Gobierno Maura en 1908.

Conceptos clave: El Partido Republicano Radical, el Instituto Nacional de Previsión, el Proyecto de Ley Antiterrorista de 1908, movimientos católicos de 1908, el sindicalismo de base múltiple, los sindicatos de estudiantes.

         El Partido Republicano Radical.

     A comienzos de 1908, Alejandro Lerroux García, se había dado cuenta de los vacíos políticos que dejaba Solidaritat en Cataluña, y por ello rompió con Unió Republicana, y creó el Partido Republicano Radical, haciendo propaganda entre los obreros, un campo poco explotado por los políticos, excepto para convocar huelgas. A la generalidad de los obreros catalanes, les importaban menos el catalanismo de los intelectuales, el proteccionismo que pedían los empresarios de Lliga, y el repudio del castellanismo que hacían los catalanistas, mostrado en el desprecio hacia los que llamaban “charnegos” (muchos de los obreros). Los obreros tenían problemas graves de explotación en su trabajo, problemas de jornadas largas, de trato militar dentro de la fábrica, de abusos en el ritmo de trabajo, del trabajo por “tarea”, de salarios cortos, de amenaza constante de despido… También les molestaba que fueran despreciados como charnegos, pero aguantaban el desprecio mientras pudieran comer y tener una vivienda. Y les molestaba que miles de mujeres se vieran obligadas por la necesidad a dedicarse a la prostitución en las cercanías de las Ramblas. Estamos hablando de que unos son los problemas que preocupan a los políticos, y otros los problemas del ciudadano corriente. Lerroux fue capaz de advertir que los problemas fundamentales no eran contemplados por los catalanistas, y que ello era una fuente de votos incalculable. Y además, ofrecía activismo violento, tanto en las manifestaciones callejeras como en el discurso. Y Lerroux obtuvo el voto de los obreros y clases medias bajas. El voto Republicano Radical creció en 1908-1910, mientras el voto regionalista decrecía. El regionalismo catalán sólo revivió a partir de 1909, cuando los regionalistas catalanes se sumaron a los republicanos de izquierdas. Y los problemas reales fueron de nuevo olvidados por todos.

El 6 de enero de 1908 se creó en el Teatro Principal de Santander el Partido Republicano Radical. Lerroux había sido expulsado de Unión Republicana Federal en junio de 1907, partido que no admitía la violencia como método de acceder al Gobierno, y Lerroux creía que esa actitud era de timoratos. El nuevo Partido Republicano Radical proclamaba líder a Alejandro Lerroux García. Lo hacía en medio del aplauso de un grupo de republicanos santanderinos, disidentes de Salmerón, que tampoco tenían conciencia de los problemas reales de España.

La ideología del republicano Nicolás Salmerón era muy general y poco adaptada a este tiempo de principios del XX: Estado Federal, catolicismo sin órdenes religiosas, y representación del pueblo sin especificar qué era “pueblo” para ellos. Decía que había que recuperar las ideas de Pi y Margall. No había avanzado mucho respecto a 1873, 35 años antes.

La ideología de Lerroux no aportaba nada nuevo: En su discurso fundacional, Lerroux dijo que España sería una federación de autonomías, que su partido sería respetuoso para con el catolicismo, pero no para con las órdenes religiosas, que basaría el partido en el pueblo, el cual es bueno por naturaleza, que lucharía por la armonía entre el trabajo y el capital, para la cual se necesitaban unas normas que debía dictar el sector laboral. Eran ideas vagas que servían para largos discursos ante gentes dadas a la revuelta y que pensaran poco.

El Partido Republicano Radical se implantó preferentemente en Cataluña, pero se había fundado en Santander porque Lerroux quería acceder al poder, y para ello necesitaba que su partido fuera de ámbito nacional español.

     El Partido Republicano Radical aparecía muy atractivo para los intelectuales de izquierda, y de hecho se acercaron a él Ortega y Gasset, Pío Baroja, Julián Besteiro y Pérez de Ayala, porque creían en los cambios que Lerroux prometía, y porque este embaucador de la palabra convencía a cualquiera. Pero al poco, constataron que Lerroux era un truhán, falaz y populista, y se desvincularon del partido. Actuaba el engaño de las siglas porque “Republicano” y “Radical” parecía sugerir ser muy de izquierdas, y prometer muchos cambios, pero era todo lo contrario, Lerroux era muy de derechas, muy al servicio de los intereses personales del propio Lerroux, un arribista y de cualquier político que le prometiera medrar. No obstante, los españoles no aprendieron, y elegirían a Lerroux Presidente de un Gobierno de la República en 1933, 1934 y 1935. La magia de la palabra se imponía al racionalismo. Lerroux era un demagogo que utilizaba expresiones altisonantes porque necesitaba de la altanería en el discurso. No podía utilizar expresiones sencillas, porque entonces, la fuerza del discurso no está en las palabras sino en las ideas trasmitidas. Y Lerroux carecía de ideas innovadoras.

