VIRREYES DEL PERÚ EN EL XVIII-XIX.

 

 

 

EL VIRREINATO DEL PERÚ.

 

En principio, comprendía las costas del Pacífico de América del Sur, en espera de conocer el interior, y las costas del Caribe en América del Sur, también en espera de conocer el interior.

En 1541 se creó la Capitanía General de Chile.

En 1543 se creó la Real Audiencia de Lima.

En 1548 se creó la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá.

En 1551 fundó la Universidad de San Marcos, en Lima.

En 1559 se creó la Real Audiencia de Charcas (Alto Perú).

En 1563 se creó la Real Audiencia de Quito.

En 1565 se creó la Real Audiencia de Concepción (Chile).

Cuando en 1717 se creó el Virreinato de Nueva Granada, el Virreinato del Perú perdió jurisdicción al norte de Quito (Ecuador), pero le quedaban todos los puertos del sur hasta Tierra del Fuego. Cuando se creó el Virreinato de Río de la Plata en 1776, perdió Bolivia, Argentina, Uruguay y Paraguay, lo cual le permitió dedicarse íntegramente a los puertos del Pacífico. Al crearse la Capitanía General de Chile en 1778, perdió el sur y se quedó en muy poco territorio correspondiente al Perú actual y su capital Lima.

En 1787 se creó la Real Audiencia de Cuzco.

 

Perú producía fundamentalmente azogue (mercurio) en Huancavelica, pero el precio de ese azogue era más de cuatro veces más caro que el de Almadén en España. Se culpaba de este precio de explotación al método. Se pensó cambiar al asiento o arriendo tomado en subasta pública.

En Guayaquil se producía madera de roble, unos 370.000 metros de madera, madera de laurel unos 150.000 metros, mangle y piñuela.

En Quito (Ecuador) había fábricas de paños y de tapices a base de lana, bordados de algodón. En Cuzco y en Arequipa había mantelerías y alfombras.

La lengua de Cuzco era el quechua, antigua lengua de los incas.

La lengua de Bolivia o Alto Perú era el aymará.

Las lenguas indígenas fueron cultivadas por los misioneros españoles en su ansia de predicar a los pueblos en su lengua materna para hacer creíbles sus doctrinas.

Las lenguas indígenas convivían con el español.

 

 

CAPITANÍA GENERAL DE CHILE.

 

La Gobernación de Chile, dependiente del virreinato del Perú, fue gobernada en 1735-1745 por José Antonio Manso de Velasco, conde de Superonda, que reunió una asamblea india para consulta de problemas, creó la universidad de Santiago y la Casa de la Moneda, pobló las Islas Fernández y construyó el canal de Maipo. También inició la ocupación de tierras de pastos, luchando contra los ganaderos, para constituir pequeñas haciendas (chacras) campesinas. Ello le permitió fundar muchas ciudades como Aconcagua, Los Ángeles, Cauquenes, Talca, San Fernando, Melipilla, Rancagua, Curicó, Copiapó. Manso de Velasco fue premiado con el virreinato del Perú en 1745.

Chile tuvo la Universidad de San Felipe en 1738, promovida por el alcalde Francisco Ruiz de Beresedo. Tenía cátedras de Teología, Leyes, Matemáticas, Medicina y Lenguas Indígenas.

Domingo Ortiz de Rozas, conde de Poblaciones, siguió la política de crear chacras y levantar ciudades como Quihue, Coelemu, San Antonio de la Florida, Santa Bárbara de Casablanca, Santa Ana de Briviesca, Santo Domingo de Rozas, San Rafael de Rozas, Anapesí.

Manuel Amat prosiguió en la misma línea y fundó Santa Bárbara, San Rafael de Talmacávida, San Juan Bautista de Hualqui, Nacimiento.

Antonio Guill y Gonzaga, 1762-1767, hizo la traída de aguas de Santiago y dotó a la ciudad de fuentes, además de construir palacios y refugios para caminantes y viajantes. En cuanto al problema de los indios araucanos, decidió deportarles a otras tierras y asentar en ellas a españoles. Ello le permitió cultivar tierras templadas-frías, 300 kilómetros al sur de Santiago.

Juan Agustín de Jáuregui y

Ambrosio de Benavides, iniciaron conversaciones con los indios, que no llevaron a nada.

Ambrosio O`Higgins, un irlandés sobrino de un fraile franciscano andaluz, repobló la ciudad de Osorno en 1796, suprimió las encomiendas y el servicio personal de los indios o mita. Fundó Santa Rosa de los Andes, Illapel, Vallenar, Nueva Bilbao, Linares e introdujo muchos cultivos de algodón, caña y tabaco.

En 1798, la Capitanía General de Chile se independizó del Virreinato del Perú.

Joaquín Pino, marqués de Avilés.

Luis Muñoz de Guzmán, 1802-1808.

 

 

 

 

VIRREYES DEL PERÚ.

 

1690-1705, Melchor de Portocarrero Laso de la Vega, 1636-1705, III conde de la Monclova. Era un militar español, inválido de guerra, que había sido Virrey de Nueva España en 1688, durante breve periodo de tiempo. Intentó revitalizar las minas de mercurio de Huancavelica subiendo los salarios, pero no consiguió resultados. Intentó revitalizar el comercio peruano con Acapulco y Chile, pero inmediatamente la Corona española le fijó impuestos altos que lo dificultaron, y además, en 1701, España cedió el comercio de esclavos a Francia, negocio no muy rentable, pero que le permitía a Francia introducir todo tipo de mercancías ilegales, pero de forma consentida, a través de la Compañía de Guinea, vía Cartagena de Indias. Reconstruyó Lima, tras el terremoto de 1687 levantando el Palacio Virreinal, la catedral, la Real Audiencia, el Cabildo y la Plaza de Armas. Construyó un muelle en El Callao. Abrió conventos de monjas, creó cátedras en la Universidad de San Marcos, fundó colegios en Cuzco y creó la Universidad de San Antonio Abad. Un nuevo terremoto en Quito y regiones de alrededor en 1698 significó pérdidas muy cuantiosas. En 1700, en el cambio de dinastía, de los Habsburgo a los Borbones, como los peruanos odiaban a portugueses e ingleses, que atacaban sus puertos, se hicieron simpatizantes de Felipe V de Borbón.

