Gobierno conservador de Antonio Maura

           5 diciembre 1903 – a 15 diciembre 1904

              Antonio Maura Montaner.

Antonio Maura Montaner 1853-1925, nació en Palma de Mallorca. Hablaba mal el castellano, siempre con deje mallorquín, hasta acabar la Universidad. Llegó a Madrid en 1868, y estudió Derecho porque era carrera corta, de tres años en ese momento. En la Universidad hizo amistad con los hermanos pequeños de Germán Gamazo, cacique de Valladolid y hombre importante del Partido Liberal, y se casó con una hermana de Germán. Todos eran fervientes católicos de misa diaria. Entró en política de la mano de Germán Gamazo, cuñado suyo, y en 1881 fue diputado por Palma de Mallorca en el grupo de Sagasta, Partido Liberal, y estuvo en el Gobierno Sagasta de diciembre de 1893 como Ministro de Ultramar, y pretendió aprobar un proyecto de autonomía para Cuba y Puerto Rico, pero los conservadores, aliados a muchos liberales, se opusieron y fracasó. Volvió en 1895 como Ministro de Gracia y Justicia, también con Sagasta. En 1898 tuvo una crisis personal en la que se convenció de que había que cambiar la política española dando más participación al pueblo, erradicando el caciquismo y eliminando el sistema oligárquico impuesto por Cánovas y Sagasta en 1875.

     Las ideas de Maura le aproximaron a Silvela, líder conservador, y acabó viendo que su proyecto era compatible con las ideas de muchos conservadores. En 1901 murió Guzmán Gamazo, líder de un grupo liberal disidente y padrino de Maura, así que Maura se hizo cabecilla de ese grupo. Pero en 1902, tras dialogar con Silvela, decidió pasarse al Partido Conservador. La marcha de Maura al Partido Conservador arrastró a todos los gamacistas.

Maura fue Ministro de Gobernación con Silvela en diciembre de 1902, y se convirtió en el número dos del Partido Conservador. Los integristas católicos decían de él que seguía siendo un liberal por no querer hacer obligatoria la religión en la escuela.  Maura fue el líder conservador entre 1903 y 1909, y fue Presidente del Gobierno en diciembre de 1903, y en enero de 1907. Intentó luchar contra el latifundismo mediante una Ley de Colonización Interior que nunca se aplicó porque muchos se encargaron de hacerla inaplicable. Volvió a ser Presidente del Gobierno en enero de 1907 y hasta 1909, continuando las reformas que no se le habían permitido en 1903. El criterio de autoridad mantenido respecto a la Semana Trágica de 1909, le llevó a la dimisión, que le fue pedida por el Rey.

En 1914 se declaró neutral respecto a la Gran Guerra. Volvió a ser Presidente del Gobierno en marzo de 1918, y Ministro de Gracia y Justicia de su propio Gobierno en octubre de 1918. Presidente de nuevo en abril de 1919, y también en agosto de 1921, tras el Desastre de Annual. Protestó ante el Rey por el golpe de Primo de Rivera de 1923, pero acabó aceptándolo como algo inevitable.

Colaboró con Primo de Rivera en los comienzos de la dictadura, pero murió sin ver la evolución de este general hacia la dictadura militar antiliberal pero democrática, que Maura le aconsejaba.

 Murió en Torrelodones (Madrid) en 11 de diciembre de 1925, dos días después de la muerte de Pablo Iglesias.

El Gobierno Maura, 5 diciembre 1903 a 15 diciembre 1904

  Presidencia del Consejo de Ministros, Antonio Maura Montaner.

  Gobernación, José Sánchez-Guerra[1] / 12 julio: Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar, interino / 7 agosto 1904: José Sánchez Guerra / 5 diciembre 1904: Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar.

  Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar / 5 diciembre 1904: Juan Armada Losada, marqués de Figueroa.

  Estado, Faustino Rodríguez Sampedro / 9 de diciembre: Antonio de Castro y Casaleiz / 18 de diciembre 1903: Faustino Rodríguez Sampedro.