El Partido Republicano Radical tendría poca actividad en los primeros años de su fundación, porque Lerroux se exilió en febrero de 1908 a París y a Buenos Aires, y no volvió a España hasta 1909, cuando fue elegido diputado y tuvo inmunidad parlamentaria. La causa de su huída fue que era acusado de delito de imprenta, llevado a cabo en La Publicidad, y ello, a pesar de tener inmunidad parlamentaria. En Argentina puso un negocio de lámparas, libros y vinos.

Los dirigentes del Partido Republicano Radical hasta que en diciembre de 1908 Lerroux fue elegido diputado y tomó el mando, eran: Juan Sol y Ortega (abogado catalán), Hermenegildo Giner de los Ríos (presidente de la Junta Municipal de Barcelona) y Emiliano Iglesias (director de El Progreso de Barcelona). Un elemento fuerte del PRR fue Álvaro de Albornoz Liminiana 1879-1954, un abogado de Luarca (Asturias), procedente del PSOE, cuyo partido abandonó por considerar a los socialistas intrnsigentes y dogmáticos, e ingresó en el Partido Republicano Radical en 1909. En 1914, abandonó el PRR porque también consideraba que no era un partido tan democrático y liberal como pregonaba. Y en 1929 fue uno de los fundadores del Partido Republicano Radical Socialista.

En 1910 el Partido Republicano Radical tuvo cierto éxito en el Ayuntamiento de Barcelona al declararse Lerroux representante del españolismo en Cataluña. Como los nacionalistas estaban complicados en la Semana Trágica de julio de 1909, dejaban espacio libre para nuevas asociaciones políticas. En el Ayuntamiento de Barcelona surgió la inmoralidad, y contra la inmoralidad iniciaron su campaña varios grupos que utilizaron el argumento de la inmoralidad como arma política contra sus adversarios.

En 1917, Lerroux se empezaría a creer el redentor que podía aglutinar a todas las fuerzas políticas de oposición republicana de España, proyecto en el que fracasó.

El Partido Republicano Radical era conservador, de burguesía media. Una prueba de fuego es que el régimen dictatorial de 1923 lo consintió. Era un partido de derechas, que jugaba a llamarse republicano y coquetear con las izquierdas. El 14 de abril de 1931, Lerroux estuvo también en un Gobierno republicano, pues Lerroux cambiaba de chaqueta con facilidad con tal de tocar poder y dinero. En diciembre de 1931 no quiso seguir apoyando al Gobierno republicano, pues pensaba que en la oposición podía fortalecerse y alcanzar el poder. El 19 de noviembre de 1933, hizo campaña de “voluntad de defensa social” y renunció al anticlericalismo y a las críticas a los propietarios, y alcanzó el poder.

En estos éxitos de Lerroux y su PRR, hemos de tener en cuenta el apoyo que le prestaron los Gobiernos de Madrid contra los nacionalistas catalanes.  Ello permitía que un hombre con falta de estudios y exceso de arrogancia como Lerroux, siguiera en la cúspide de la política. En 1933 obtuvo 102 diputados, y el 18 de diciembre de 1933, formó Gobierno apoyado por los 115 diputados de CEDA. Hombres brillantes de CEDA apoyaron a Lerroux. Se inició entonces el bienio “rectificador”, palabra sacada de la idea de rectificar todas las leyes hechas durante el periodo 1931-1933.

Muchos líderes políticos eran conscientes del fiasco que representaba Lerroux:

En 1929, Marcelino Domingo, Ángel Galarza y Álvaro de Albornoz, crearon el Partido Radical Socialista, tratando de denunciar las carencias del PRR.

El 1 de mayo de 1934, Martínez Barrio y 19 diputados más abandonaron el Partido Radical para formar el Partido Radical Demócrata (este partido se fusionaría en septiembre de 1934 con el Partido Radical Socialista).