 

1705-1707, Juan Peñalosa Benavides, 1625-1709, asumió interinamente el virreinato a la muerte de Melchor de Portocarrero. Juan de Peñalosa era un jurista que hizo toda su carrera judicial en América, pues llegó en 1660 como Fiscal de la Real Audiencia de Quito, fue en 1671 Fiscal de la Real Audiencia de Lima, ascendió en 1676 a Oidor y en 1705 asumió las funciones de Virrey y Presidente de la Real Audiencia. Su mayor problema era que España estaba en la Guerra de Sucesión y teóricamente gobernaba un Borbón, lo cual dio alas a los piratas franceses para considerar legalizado su comercio en América, en contra de los intereses de los comerciantes peruanos.

 

1707-1709, Manuel de Sentmenat-Oms de Santa Pau y de Lanuza, 1651-1710, marqués de Castelldosríus, había estudiado en la Universidad de Barcelona y luego se había hecho militar. Alcanzó un alto puesto en la política en 1681 como virrey de Mallorca, fue embajador en Lisboa en 1690, tras lo cual fue nombrado marqués de Castelldosríus, y embajador en París en 1698. A la muerte de Carlos II tomó partido por Felipe V de Borbón y obtuvo en 1705 el nombramiento de Virrey del Perú, aunque no se traslado a Lima hasta 1707. Llevaba el encargo de recaudar muchos tributos para la guerra y eso molestó a los comerciantes peruanos, y como no molestaba a los comerciantes franceses, todavía hacía con ello más daño a los peruanos, que le acusaron de corrupción y cooperación con los contrabandistas franceses. En Cambio, luchó contra los corsarios británicos Charles Wager, Thomas Colb y Woldes. Los comerciantes peruanos le acusaban de corrupción, pero Manuel de Sentmenat había enviado remesas de dinero a España. Ante las graves acusaciones, fue depuesto y juzgado, pero en 1714 se le encontró inocente. En Madrid, en 1709, se le desposeyó del cargo sin darle derecho a réplica, pero entonces apeló a los servicios que había hecho a Luis XIV y envió una remesa de dinero para ayudar en la guerra y el asunto fue “olvidado” hasta su muerte en 1710. Lo que sí era Castelldosríus era buen administrador y eso le permitía enviar todos los años mucho dinero a Madrid.

 

25 de abril de 1710 – 14 de septiembre de 1710, se hizo cargo interinamente del virreinato Miguel Núñez de Sanabria, un limeño que había estudiado Leyes en la Universidad de San Marcos y era Oidor en la Real Audiencia de Lima.

 

1710-1716, Diego Ladrón de Guevara, 1641-1718, un sacerdote que se había ordenado en Alcalá de Henares, y había hecho estudios de Cánones y Leyes en Sigüenza. Aprovechó la influencia de su familia, los condes de Oñate y los duques del Infantado, para emprender una carrera político-religiosa impresionante: fue canónigo en Sigüenza y en Málaga, en 1689 obispo de Panamá, en 1695 Presidente interino de la Real Audiencia cuando un grupo de funcionarios expulsó al titular, Pedro José de Guzmán Dávalos, marqués de la Mina, en 1700 obispo de Huamanga, en 1705 obispo de Quito, y en 1710 Virrey del Perú. Recibió el encargo de recaudar fondos para Felipe V, e inmediatamente reunió una cantidad importante a costa de las minas de Potosí, Cajatambo, Huancavelica y otras, teniendo que gobernar con préstamos. Envió dinero a España, y reforzó la escuadra y las tropas para luchar contra los corsarios. Pero a continuación dedicó gran parte de los ingresos a gastos para la Iglesia: reconstruyó la catedral de Lima, abrió las iglesias de Santa Liberata y la de la Buena Muerte, levantó el convento de Mínimos de San Francisco de Paula, el monasterio de Santa Rosa de las Monjas, e hizo un importante donativo al de Santa Teresa. Como parte positiva de su gobierno, diremos que creó la cátedra de anatomía de la Universidad de San Marcos. El final de su virreinato fue tan desastroso como cabía esperar y más: en agosto de 1713, reprimió duramente una sublevación de esclavos en Huachipa. En 1714 prohibió fabricar aguardiente y se enemistó con la población. En 1715 los corsarios ingleses, una vez relajada la guardia costera, se llevaron 400.000 pesos, todo un año de recaudación. Hubo terremotos el 22 de octubre de 1715 y 6 de febrero de 1716. Y la Corona de España se quejó de los pocos recursos que enviaba a España y le destituyó.

 

2 de marzo de 1716- 15 de agosto de 1716, Mateo de la Mata Ponce de León, 1645-1720, fue nombrado Gobernador Interino del Virreinato. Era un hombre muy religioso y se encargó de exculpar de todo al Virrey Ladrón de Guevara en el Juicio de Residencia. Había estudiado bachiller de Sagrados Cánones en Salamanca, estudios típicos de los religiosos, y se licenció en Universidades religiosas de Osuna y Alcalá. En 1674 pasó a América y pasó por distintos cargos jurídicos en Santa Fe, Lima y Quito, hasta hacerse con el cargo interino de Virrey en 1716.

 

15 de agosto de 1716 – 5 de octubre de 1716, Fray Diego Morcillo Rubio de Auñón, 1642-1730, virrey interino. Diego Morcillo era manchego, trinitario descalzo en Toledo, que pasó a estudiar a Alcalá filosofía y teología, y llegó a Calificador de la Inquisición y Teólogo consultor del Nuncio, lo cual fue la base de una carrera política brillante. En 1701 fue obispo de León-Nicaragua, aunque no se incorporó a su diócesis, en 1708 obispo de Charcas-La Paz, en 1714 arzobispo de La Plata-Charcas, en 1716 virrey interino del Perú, en 1720 Virrey titular del Perú, en 1723 arzobispo de Lima.