  Gracia y Justicia, Joaquín Sánchez de Toca Calvo.

  Guerra, general Arsenio Linares Pombo / 5 de abril: Manuel de la Cerda Gómez Pedroso, inerino / 9 de mayo 1904: Arsenio Linares Pombo / 15 septiembre: Manuel de la Cerda Gómez Pedroso, interino / 23 septiembre: Arsenio Linares Pombo / 30 septiembre: Manuel de la Cerda Gómez Pedroso, interino / 5 octubre 1904: Arsenio Linares Pombo / 24 noviembre: Manuel de la Cerda Gómez Pedroso, interino / 29 noviembre 1904: Arsenio Linares Pombo.

  Marina, almirante José Ferrándiz Niño.

  Hacienda, Guillermo Joaquín de Osma y Scull, conde de Valencia de Don Juan[2].

  Instrucción Pública y Bellas Artes, Lorenzo Domínguez Pascual / 7 de mayo: Guillermo Rancés y Esteban, marqués de Casa Laiglesia, interino / 16 de mayo de 1904: Lorenzo Domínguez Pascual.

     Este Gobierno representaba la vuelta de los hombres de 1902, y la eliminación del equipo de Villaverde. Recordemos que Villaverde significaba recortes de gasto a fin de equilibrar las cuentas del Estado y reducir la deuda. Maura por su pàrte, significaba la coalición de los grandes capitales con el Partido Conservador, pues el Ministro de Estado, Faustino Rodríguez Sampedro 1833-1925, abogado, representaba los intereses de la Compañía de Ferrocarriles de Zaragoza-Pamplona-Barcelona, que luego pasaría a ser propiedad de Norte, compañía de la que fue presidente Faustino Rodríguez Sampedro. Este hombre sería Ministro de Hacienda, de Estado y de Hacienda entre 1903 y 1907.

     La idea que le atraía a Maura era la revolución desde arriba para evitar la revolución desde abajo. La revolución desde arriba consistía en evitar el caciquismo, y simultáneamente, hacer todas las reformas que fueran necesarias para ello, respetando siempre la monarquía, la propiedad y el catolicismo. Incluso el nacionalismo podía sumarse a ese proyecto si se le daba autonomía local y regional. Maura no era consciente de la contradicción de sus planteamientos, de que hacer reformas significaba gastos, y que previamente era preciso eliminar la deuda del Estado, que consumía el 60% del presupuesto, antes de iniciar esas reformas, tal como decía Villaverde. Por ello, Maura no se explicaba el fracaso de sus reformas.

     Maura no era el líder indiscutible de los conservadores como intentaba hacer ver Silvela y, más que nadie, el propio Maura. Estaban en su contra los neocatólicos de Pidal porque desconfiaban de un hombre que provenía del liberalismo y podía hacer reformas anticatólicas desde el Partido Conservador, y también le era contrario Villaverde que se sentía injustamente desplazado y atacado. Maura tenía a su favor a Eduardo Dato. Maura trató de fortalecer su posición acercándose a Pidal, un integrista, y ello alarmó a los liberales y a los republicanos, que ya veían la vuelta del integrismo.

         Decisiones de Gobierno de Maura.

Las Cortes de Maura aprobaron 163 leyes, cosa inusual en España, donde lo normal era el obstruccionismo. Y ello tuvo lugar a pesar de que cerró las Cortes en marzo de 1904 por una campaña de obstruccionismo liderada por los republicanos.

     Maura fue capaz de aprobar los presupuestos a pesar del ataque del conservador Eugenio Silvela, de su propio partido. Pero le apoyó Villaverde, su enemigo, aunque sólo para esa aprobación de presupuestos que consideraba suyos, pues él los había elaborado.

