EL TEATRO ESPAÑOL DE PRIMERA MITAD DEL XX.

     El número de obras españolas de teatro disminuyó a principios del siglo XX, pues a fines del XIX eran muchas, dado que no había radio, ni grandes espectáculos deportivos, excepto el de los toros[1]. En cambio, el inicio delsiglo es una época de muchos ensayos, pues había inquietud por las novedades europeas, sobre todo el surrealismo, el inconsciente, el subconsciente. Y los literatos españoles inventaron en 1918 el Ultraísmo y el Creacionismo.

     En el teatro español fue importantísima la obra del director de escena Cipriano Rivas Cherif, 1891-1967, porque renovó el teatro español y puso en escena muchas obras desconocidas para los españoles. En 1911-1914 estuvo en Bolonia y se interesó por la ópera y la comedia. En 1919 estuvo en París y aprendió el “teatro total” y los escenarios arquitectónicos. Dirigió en 1920 las compañía de teatro de Escuela Nueva; en 1926 la de El Mirlo Blanco; en 1926 la de El Cántaro Roto; en 1928 la de El Caracol. Muchas veces eran obras no comerciales de una sola representación. Y en 1929 dirigió la compañía Margarita Xirgu en una gira por España, Buenos Aires y Montevideo. En 1932, la Compañía Clásica de Arte Moderno. En 1939 huyó de España, pero le apresó la Gestapo, la cual acabó entregándolo a Franco. Estuvo preso hasta 1947, y lo más importante fue su estancia en El Dueso (Santander), donde enseñó técnicas escénicas a los presos. En 1947, huyó a Méjico.

          El teatro de principios del XX.

     En 1904 se reconocía que Jacinto Benavente era un dramaturgo ilustre, y así lo contaba Blanco y Negro. Había conseguido ponerse a la altura de José Echegaray, pero el triunfo pleno de Benavente no llegó hasta 1907, cuando hizo Los Intereses Creados. Benavente pasó a ser un estereotipo, como lo había sido Echegaray, y como el éxito estaba ligado a respetar el estereotipo, se quedó atrapado en su propia red. Pero Valle Inclán no era representado, Unamuno era rechazado por las compañías de actores, Azorín era pateado por el público, y no quedaba competencia. Sólo Benavente representaba el teatro bien hecho, aunque sus obras no tuvieran demasiado interés para los intelectuales, porque la gente quería entretenerse en el teatro, y valoraba las frases ingeniosas que pudieran repetirse en las conversaciones ordinarias, y las escenas llamativas que pudieran comentarse. Y lo demás, no importaba al público.

Los principios del XX español vienen representados en teatro por Benavente, Arniches, Muñoz Seca y los Álvarez Quintero. Pero había autores de menos éxito como los modernistas, los al margen, y el teatro del absurdo.

     Jacinto Benavente Martínez, 1866-1954, hizo unas 150 obras de teatro, y no le importaba repetir asuntos y planteamientos, porque al público le gustaba y le entretenía su teatro. Era un realista del hecho cotidiano, sencillo en la expresión. En 1931, un sobrino suyo publicó Pensamientos, que no eran más que 520 frases ingeniosas de su tío que aparecían en diversas obras de teatro. Eso resume bien lo que era Benavente: Manejaba bien el diálogo, la verdad psicológica, la ironía y la sátira, pero los grandes temas sucedían fuera de escena y eran relatados por algún personaje de la función durante un monólogo de varios minutos que, sin embargo, gustaba al público, porque el cómico contaba los antecedentes de la historieta y el acontecimiento central del caso, como una historia completa. No importaba que el asunto fuera completamente intrascendente. Era una historia, y los españoles querían que les contaran historias.

Benavente hizo teatro infantil, teatro modernista (La Noche del Sábado), teatro de fantasía (Los Intereses Creados, La Ciudad Alegre y Confiada) y teatro satírico.

El patrón más común de sus obras es la sátira a un burgués empobrecido, una sátira amable, de modo que hasta los propios aludidos puedan reírse como espectadores, pues pueden pensar que Benavente habla de algunas excepciones, de reliquias del pasado, en fin, que no va con ellos.