 

1716-1720, Carmine Nicola Caracciolo, 1671-1726, V Príncipe de Santo Buono seguido de una larguísima lista de títulos como era habitual en los señores italianos. Su familia se había declarado borbónica en 1700, y fue castigada por los austriacos en 1707 expulsándoles de Nápoles y confiscándoles sus bienes. En 1713, Felipe V le compensó con un Virreinato pero Carmine se lo pensó y no se incorporó hasta 1716. Inmediatamente a su llegada pudo comprobar lo que sospechaba, que América estaba plagada de corrupción y contrabando, y que los corsarios estaban aliados con los contrabandistas. A partir de ese momento se limitó a exponer sus ideas contrarias a la corrupción y la explotación de los indios, pero no tomó medidas coercitivas suficientes para reprimir lo que era irreprimible. En 1717, se creó el Virreinato de Nueva Granada, y surgió un contencioso entre Perú y el nuevo virreinato por los territorios de Quito y Panamá. El nuevo virreinato sería suprimido en 1724, y restablecido en 1734. Presentó quejas contra la mita en las minas de Huancavelica, pero la corona española no la suprimió porque ello suponía el cierre de las minas, pues no había voluntarios para trabajar en un ambiente venenoso. Protestó contra el contrabando, pero no tomó medidas contundentes contra ese problema. En 1720, se cansó de su labor y pidió el relevo, para retirarse a sus tierras de Nápoles, que le habían sido devueltas.

 

1720-1724, Fray Diego Morcillo Rubio de Auñón como Virrey titular. Ya había desempeñado el cargo interinamente en 1716 y hemos hablado de su carrera política. Como Virrey titular, consiguió los ingresos que España le demandaba y en 1722 hizo un envío a España. Combatió a los corsarios ingleses que atacaban las costas de Chile y Perú, John Clipperton al que hizo huir a filipinas, donde fue ahorcado por los españoles, y George Shelvocke el cual escapó a California. A partir de 1721, la lucha contra los corsarios ingleses perdió su sentido, pues el comercio inglés quedó legalizado con el “navío de permiso”, el Royal George, que llegaba a las ferias de Portobelo. La fuente de sus ingresos fue la mina de Huancavelica, tan discutida por su salubridad y sistema de explotación. Al igual que su colega, Diego Ladrón de Guevara, protegió y aportó mucho dinero para la Iglesia católica, los mercedarios, los franciscanos y, sobre todo, para la orden que él profesaba, los trinitarios descalzos, a los que regaló una ingente suma de dinero a fin de construir colegios e iglesias en Roma. En 1722 se suprimió el Virreinato de Nueva Granada con el que había muchos contenciosos. En 1723 sufrió la rebelión de los indios araucanos de Chile, contra los que envió 2.000 hombres. Recibió orden de España de suprimir las encomiendas de indios, pero esa orden no se cumplió en América. En 1723, Diego Morcillo fue nombrado arzobispo de Lima, cargo que no podía atender, pero lo solucionó ordenando a su sobrino Pedro Morcillo Rubio de Auñón como obispo auxiliar de Lima. En junio de 1724, al cesar como Virrey, se incorporó a su archidiócesis.

 

1724-1736, José de Armendáriz y Perurena, 1679-1740, marqués de Castelfuerte. José de Armendáriz era un militar navarro con brillante carrera que culminó inclinándose por los Borbones, lo cual le sirvió para ascender a Teniente General en 1706. Fue designado Gobernador de Tarragona y Gobernador de Guipúzcoa en 1723 y ese mismo año nombrado Virrey del Perú. Se incorporó a su puesto en mayo de 1724. Representa el reconocimiento del fracaso en la política de nombrar religiosos como Virreyes, pues detraer fondos para la Iglesia no es muy diferente de detraerlos en beneficio de los soldados o de los comerciantes, salvo un cambio de finalidad. Intentó mejorar la recaudación de hacienda con un censo de indios, muy difícil de realizar y reorganizó los impuestos indirectos, más fáciles de cobrar. Se dio cuenta de los problemas de la corrupción y el contrabando, pero supo que la solución era cara y a largo plazo, pues debía armar barcos de guerra fortalecer los puertos, luchar contra los corsarios franceses y holandeses (los británicos ya no tenían problemas pues vendían libremente gracias al navío de permiso), restablecer la disciplina militar (insumisión de José de Antequera) y otros muchos cambios imposibles a corto plazo. En 1730 se le rebelaron los indios de Cochabamba (Alejo Calatayud), Azángaro, Corabaya, Catabambas y Castrovirreina. El descontento de los indios era grande y llegaron a asesinar a un corregidor. La causa de este descontento era la mita (trabajo obligatorio en las minas), el repartimiento forzoso (o compra obligatoria de artículos que los corregidores imponían a los indios a cambio de una comisión pagada por el comerciante español) y los nuevos impuestos directos que el Virrey pretendía imponerles. Otro gran problema de José de Armendáriz fue el clero católico, pues el Virrey observó que los sacerdotes y religiosos habían recibido cantidades ingentes de dinero de sus predecesores en el cargo, y no contribuían a hacienda alegando sus privilegios, lo cual le enfrentó al cabildo de la catedral y a la Inquisición. También en 1730 sufrió un terremoto en Concepción (Chile). Regresó a España en 1736.

 

1736-1745, José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, 1667-1746, marqués de Villagarcía. Había sido embajador en Lisboa y contaba con la confianza del rey Felipe V. Tuvo que enfrentarse a muchos problemas, como mejorar la recaudación, reprimir las sublevaciones de indios por causa de la mita en 1739 y 1742 (rebelión de Juan Santos el Rey de los Andes), luchar contra la corrupción, contestar a los ataques de Anson a las naves españolas en el Pacífico, y de Vernon a Payta y Portobelo, y defenderse de los ataques portugueses-brasileños sobre Quito y Río de la Plata. Para ello, levantó unas milicias ciudadanas de 15.000 hombres en Callao. Por entonces, ante el fracaso comercial del sistema de flotas españolas, que llegaban con grandes cantidades de productos a un mercado que ya estaba semiabastecido y ello hacía bajar inmediatamente los precios, se hubo de autorizar los barcos “de registro” o barco de iniciativa particular que viajaba por su cuenta, si quería, o en convoy si así lo deseaba. El resultado era no sobreacumulación de producto y mantenimiento de los precios, lo cual hacía atractiva la inicitiva particular, a pesar del peligro de captura por los británicos.