     Maura presentó el 31 de diciembre de 1903 como arzobispo de Valencia a Bernardino Nozaleda Villa, 1844-1927, que lo había sido de Manila en 1898, y la prensa se puso a atacarle. El dominico Nozaleda había sido arzobispo de Manila en 1890-1900, y había vivido los sucesos de 1898 en su arzobispado. Desde su cátedra arzobispal, tomó decisiones que estaban muy por encima de sus atribuciones: negoció la rendición de Manila, sin permiso del Gobierno español, y se mantuvo en el arzobispado dos años más, cuando gobernaban los estadounidenses. Durante ese tiempo se ejecutó a algunos rebeldes partidarios de España, sin que el arzobispo se opusiese. En España, era considerado un traidor. Por ello, cuando Maura utilizó el Derecho de Presentación del Rey de España para proponer obispos y arzobispos, y le propuso como arzobispo de Valencia, El País, El Liberal, El Imparcial, el Heraldo de Madrid, El Globo, el Diario Universal y La Correspondencia Militar, iniciaron una campaña de protestas. Maura retiró la propuesta, y Nozaleda fue nombrado por el Papa Arzobispo de Petra, e ingresó en un convento de Madrid. Maura quedo muy dañado por este episodio, aparentemente sencillo.

Una vez iniciada la campaña de prensa contra Maura, los republicanos y liberales agrandaron la brecha, e incluso Villaverde, del Partido Conservador, acusó a Maura de entregar demasiado dinero al ejército, y le retiró los 35 diputados que le obedecían a Villaverde. El Rey habló con Villaverde para que Maura no quedara en minoría y no tuviera que dimitir. A sus 18 años de edad, Alfonso XIII aprendió que los políticos eran quisquillosos e incapaces de gobernar.

     En marzo de 1904, Maura promulgó la Ley del Descanso Dominical a la que se opusieron los pequeños comerciantes e pequeños industriales, porque creían que les perjudicaba. Aunque el precepto religioso mantenía el descanso dominical, se había hecho costumbre trabajar también los domingos para obtener unas horas extraordinarias. Y muchos trabajos ya no respetaban el descanso semanal. Los sindicatos socialistas reclamaban el descando semanal como un derecho del trabajador. Y la Comisión de Reformas Sociales, había aconsejado en 1890 implantarlo por Ley. Pero no se aprobaba porque los empresarios no querían renunciar a un día de trabajo, y en algunos casos, menos les apetecía pagar lo mismo por un día menos de trabajo a la semana. La Ley llegó por fin al Congreso, y fue aprobada en diciembre de 1903. Se publicó en marzo de 1904 y entró en vigor en septiembre de 1904. La minería y la siderurgia no estaban obligadas a este descando dominical, lo cual es racional pues hay producciones que no se pueden parar. Fue abolida a finales del siglo XX, con la salvaguardia de que el obrero debe descansar un día a la semana, aunque no necesariamente el domingo.

     El 5 de abril de 1904 se aprobó al Ley Orgánica del Consejo de Estado. Este Consejo tiene como antecedente el Consejo de Castilla de los Reyes Católicos, que asesoraba al Rey en política exterior, pero desde 1904 asesorará al Gobierno en todos los temas de importancia. La iniciativa de esta Ley la había tomado Silvela en 8 de junio de 1903. La composición del Consejo de Estado comprendía los Ministros en ejercicio, un Presidente (que sería el Presidente del Gobierno o un Ministro, cuando estaba presente el Gobierno), 8 exministros, 4 Consejeros nombrados por Real Decreto en Consejo de Ministros y ratificados por el Rey, y una serie de funcionarios y empleados públicos seleccionados por concurso-oposición para alguna de las cuatro secciones del Consejo de Estado (Presidencia, Estado, y Gracia y Justicia; Hacienda, Instrucción y Agricultura; Gobernación; Guerra y Marina). Los funcionarios de carrera citados anteriormente, constituían los cuerpos de Oficiales Letrados del Consejo de Estado, y trabajaban en la Comisión Permanente, la cual se reunía al menos tres veces por semana, y cuando la urgencia lo requiriese. Las funciones del Consejo de Estado son: la ratificación de Tratados de Comercio y Navegación, y decisiones sobre presas marítimas; vigilancia de cumplimiento de Tratados Internacionales y Concordatos; vigilancia de las Resoluciones de Gobierno de alto interés; conflictos internacionales; créditos extraordinarios; contencioso administrativos; indultos, mercedes y grandezas; reglamentos generales de las Leyes; y dar su opinión cuando el Gobierno le pida consejo.