También Marcos Miranda, en Valencia formó Esquerra Valenciana, tras escindirse de PRR. Otro sector del Partido Radical simpatizaba con Azaña.

En diciembre de 1935 los escándalos superaron a Lerroux, y el Partido Republicano Radical desaparecería poco después.

     Auge del republicanismo en Portugal.

El 1 de febrero de 1908, fueron asesinados en Portugal el Rey Carlos I y el Príncipe Heredero Luis Felipe, en la Plaza del Comercio de Lisboa. Joao Franco se quedó al frente del Gobierno, con el Parlamento cerrado, y gobernando en forma de Dictadura, y Se encargó de coronar al nuevo Rey, Manuel II. Los asesinos eran gente corriente, un maestro de primaria, un dependiente de comercio y otros cómplices de parecida extracción social. Portugal pedía la República. La conseguiría el 5 de octubre de 1910.

         El Instituto Nacional de Previsión.

     Una de las más grandes realizaciones del Gobierno Maura fue la protección a la invalidez y a la vejez, protección administrada y controlada por el Instituto Nacional de Previsión creado en 27 de febrero de 1908. Quedaba fuera de esta protección la enfermedad, pero se consideraba que ésta ya estaba cubierta por las Mutuas Obreras existentes. El paro laboral no se consideraba protegible en esta época, sino que parecía cosa de las mutuas y cajas de resistencia obrera.

     Recordemos que fue Silvela, desde 1883, quien se preocupó por la necesidad de intervención del Estado en la vida laboral. Para ello creó una Comisión de Reformas Sociales. Esta Comisión fue elevada a mayor rango en 1903 (su constitución efectiva fue de 1904) mediante la creación del Instituto de Reformas Sociales, IRS, teniendo Maura un protagonismo muy grande en ello. El IRS pertenecía a la Administración del Estado, lo cual garantizaba su continuidad, tenía plena libertad de actuación, estaba dirigido por representantes de los patronos y de los obreros, y tenía a su disposición los informes de las Juntas de Reformas Sociales locales, y los de los Servicios de Inspección y Estadística.

     Que un católico como Maura se preocupara tanto de esta cuestión capital viene explicado por múltiples factores:

  La Rerum Novarum de 1891 (León XIII) había aconsejado a los católicos el preocuparse por las cuestiones sociales, aconsejando concretamente al Estado que mejorase las condiciones de vida de los obreros. El que muchos clérigos integristas se negasen a aceptar estas doctrinas papales y se empeñasen en hacer interpretaciones deformadoras de la encíclica, es otra cuestión diferente.

  El anarquismo, el socialismo y el sindicalismo en general, habían mostrado suficientemente que se trataba de un problema grave y de mucha trascendencia social. O lo trataban las derechas, en la llamada revolución desde arriba, o lo tratarían las izquierdas en una revolucuión desde abajo.

  Muchos estudios de finales de siglo XIX ya habían puesto de manifiesto la relación entre las bajadas de salarios y la debilidad del consumo, estableciendo una relación entre el número de mendigos, y el número de huelgas y conflictividad en general.

  La tradición española de protección al trabajador era antigua: Las Cofradías Gremiales eran muy antiguas. Y aunque los gremios fueron abolidos en el XIX, las cofradías siguieron existiendo y asistiendo a sus socios en las penurias. Las Hermandades de Socorro, organizaciones para proteger a los tocados por la desgracia, habían existido en España desde el siglo XIV, si bien habían sido suprimidas en 1767-83 por haber degenerado en organizadoras de fiestas, y haber abandonado su finalidad de socorrer a los necesitados. Las Hermandades de Socorro eran asociaciones cuyos miembros hacían donaciones a un santo patrono, patronazgo que se encargaba de socorrer a los necesitados durante el año, normalmente gestionado por el cura. Estas hermandades fueron suprimidas de nuevo en 1813-35, con la Ley de Supresión de los Gremios, y sólo se conservaron como cofradías religiosas en torno a una imagen de un santo venerada en ese pueblo, lo cual es una degeneración de su carácter inicial y principal. Su labor vino a ser sustituida por los Montepíos. En 1910 subsistían entre 2.000 y 4.000 Montepíos, pero casi todos sus afiliados eran empleados, rentistas y clases acomodadas que pagaban altas cuotas para asegurarse la vejez, orfandad, viudedad o muerte en desamparo. Los obreros y campesinos no podían pagar esas cuotas tan altas. Y lo mismo ocurría con las compañías de seguros, que gastaban demasiado en administración y gestión, y compensaban con muy poco a la hora de hacer frente a la desgracia de los socios afiliados.