De 1742 a 1756 tuvo lugar en Perú la rebelión de Juan Santos Atahualpa, un jefe quechua que decía ser descendiente de los incas, pero que había sido educado por los jesuitas y hablaba castellano, latín y quechua, y que había estado en España y en Portugal. De regreso a Perú se ofreció en Chanchamago como colaborador a los frailes franciscanos que regentaban varias misiones, y quedó muy decepcionado, pues entendió que los misioneros explotaban a los indios, con formas distintas a las de los colonos, pero seguía siendo explotación. En 1740, cuando los españoles decidieron explotar el Cerro de la Sal con mano de obra indígena ashaninka obligada mediante mita, Juan Santos inició la rebelión, se proclamó Apu Inca, e hizo una proclama sobre la necesidad de expulsar a los españoles y sus servidores, incluidos frailes y esclavos negros. Los indios, según Juan Santos, seguirían siendo cristianos, pero no trabajarían para los misioneros blancos, sino que éstos deberían ordenar sacerdotes de raza indígena y abandonar el territorio. No era contrario a los negros, sino a los colaboradores de los españoles. De hecho uno de sus colaboradores era negro, Antonio Gatica. Otro de sus colaboradores era Mateo de Asia. Juan Santos logró una confederación de pueblos ashaninka, yaneska y shipibo, y consiguió una fuerza superior a los 2.000 hombres. Este ejército indio dominó la selva y destruyó las misiones de los franciscanos. La represión que hizo el Virrey José Antonio de Mendoza en 1742 fue bien gestionada por Juan Santos, que tuvo la habilidad de huir y no presentar batalla frontal contra el ejército español. En 1743, el virrey decidió hacer una internada en la selva y construir un fuerte en medio de ella, pero Juan Santos atacó los fuertes de los españoles originarios, que estaban semiabandonados y dejó muchos muertos. En 1745, el Virrey Mendoza Caamaño, dejo el problema para su sucesor Manso de Velasco. En la siguiente década, la iniciativa siempre la llevó Juan Santos, y en 1751 la rebelión amenazaba con extenderse a la Sierra, lugar con muchos indios que podían incrementar la sublevación hasta niveles peligrosos. Pero en 1756, Juan Santos desapareció y nunca más se supo de él. Surgieron leyendas, pero la rebelión se agotó.

 

1745-1761, José Antonio Manso de Velasco y Sánchez de Samaniego, 1688-1767, conde de Superunda, coincidió en su cargo con el reinado de Fernando VI, 1746-1759. Era militar profesional. Tenía experiencia de gobierno por haber gobernado Chile los 8 años anteriores. Allí fundó las ciudades de Los Ángeles, San Felipe de Aconcagua, Nuestra Señora de las Mercedes de Tutuben (Canneques), San Fernando de Tinquiririca, San Agustín de Talca, San José de Logroño (Melipilla), San José de Buena Vista (Curicó), Santa Cruz de Triana (Raucana) y San Francisco de la Selva (Copiacó), lo cual quiere decir que daba mucha importancia a la población del territorio. Utilizó los estudios estadísticos y la colaboración de Jorge Juan Santacilia y Antonio de Ulloa para conocer los fallos del gobierno del Perú, e hizo muchas reformas. Un año después de su llegada a Lima, en octubre de 1746 tuvo lugar un gran terremoto y tsunami de 17 metros, que mató a más de 5.000 personas y arrasó los edificios de Lima y Callao. Manso de Velasco decidió la reconstrucción de Lima, por lo que fue nombrado conde de “Superunda” (traducido del latín: vencedor de la ola). En el viaje de regreso a España, al llegar a La Habana, hubo un ataque inglés y fue nombrado jefe de las defensas de la ciudad, que se rindió en dos meses, y él mismo fue apresado por los ingleses. Fue llevado a Cádiz donde se le juzgó por la derrota de La Habana y fue condenado a 100 años de pérdida de empleos militares.

 

1761-1776, Manuel Amat y Junyent Planella Aymerich y Santa Pau, 1704-1782, era de nuevo un militar profesional. Tuvo que soportar la guerra contra Inglaterra. Para ello creó un ejército colonial al que se apuntaban los hijos de las ricas familias hispanas. Como Gobernador de Chile en 1755-1761, había fortificado la costa y las fronteras con los mapuches, y había fundado ciudades como Hualqui, Nacimiento y Talcamávida, y había creado un cuerpo de policía chileno llamado Dragones de la Reina. También había creado la Universidad de San Felipe en Santiago. Cuando ya fue Virrey del Perú, siguió fortificando la costa, ciudades de Chiloé, Concepción, Valdivia, Valparaíso, Islas Juan Fernández, Lima, Callao y Guayaquil, contra los corsarios ingleses, y creando cuerpos de ejército que efectivamente defendieran esas fortificaciones. Continuó la reconstrucción de Lima, dañada por el terremoto de 1746, con la construcción de La Alameda, plaza de toros de Acho, Paseo de las Aguas, Coliseo de los Gallos y puso agua potable en la Alameda de los Descalzos, empedró el camino Lima-Callao y abrió caminos a Lurigancho y a Carabayllo. Y todavía le sobraron recursos para enviar dinero a Madrid. En 1766 sufrió una sublevación de Quito y varios levantamientos de los indígenas. En 1772, un motín de marinos.

En 1764 se establecieron los servicios de correos que llevaban mensajes y mercancías.

En 1765 fueron habilitados varios puertos españoles para comerciar con América (Cádiz, Barcelona, Los Alfaques, Palma, Alicante, Cartagena, Almería, Málaga, Tenerife, La Coruña, Gijón y Santander). También fueron autorizados veinte puertos americanos. Lo más notorio era que Cataluña quedaba autorizada a entrar en América, en 1765 sólo en las Antillas, pero en 1775 a toda América del Sur.

En 1767 tuvo lugar la expulsión de los jesuitas de los territorios españoles, y Manuel Amat expropio sus bienes en Chuquisaca, Cuzco y Lima y envió 190 jesuitas a los Estados Pontificios. Sus bienes pasaron a la Dirección General de Temporalidades de Lima. Tras la expulsión, hubo algunos problemas en la enseñanza pues la Universidad de San Ignacio de Loyola desapareció, el colegio Real de San Bernardo y el Colegio de Caciques de San Borja en Cuzco, el Colegio del Príncipe y el Colegio Máximo de San Pablo en Lima quedaron sin profesores y decayeron.

En 1768, Amat introdujo en Lima los Alcaldes de Barrio, os cuales se encargaban del abastecimiento de agua, aguas residuales, tráfico en las calles y resolución de conflictos entre vecinos.