Lo novedoso de Maura, era que reducía el número de Consejeros, que imponía condiciones de idoneidad para ser Consejero, y que restringía los supuestos de consulta preceptiva, a fin de hacer más ágil la legislación.

     Complementariamente a la Ley del Consejo de Estado, apareció ese mismo 5 de abril de 1904 la de creación de la Sección de lo Contencioso Administrativo dentro del Tribunal Supremo. Lo Contencioso quedaba separado del Consejo de Estado.

     Maura estaba dispuesto a hacer cambios profundos, pero la oposición no quería hacerlos. Y los diputados de su propio partido pensaban que si Maura conseguía esos cambios, adquiriría un protagonismo del que sería difícil apearle, con lo cual se aseguraría el poder durante muchos años. Los diputados se oponían a todo. Nunca se pudieron aprobar la mayoría de las grandes leyes que Maura proponía.

     Ideó un paquete de Leyes que reformaran la Administración Local, la Administración Provincial, y el sistema electoral.     La idea fundamental era una Ley Electoral distinta que debilitase tanto a los caciques como a los grupos populistas. Pero ello implicaba muchos otros asuntos:

Intentó una Ley de Administración Local, que nunca pasó de proyecto de ley, y que fue llamada en la prensa “Ley de Descuaje del Caciquismo”. La idea era permitir la creación de mancomunidades de municipios, entes políticos que tuvieran más capacidad de iniciativa frente al cacique. Los Ayuntamientos debían ser más autónomos y dejar de depender el Gobierno Central, lo cual significaba que había que pensarse el reparto de funciones de cada entidad para el futuro. Al mismo tiempo, los recursos contenciosos irían por la vía judicial normal y dejarían de resolverse por vía administrativa. Y una vez dotado el Ayuntamiento de recursos propios, cada Municipio se orgsanizaría a sí mismo según sus características, tamaño y recursos.

     El tema municipal, así planteado, parece muy justo sobre el papel, pero no se corresponde a la realidad: un municipio pequeño no puede emprender ninguna reforma, ni iniciativa que suponga algún gasto, pues sus recursos propios no llegan para ello, y dependerá siempre de la Diputación o del Gobierno. No es el caso de los grandes, los cuales pueden terner suficiente potencia económica para tomar iniciativas. Lo que quizás no tengan es independencia frente al cacique local.

     Por ello habían fracasado antes muchos otros políticos: la autonomía municipal era lo que venían pidiendo los regeneracionistas desde hacía una década, y lo que encandilaba a muchos políticos locales. La idea la había presentado Unión Conservadora en 1898, y la había propuesto Silvela, pero fue Maura quien la pasó a Proyecto de Ley en 1904. También lo habían pedido los catalanistas de Lliga, pero éstos pensaban en Barcelona, una ciudad que, efectivamente, podía salir adelante con sus propios recursos. En 1901, polaviejistas y catalanes colaboracionistas con Madrid, se habían unido en Lliga Regionalista para defender por medios legales los intereses de Cataluña, o que ellos llamaban sus derechos, lo que, a la postre, sería la autonomía catalana si los conseguían.

     En cuanto a la Administración Provincial, una de las ideas de Maura consistía en que había que contar con un grupo de Gobernadores Civiles honestos. Este equipo debería cuidar de hacer elecciones limpias, y de eliminar la corrupción de los partidos conservador y liberal.