     Gente Conocida, 1896, habla de dos familias, la una burguesa enriquecida y la otra noble, y hace ver los parecidos entre ellas: ambas gustan aparecer como virtuosos, ambas presumen de moralidad, y ambas son ignorantes, se comportan sin dignidad y no quieren que nadie les diga la verdad. Presenta una sociedad plagada de murmuraciones sociales que sirven de ataque o defensa, según los casos, y cuando aparece una persona honrada, ésta no es reconocida como uno de los suyos y no es admitida en sociedad.

     Los Intereses Creados, 1907, es una obra satírica que tuvo mucho éxito y ocurre en una república imaginaria y en tiempos pasados. Benavente muestra cómo todas las personas se mueven por intereses, e incluso los afectos son fruto de los intereses, lo cual permite a una pareja de pícaros medrar.

     Señora Ama, 1908, es una comedia y está ambientada en una casa de campo gestionada por una matrona y una criada fiel que le ayuda en todo. Muestra que los campesinos se someten voluntariamente, que la sociedad es muy tosca y no tiene ganas de cultivarse. Los personajes utilizan el habla del pueblo.

     La Malquerida, 1913, es un drama.

     De Muy Buena Familia, 1931.

     Benavente fue Premio Nobel de Literatura en 1922, y fue olvidado casi por completo a partir de 1950, considerándose en España un autor de poca valía.

     Carlos Arniches, 1866-1943, se inició en la zarzuela y desarrolló asuntos, tipos y situaciones diversas, siempre con humor, y un lenguaje suelto. Pero hacia 1910, la zarzuela se pasó de moda en España, el público dejó de asistir, y Arniches tuvo que buscar otros medios.

En 1914, en Melquíades, creó el personaje de “el fresco”, como se llamó por entonces al sinvergüenza de toda la vida, denominado pícaro en el siglo de oro, con la peculiaridad de que el fresco es un temerario y triunfa en el amor. Pero al final, el fresco es descubierto y apalizado por los maridos burlados. El fresco había parecido en 1903 en la zarzuela El Terrible Pérez, en 1911 El Iluso Cañizares, y una serie de sainetes en los que Carlos Arniches se ríe de las costumbres sociales de su época.

En 1920, Arniches entró en el tema social en Los Caciques, y presenta un pueblo en el que el alcalde da trabajo a sus partidarios y maltrata a sus contrarios políticos.

En 1921, en Es Mi Hombre, Arniches pasó a la tragedia grotesca, en donde un donnadie tiene que hacerse el fuerte y aceptar un empleo que no le gusta con tal de salir del hambre.

En el costumbrismo, Arniches piensa que la suerte es gratuita, que el trabajo diario es odiado en España, que falta sensibilidad ciudadana para poder salir de situaciones decadentes.

En El Señor Adrián, el primo, o qué malo es ser bueno, 1927, presenta a un ser bondadoso, un primo, que sufre todo tipo de acosos sociales.

     Pedro Muñoz Seca, 1881-1936, fue un maestro de la astracanada, parodia lo modernista en La Venganza de Don Mendo, 1918, o la situación política del momento en Anacleto se Divorcia, o La Oca.

     Serafín Álvarez Quintero, 1871-1938, y su hermano Joaquín Álvarez Quintero, 1873-1944, deben ser considerados juntos porque escribieron siempre en colaboración, desde que en su bachillerato prepararon una pieza de teatro. Nunca fueron bien considerados por los entendidos. Hicieron teatro realista, con tipos y ambientes de la calle, y construían con habilidad la acción y la desarrollaban correctamente a su final. El Genio Alegre, 1906; La de Caín, 1908; Puebla de las Mujeres, 1912; Amores y Amoríos; El Patio; Las Flores;

          El teatro modernista.

El teatro modernista era un teatro en verso, en tres actos, de tema histórico, bien medieval o de la Edad Moderna, pero siempre fantaseado. Se valían mucho del prestigio de una primera actriz, como era el caso de María Guerrero. Utilizaban palabras brillantes y sonoras, y versificación ostentosa que no aportaba nada a la literatura. Autores:

     Luis Fernández Ardavín.