 

Partición de Sudamérica:

En 1739 se creó definitivamente (la primera vez había sido en 1717-1723) el Virreinato de Nueva Granada con capital en Santa Fe de Bogotá y jurisdicción sobre Ecuador, Colombia, Panamá, Venezuela y muchos territorios del norte y oeste del actual Brasil. En 1740 se le dieron límites con el Virreinato del Perú. En 1742 se decidió que la Capitanía General de Caracas pasase a depender de la Real Audiencia de Santo Domingo, la cual dependía del Virreinato de Nueva España. En 1751 se decidió suprimir la Real Audiencia de Panamá y el territorio pasó a depender judicialmente de Lima, aunque su gobierno dependía de Nueva Granada.

En 1776 se creó el Virreinato de La Plata.

En 1778 se creó la Capitanía General de Chile dotándola de administración autónoma.

A pesar de las separaciones territoriales, todavía quedaban en el virreinato del Perú 1.300.000 personas que vivían en 10 ciudades importantes, 481 doctrinas y 963 pueblos. De ellos, 800.000 eran indios, 300.000 mestizos y 200.000 españoles. También había unos 40.000 esclavos negros.

Lima tenía 52.000 habitantes de los que 17.000 eran españoles, 9.000 negros, 3.000 indios, y 22.000 mulatos, mestizos y otras mezclas raciales. La ciudad contaba con 3.941 casas, 2.806 pertenecientes a particulares y 1.135 pertenecientes a órdenes religiosas, obras pías y clero secular.

 

1776-1780, Manuel Guirior Portal de Huarte Herdozain y González de Sepúlveda, 1708-1788, I marqués de Guirior, fue un militar navarro, marino, que en 1772-1776 había sido Virrey de Nueva Granada, donde había fundado la Universidad de Bogotá. El 8 de abril de 1776 se había creado el Virreinato de La Plata, y en diciembre de 1776 tomó posesión Guirior del Virreinato de El Perú. En 1777, dio cumplimiento a la división del territorio virreinal en dos, tras la creación del Virreinato de La Plata. Las diócesis de Quito y Panamá, antes dependientes de Lima, pasaron a depender de Santa Fe. Potosí, Collao y Charcas, del Alto Perú, pasaban al nuevo virreinato. Hay que decir que las minas de Potosí estaban ya en franco declive.

El visitador José Antonio de Areche llegó en 1777 (era superintendente de hacienda) con la misión de incrementar las remesas de dinero enviadas a España. Areche revisaba los almacenes de los comerciantes y estos le odiaban; también decidió subir las alcabalas y las aduanas y el resultado fue el descontento de comerciantes y de indios, con gran disgusto de Guirior. Los indios de Chumbivilcas, Huamalíes, Yungay, Arequipa, Moqueua, Pasco y Lombayeque se amotinaron y mataron algunos corregidores. En la represión, no estuvieron de acuerdo Guirior y Areche. Guirior era más partidario de poner escuelas y fundar poblados, lo cual intentó con los indios chanchos. Areche era partidario de la represión pura y dura.

En 1778, el fin del monopolio de Cádiz-La Habana permitió que los barcos españoles llegaran directamente a El Callao, sin pasar por La Habana, y los peruanos a España sin pasar por Cádiz, y los productos se abarataron un poco, disminuyendo la tensión social.

En 1778 tuvo lugar la expedición naturalista de Hipólito Ruiz y Juan Pavón.

Guirior, además de soportar la guerra, tuvo fuerzas para edificar el cuartel de Santa Catalina en Lima y aumentar los efectivos militares, haciendo un censo de población limeña y empadronando a los negros, lo cual les incluía como soldados en caso de ataque inglés.

En Lima, Guirior mejoró la enseñanza universitaria incluyendo estudios de exactas, físicas y naturales, mejoró los hospitales de Lima y dotó una casa para niños expósitos. Se oponía a la mita como sistema de trabajo en las minas y trató de buscar, con poco éxito, otro sistema de explotación de las minas.

La sublevación más importante tuvo lugar en Cuzco en 1780, liderada por Farfán de los Godos, del gremio de plateros, el cual se alió al cacique indio Bernardo Tambohuacso. La sublevación fue duramente reprimida y sus dirigentes ahorcados. Surgió un enfrentamiento entre Guirior y José Antonio de Areche, del cual resultó un mal informe de Areche sobre el virrey y la destitución de Guirior.

 

1780-1784, Agustín de Jáuregui y Aldecoa, 1711-1784, era otro militar navarro, que había sido Gobernador de Chile y había luchado contra los indios pehuenches. Respetó en su cargo de visitador a José Antonio de Areche, a pesar de ser un hombre muy discutido, el cual permaneció dos años más hasta ser sustituido por el Rey en 1782 por Jorge Escobedo Alarcón. Llegaba en plena época de sublevaciones indias, y sufrió la mayor de ellas, la de 10 de noviembre de 1780 en Tinta, cerca de Cuzco: la coordinaba el cacique de Tungasuca José Gabriel Condor-Canqui, Tupac Amaru II. José Gabriel era un mestizo de Cuzco. José Gabriel 1738-1781, se había educado en los jesuitas de Cuzco, gozaba del título de marqués de Oropesa y se dedicaba al transporte entre distintas ciudades peruanas. Le indignó el trabajo obligatorio del indio para los españoles y el 4 de noviembre de 1780 apresó al corregidor de Tinta, Antonio Arriaga, y le ahorcó. A continuación, mandó emisarios a las ciudades vecinas con el mensaje que debían actuar contra los funcionarios que no obedecían las instrucciones del rey de España. Condor-Canqui se declaró descendiente de Tupac Amaru I, el inca ejecutado en 1572. La rebelión se extendió por el sur del Perú y norte de Charcas y llegó a Tucumán, que ya era territorio de Buenos Aires. El corregidor Inclán y Valdés, envió correo a Lima para que le enviaran soldados y le fue enviada una patrulla mandada por F. Cabrera. Era un pelotón de 500 hombres reunidos por el corregidor de Quispicanchi, que fueron muertos en su totalidad, quemados y fusilados en la iglesia de Sangarará el 18 de noviembre de 1780. Los rebeldes atacaron San Pedro de Bellavista, Caracota, Tapacari y Talca con singular crueldad, matando a todos cuantos podían. Las acciones contrastaban con el ofrecimiento de Condorcanqui (que se hacía llamar Tupac Amaru II) de cooperación con los criollos y de liberación de los indios. Los sacerdotes católicos pidieron voluntarios para acabar con los rebeldes y el obispo Moscoso se puso al frente de estos voluntarios. Condorcanqui y su esposa, Micaela Bastidas, intentaron tomar Cuzco, en donde sólo había 3.000 soldados de guarnición, pero fracasaron ante la indisciplina de los sublevados indios frente a la disciplina militar española. El virrey Agustín de Jáuregui y Aldecoa levantó una fuerza militar de 1.000 hombres, a cuyo mando puso al coronel José del Valle y al visitador Areche, al tiempo que daba órdenes para limitar el poder de los corregidores y para crear una Audiencia que recogiera las quejas de los indios. En la retirada hacia Tinta, Condorcanqui y sus hijos, Hipólito y Fernando, fueron perseguidos por el virrey, apresados el 6 de abril de 1781, juzgados y ejecutados el 18 de mayo siguiente, excepto Fernando. Fernando continuó la rebelión, asociado a un tío suyo, Diego Cristóbal, y a un cacique llamado Julián Apaza Tupac Catari, y siguieron ejerciendo el terrorismo indiscriminado hasta la llegada de tropas de Buenos Aires que apresaron y ejecutaron a Diego Cristóbal. Continuó las acciones terroristas Túpac Katari cerca de La Paz, y Felipe Velasco, primo de Condormanqui, hasta que fueron apresados y ejecutados en noviembre de 1781.