Puesto a trabajar en el tema electoral, se dio cuenta de que no había censos fiables, ni había mesas electorales de confianza, puesto que las mesas las presidía la autoridad local o el cacique de cada lugar, ni podía controlar los resultados que eran sistemáticamente deformados por las Juntas Municipales, y de que tampoco podía revisar las actas porque el Congreso de Diputados siempre prefería dejar las cosas como estaban para no tener que irse a la calle muchos de ellos. Maura encargó un censo al Instituto Geográfico Estadístico, encargó una revisión de actas a un grupo de jueces, y buscó gente de confianza que le presidiera las mesas. El problema era mucho más arduo de lo que parecía, y Maura acabó dimitiendo en diciembre de 1904. Se sintió fracasado. Volvería al poder en enero de 1907.

     También hizo una Ley de Reforma Fiscal y una Ley de Justicia Municipal.

              El reparto de África.

     Maura preparó una entrevista en Vigo con Guillermo II de Alemania y con von Büllow, su canciller, el 15 y 16 de marzo de 1904. Guillermo iba a Tánger en barco y se detuvo unos días en Vigo. Guillermo de Alemania aconsejó a Alfonso un entendimiento de Francia y España en Marruecos, como si aconsejándolo él, ya estuviera todo hecho, lo cual era falso.

En efecto, Francia negoció en 8 de abril de 1904 con Gran Bretaña el reparto del norte de Africa y no contaron en absoluto ni con Alemania, ni con España. El acuerdo se llamó la Entente Francobritánica. De Libia hacia el este, sería territorio británico, y de Libia hacia el Oeste, territorio francés. Una vez firmado el acuerdo anglofrancés, si España quería algo en Marruecos, zona occidental correspondiente a Francia, tendría que enfrentarse al concierto internacional.

     El tema colonial venía de que España había vendido en 1900 sus últimas colonias asiáticas, y comenzó una nueva política por hacerse con el norte de África, Río de Oro, y Guinea Ecuatorial. En esos momentos, en Europa se discutía una tutela sobre el territorio de Marruecos actual, en forma de protectorado, en la que competían principalmente Francia, Gran Bretaña y España, pero las demás potencias también querían su parte.

Marruecos no era todavía un Estado, pues el sultán de Fez, que reclamaba la soberanía sobre varios territorios imprecisos, no era capaz de hacerse reconocer ni el sur, correspondiente al Sahara, ni en el norte, correspondiente al Atlas, ni entre las tribus del desierto. Ni les cobraba tributos, ni les daba servicios, ni era capaz de mantener una representación oficial suya en los distintos territorios. Las tribus o cábilas vivían cada una a su modo, muchas veces atacándose entre sí. El territorio carecía de caminos, y muchas veces no había ni poblaciones asentadas, pues eran nómadas o seminomádas. Carecía de hospitales, escuelas, servicio de agua potable, tribunales… En 1902, el embajador español León y Castillo hizo un primer acuerdo hispano francés, para repartir el territorio de Marruecos en dos partes, en sendos protectorados. Pero ni Sagasta ratificó el acuerdo, ni Silvela, que gobernó a partir de 1902 lo hizo. Y así se llegó a 1904, cuando Francia demandaba que su parte fuera mayor que la pactada en 1902. Y España tuvo que ceder.

En 1904, Francia se sentía más fuerte y pensaba exigir más. España decidió mostrar su conformidad con el acuerdo de reparto anglofrancés, y recibió a cambio de su visto bueno, el protectorado sobre el Rif en 3 de octubre de 1904, en el llamado Convenio Hispano Francés sobre Marruecos. En 1902, el embajador de España en París había negociado con Francia el repartirse Marruecos, y había presentado un acuerdo por el que España se quedaba con la mitad norte de Marruecos, pero el Gobierno español no quiso secundar el acuerdo. En 1904, ante la presencia alemana en el norte de Marruecos, España se apresuró a firmar ese acuerdo, pero en ese momento Francia aprovechó para no cederle a España sino el Rif, las montañas del norte, que podían tener alguna importancia minera en hierro, sobre todo para Alemania, pero ninguna comercial. El acuerdo se ratificará en la Conferencia de Algeciras de 1906.

