrid-Ciudad Real y Badajoz), en puestos de secretario y abogado. Se integró en el Partido Liberal de Sagasta. Como liberal fue diputado en varias ocasiones. Ministro de Fomento en  junio de 1888 con Sagasta, de Gracia y Justicia en diciembre de 1888. En 1890 fundó El Heraldo de Madrid. de Hacienda en diciembre de 1894. En 1897 discrepó de Sagasta por cómo se llevaba la política de Cuba, pues Canalejas opinaba que España se debía mostrar fuerte y no contemporizadora. Se alistó como soldado y se fue a Cuba, y en 1898 redactó un informe de cómo estaban las cosas en Cuba, informe que fue despreciado. Cuando el Partido Liberal se rompió, Canalejas tenía su propio programa político: intervención del Estado en materia laboral y social, en materia del campesinado sin tierra, capacidad del Estado para expropiar por motivo de utilidad pública o utilidad social. Volvió a ser ministro de Agricultura con Sagasta en marzo de 1902, momento en el que impulsó la creación del Instituto de Trabajo y fundó el Partido Liberal Demócrata, que pretendía ser la izquierda del liberalismo, defendiendo dos ideas principales: el programa demócrata y la separación entre Iglesia y Estado. Presidente del Congreso en 1906. Llegó a Presidente del Gobierno en 1910. Fue ministro de Gracia y Justicia en junio de 1911 y Presidente en febrero de 1910. Murió en Madrid en 1912.

[2] Ángel Aznar Butigieg 1847-1924 fue ministro de Guerra en febrero de 1910 y en enero de 1911, y Director General de la Guardia Civil en 1912.

[3] Fermín Calvetón Blanchón, 1853-1919, fue ministro de Fomento en febrero de 1910 y de Hacienda en diciembre de 1918.

[4] Trinitario Ruiz Valarino 1862-1945 era hijo de Trinitario Ruiz Capdepón. Fue ministro de Gracia y Justicia en febrero 1910, de Gobernación en abril de 1911 y de Gracia y Justicia en abril de 1917.

[5] Los Terciarios son seglares católicos, que viven como personas corrientes, pero pertenecen en secreto a órdenes religiosas y apoyan desde sus puestos de trabajo las consignas de la Orden: Orden Tercera de San Francisco, Orden Tercera de Santo Domingo, Orden Tercera de los Carmelitas, y Oblatos Benedictinos.

[6] Julio Burell Cuéllar, 1859-1919, fue ministro de Instrucción Pública en junio de 1910 y en diciembre de 1915, ministro de Gobernación en abril de 1917 y en de Instrucción Pública de nuevo en noviembre de 1918.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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