  Los obreros del último tercio del siglo XIX habían creado unas Cajas de Socorros Mutuos en donde ingresaban parte de sus salarios semanales tanto para situaciones de enfermedad como de huelga. Había en España unas 300. El mismo Pablo Iglesias en 1871 había creado una, tres años antes de crear la Asociación del Arte de Imprimir, y ocho años antes de fundar el PSOE. La Ley General de Asociaciones de 1887 consideraba las Mutuas como una asociación más. Había muchas Mutuas, casi todas pequeñas y de ámbito regional, dirigidas por voluntarios, o por un presidente elegido por sorteo. Se ocupaban de enfermedades, médico, farmacia, funerales, entierros y ayuda a la familia del trabajador. No tenían fondos para invalidez y vejez. A menudo sufrían desfalcos, incumplimientos de contrato y mala gestión de los fondos.

  En 1880, el Gobierno de Cánovas había creado las Cajas de Ahorro. Había habido una ley anterior sobre el tema, de 1839, pero se había mostrado ineficaz. La idea de Cánovas era canalizar el ahorro modesto y dar oportunidad a que los obreros tuvieran sus propios ahorros, y estos fueran premiados con unos intereses magnánimos en un banco. En 1907 había 400.000 clientes de las Cajas, pero muy pocos eran obreros, campesinos pobres o jornaleros. Sólo el 8% de la población tenía cartillas de ahorro. Las Cajas se mostraban como una solución parcial y minoritaria del problema de la invalidez y vejez.

  Desde el siglo XVIII existían los pósitos, y en 1907 subsistían unos 3.500. Recogían trigo, prestaban trigo para simiente, y concedían créditos para harina de pan, y hasta actuaban como bancos agrícolas. Estos pósitos habían cumplido la misión de canalizar los ahorros del campesinado en un tiempo, pero la codicia de Hacienda les había desprestigiado ante los campesinos, que acabaron por no confiar demasiado en ellos.

  Desde 1900 había también una Mutua de Accidentes, pagada por los patronos por imposición legal.

  Desde 1906, los círculos católicos obreros y sindicatos agrarios, habían abierto el Banco Popular, o Banco de León XIII, para hacer préstamos con un interés entre el 4 y el 6% a los artesanos y campesinos pobres. Los círculos obreros tenían la ventaja de las aportaciones caritativas que hacían los patronos, pero también la desventaja de las obras de caridad que se les ocurrían a los obispos y párrocos, obras que podían dejar sin fondos las cajas destinadas a los fines originarios de atención al obrero.

     Todas estas iniciativas caritativas y de buena voluntad, no podían sufragar todos los problemas del paro, enfermedad y vejez de los españoles. Solamente demostraban que había una carencia social grave, y que la iniciativa privada había intentado poner algunas soluciones en un terreno en el que el Estado se había inhibido. Si multitud de instituciones privadas, la tradición española y los Gobiernos europeos desde 1883, estaban implantando mutuas de accidentes y de vejez, parecía lógico que España hiciese otro tanto.

El Instituto Nacional de Previsión atendería a las pensiones de invalidez y vejez, pero no respaldadas por Cajas de Ahorros como hacía el catolicismo, o por sindicatos obreros como hacía el socialismo, sino respaldadas por el Estado. Las Cajas de Ahorros colaboraban, pero no eran garantes de lo depositado en el INP.

     Era precisa la intervención del Estado para inspeccionar el pago de las cuotas obreras y empresariales, para gestionar correctamente los fondos de las Mutuas, y para repartir las prestaciones adecuadas en cada caso. Incluso se debía pensar en subvenciones, como se estaba haciendo en Europa, y exenciones fiscales para algunos casos.

     El Instituto Nacional de Previsión se creó como una institución no obligatoria. El Estado estimulaba al obrero a ahorrar en una libreta, poniendo éste las cantidades que quisiera sin obligación de periodicidad alguna, y regalándole el Estado cantidades que iban desde el 50%, a otro tanto de lo impuesto por el obrero.

     El INP estaba dirigido por un Consejo del Patronato integrado por patronos y obreros, y contaba con la colaboración de las Cajas de Ahorros como entidades colaboradoras.