         La campaña española del Rey.

     En la campaña de prestigio del Rey en el interior de España, Maura le llevó a la Universidad, al Ateneo y a las Academias.

Y a continuación le llevó a Cataluña el 6 de abril de 1904.  En Cataluña, la Lliga Nacionalista, creada en 1901 por Enrique Prat de la Riba, se había declarado antimonárquica. La Lliga había sufrido la escisión de Centre Nacionalista Republicá, y estaba en momento de debilidad. Quizás se podía aprovechar la ocasión.

El republicano Alejandro Lerroux aprovechó la visita del Rey a Cataluña para escribir contra el Rey desde su periódico La Publicidad, al tiempo que dirigía una banda de jóvenes llamados “jóvenes bárbaros”, lo cual tuvo el efecto de llevar a muchos obreros desde las filas libertarias a las del republicanismo radical de Lerroux. Lerroux estaba preparando un partido republicano agresivo, con lo que en esos momentos atraía a muchos obreros, y quería convertirse en un líder que desplazara a los republicanos moderados. Y el medio para conseguirlo era el populismo más rastrero.

     Los moderados en Madrid, temían el viaje del Rey, por la violencia que existía en Cataluña. Pero, de momento, lo que ocurrió fue una escisión dentro de Lliga entre los que querían inhibirse y no recibir al Rey, y los más moderados que querían recibirle y hacerle la demanda de autonomía, entre los que estaban Cambó y Prat de la Riva. Cuando éstos dijeron que iban a colaborar con la Monarquía y con el Gobierno de Madrid, el antiguo polaviejista Doménech Montaner abandonó la Lliga.

La llegada a Barcelona de un Rey de 18 años de edad, montado en un caballo, y con poca escolta, provocó el entusiasmo de la gente, y no se cumplieron las expectativas de fracaso y violencia que la Lliga y Lerroux deseaban. Francésc Cambó, entonces un joven concejal, decidió hablar al Rey el 7 de abril, y pidió al Rey autonomía municipal para Cataluña. Es decir, la burguesía catalana se disponía a pactar con la monarquía siempre que se les diera cierta autonomía. Un personaje como Maura, que prometía regeneracionismo en el sentido de hacer limpias las elecciones y el Parlamento, les parecía atractivo.

     Entonces, el ala izquierda del catalanismo decidió que el catalanismo debía ser más progresista y fundó El Poble Catalá, un periódico para expresarse pidiendo la unidad de todos los catalanes, argumentando que la identidad étnica era más importante que las lealtades de clase, republicanas o reaccionarias. Se proponían competir con La Veu de Catalunya de los conservadores.

     Cataluña estaba en un momento de grandes iniciativas empresariales, de las que hay que destacar la creación de la fábrica de automóviles “Hispano Suiza” por Mark Birkgist, un relojero suizo afincado en Barcelona, y contratado por José María Castro Fernández en 1902 para proyectar un automóvil. La idea había sido intentada por Bonet en 1889, y por Emilio de la Cuadra en 1899, pero ante el fracaso, Emilio le vendió la empresa a J. Castro, llamándose “J. Castro S. en C. Fábrica Hispano Suiza de Automóviles”. La empresa fracasó una vez más, y se quedó con ella Mark Birkgist, el cual se asoció a Damián Mateo Bisa y a Francisco Seix Zaya y fundaron “Hispano Suiza Fábrica de Automóviles S.A.” que fue capaz de fabricar un coche en 1904.

     Maura sufrió un atentado el 12 de abril. Un joven le quiso apuñalar, lo cual sólo sirvió para acrecentar el prestigio de Maura. El viaje continuó por Baleares, Melilla y Andalucía.

Al reabrir las Cortes en mayo, la situación fue igual que en marzo y se acusaba al Gobierno de todo, de actuar contra la soberanía de la nación en todo.

          Las relaciones Iglesia-Estado.