La rebelión de Tupac Amaru II no fue la única, pues también se sublevaron los indios de Huarochiri, Huallanca, Huamalíes y Jauja.

El resultado final es que se consideró que la dureza de los castigos aumentaba las rebeliones y que había que tratar el problema inicial y originario, la bajada de impuestos que pedían los indios. Se bajaron los impuestos, se concedió una amnistía, se prometió la abolición de los repartimientos y se erigió una audiencia en Cuzco. Se eliminaron las milicias indígenas que tantos problemas habían causado, se eliminó el cargo de cacique indio, pero también se eliminó el reparto de mercancías, la mita por deudas (trabajo obligatorio del indio por deudas), y la encomienda de indios.

En 1782 tuvo lugar la Real Ordenanza de Intendencia que creaba 8 intendencias en Perú y se eliminaba a los Corregidores. El intendente llegaba con funciones de hacienda, justicia, policía y guerra, y asumía por tanto muchas funciones que antes correspondían al virrey, gobernador y Audiencia. Los Cabildos quedaban también sometidos a la inspección de unos “subdelegados” que asumían las funciones de antiguos corregidores y alcaldes mayores. Además apareció la figura del “visitador” para informar al rey de los problemas observados en la administración americana.

Con todos estos problemas, Jáuregui apenas pudo enviar fondos a España, y, en cuanto a los bienes de los jesuitas, decidió repartirlos entre otras órdenes religiosas y sacerdotes seculares, además de para obras sociales. Beneficiándose los sacerdotes de Trujillo, y los frailes agustinos y mercedarios.

Jáuregui fue sustituido en marzo de 1784 y falleció a los diez días, en abril, allí mismo, antes de emprender el Juicio de Residencia.

 

1784-1788, Francisco Teodoro de Croix, 1730-1790, era un holandés al servicio del ejército español en las Guardias Valonas, el cual había acompañado en 1766 a su tío Carlos Francisco de Croix, cuando éste fue Virrey de Nueva España, y le sirvió como Gobernador de Acapulco. Regresó a España con su tío y fue nombrado Gobernador de Sonora, Sinaloa, Nueva Castilla y California (todo el noroeste de Nueva España), cargo que desempeñaba en 1784 cuando fue nombrado Virrey del Perú. Llevó consigo un equipo de gobierno integrado por José de la Portilla y Gálvez, y José Rezábal y Ugarte, los cuales cooperaron con el Superintendente de la Real Hacienda Jorge Escobedo y juntos hicieron una gran reforma administrativa: En 5 de agosto de 1785 crearon las Intendencias. Perú quedaba dividida en siete intendencias (Lima, Cuzco, Huamanga, Huancavelica, Tarma, Arequipa y Trujillo), y Chile en dos (Santiago y Concepción). Las Intendencias se subdividían en partidos. Lima fue dividida en “cuarteles urbanos” y las casas fueron numeradas. Establecieron una Audiencia en Cuzco en 1787.

Respecto a los religiosos, decidieron hacer una reforma de mercedarios, dominicos y de San Juan de Dios, a fin de que no dominaran centros económicos, pero el Rey de España no aceptó por el coste de las indemnizaciones. En cuanto a los obispos, si no ilustrados, algunos fueron a lo menos progresistas y el obispo de Trujillo, Baltasar Jaime Martínez de Compañón, ordenó recopilar las costumbres y tradiciones de su diócesis, y el de Arequipa, José Chávez de la Rosa, mejoró la enseñanza en su seminario diocesano y creó una casa de huérfanos.

Francisco de Croix se mostró a su vez ilustrado a inició obras en Lima del Anfiteatro Anatómico, y terminó las del Jardín Botánico.

Croix pidió el relevo porque padecía tuberculosis, dejó el cargo en febrero de 1790 y murió el 8 de abril siguiente.

 

1790-1796, Francisco Gil de Taboada y Lemos, 1736-1810, era un marino gallego formado en la Escuela de Guardiamarinas de Cádiz. En 1788 fue nombrado Virrey de Nueva Granada y se incorporó a su puesto en enero de 1789, llegando a Cartagena donde se entretuvo en resolver los problemas de la sublevación de La Guajira, controlar la llegada de emigrantes ingleses y norteamericanos de forma ilegal, controlas las mercancías ilegales que llegaban a ese puerto y recortes de gastos. Aunque prohibió a los ingleses y estadounidenses establecerse en Darién, más tarde les autorizó para instalarse en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Llegado a Santa Fe, comenzó reformas en el sentido de ahorrar gastos, en las que rebajó personal y salarios, suprimió gastos de fortificaciones y subvenciones a empresas privadas. Abandonó Nueva Granada en julio de 1789.