     En teoría, el INP debería haber sido un buen negocio para el obrero y, sin embargo, fallaba. La economía es un tanto compleja y difícil de asimilar por las clases sociales menos cultas: El problema era que la inflación acumulada desde el momento de la imposición hasta el momento de la jubilación, al ser la inflación una acumulativa creciente[1], superaba los premios o aportaciones del Estado. Por otra parte, muy pocos de los obreros de principios del siglo XX confiaban en llegar a viejos, y no veían ganancia alguna en enterrar dinero en unas cartillas que pensaban que nunca disfrutarían.

     El obrero se quejaba de desprotección, y como la enfermedad y el paro no estaban protegidos por el INP, podemos asegurar que el obrero tenía razón, que perdía dinero en la mayoría de los casos. Las doctrinas anarquistas de que el Estado quería explotar a los obreros una vez más, a la vez que adormecer sus conciencias reivindicativas de justicia social, tenían cierto parecido con la verdad, más bien por coincidencia que por base científica. Pero la propaganda socialista y anarquista, de que el obrero no pagase cuota ninguna, y que el Estado cubriera, además de la invalidez y la vejez, la enfermedad y el paro, era una utopía, un imposible, y también un engaño masivo a la población española. Efectivamente, la posición de Pablo Iglesias, líder del PSOE, fue maximalista y nada colaboradora: defendía que el Estado debía sufragar el cien por cien de los gastos de enfermedad, paro, invalidez, retiro, etc. y que los obreros se debían limitar a cotizar para «cajas de resistencia para huelgas en defensa de la dignidad y defensa de la jornada». Esta postura intransigente fue mantenida por el PSOE hasta más allá de 1918, aunque ya en 1914 se observaran algunas opiniones contrarias en el IX Congreso de UGT. La postura sólo se entiende dentro de la mentalidad socialista de Pablo Iglesias Posse, de conseguir un Estado obrero, en el que los comités obreros gobernasen, y desaparecieran los capitalistas y las organizaciones intermedias, incluida la Iglesia. Sería un Estado de los trabajadores para los trabajadores, una utopía.

Evolución posterior del Inst. Nac. de Previsión.

     En 1918, con Maura otra vez como líder, se hizo obligatorio en España pagar las cuotas del retiro obrero, o Seguro Obrero. Según Miguel Artola, la fecha de este Decreto es de 11 de marzo de 1919. La afiliación era obligatoria, se establecía la cotización tripartita de patronos, obreros y Administración.

     En 1920 se constituyó el Ministerio de Trabajo para canalizar el diálogo entre patronos y obreros, y para inspeccionar el cumplimiento de las leyes laborales y salariales.

     En 20 de marzo de 1929 se introdujo el seguro de maternidad obligatorio.

     En 12 de junio de 1931 se aplicó a la agricultura la Ley  de Accidentes de Trabajo, haciendo obligatorio el seguro también entre los agricultores.

     También en 1931 se creó, pero de manera independiente al INP, una Caja Nacional contra el paro forzoso.

     El 4 de julio de 1932 se dio una Ley de Indemnización por Accidentes de Trabajo en la industria.

     En tiempos de Franco se pondrían seguros obligatorios de vejez e invalidez, enfermedad, enfermedades profesionales, desempleo y los subsidios familiares: En 1936 el Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez, SOVI; en 1943 el seguro de viudedad; en 1945 el seguro de enfermedad.

     Y en 18 de diciembre de 1963 llegó el Régimen General de la Seguridad Social, Ley de Bases de la Seguridad Social, que también era gestionado por el INP, conjuntamente con las entidades laborales. Los seguros sociales pasaron a la Seguridad Social, salvo un par de excepciones como los funcionarios de MUFACE.

     En 1978 desapareció el Instituto Nacional de Previsión.

     En 23 de abril de 1985, Ley General de Sanidad, se universalizó la asistencia sanitaria, y se dieron prestaciones no contributivas.

         El error de la Ley Antiterrorista.

     La Ley Antiterrorista de 1908 venía motivada por un error de base de los Delegados del Gobierno en Barcelona, que no sabían cómo reaccionar ante los atendados con bombas. Y en enero de 1908 organizaron una “comisión de defensa especial”, la cual pretendía suplir la acción de la policía, siempre limitada por los políticos, por una policía semiprivada. Pero las bombas continuaron. Y Maura acabó llevando a las Cortes un Proyecto de Ley Antiterrorista.