     En 1904, las relaciones con la Iglesia estaban muy tensas por varias razones, pero estaban apareciendo como muy candentes por causa del arzobispo de Manila, monseñor Nozaleda, el cual había rendido la ciudad de Manila a los americanos en 1898 y había decidido continuar en su puesto de arzobispo, durante el gobierno americano, como si nada hubiese pasado. Y Maura cometió la imprudencia de proponerle como arzobispo de Valencia. La propuesta fue considerada por toda la izquierda española como una ofensa para los españoles, y no sólo por los políticos, sino por los periódicos y la calle. Nozaleda entró en un convento.

     El 19 de junio de 1904, Maura propuso un convenio con El Vaticano sobre órdenes religiosas, por el que éstas quedaban sometidas a las leyes de España en materia civil, y no podrían establecerse nuevas órdenes sin permiso del Gobierno español.

Para la reforma de la administración eclesiástica se formó una Comisión Mixta que elaboró un Proyecto de Ley al respecto. Para derimir la situación jurídica de las congregaciones religiosas, se decidió que todas las órdenes que ya estuvieran inscritas en los registros provinciales, como mandaba la Orden de 1902, se consideraran protegidas por el Concordato.

Este Convenio con la Santa Sede fue ratificado por el Senado en 28 de noviembre de 1904. Y en la votación final había una falta de quórum muy notoria, porque los católicos adoptaron la táctica de ausentarse del Senado a fin de que, no habiendo quórum, se tuviese que suspender la votación. Y la abstención también invalidaba el proyecto y se contaba como falta de quórum. Pero al fin, el Partido Liberal de Montero Ríos votó en contra del proyecto, hubo quórum, y ello condujo a que hubiera los votos necesarios para que la votación fuera válida, y el proyecto de aprobó en el Senado. Pasó el texto al Congreso, y allí se dilató la votación del proyecto de Ley hasta que cesó el Gobierno y así nunca llegó a discutirse ni votarse.

Pero, a continuación de esta cesión tan importante a la Iglesia, Maura tomó una serie de decisiones que no gustaron a la jerarquía católica: Les suprimió las subvenciones y auxilios del Estado; dijo que la fundación de una nueva comunidad religiosa debería ser autorizada pro el Estado y la autorización debía aparecer en La Gaceta tras ser autorizada por Decreto Ley; dijo que las órdenes que tuvieran menos de 12 miembros quedaban suprimidas; y dijo que los extranjeros que vinieren a conventos españoles se deberían nacionalizar como españoles.

         Progresos económicos y sociales.

     Tras la crisis de 1898, estaban llegando a España capitales repatriados desde Cuba. Ello dio lugar a una etapa de crecimiento industrial:

     En 1902 se crearón los Altos Hornos de Vizcaya.

     En 1902 se generó Papelera Española en Guipúzcoa.

     En 1903 se creó Sociedad General Azucarera.

     En 1903 apareció Sociedad General de Industria y Comercio GEINCO, para fabricar explosivos.

     El 1 de julio de 1904 se constituyó la Sociedad Anónima Cros, una empresa para fabricar fertilizantes superfosfatados aprovechando que España tenía ácido sulfúrico y fosfatos.

     En 1904, abrió Nueva Montaña Quijano en Santander, uan siderúrgica.

     En 1905 apareció Sociedad Española de Productos Químicos.

     En 1906, surgió Unión de Fabricantes de Cemento Portland.

     En 1907, abrió Hidroeléctrica Española en Madrid.

     En 1908 abrió Solvay en Torrelavega.

     En 1904, Maura recreó el Instituto de Reformas Sociales, y puso a su frente a Gumersindo de Azcárate. La sección de Bibliografía y Legislación la dirigía Adolfo González Posada 1860-1944, un hombre que estaría 20 años en el cargo, y sería del grupo Partido Reformista de Melquiades Álvarez.

     En 1904, siendo alcalde de Madrid Alberto Aguilera Velasco, se aprobó el proyecto de demolición del centro de Madrid para hacer la Gran Vía.