En 1789 fue nombrado Virrey del Perú y tomó posesión en marzo de 1790. En Perú, se valió de la ayuda de Manuel del Valle Postigo y éste se comportó como un ilustrado, construyendo caminos, colegios de enseñanza, repoblaciones de la selva con franciscanos, misiones científicas, favoreciendo la circulación de periódicos, mejorando alumbrado y limpieza de la ciudad, creando hospitales como el Hospital Gil de Taboada de 1792.

Hizo un censo de población que dio una cifra de 1.076.000 habitantes, para Perú, y 52.000 habitantes para Lima. De los habitantes peruanos, 609.000 eran indios, 244.000 mestizos, 136.000 blancos, y 41.000 negros.

Entre las misiones científicas, destacó la expedición de Malaspina en 1790, junto a Tadeo Haenke y Luis Neé, pero también Nerdenflicht recomendó un proceso de obtención de la plata sin amalgamación con mercurio que tanto escaseaba, Hipólito Unanúe enseñó anatomía a partir de 1792, en 1796 se abrió una cátedra de Botánica en la Universidad de San Marcos, en 1792 la Sociedad de Mineralogía.

Entre los avances sociales, apareció la Sociedad de Amantes del País de Lima, la Tertulia Poética de 1791, El Diario Erudito de 1791, El Mercurio Peruano de 1791-1794, la Guía Política, Eclesiástica y Militar del Virreinato del Perú en 1793-1798, La Gaceta de Lima en 1793-1821.

El comercio decayó a partir de la apertura comercial de 1778, por caída de las exportaciones, pero la recaudación fiscal se incrementó porque pesaba sobre importaciones y exportaciones y ello permitió a Gil de Taboada enviar grandes sumas de dinero a España.

Una vez en España, Gil de Taboada fue Secretario de Despacho de Marina en 1805, miembro de la Junta de gobierno que Fernando VII dejo en España en 1808. Se negó a colaborar con José I.

 

1796-1800, Ambrosio O`Higgins, 1721-1801, marqués de Osorno, fue un irlandés de familia pobre que se estableció como pequeño comerciante en Cádiz en sociedad con Juan Domingo González de la Reguera, y fracasó. Pasó a Venezuela, Nueva Granada y Buenos Aires en busca de fortuna, a Santiago de Chile y a Valparaíso, y volvió a España en 1760, fracasado. En 1770 volvió a Chile y se hizo capitán de milicias ciudadanas con ocasión de la rebelión de los araucanos, lo cual fue la oportunidad de su vida. En 1773 viajó a Lima y el Virrey Amat le hizo comandante de caballería en la frontera con Chile y gracias a ello fue Gobernador de Concepción en 1783 y Gobernador de Chile en 1787. Como Gobernador de Chile construyó un camino carretero entre Santiago y Valparaíso y pacificó a los indios pehuenches. El siguiente paso fue ser Virrey del Perú en 1796 y marqués de Osorno. Nombrado en 1795, llegó a Lima en 1796. Se llevó consigo como colaborador administrador a Ramón Martínez de Rosas. Como Virrey, construyó un camino carretero desde Lima a Callao con alamedas laterales. Envió grandes cantidades de dinero a España, las cuales salieron de prohibir el comercio con barcos extranjeros, apresar a los barcos que delinquían y exigir rescate por ellos. en 1796 estalló la guerra contra Inglaterra y O`Higgins tuvo la idea de apresar dos balleneros británicos y otras naves estadounidenses, lo cual fue buen negocio. Ahorró dinero suprimiendo la protección a la enseñanza, a los periódicos y a la ciencia, mostrándose como un hombre más bien torpe, y también se empeñó en perseguir las publicaciones francesas, los vagos y los malentretenidos.

Un hombre de tan poca valía, fue a caer, no por su incompetencia, sino por una circunstancia extraña: Manuel Godoy se enteró que O`Higgins tenía un hijo natural con Isabel Riquelme y que este niño estaba en Londres en camaradería con Francisco Miranda, un revolucionario venezolano y con el jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán, también separatista, y Godoy decidió prescindir del padre de la criatura. O`Higgins no lo pudo soportar, y su disgusto fue de tal punto que, a los pocos meses, murió.

Bernardo O’Higgins, 1776-1842 era hijo ilegítimo de Ambrosio O`Higgins e Isabel de Riquelme y nació en Chillán (Chile). Su padre le envió a estudiar a Inglaterra y allí conoció a Francisco Miranda e ingresó en sociedades secretas nacionalistas como la Sociedad de Caballeros Nacionales, conocida como la Logia Americana. En 1809 viajó a Cádiz y allí conoció a San Martín. En 1811 estuvo en el I Congreso Nacional de los nacionalistas americanos y, a partir de ese momento se convirtió en el líder de Santiago de Chile, pues conquistó la ciudad y fue declarado Dictador Supremo de Chile. Como tal dictador hizo las constituciones de 1818 y 1823, que produjeron bastantes discordias, y en 1823-1842 se fue a Perú a luchar por la independencia de Sudamérica.

Juan Pablo Viscardo Guzmán, 1748-1798, y su hermano José Anselmo, eran criollos peruanos que se hicieron jesuitas y fueron expulsados a Italia en 1767, y perdieron sus bienes paternos. Juan Pablo fue a Inglaterra a ofrecerse para promover disturbios en América, y no tuvo ninguna fortuna. Ambos hermanos eran unos perfectos desconocidos hasta años después de su muerte, cuando se descubrió una carta de Juan Pablo, Carta a los españoles americanos, que fue tomada como un símbolo por los independentistas.