     En la primavera de 1908 inició Maura su Proyecto de Ley del Terrorismo intentando poder cerrar periódicos, clausurar sociedades, y extrañar ciudadanos notoriamente puestos a favor del terrorismo. El artículo 15 decía que el Gobierno podría cerrar locales y periódicos y exiliar a quienes propagaban ideas anarquistas.

     El planteamiento de la Ley estuvo mal concebido, y dio mucha popularidad a la oposición al Gobierno. Particularmente se vieron beneficiados los republicanos de Barcelona. En esa ciudad se estaban poniendo bombas, y se vivía el problema en primera persona. Y los grupos republicanos de Barcelona eran muchos.

El Proyecto de Ley Antiterrorista era una adición al artículo 15 de la Ley de 10 de julio de 1894, por la que el Gobierno podría suprimir los periódicos y centros terroristas, que se identificaban con los anarquistas, ya fueran legales o clandestinos, y podría expulsar de España a sus militantes, se entendía que anarquistas, con amenaza de penas mayores si regresaban a España.

     El Proyecto de Ley Antiterrorista era ambiguo, y podía ser utilizado contra cualquier tipo de prensa. El mayor problema de esta Ley presentada por Juan de la Cierva Peñafiel, era su carácter autoritario, y podíamos decir fascista, aunque estemos una década antes del fascismo: permitía al Gobierno cerrar periódicos y centros políticos ilegales sin acudir a las Cortes a pedir permiso, y también podía desterrar personas sin necesidad de acudir a un juez. El Gobierno decía que iba contra los terroristas, pero la ley podía ser utilizada contra cualquiera. Éste era el error de Maura.

Por eso, el conjunto de los periodistas reaccionó en contra. Y les apoyaron los liberales de Moret, los canalejistas, y los republicanos. El núcleo de los periodistas en oposición al Proyecto de Ley lo constituía “el Trust”. Se llamaba así a la asociación de El Liberal (republicano), El Heraldo de Madrid (de Canalejas), y El Imparcial (liberal independiente), hecha en Madrid en 1906 con el nombre oficial de “Sociedad Editorial de España”.

     Maura comprendió el error cometido, y optó por la retirada del Proyecto de Ley Antiterrorista, cuando ya estaba aprobado por el Senado. Maura quería que le fuera aprobado el Proyecto de Reforma de la Administración Local, y no quería perder tiempo en las Cortes con otros temas como éste.

     La campaña republicana contra Maura fue feroz y el proyecto fue retirado. ¿Quería Maura no enfrentarse a nadie? Los periódicos utilizaron la concesión de la construcción de la Escuadra a Wilcox para atacar a Maura, y en verano de 1908, constituyeron un Bloque de Izquierdas que acusaba a Maura de inquisitorial y de inmoral.

     En la campaña de prensa contra Maura, a Solidaridad Editorial se sumaron Torcuato Luca de Tena (ABC), José Francos Rodríguez (El Heraldo), Fernando Soldevilla (La Correspondencia de España), Manuel Bueno (El Mundo), Daniel López (Diario Universal) y Augusto Vives (España Nueva). Entre todos organizaron un Comité de Defensa de la Prensa.

     Maura nunca se recuperó políticamente de este error, que le persiguió todo el resto de su vida. El proyecto le parecía a la oposición un intento de dictadura.

         Los republicanos de Barcelona.

     Esquerra planteó en 1908 la abolición de la Ley de Jurisdicciones de 1906, y discutió con Lliga (llegando a la ruptura de Solidaridad durante 8 días) porque ésta no creía que fuera el momento oportuno de plantearlo. Era una campaña de desprestigio contra Cambó al que se acusaba de colaborador con Gobiernos que sostenían la Ley de Jurisdicciones. La exigencia de abolición inmediata ponía en problemas al conservador Maura, al liberal Moret porque era el autor de la ley, y al regionalista Cambó que intentaba pactar con ambos.

     El 13 de diciembre de 1908, hubo elecciones parciales en Barcelona para elegir cuatro diputados. Solidaridad Catalana, que esperaba obtener los cuatro puestos, sólo obtuvo uno. Alejandro Lerroux, Hemenegildo  Giner de los Ríos, y Juan Sol y Ortega, todos de Partido Republicano Radical, obtuvieron los otros tres. Era un gran triunfo de Lerroux, sobre todo porque le ponía en situación de inmunidad parlamentaria. Ello le permitió regresar de Argentina en verano de 1909, poco después de la Semana Trágica, cuando Esquerra estaba desprestigiada por haber participado en los hechos.