         La caída de Maura en diciembre de 1904.

     El 18 de julio estalló una gran campaña nacional e internacional de prensa acusando al Gobierno español de torturar a los presos, y en noviembre, las Cortes acusaban a Maura de déspota y anticatólico. Parece que el que orquestaba y pagaba estas campañas era su compañero de partido, Romero Robledo. La causa era que Maura preparaba, e hizo, una ley para que los diputados y senadores pudieran ser juzgados por el Tribunal Supremo, limitando así su inmunidad parlamentaria, cosa que Romero Robledo y otros muchos diputados no podían permitir.

     El 5 de diciembre de 1904, se hacía remodelación de Gobierno:

  Agricultura, Juan Bautista Armada Losada, marqués de Figueroa[3], 1861-1932 un cristiano liberal

  Marina, Marcelo Azcárraga Palmero.

     Pèro la remodelación no sirvió para calmar a los diputados.

Los conflictos fueron creciendo hasta que el Gobierno tuvo que dimitir el 15 de diciembre de 1904.

La causa real por la que Maura se tenía que ir no era publicable.

La causa oficial de la dimisión fue que Maura quiso nombrar un jefe de Estado Mayor de su confianza y el Rey no se lo aceptó y nombró a otro preferido por el Rey. En diciembre de 1904, se creó el Estado Mayor Central. Maura quería que el general Francisco de Paula Loño y Pérez fuera Jefe de Estado Mayor Central, y así lo pidió el Ministro de Guerra, Arsenio Linares. Alfonso XIII se negó a hacer ese nombramiento, e impuso a Camilo García Polavieja, “El General Cristiano”, a ruego de su madre Cristina de Habsburgo Lorena. Maura dimitió, y con él, Arsenio Linares, Ministro de Guerra. Era una nueva “crisis oriental”, y otra vez el Rey actuaba contra Maura, su principal soporte en política. Era un acto de locura del Rey.


[1] José Sánchez-Guerra Martínez 1859-1935 fue un abogado cordobés, liberal en su juventud, que se pasó al Partido Conservador en 1902 en el grupo de Maura, y fue ministro de Gobernación en diciembre de 1903, con Maura como presidente, de Fomento en septiembre de 1908, de Gobernación en octubre de 1913, de Gobernación en junio de 1917, Presidente en 1922, y ministro de Guerra en julio de 1922. En 1922 fue capaz de agrupar a mauristas, conservadores y regionalistas de Lliga, y afrontar el problema del terrorismo de Estado catalán, destituyendo a Severiano Martínez Anido. Cambió el método de tratamiento del terrorismo anarquista. Cayó por la circunstancia de la derrota de Annual y el expediente Picasso. En 1927 se exilió a Francia, pero regresó el 29 de enero de 1929 para estar entre los conspiradores contra el dictador. Fracasó, fue detenido y juzgado en noviembre de 1929, y acabó absuelto por falta de legitimidad del poder constituido, según el juez. En 1931, fue el encargado de negociar con el Comité Republicano que estaba en la cárcel modelo. Fue el padre de Rafael Sánchez-Guerra Sainz, 1897-1964, conocido abogado y periodista madrileño que escribió en ABC, Blanco y Negro, el País  de la Habana…

[2] Guillermo Joaquín de Osma Scull, conde de Valencia de Don Juan, 1853-1922, estudió en La Sorbona y en Oxford y fue diplomático y conservador. Fue ministro de Hcienda en diciembre de 1903, y en enero de 1907.

[3] Juan Bautista Armada Losada, marqués de Figueroa, 1861-1932, fue un cristiano de mente abierta, liberal,  ministro de Agricultura durante diez días en diciembre de 1904, y de Gracia y Justicia en enero de 1907. En su servicio como ministro de Gracia y Justicia, presentará la Ley de Justicia Municipal, Ley de Condena Condicional, y Ley de Reforma Hipotecaria.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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