 

1801-1806, Gabriel Avilés Iturbide y del Fierro, 1735-1810, IV marqués de Avilés, fue un militar catalán con destino en Dragones de la Reina, que en 1768 fue destinado a Perú y allí hizo su carrera militar, sobre todo en la lucha contra Tupac Amaru II. Obtuvo su primer cargo importante en 1787 como gobernador de El Callao. Desde 1796 fue Gobernador de Chile, donde hizo la política ilustrada típica de la época. En 1799 fue nombrado Virrey de Río de la Plata, periodo en el que destacó su voluntad de fundar poblados en los límites de los territorios indios a fin de acercarles a la civilización hispana, y por suprimir las encomiendas de los guaraníes, las cuales parecían abusivas. En 1800 fue nombrado Virrey del Perú y se incorporó a su cargo en 1801. En 1802 recibió la expedición de Humboldt y Bonpland que estudiaron el mar, la costa, la Sierra y la selva peruanas y lo publicaron en 30 volúmenes en Viaje a las Regiones Equinociales del Nuevo Continente entre 1805 y 1835. En 1803, agregó al Perú el territorio de Maynas y el puerto de Guayaquil, que antes pertenecían a Nueva Granada. El territorio de Maynas se constituyó en obispado nuevo, dependiente de Lima, y aunque puso un obispo franciscano, los franciscanos que hasta entonces regentaban ese territorio, pusieron un contencioso. Era una persona que pasaba el día en las iglesias con más dedicación a ello de lo corriente. No obstante, inició en 1804 una desamortización de bienes eclesiásticos, según órdenes de España, con la bendición papal. En 1804, mando vacunar de la viruela a toda la población, operación realizada por los médicos José Salvany y Pedro Belomo. En 1805 sufrió la sublevación del minero Gabriel Aguilar y el abogado Manuel Ubalde que querían restablecer el imperio de los incas, y fueron ahorcados. En 1806, una vez cesado, se quedó a vivir en Lima hasta el fallecimiento de su esposa, que tuvo lugar en 1810, y entonces decidió volver a España, pero murió mientras preparaba el viaje en Valparaíso.

 

1806-1816, José Fernando de Abascal, 1743-1821, marqués de la Concordia, fue un militar asturiano que había estado en diversas misiones en Puerto Rico en 1767, en Río de la Plata en 1777 y en Santo Domingo en 1781, y pasó a servir en Cuba en 1799, Nueva Galicia (Nueva España) en 1799, hasta que fue nombrado Virrey de Río de La Plata en 1804, pero ese mismo año, sin haber tomado posesión en Buenos Aires, fue nombrado Virrey del Perú. Fue apresado por los ingleses, que le llevaron a Lisboa, y desde allí se trasladó a Río de Janeiro, pasó a buenos Aires, y luego fue por tierra hasta Perú, a donde llegó en agosto de 1806. En Buenos Aires tomó medidas para reforzar las defensas contra los ingleses que estaban invadiendo el territorio. En Lima, en 1808 creó el Colegio de Abogados de Lima, el Colegio de San Fernando para el estudio de la medicina (su director fue Hipólito Unanue) y reconoció a Fernando VII como rey legítimo de España, aceptando los acontecimientos de Aranjuez peor no los de Bayona. Desde entonces, decidió enviar el dinero a los “patriotas” españoles, rebeldes contra José I. El dinero lo sacaba de donativos voluntarios y de contribuciones forzosas. En 1809 ordenó enterrar los cadáveres en el Panteón y no en las iglesias como era costumbre. Tuvo que hacer frente a la sublevación general de la independencia americana.

 

1816-1821, Joaquín de la Pezuela, 1761-1830, marqués de Viluma, fue un militar aragonés que había estudiado en la Academia de Artillería de Segovia. Viajó a América en 1805 con destino a Santa Catalina. En 1806 se hizo cargo de la fábrica de pólvora de Lima, y en 1813, Abascal le hizo Jefe del Ejército de alto Perú, puesto desde el que derrotó a Manuel Belgrano y a José Rondeau, los independentistas bonaerenses. En 1815 fue nombrado Virrey del Perú y tomó posesión del cargo en 1816. Encontró las finanzas arruinadas por José Abascal, pero pudo seguir gobernando gracias al crédito del Consulado de Lima. Tomó como Jefe Militar a Marcó del Pont, y éste fue derrotado por José San Martín y Bernardo O`Higgins en Chacabuco en 1817, derrota que llevó a la independencia de Chile. Pezuela quiso recuperar Chile y venció en Cancha Rayada, pero fue derrotado en Maipú en 1818. Desde ese año, Chile pasó a la ofensiva y atacó Callao por mar además de pro tierra. y por el norte, Pezuela estaba luchando contra los independentistas venezolanos y colombianos, cuyo líder destacado llegó a ser Simón Bolívar, que realizó la independencia de Nueva Granada y Pezuela hubo de reconocer en 1819. Por fin, en 1820, San Martín atacó en Pisco, al tiempo que Pezuela, de ideología política absolutista, supo del triunfo liberal en España. El 29 de enero de 1821, José de la Serna, de ideología “liberal”, dio un golpe de Estado, depuso a Pezuela y se proclamó a sí mismo Virrey. Pezuela volvió a España.

 

1821-1825, José de la Serna y Martínez de Hinojosa, 1770-1832, fue un militar andaluz que había estudiado en el Colegio de Artillería de Segovia y en 1816 se había incorporado al virreinato del Perú, perteneciendo a logias masónicas militares. El absolutista Pezuela, Virrey del Perú, no podía simpatizar con José de la Serna, aunque la ideología liberal de éste fuera secreta. En 1819, la discrepancia entre los dos se hizo patente, y de la Serna fue destituido, pero Pezuela no estaba en condiciones de prescindir de los militares liberales cuando estaba siendo atacado por los independentistas americanos bonaerenses, chilenos, venezolanos, colombianos. Por el contrario, José de la Serna sí estaba convencido de que debía destituir a Joaquín de la Pezuela, se amotinó de hecho en 1821, depuso al Virrey y se proclamó Virrey. Abandonó Lima en julio de 1821 porque estaba en inferioridad militar frente a los rebeldes, y se hizo fuerte en Cuzco. En 1823, San Martín, el general bonaerense, se retiró del Perú y dejó la tierra abierta a los ataques de Simón Bolívar y su ejército colombiano dirigido por Antonio José de Sucre. En 1824, en España se restableció el absolutismo y José de la Serna pasó a estar en inferioridad frente a los soldados absolutistas españoles. Fue derrotado en Ayacucho en 1824 y expulsado a España en 1825.

 

 

 

Post by Emilio Encinas

Emilio Encinas se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca en 1972. Impartió clases en el IT Santo Domingo de El Ejido de Dalías el curso 1972-1973. Obtuvo la categoría de Profesor Agregado de Enseñanza Media en 1976. fue destinado al Instituto Marqués de Santillana de Torrelavega en 1976-1979, y pasó al Instituto Santa Clara de Santander 1979-1992. Accedió a la condición de Catedrático de Geografía e Historia en 1992 y ejerció como tal en el Instituto Santa Clara hasta 2009. Fue Jefe de Departamento del Seminario de Geografía, Historia y Arte en 1998-2009.

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