     El 20 de septiembre de 1908, murió Nicolás Salmerón, la figura venerada en Solidaritat Catalana, y empezó la guerra entre los grupos componentes de Solidaritat por dominar el regionailismo catalán. Salmerón había mantenido unidos a los regionalistas con sólo su prestigio, pero no había logrado acuerdos entre los distintos grupos. Y es que era muy difícil unir a regionalistas de derechas, republicanos de izquierdas y carlistas tradicionalistas. Y además, centrados en el catalanismo, estaban perdiendo contacto con los problemas de los obreros.

         Movimientos católicos.

     En 1908, José Agustín Pérez de Pulgar, jesuita, abrió el Instituto Católico de Artes e Industria, ICAI, en Madrid, como escuela de mecánica y electricidad. Esta escuela se convertirá en 1912 en Escuela de Ingenieros Electrónicos de ICAI y producía ingenieros superiores, montadores y ayudantes de ingenieros. En 1931 fue incendiada, pero se reconstituyó en Madrid en 1939, en la calle Alberto Aguilera.

     En 1908, el Gobierno español pidió renegociación del Concordato de 1851, igual que ya lo había hecho Sagasta en 1901. Se nombró una Comisión Mixta de Trabajo presidida por el cardenal Aguirre, que llegó a estudiar la posibilidad de suprimir algunas diócesis.

     En 1908, las 92 organizaciones sindicales católicas se agruparon en Consejo Nacional de Corporaciones Católicas y se propusieron sacar de las ciudades sus organizaciones y llegar al campo. Había que impulsar sindicatos agrarios y ello se hizo con pequeños y medianos propietarios dirigidos por su párroco y por su obispo. Estas asociaciones fueron denominadas por el sindicalismo socialista “sindicatos amarillos”, por el color de la bandera del Vaticano y por el dicho de la prensa “amarilla” enemiga también del proletariado. Se les acusó de estar al servicio de los patronos y, a menudo, de los gobiernos.

     Entre 1908 y 1919 aparecieron muchos sindicatos católicos dirigidos por sacerdotes. Todos eran interclasistas y admitían tanto a obreros como a pequeños propietarios. No creían en tablas reivindicativas, ni en la lucha social, sino en la idea de ayudarse mutuamente, y en practicar juntos los ritos cristianos.

  En 1908 surgió Acción Social Popular en Cataluña.

  En Madrid apareció Centro Obrero Católico, jesuitas.

  En Valladolid, Casa Social Católica, con ferroviarios y mineros.

  En Oviedo, Sindicatos Independientes, de Maximiliano Arboleya Martínez.

  En Bilbao, Federación de Uniones Profesionales.

  En Zaragoza, Unión de Sindicatos Obreros Católicos.

  En Valencia, Casa de Obreros de San Vicente Ferrer.

  En Vitoria, Unión de Sindicatos Católicos del Centro Obrero.

  En Burgos, Sindicatos del Círculo Católico de Obreros.

  En Santander, Sindicatos del Círculo Católico de Obreros.

  Sindicatos Católicos Libres, del padre Gerard y el padre Gafo.

  En Vizcaya, Solidaridad de Obreros Vascos.

  Y en 1919, Sindicación Católica Agraria, de Confederación Católica Agraria.

              Casas del pueblo.

     Los socialistas abrieron su primera «casa del pueblo» en Madrid. Se iniciaba una nueva política de atraer gente al partido. Se celebró el VIII Congreso aprobándose la coalición con los republicanos para las elecciones. En noviembre de 1909 tendría consecuencias.

     En 1908 apareció el llamado “sindicalismo de base múltiple”. Se trataba de una iniciativa de Antonio García Quejido presentada a los sindicatos socialistas del arte de imprimir, para que los sindicatos no sirviesen sólo para la resistencia política, sino también para prestar servicios asistenciales al trabajador. Proponía cubrir económicamente a los parados por cuestiones laborales, a los despedidos por defender el sindicato, a los enfermos, viejos o inútiles, y pagar los entierros de los obreros. Era revivir el viejo Gremio medieval. Para ello, el sindicato subió las cuotas al doble (de 0,25 pesetas a 0,50 pesetas semanales). La idea hizo popular a Quejido, que en 1912 sería elegido presidente del Comité Nacional de la Federación Tipográfica de UGT. Entonces, Quejido luchó por la generalización de la idea a toda la UGT, cosa que se aprobó en Bilbao en 1916, entrando en vigor en 1917. Los subsidios aportados al trabajador por el sindicato eran proporcionales a la cuota pagada por el afiliado en cuestión, y por eso se llamaba base múltiple, y los de enfermedad tenían una duración máxima de 60 días por año. La idea no resultó demasiado buena, pues los obreros pobres, la mayoría, prefirieron los sindicatos gratuitos como CNT.