     Eduardo Marquina Angulo, 1879-1946, fue una catalán que estudió en un colegio de jesuitas e intentó sin éxito la titulación en Derecho y Filosofía. Se puso a trabajar como oficinista de una empresa y se dedicó a escribir poesía y teatro. Se apuntó al modernismo de valorar los vocablos y su ritmo dentro de la frase, movimiento iniciado por el nicaragüense Rubén Darío, 1867-1916. En Flandes se ha puesto el sol, 1909.

     Francisco Villaespesa. El Alcázar de las Perlas, 1911.

              Teatro al margen,

El llamado teatro al margen son los coetáneos de Benavente que no alcanzaron la popularidad como autores de teatro:

     Miguel de Unamuno contó con la ayuda de la actriz Margarita Xirgu, pero ni aun así obtuvo el éxito, porque Unamuno creía que su mensaje era bueno, y que la palabra desnuda interesaría al espectador, y por lo tanto no utilizaba decoración, ni trama, ni fantasía. Con una sábana de fondo y unas pocas sillas, pretendía que le escucharan lo que tenía que decir. Naturalmente, todo lo que había que decir, lo decía el protagonista, y los demás personajes quedaban casi anulados. Con este planteamiento, no había trama emocional, ni subida de tensión, ni resolución final de la trama. Unamuno empezaba sus obras en plena tensión y, mediante frases entrecortadas, trataba de mantenerla durante todo el acto a base de exclamaciones, interrogaciones y otros recursos oratorios. Y el diálogo no hacía concesiones a la otra parte, y resultaba cansino. Cansaba al espectador, por mucho que quisiera presentar grandes temas de la humanidad como el sentimiento maternal insatisfecho, o la identidad del ser humano.

     Azorín, hizo La fuerza del Amor, 1901; Lo Invisible, trilogía de 1928, que comprendía La Arañita en el Lentisco; El Segador; Doctor Death, de 3 a 5; La Guerrilla, 1936; y Farsa Decente, 1942.

     Tenía afán innovador superrealista, que lo fundamental fuese la evolución interna del personaje, y le daba poca importancia a las peripecias que adornan un relato. Sus cuadros eran rápidos, el diálogo breve, los personajes estrambóticos y, a veces, misteriosos.

     Valle Inclán, empezó con Comedias Bárbaras, una trilogía de Águila de Blasón, 1907; Romance de Lobos, 1908; y Cara de Plata, 1922, en las que quería retratar Galicia a través de una familia y sus sirvientes, presentando un señor rico y generoso, que ayudaba a todos, y que era un gran fornicador, y se arrepentía de sus errores a menudo, pero volvía a cometerlos. También hizo temas medievales con gusto modernista en Cuento de Abril, 1910; Voces de Gesta, 1912; La Marquesa Rosalinda, 1913. Y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, es un conjunto de cinco piezas melodramáticas para marionetas (Ligazón, La Rosa de Papel, El Embrujado, La Cabeza del Bautista, y Sacrilegio). Y Tablado de Marionetas, son tres piezas (Farsa infantil de la cabeza del Dragón, Farsa italiana de la enamorada del Rey, y Farsa y Licencia de la Reina Castiza) 1920. Sus obras más conocidas son Los Cuernos de Don Friolera, 1921; y Luces de Bohemia, 1924. Intenta hacer ver lo ridículo, identificar a los mamarrachos sociales, los fantoches, los peleles, los marionetas, los figurones y los estantiguas.

              Teatro del absurdo.

     También hay que citar a Enrique Jardiel Poncela, 1901-1952, que ponía personajes estrambóticos y regocijantes, en situaciones insólitas, y les hacía relatar toda serie de ocurrencias graciosas. Era un humor absurdo, ilógico, intelectual, irónico, que sirvió como argumento para muchas películas “españolas”.


[1] Si se me dice que los toros no son deporte, yo también puedo dudar de que lo sea el fútbol profesional, y otros muchos “deportes” profesionales practicados por seres humanos que venden su modo de vida por un tiempo limitado, a cambio de una cantidad de dinero. Eso siempre se ha denominado esclavitud por tiempo limitado. No es el caso del trabajo, cuyo tiempo no implica la totalidad de la vida del asalariado, sino sólo unas horas al día, a la semana o al mes.

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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