         Sindicatos de estudiantes.

     También por esta época aparecieron muchos sindicatos de estudiantes:

  En 1904, Unión Escolar, en Salamanca, admitía a profesores y estudiantes, estaba presidida por Alonso Pérez Díaz, era liberal y anticlerical. La agrupación desapareció en 1906.

  En 1917, Unión Nacional de Estudiantes, era liberal y de izquierdas. Se extinguió en 1924.

  En 1917, Asociaciones Escolares Tradicionalistas, en Cataluña, carlistas, que ingresan en CECE en 1936.

  Asociación de Estudiantes Católicos, llevada por los jesuitas, era confesional y se declaraba apolítica y española, y se organizó en Federaciones de Estudiantes Católicos.

  En marzo de 1920, apareció Confederación de Estudiantes Católicos de España, CECE, para coordinar las Federaciones de Estudiantes Católicos surgidas.

  Juventud Patriótica, JP, era el intento de Miguel Primo de Rivera de controlar la Universidad.

  En 1924 se creó Unión Liberal de Estudiantes contra CECE y JP.

  En 1933, Sindicato Español Universitario, SEU, que será el sindicato escogido por Franco para obtener líderes para sus cuadros.

  Bloque Español de Oposición Universitaria, era comunista.

               Leyes de Maura en 1908.

     Ley de Conciliación y Arbitraje Laboral, 1908.

Ley de Tribunales Industriales 9 de mayo de 1908, creó un tribunal laboral en cada Partido Judicial, para conflictos entre patronos y obreros. El tribunal se componía de un juez, y tres jurados a elegir por el patrono de entre la lista de jurados propuesta por los obreros, y tres jurados a elegir por el obrero de entre la lista de jurados propuesta por los patronos.

Ley de Crédito agrario.

     Ley de Policía.

     Ley de Telecomunicaciones.

     Maura elaboró, durante dos años de Gobierno, un total de 264 Leyes, de las que la mitad no fueron aprobadas por el Senado.

              Nacionalismo vasco.

     En 1908, los nacionalistas vascos crearon Mendigoitzales (montañeros), una asociación aparentemente recreativa, que trataba de atraer a la juventud vasca hacia posiciones nacionalistas. Se estaban formando jóvenes, entrenados como paramilitares, susceptibles de ser armados en un momento preciso.

         El Bloque de Izquierdas.

     El 29 de septiembre de 1908 hubo una reunión para conmemorar la revolución de 1868, y se unieron los liberales, demócratas y republicanos en el llamado Bloque de Izquierdas. No tuvo mayor trascendencia.

         Nueva campaña de exaltación real en 1908.

     En octubre de 1908, Maura envió a Alfonso XIII a visitar Barcelona para que las masas le vitoreasen y así fue. Maura intentaba el entendimiento con Francésc Cambó, el líder burgués catalán, dirigente de Lliga y de Solidaridad Catalana. Pero Cambó quería autonomía para Cataluña (Catalunya lluire dins l`Espanya gran) y Maura sólo quería darle autonomía municipal, pero no regional.


[1] Toda acumulativa creciente tiende a dispararse hacia el infinito al poco tiempo de iniciado un proceso, no más de diez años. Consulta a tu profesor de Matemáticas. Ejemplo: si la inflación un año es del 10%, y al año siguiente vuelve a ser del 10%, no es verdad que la inflación en dos años haya sido del 20%. Sino que sobre una cantidad inicial de 100, el 10% del primer año supone 10 puntos, y la cantidad base sube a 110, y el 10% del segundo año sobre 110, es 11 puntos, lo cual nos da 21 puntos en dos años, y no los 20 que parecía al principio de esta exposición. Y así sucesivamente en los siguientes años. Cuando hablamos de depósitos de dinero a 30 años o más, los resultados son sorprendentes, y el depositante siempre pierde. Es una estafa calculada, a sabiendas de la ignorancia del común.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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